14 de marzo de 21
La Disensi—n Doble
Hechos 15:1-41
En los śltimos dos
cap’tulos, BernabŽ y Pablo, cumplieron un gran viaje de conquista. Ahora con Cristo recibiendo toda
potestad sobre la tierra y el cielo, el diablo est‡ considerado como un
usurpador que tiene que abandonar el campo de la batalla.
Se luchaban con un
hechicero, un tal Elimas el mago dejando lo ciego por un rato, y trayendo la fe
a un proc—nsul romano.
Se hicieron muchos
disc’pulos en muchas partes en contra de toda la oposici—n sat‡nica. Tan duro era el conflicto que Pablo
estaba apedreado, y tanto Pablo como BernabŽ eran considerados como dioses.
Y finalmente regresaron a
casa, en Antioquia, y todo estaba en paz, pausa,
por un rato.
Pero en realidad el diablo
estaba furioso, pausa, habiendo
perdido muchas personas, y mucho territorio.
Es que el diablo ahora
estaba dispuesto a lanzar su contra ataque, usando todos sus trucos para
producir la disensi—n, la contienda, y hasta el conflicto, dentro de la
iglesia.
Y por esto, en este
capitulo de hoy, veremos una disensi—n, doble.
1) Entonces algunos que ven’an de Judea ense–aban a
los hermanos: Si no os circuncid‡is conforme al rito de MoisŽs, no podŽis ser
salvos.
Esto fue un
cat‡strofe. Muchos nuevos
Cristianos estaban gozosos, creciendo en la fe, y ven’an algunos de JerusalŽn, diciendo
que su conversi—n no era valida, que era necesario ser jud’o primero, y despuŽs
venir a la fe Cristiana.
Y con esto, el diablo
deseaba ver a nuestros hŽroes, hundiendo se en conflictos, perdiendo el tiempo
tan valioso.
Estos fariseos no fueron
autorizados por la iglesia de JerusalŽn, pero daban la impresi—n de que su
misi—n era oficial y autorizada.
2) Como Pablo y BernabŽ tuviesen una discusi—n y contienda
no peque–a con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y BernabŽ a JerusalŽn,
y algunos otros de ellos, a los ap—stoles y a los ancianos, para tratar esta
cuesti—n.
Esto era algo que se
ten’an que resolver de una vez.
A–os atr‡s, Pedro llevaba el evangelio a Cornelio, un romano de alto
rango, y nadie dijo nada de la circuncisi—n.
Pero si se insistieron en
la circuncisi—n, seria necesario guardar toda la ley ceremonial, sobra las
restricciones de comida, los d’as festivos, los sacrificios de animales, todo.
Esto era una crisis grande
que pudo afectar toda la historia de la iglesia.
3) Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la
iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversi—n de los gentiles;
y causaban gran gozo a todos los hermanos.
Los gentiles, o sea los no
jud’os, estaban ya entrando en la fe Cristiana, sin ningśn rito jud’o. Estaban bautizados, y ni pensaban
en nada de la circuncisi—n.
4) Y llegados a JerusalŽn, fueron recibidos por la
iglesia y los ap—stoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios
hab’a hecho con ellos.
Pablo y BernabŽ eran como
hŽroes, que andaban entrando en lugares peligrosos, para anunciar el evangelio,
a veces arriesgando sus propias vidas.
Eran los talentosos de la
guerra, en la frontera de las batallas.
5) Pero algunos de la secta de los fariseos, que
hab’an cre’do, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles
que guarden la ley de MoisŽs.
Esta fue la divisi—n. Esta fue la contienda. La iglesia estaba ya dividida, y por lo
tanto ten’an que tener una gran reuni—n, o sea el primer concilio.
Ten’an que tomar el
tiempo, estudiando los dos lados, y despuŽs escuchando el testimonio de los dos
lados, y solamente despuŽs, llegar a una decisi—n firme.
6) Y se reunieron los ap—stoles y los ancianos para
conocer de este asunto.
No era una gran
democracia. No, sino que los
ancianos, y los ap—stoles, los que realmente eran avanzados en la doctrina, y
los que ten’an oficios en el asunto, iban a llegar a una decisi—n.
Es posible que otros
estaban presentes escuchando todo, y tal vez dando algo de testimonio, pero los
lideres iban a tratar de llevar todos a una decisi—n un‡nime.
7) Y despuŽs de mucha discusi—n, Pedro se levant— y
les dijo: Varones hermanos, vosotros sabŽis c—mo ya hace algśn tiempo que Dios
escogi— que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y
creyesen.
Otra vez en las
escrituras, Pedro no se portaba como que se era el primer Papa. Si era el Papa, Žl mismo pudo
simplemente escribir su bula, su documento, y todo seria final, decidido.
Pero esto no es la manera
de hacer la cosas en las iglesias B’blicas. Se ten’an que escudri–ar a las escrituras juntos para
averiguar lo que Dios deseaba, no lo que era la opini—n del hombre.
7-9) Y despuŽs de mucha discusi—n, Pedro se levant—
y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabŽis c—mo ya hace algśn tiempo que
Dios escogi— que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y
creyesen. Y Dios, que conoce los
corazones, les dio testimonio, d‡ndoles el Esp’ritu Santo lo mismo que a
nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la
fe sus corazones.
Los hermanos gentiles,
eran justificados por la fe, conforme a É
Juan 3:16 Porque de tal manera am— Dios al mundo, que ha
dado
a
su Hijo unigŽnito, para que todo aquel que en Žl cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.
O como dijo Pablo enÉ
Romanos 5:1-2 Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz
para
con Dios por medio de nuestro Se–or Jesucristo; por quien tambiŽn tenemos
entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos
gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Regresado a Pedro, en su
mente todo esto ya estaba resulto, a–os atr‡s, y no sabia por que ten’an que
gastar tanto tiempo en el mismo otra vez.
10) Ahora, pues, Ŕpor quŽ tent‡is a Dios, poniendo
sobre la cerviz de los disc’pulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros
hemos podido llevar?
Esto, hasta el d’a de hoy,
es causa de confusi—n, y de controversia.
El pacto de MoisŽs, como el de Abraham era un pacto de la gracia.
Pero en poco tiempo estaba
muy abusado y corrompido. Nadie
realmente estaba observando todas las leyes, sobre el descanso de la tierra
cada siete a–os, o el Jubileo en que se cancelaban a todas las deudas.
Pero hay mas, los fariseos
han a–adido muchas tradiciones extra–as a las leyes originales. Por esto Cristo chocaba tanto con ellos
por confundir la ley de Dios con las tradiciones de los hombres.
Un ejemplo breve.
Mateo 15:1-9 Entonces se acercaron a Jesśs
ciertos escribas
y
fariseos de JerusalŽn, diciendo:
ŔPor
quŽ tus disc’pulos quebrantan la tradici—n de los ancianos? Porque no se lavan
las manos cuando comen pan.
Respondiendo
Žl, les dijo: ŔPor quŽ tambiŽn vosotros quebrant‡is el mandamiento de Dios
por vuestra tradici—n?
Porque
Dios mand— diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre
o a la madre, muera irremisiblemente.
Pero
vosotros dec’s: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a
Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a
su madre. As’ habŽis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradici—n.
7
Hip—critas, bien profetiz— de vosotros Isa’as, cuando dijo:
Este
pueblo de labios me honra;
Mas
su coraz—n est‡ lejos de m’.
Pues
en vano me honran,
Ense–ando
como doctrinas, mandamientos de hombres.
Pero hay otra
complicaci—n. El pacto de MoisŽs,
ya era obsoleto, lo de los sacrificios, las restricciones de la comida, los
d’as especiales, ya estaban retirados por Dios.
Hebreos 8:13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por
viejo al
primero;
y lo que se da por viejo y se envejece, est‡ pr—ximo a desaparecer.
Dios ha retirado la circuncisi—n,
las restricciones sobre la comida, las festivales etc.
Pero esto no quiere decir
que todos los mandamientos han sido abandonados. Aun tienes que honrar a tus padres, aun no puedes casar te
con tu hermana carnal, por mas bella que sea.
Aun hablamos de los diez
mandamientos, pero aun en ellos hay controversia, hasta el d’a de hoy.
En la providencia de Dios,
es complejo, y creo que Dios lo puso todo as’, para tener nos siempre
estudiando, siempre comparando escritura con escritura para averiguar su
voluntad.
11) Antes creemos que por la gracia del Se–or Jesśs
seremos salvos, de igual modo que ellos.
En esto hay mayormente
unanimidad entre los hermanos.
Aparte de cuales leyes son relevantes a nosotros, nadie est‡ salvado por
guardar la ley, sino por la gracia de Dios.
Efesios 2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio
de la
fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
glor’e.
Una vez recibiendo el don
gratuito, los hermanos ten’an el deseo y algo de la capacidad de caminar en los
estatutos, aprendiendo cuales son las leyes que aun aplican a nuestra Žpoca.
El gran problema con el
conflicto de este capitulo es que los fariseos dijeron que por guardar la ley,
o ciertas ceremonias, pudo estar calificado por la salvaci—n. De otra manera no.
12) Entonces toda la multitud call—, y oyeron a
BernabŽ y a Pablo, que contaban cu‡n grandes se–ales y maravillas hab’a hecho
Dios por medio de ellos entre los gentiles.
DespuŽs de o’r a Pedro,
hab’a un silencio. Pedro no era
ningśn papa, pero s’ era un l’der bien distinguido, de edad, que hasta caminaba
tres a–os con Cristo.
Pero la reuni—n no
terminaba con su testimonio, sino que iban a dejar que BernabŽ y Pablo hablasen
tambiŽn.
13) Y cuando ellos callaron, Jacobo respondi—
diciendo: Varones hermanos, o’dme.
Parece como que Jacobo,
era un gran l’der en la iglesia de JerusalŽn. Y despuŽs de escuchar a otros hablando de sus experiencias,
este iba a abrir la palabra para ver lo que Dios ha dicho, sobre estos asuntos.
14) Sim—n ha contado c—mo Dios visit— por primera
vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.
Se va a relacionar este
testimonio, con los anuncios de los profetas.
14-18) Sim—n ha contado c—mo Dios visit— por primera
vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de
los profetas, como est‡ escrito:
DespuŽs de esto volverŽ
Y reedificarŽ el tabern‡culo de David, que est‡
ca’do;
Y repararŽ sus ruinas,
Y lo volverŽ a levantar,
Para que el resto de los hombres busque al Se–or,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado
mi nombre,
Dice el Se–or, que hace conocer todo esto desde
tiempos antiguos.
Est‡ era una cita
poderos’sima. Habla de una promesa
de levantar el tabern‡culo, o sea la tienda de David, que estaba muy ca’da. Esto viene del profeta Amos.
Es que David estaba
prometido que siempre tendr’a uno de sus hijos sobre su trono. Pero ya por siglos, la casa de David no
solamente andaban sin palacio, sino ni tenia una tienda.
Toda estaba ca’da. Pero cuando los gentiles estaban
entrando en el reino de Dios, no como jud’os, sino como gentiles, seria el
tiempo de la restauraci—n del tabern‡culo de David.
Y hay aun mas
implicaciones aqu’. Esto dice que
Cristo ya est‡ reinando sobre el trono de David. Y esto es un poco incomodo para los seguidores de Manual
Lacunza, porque por su doctrina, muchos creen que Cristo no ser‡ reinando as’
hasta que se regrese.
As’ que la postura de
Lacunza es muy popular en nuestros tiempos, y no conociendo la historia, muchos
ni saben que est‡n siguiendo el Jesuita Lacunza de Chile, pero s’ tienen
grandes problemas con este capitulo, que dice que Cristo ya est‡ reinando sobre
el trono de su padre David.
Regresando a JacoboÉ
19-20) Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los
gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de
las contaminaciones de los ’dolos, de fornicaci—n, de ahogado y de sangre.
Aqu’ el asunto va a
terminar, con unas sugerencias.
Es que el plan era que los
jud’os y los gentiles congregan juntos.
No era el plan tener iglesias Mesi‡nicas para los jud’os. Esto es solamente introducir el
problema de nuevo.
Pero si los jud’os y los
gentiles iban a convivir, ten’an que eliminar lo mas ofensivo de la comida
dedicada a ’dolos, a los animales ahogados y la comida con sangre.
Es que Jacobo deseaba
conceder algo a los jud’os estrictos, sin quitar la libertad de los nuevos
hermanos.
Y tambiŽn lo de la
fornicaci—n, que siempre es un gran problema. Entre los grecos y los romanos estaba en todos lados. Y los nuevos hermanos ten’an que
aprender a abandonar la fornicaci—n como parte de su arrepentimiento.
Hoy en d’a, por abusar
sexualmente a un ni–o o a una joven, te puedes estar mandado a la prisi—n,
posiblemente por el resto de tu vida.
Pero en el mundo antiguo
de los grecos y los romanos, abusar a un hijo, a tu propia hija no era
nada. Era comśn y corriente. Ni llegar’a a las cortes.
Y esto puede regresar, si
la iglesia sigue retirando se de su influencia sobre la cultura.
Es que los ni–os est‡n
protegidos por la gran influencia de la fe Cristiana, en los siglos pasados.
Y he escuchado un
testimonio interesante sobre tales cosas.
Una pareja vino a los
estados unidos, desde la india. No
eran creyentes pero creo que ya son.
Pero eran muy sorprendidos
cuando vieron pasar una ambulancia y todos los caros se fueron a la orilla de
la calle para dejar la pasar.
Dijeron que esto no pasa
en la india, porque la gente tienen prisa, y ŔQuŽ le importa el hombre o la
mujer en la ambulancia? ÁTal vez
es un criminal!
Pero por la fe Cristina, y
su gran influencia antes, la persona en la ambulancia fue considerada como
creada en el imagen de Dios, y por lo tanto era sumamente importante que
recibiera su tratamiento en tiempo, aun si era un criminal.
pausa Y hay much’simos otros
detalles como estos, como los hospitales, que eran la invenci—n de los de la fe
Cristiana.
El hospital de Misi—n Viejo
est‡ gobernada por los cat—licos, y el Hoag en Newport Beach fue fundada por
los presbiterianos.
Pero mi esposa me dijo que
Hoag ahora est‡ permitiendo otra vez los abortos. ŔPero por que?
Es que ahora en este pa’s, los Cristianos andan retirando mas y mas de la
cultura, dejando todo al enemigo, empezando con sus hijos. Pero esto es otro mensaje. Regresando al capitulo de hoy.
21) Porque MoisŽs desde tiempos antiguos tiene en
cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es le’do cada d’a de
reposo.
En todos lados hab’an
sinagogas en que los jud’os aprendieron de MoisŽs, con toda su ley
ceremonial. Y era necesario tener
una sensatez con ellos. Ellos no
iban a abondar todo en un golpe.
Todo esto iba a tomar tiempo.
En fin, no iban a imponer
esa ley sobre los nuevos Cristianos, pero tampoco iban a hacer cosas sumamente
ofensivas a lo jud’os, que estaban recibiendo a Cristo.
22) Entonces pareci— bien a los ap—stoles y a los
ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a
Antioqu’a con Pablo y BernabŽ: a Judas que ten’a por sobrenombre Barsab‡s, y a
Silas, varones principales entre los hermanos;
Esto fue lo que deseaban,
una decisi—n un‡nime. Los gentiles
no ten’an que preocuparse por la circuncisi—n, ni por todo lo que venia con
ella.
E iban a mandar una carta,
y unos hermanos distinguidos para llevar la decisi—n a la iglesia grande de
Antioquia donde empezaba todo esto.
23) y escribir por conducto de ellos: Los ap—stoles
y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que est‡n
en Antioqu’a, en Siria y en Cilicia, salud.
Aun con este saludo, hab’a
gran gozo. Los hermanos jud’os de Jerusalen, recibieron a los gentiles de Antioquia como
hermanos queridos.
24-26) Por cuanto hemos o’do que algunos que han
salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con
palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos
ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a
vosotros con nuestros amados BernabŽ y Pablo, hombres que han expuesto su vida
por el nombre de nuestro Se–or Jesucristo.
Hablan de BernabŽ y de Pablo
como los hŽroes. Y esto fue
un‡nime. Y dice que los fariseos
que mandaban la circuncisi—n aunque vinieron de JerusalŽn, no ten’an la
autoridad de imponer nada semejante.
27) As’ que enviamos a Judas y a Silas, los cuales
tambiŽn de palabra os har‡n saber lo mismo.
Si regresaban solamente Pablo
y BernabŽ, los fariseos pudieron infundir dudas diciendo que ellos
interpretaban todo a su manera.
Pero con Judas y Silas,
representando la iglesia de Jud‡, no hab’a manera de pintar el asunto as’.
28-29) Porque ha parecido bien al Esp’ritu Santo, y
a nosotros, no imponeros ninguna carga m‡s que estas cosas necesarias: que os
absteng‡is de lo sacrificado a ’dolos, de sangre, de ahogado y de fornicaci—n; de
las cuales cosas si os guardareis, bien harŽis. Pasadlo bien.
La fornicaci—n porque
siempre tiene que ser parte de nuestro arrepentimiento, los que vivan en las
culturas corrompidas como la nuestra.
Y lo dem‡s, eran unas concesiones para no ofender a los jud’os, de
manera innecesaria.
30-31) As’, pues, los que fueron enviados
descendieron a Antioqu’a, y reuniendo a la congregaci—n, entregaron la carta; habiendo
le’do la cual, se regocijaron por la consolaci—n.
La carta vino a los Cristianos
verdaderos, y si era necesario circuncidar se y seguir las leyes sobre la
comida, a lo mejor muchos lo har’an.
Pero ya se pudieron
regocijar de que Dios no exig’a algo semejante a nosotros, sino que nos ha dado
mucha libertad en Cristo.
32) Y Judas y Silas, como ellos tambiŽn eran
profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.
Estos hermanos vinieron
predicando, y ayudando a los de la iglesia, a estar mas fuertes en la fe.
33-34) Y pasando algśn tiempo all’, fueron despedidos
en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los hab’an enviado. Mas a Silas le pareci— bien el quedarse
all’.
Un hermano, Silas, se
quedaba en Antioquia porque sabia que predicando all’, con muchos que pasaban
por all’, se pudiera extender el mensaje a muchas partes.
35) Y Pablo y BernabŽ continuaron en Antioqu’a,
ense–ando la palabra del Se–or y anunciando el evangelio con otros muchos.
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Bueno, empecŽ hablando de
la manera en que el diablo estaba furioso, por la manera en que tantas almas
vinieron a Cristo.
Y ahora era aun mas
furioso, porque deseaba plantar divisi—n, y contienda, y ahora hab’a paz.
Pero puse por titulo del
menaje de hoy, La Disensi—n Doble, porque ahora viene la otra parte.
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36-38) DespuŽs de algunos d’as, Pablo dijo a
BernabŽ: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos
anunciado la palabra del Se–or, para ver c—mo est‡n. Y BernabŽ quer’a que llevasen consigo a Juan, el que ten’a
por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parec’a bien llevar consigo al que
se hab’a apartado de ellos desde Panfilia, y no hab’a ido con ellos a la obra.
Por fin, segśn el diablo,
hab’a una manera de causar algo de da–o.
Si solamente se pudiera causar un conflicto entre dos de los lideres,
que eran como los hŽroes. Por lo
menos tendr’a un poco de venganza.
pausa Y esto es lo que pasaba.
39-41) Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que
se separaron el uno del otro; BernabŽ, tomando a Marcos, naveg— a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, sali—
encomendado por los hermanos a la gracia del Se–or, y pas— por Siria y Cilicia,
confirmando a las iglesias.
No hay mal que por bien no
venga. Dios tenia aun mas
hermanos, equipos, fortaleciendo a las iglesias. Pero era triste ver una contienda tan carnal, tan permanente
entre Pablo y BernabŽ.
Sabemos que Pablo se
reconciliaba mas tarde con Marcos, pero de BernabŽ, el otro hŽroe, no se
escucha nada mas de Žl, trabajando con Pablo.
========================= Conclusi—n ======================
Hermanos, tenemos que
estar atentos de la realidad de que tenemos un enemigo formidable que siempre
quiere romper, destruir a las familias Cristianas, las iglesias Cristinas y hasta
a las amistades Cristianas.
Tenemos que siempre estar
alertos, porque si los muy capacitados como Pablo y BernabŽ pudieron caer en
algo semejante, cuanto mas tu, y yo.
Por esto, Dios nos a dado
la advertencia.
Vamos a orar