19 de febrero de
21
Acabando
Con La Impunidad
ƒxodo
22:1-31
Muchos, cuando vienen a un capitulo como tenemos hoy, de leyes
antiguas, pidan ÒÀPero que tiene esto que ver con nosotros, viviendo en el
mundo moderno, que es tan diferente?Ó pausa
Bueno, espero comprobar, con asuntos pasando en esta semana, en
diferentes partes del mundo, que lo que tenemos en este capitulo, es muy
relevante a nosotros. pausa
En esta semana, hab’a muchos reportes en las noticias, de un
Silvano C‡ntaro, un peruano de 19 a–os que fue a Colombia para comprar
mercanc’as que deseaba vender en Perœ.
Fue estafado de su dinero, y en un video de TikTok, que yo vi en
YouTube, unos Venezolanos le preguntaban su pa’s de origen. Una vez diciendo que era de Perœ, un
hombre mas grande lo agarraba y lo tiraba de un puente que era muy, muy alto.
Muchos creen que ha muerto, pero su madre y su hermana pidan ayuda
encontrando su cuerpo. Pero se
puede ver en el video, que ha ca’do de muy, muy alto.
En su pueblo de Hu‡nuco, toda la cuidad est‡ en protestas largas,
clamando por la justicia, y un fin de la impunidad.
ÀPero quŽ es la justicia, precisamente, y c—mo se puede acabar con la impunidad?
Incapaz de contestar esa pregunta misteriosa, en el mundo moderno, los
delincuentes peruanos, y los delincuentes venezolanos ya est‡n en una gran
guerra matando el uno al otro, pero solamente cuando se pueden publicar lo, en
los medios sociales, por supuesto.
Hermanos, estamos viviendo en un mundo feo. Pero en este capitulo, veremos maneras de mejorar lo con
sabidur’a.
1) Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o
vendiere, por aquel buey pagar‡ cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro
ovejas.
Si estaba vendido, o matado, ya era muy tarde para decidir, por su
conciencia, que seria posible devolver el animal.
Y por esto no seria suficiente pagar con el mismo valor, sino que
tendr’a pagar mas, por la molestia, por el asusto, por la falta del labor
importante de un buey.
Y el pago, en la Biblia, siempre fue a la victima, jam‡s al estado.
2) Si el ladr—n fuere hallado forzando
una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hiri— no ser‡ culpado de su
muerte.
Era permisible matar al ladr—n entrando en tu casa, durante la
noche. La casa de uno, que tiene
que descansar en la noche para trabajar en la ma–ana, pausa, su casa es sagrada, conforme a la palabra de Dios.
3) Pero si fuere de d’a, el autor de
la muerte ser‡ reo de homicidio. El ladr—n har‡ completa restituci—n; si no
tuviere con quŽ, ser‡ vendido por su hurto.
Aqu’ hay una llave de la justicia, la victima siempre tiene que
recibir una restituci—n. El
delincuente tiene que pagar, a la victima, y no al estado.
Pero casi nadie quiere aplicar esto en el mundo moderno. Los gobiernos modernos siempre
prefieren la palabra del hombre, en vez de la palabra de Dios. Y por esto, en todos lados las culturas
son cada vez mas ingobernables, y los criminales salgan con su impunidad.
Pero Zaqueo, el chaparrito del nuevo testamento entend’a esto muy
bien.
Lucas 19:2-10 Y sucedi— que
un var—n llamado Zaqueo, que era
jefe de los publicanos, y rico, procuraba
ver quiŽn era Jesœs; pero no pod’a a causa de la multitud, pues era peque–o de
estatura.
4 Y corriendo delante, subi— a un
‡rbol sic—moro para verle; porque hab’a de pasar por all’. Cuando Jesœs lleg— a aquel lugar,
mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque
hoy es necesario que pose yo en tu casa.
6 Entonces Žl descendi— aprisa, y le
recibi— gozoso. Al ver esto, todos
murmuraban, diciendo que hab’a entrado a posar con un hombre pecador.
El medico vino para los enfermos, Cristo vino para salvar a los vil
pecadores. ÀAmen?
8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo
al Se–or: He aqu’, Se–or, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo
he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Bueno, Zaqueo, estaba dispuesto a hacer una restituci—n, conforme a
los principios b’blicos de justicia.
No iba a simplemente devolver lo que se ha robado, sino a–adir algo mas
par compensar a sus victimas por el insulto.
ÀPero que va a decir Jesœs?
ÀOlvida te de la ley antigua con sus barbaridades?
9 Jesœs le dijo: Hoy ha venido la salvaci—n
a esta casa; por cuanto Žl tambiŽn es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar
y a salvar lo que se hab’a perdido.
Cristo tomaba su restituci—n como la evidencia de una salvaci—n
verdadera.
4) Si fuere hallado con el hurto en la
mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagar‡ el doble.
Siempre era necesario dar a la victima, mas de lo que ha sido robado.
EscuchŽ de una controversia en una iglesia que estaba estudiando estos
principios, y poco tiempo mas tarde un joven de la iglesia robaba la bolsa de
una hermana mayor, de la iglesia.
El joven, atormentado por su conciencia, se devolv’a la bolsa a la
hermana pidiendo perd—n, y ella dijo, est‡ bien, olvida lo. pausa
Pero otros hermanos empezaban a preguntar, ÒÀAcaso no hemos aprendido
nada, estudiando lo que Dios nos ha dicho sobre la justicia?Ó
No se puede simplemente devolver lo que ha sido robado, sino que el
joven debe de pagar mas, a la victima, para cumplir el principio de la
restituci—n. pausa
Es que ya por siglos, ha sido f‡cil de encontrar la gente despreciando
los principios de Dios, dentro de la iglesia, como afuera, y por lo
tanto hay ahora, tanta impunidad.
5) Si alguno hiciere pastar en campo o
vi–a, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo
mejor de su vi–a pagar‡.
Si tu animal causaba da–o a la propiedad de tu vecino, era tu
responsabilidad, dar una recompensa.
6) Cuando se prendiere fuego, y al
quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendi— el
fuego pagar‡ lo quemado.
Todo lo que tenemos aqu’, est‡ explicando la ley que dice Òno
robar‡sÓ. Es que hay muchas
maneras de robar, hasta por tu negligencia.
7-8) Cuando alguno diere a su pr—jimo
plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el
ladr—n fuere hallado, pagar‡ el doble.
Si el ladr—n no fuere hallado, entonces el due–o de la casa ser‡
presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de
su pr—jimo.
Tal vez se dejaba estas cosas de valor con una persona que iba a
transportar las. Pero perdiendo
las, era necesario recompensar. Si
hab’a una forma de robo, seria necesario pagar una restituci—n. Pero jam‡s hab’a impunidad. La ley de
Dios es para acabar con la impunidad.
ÀAmen?
9) En toda clase de fraude, sobre
buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando
alguno dijere: Esto es m’o, la causa de ambos vendr‡ delante de los jueces; y
el que los jueces condenaren, pagar‡ el doble a su pr—jimo.
Una vez mas, no era correcto simplemente devolver la propiedad, sino
que el doble tenia que ser pagado, a la victima.
Y claro, esto est‡ hablando de asuntos que vienen a los jueces. Estos cap’tulos daban los detalles
sobre c—mo aplicar los diez mandamientos.
10-12) Si alguno hubiere dado a su
pr—jimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y Žste
muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie; juramento de
Jehov‡ habr‡ entre ambos, de que no meti— su mano a los bienes de su pr—jimo; y
su due–o lo aceptar‡, y el otro no pagar‡. Mas
si le hubiere sido hurtado, resarcir‡ a su due–o.
Todo tenia su tramite. Y
cuando los jueces segu’an la palabra de Dios, en vez de la palabra del hombre,
la sociedad pudo funcionar bien.
Porque no hab’a ninguna forma de impunidad.
13) Y si le hubiere sido arrebatado
por fiera, le traer‡ testimonio, y no pagar‡ lo arrebatado.
Dios ha pensado en todo.
Y aunque nosotros no estamos viviendo en medio de una cultura de
agricultura, se puede sacar la equidad de estas leyes, y aplicar las a
cualquiera cultura.
La gran pregunta siempre, es Àsi estamos dispuestos a seguir la
palabra de Dios, o solamente la palabra del hombre?
14-15) Pero si alguno hubiere tomado
prestada bestia de su pr—jimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su
due–o, deber‡ pagarla. Si el due–o
estaba presente no la pagar‡. Si era alquilada, reciba el due–o el alquiler.
Ojala, cada hermano entiende de que si quiere pedir herramientas
prestadas, es necesario regresar las, limpias, y en las mismas condiciones.
De otra manera, debes de estar dispuesto a pagar una recompensa. ÀAmen?
16) Si alguno enga–are a una doncella
que no fuere desposada, y durmiere con ella, deber‡ dotarla y tomarla por
mujer.
Dios siempre ha estado en contra del sexo antes del matrimonio. Esto es un robo, y el enga–ador tenia
que pagar.
Esto no es una violaci—n, ni es un adulterio. Tales cr’menes exig’an la pena de
muerte.
Deuteronomio 22:23-24 Si
hubiere una muchacha virgen
desposada con alguno, y alguno la
hallare en la ciudad, y se acostare con ella; entonces los sacarŽis a ambos a
la puerta de la ciudad, y los apedrearŽis, y morir‡n; la joven porque no dio
voces en la ciudad, y el hombre porque humill— a la mujer de su pr—jimo; as’
quitar‡s el mal de en medio de ti.
Pero nuestro ejemplo aqu’, es de una virgen no prometida a nadie.
16) Si alguno enga–are a una doncella
que no fuere desposada, y durmiere con ella, deber‡ dotarla y tomarla por
mujer.
Aunque no era una violaci—n, ella y su familia son las victimas. ÀPorque?
Es que Dios sabe que el hombre ca’do, aun en el pueblo de Dios es un
maestro del enga–o y de la manipulaci—n, para conseguir no que quiere.
Los hombres, operando en la carne van a prometer cualquiera cosa
necesaria. Pero cuando la muchacha
se parece embarazada, tienen sus maneras de desaparecer se.
Pero en la ley de Dios, no hay impunidad.
16-17) Si alguno enga–are a una
doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deber‡ dotarla y tomarla
por mujer. Si su padre no quisiere
d‡rsela, Žl le pesar‡ plata conforme a la dote de las v’rgenes.
Tal vez el padre no quiere ese bueno para nada, es hijo de Belial en
su familia. De todos modos el
joven tenia que hacer su restituci—n, por su crimen.
Y n—talo, el padre tenia mucho que decir en estas decisiones.
Sabiendo lo que es bueno para su hija.
Por esto se preguntan en las bodas, ÒÀQuiŽn entrega a esta mujer para
que se case con este hombre?Ó
Y para los que han crecido en la palabra de Dios, debe se el
padre. En mi experiencia, pausa, es muy raro que el padre sea
presente. Pero esto es por la
manera en que la decadencia ha avanzado.
18) A la hechicera no dejar‡s que
viva.
ÁMuchos creen que esta es una ley terrible! Pero es la palabra de Dios.
Regresando a la noticia de SuramŽrica. Hemos tenido varias crisis humanitarias.
La semana pasada, miles de venezolanos estaban pasando por Bolivia,
para meter se en el norte de Chile, y estaban molestando a un pueblo ind’gena
de los Aymara.
Supuestamente estaban saqueando sus casas y robando comida y
ropa. Era un gran desastre,
especialmente en medio de una pandemia.
Durante este semana, cientos de inmigrantes de Hait’ estaban tratando
de forzar su entrada en Perœ, por medio de Brasil.
Estos tambiŽn vinieron desesperados, pidiendo comida y cuidado medico.
ÀPero que tiene que ver con nuestro verso?
18) A la hechicera no dejar‡s que
viva.
Compart’ con varios hermanos un libro famoso llamado ÒLos Brujos de
Ch‡vezÓ, que era un documental sobre todo la Santer’a, y otras formas de
hechicer’a que ten’an en el gobierno de Ch‡vez.
Y ahora todo el continente de SuramŽrica est‡ sintiendo el impacto de
estas barbaridades. Es que no se
puede jugar con el ocultismo, y salir con la
impunidad. Hay que pagar, y
ahora muchos, hasta los inocentes, est‡n pagando.
En cuanto a Hait’, ya han sido famosos por siglos, por sus artes de el
voodoo, y sus otros hechizos. Todo
esto es muy peligroso, y ahora, se van a pagar por generaciones.
Dios no estaba jugando, sino que sabia lo que hacia, cuando dijoÉ
18) A la hechicera no dejar‡s que
viva.
Bueno, ahora a lo muy feo..
19) Cualquiera que cohabitare con
bestia, morir‡.
ÀPorque se hablan de esto aqu’, de uno teniendo relaciones sexuales
con un animal?
Es que esto estaba pasando en la tierra de Cana‡n, y por esto Dios
estaba planeando aniquilar grandes cantidades de gente, por la espada de JosuŽ.
Y esto est‡ pasando en nuestros tiempos perversos, solamente no
quieren castigar como dice en la palabra de Dios, porque los modernos ya
prefieren, la palabra del hombre.
20) El que ofreciere sacrificio a
dioses excepto solamente a Jehov‡, ser‡ muerto.
La idolatr’a no es un acto inocente, sino que se llevaba su pago, y
era duro. Nuestro Dios es celoso,
como vimos en el mandamiento..
ƒxodo 20:4-6 No te
har‡s imagen, ni ninguna semejanza de lo
que estŽ arriba en el cielo, ni abajo
en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinar‡s a ellas, ni las
honrar‡s; porque yo soy Jehov‡ tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de
los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generaci—n de los que me
aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis
mandamientos.
Esto fue el mandamiento.
Pero en este capitulo se ense–an a la gente la manera, correcta, de
castigar la ofensa.
21) Y al extranjero no enga–ar‡s ni
angustiar‡s, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
Bueno esta parte es muy buena.
Dios tiene un lugar especial en su coraz—n para las personas expuestas a
peligros.
Y nosotros debemos de mostrar la compasi—n a los extranjeros sea lo
que sea su pa’s de origen. Es
bueno ayudar les a entender c—mo las cosas funcionen en este pa’s, jam‡s
aprovechando de ellos.
22) A ninguna viuda ni huŽrfano
afligirŽis.
Estas son otras personas expuestas a peligros.
Cuando yo trabajaba en el orfanato, en Chiapas, se ten’an un sentido
de que los ni–os all’ eran sagrados.
Pero hab’a un carpintero, mexicano, trabajando all’, que trataba una
vez de aprovechar de unas de las j—venes, pausa,
pero en segundos estaba despedido.
23-24) Porque si tœ llegas a
afligirles, y ellos clamaren a m’, ciertamente oirŽ yo su clamor; y mi furor se encender‡, y os matarŽ a
espada, y vuestras mujeres ser‡n viudas, y huŽrfanos vuestros hijos.
Si solamente el mundo moderno pudiera escuchar estos principios,
tendr’amos un mundo diferente, en que seriamos, poco a poco acabando con la impunidad.
25) Cuando prestares dinero a uno de
mi pueblo, al pobre que est‡ contigo, no te portar‡s con Žl como logrero, ni le
impondr‡s usura.
Jam‡s podemos aprovechar nos de los pobres. Si tienes dinero que puedes prender, y no es mucho, regale
le, a tu hermano pobre y olvida lo.
26) Si tomares en prenda el vestido de
tu pr—jimo, a la puesta del sol se lo devolver‡s.
Esto seria como un hombre de la calle pidiendo un prŽstamo de veinte d—lares,
prometiendo dar le el dinero al fin del d’a, y tu tomando su abrigo para una
seguridad.
Pero si no pudo pagar, al fin del d’a, era necesario, regresar le su
abrigo.
27) Porque s—lo eso es su cubierta, es
su vestido para cubrir su cuerpo. ÀEn quŽ dormir‡? Y cuando Žl clamare a m’, yo
le oirŽ, porque soy misericordioso.
Dios es misericordioso, y por esto nosotros tambiŽn debemos de
aprender vivir como misericordiosos.
Y el mundo ser‡ diferente.
28) No injuriar‡s a los jueces, ni
maldecir‡s al pr’ncipe de tu pueblo.
Ahora podemos regresar a la noticias del d’a. En los œltimos tres d’as, y a lo mejor
en esta noche tambiŽn, Espa–a ha estado en llamas.
Es que hay un rapero, con el nombre Pablo HasŽl, que se metieron en la
c‡rcel, por las cargas de, "injuriar a la monarqu’a y enaltecer el
terrorismo".
ÒInjuriarÓ, exactamente la palabra de este verso.
28) No injuriar‡s a los jueces, ni
maldecir‡s al pr’ncipe de tu pueblo.
Pero los j—venes de catal‡n, una gran cantidad, no pueden soportar ni
un rastro de un principio b’blico, aplicado en la naci—n moderna, y ya est‡n
cada noche destruyendo propiedades en todos lados. Pero no saldr‡n con la
impunidad.
En el nuevo testamento, San Pablo citaba este verso, y casi ped’a
perd—n por su error.
Hechos 23:1-5 Entonces
Pablo, mirando fijamente al concilio,
dijo: Varones hermanos, yo con toda
buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el d’a de hoy.
El sumo sacerdote Anan’as orden—
entonces a los que estaban junto a Žl, que le golpeasen en la boca.
Entonces Pablo le dijo: !!Dios te
golpear‡ a ti, pared blanqueada! ÀEst‡s tœ sentado para juzgarme conforme a la
ley, y quebrantando la ley me mandas golpear?
Los que estaban presentes dijeron: ÀAl
sumo sacerdote de Dios injurias?
Pablo dijo: No sab’a, hermanos, que
era el sumo sacerdote; pues escrito est‡: No maldecir‡s a un pr’ncipe de tu
pueblo.
29-30) No demorar‡s la primicia de tu
cosecha ni de tu lagar.
Me dar‡s el primogŽnito de tus hijos. Lo mismo har‡s con el de tu buey y de
tu oveja; siete d’as estar‡ con su madre, y al octavo d’a me lo dar‡s.
Dios manaba lo primero, lo mejor de nosotros. Pero es justo, porque Dios ha dado su
mejor, su hijo unigŽnito, para morir en tu lugar.
Y nosotros debemos de responder con una gran gratitud.
Cristo tenia que morir, pausa,
porque la ley tenia que recibir su satisfacci—n, es que nadie va a encontrar la
impunidad con Dios.
Tu œnica manera de escapar de su justicia, es tener otro, un justo, un
perfecto, muriendo en tu lugar. ÀAmen?
31) Y me serŽis varones santos. No
comerŽis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echarŽis.
Y nosotros que estamos en Cristo, tenemos que vivir vidas santas,
limpias, porque tenemos una nueva identidad. ÀAmen?
========================= Conclusi—n ======================
Regresando al joven peruano de 19 a–os, matado, tirado de un
puente. Si se encuentran los
delincuentes venezolanos, tuvimos el orden, la semana pasada. La soluci—n.
ƒxodo 21:12 El
que hiriere a alguno,
haciŽndole as’
morir, Žl morir‡.
Se merecen la pena de muerte, por el estado. Por el ministerio de justicia.
Pero aun si lo agarran, a lo mejor, solamente ir‡n a la c‡rcel, para
aprender mas bien, c—mo robar y c—mo matar, mas profesionalmente.
Pero implementando los principios B’blicos, cuando todo lo dem‡s est‡
fallando, podemos empezar a, acabar con
la impunidad.
Vamos a Orar