14 de febrero de 21

Animando Al Talentoso

Hechos 11:1-30

 

 

En el ultimo estudio, vimos la manera en que San Pedro recib’a una visi—n extra–a, sobre la manera en que hasta los jud’os pudieron ya comer toda forma de comida.

 

Lucas, el autor de Hechos, ya ha dado mucho espacio a este evento.  Pero ahora se va a dar mas. 

 

Cuando Dios dice algo en su palabra, es importante, pero cuando est‡ repetido, quiere decir que es muy importante.

 

1)  Oyeron los ap—stoles y los hermanos que estaban en Judea, que tambiŽn los gentiles hab’an recibido la palabra de Dios.

 

Esto es lo que pasaba en el ultimo capitulo.  Por primera vez, Pedro entraba y hasta com’a con hombres que no eran jud’os.  Se predicaba la palabra a ellos, y antes de terminar su discurso, el Esp’ritu Santo de Dios ca’a sobre los que estaban escuchando, y era como un d’a de PentecostŽs, pero para los que no eran jud’os.

 

2-3) Y cuando Pedro subi— a JerusalŽn, disputaban con Žl los que eran de la circuncisi—n, diciendo: ÀPor quŽ has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?

 

No se trataban a Pedro como un Papa.  Pedro pudiera simplemente decir, ÒMiran, a mi me han dado las llaves del reino, y por lo tanto ni tengo que darles explicacionesÓ.

 

Pero el hermano Pedro no era as’, ni se portaba como un Papa.

 

2-3) Y cuando Pedro subi— a JerusalŽn, disputaban con Žl los que eran de la circuncisi—n, diciendo: ÀPor quŽ has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?

 

Los de la circuncisi—n eran jud’os que creyeron en Cristo, pero pensaban que para ser Cristiano, uno tenia que ser antes, un jud’o, observando la circuncisi—n, y todas las leyes sobre la comida limpia, y la comida inmunda.

 

Y cuando estos escuchaban que Pedro no solamente entraba en la casa de una persona as’, sino que se com’a con ellos, era el colmo.

4) Entonces comenz— Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo:

 

Pedro no era un diputador profesional, ni un experto en las expresiones ret—ricas.  Vino de la vida de pescadores, y solamente iba a repetir los detalles, sobre la verdad de lo que pasaba.

 

5) Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en Žxtasis una visi—n; algo semejante a un gran lienzo que descend’a, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y ven’a hasta m’.

 

Como dije, hay repetici—n aqu’, pero es porque era un evento que cambiaba la historia del mundo.  Es algo sumamente importante.

 

6-7) Cuando fijŽ en Žl los ojos, considerŽ y vi cuadrœpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.

Y o’ una voz que me dec’a: Lev‡ntate, Pedro, mata y come.

 

Dios estaba mostrando a este gran l’der de la iglesia, que estaba abandonando las restricciones sobre la comida, porque una gran expansi—n iba a empezar, en que muchos iban a entrar en la iglesia, que no eran jud’os.

 

8) Y dije: Se–or, no; porque ninguna cosa comœn o inmunda entr— jam‡s en mi boca.

 

En estos momentos seguramente los de la circuncisi—n miraba con aprobaci—n, como que estaban pensando, ÒEsto es Pedro, dile no al Se–or!Ó.

 

9) Entonces la voz me respondi— del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpi—, no lo llames tœ comœn.

 

Esto fue el cambio.  Pero seria algo dif’cil de aceptar, para muchos jud’os.

 

10-11) Y esto se hizo tres veces, y volvi— todo a ser llevado arriba al cielo.  Y he aqu’, luego llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a m’ desde Cesarea.

 

Esto era la evidencia de que Dios estaba detr‡s de todo esto, organizando lo.  Pero es interesante que Pedro ni mencionaba el nombre de Cornelio.

 

Ya iba a tener problemas suficientes con lo que dijo.

 

12-14) Y el Esp’ritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron tambiŽn conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un var—n, quien nos cont— c—mo hab’a visto en su casa un ‡ngel, que se puso en pie y le dijo: Env’a hombres a Jope, y haz venir a Sim—n, el que tiene por sobrenombre Pedro; Žl te hablar‡ palabras por las cuales ser‡s salvo tœ, y toda tu casa.

 

Era una buena provisi—n de Dios, el hecho de que Pedro llevaba seis hombre jud’os, porque ellos pudieron confirmar todo lo que pasaba, como testigos.

 

15) Y cuando comencŽ a hablar, cay— el Esp’ritu Santo sobre ellos tambiŽn, como sobre nosotros al principio.

 

Era como un d’a de PentecostŽs, pero para los gentiles, dando evidencias de que ellos tambiŽn pudieron entrar en las iglesias, sin convertirse al juda’smo primeramente.

 

16) Entonces me acordŽ de lo dicho por el Se–or, cuando dijo: Juan ciertamente bautiz— en agua, mas vosotros serŽis bautizados con el Esp’ritu Santo.

 

Esto es siempre la manera de confirmar la interpretaci—n de tus experiencias.  Hay que comparar todo lo que pasa, con lo que est‡ escrito en la palabra de Dios.

 

17) Si Dios, pues, les concedi— tambiŽn el mismo don que a nosotros que hemos cre’do en el Se–or Jesucristo, ÀquiŽn era yo que pudiese estorbar a Dios?

 

Esto fue su defensa.  Simplemente una repetici—n de los hechos.  Es casi como Pedro querr’a resistir, pero no pudo, porque seria una locura, estorbar a Dios.

 

18) Entonces, o’das estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: !!De manera que tambiŽn a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!

 

Se aceptaban sus explicaciones, y el asunto era resultado.

pausa Pero no completamente.  Este asunto, esa controversias va a continuar con otros jud’os en las iglesias. 

 

Pero no ser‡ la tarea de Pedro, debatir la profundidad de lo que pasaba.  Vendr‡ otro que sabe disputar y discutir, con estilo, con las expresiones ret—ricas, y hasta con los sarcasmos.  Un talentoso iba a venir diciendoÉ

 

G‡latas 3:28-29 Ya no hay jud’o ni griego; no hay esclavo

ni libre; no hay var—n ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesœs.

 

Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos segœn la promesa.

 

Vendr‡ uno que es experto en el arte de las doctrinas, y las maneras persuasivas de presentar las. 

 

Pero por el momento, esta persona, ese talentoso, estaba lejos de toda la acci—n.

 

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Esta era la primera parte del capitulo, y ahora viene otros acontecimientos, que parecen sin relaci—n a la primera parte, pero en realidad, son muy relacionados.

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19) Ahora bien, los que hab’an sido esparcidos a causa de la persecuci—n que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioqu’a, no hablando a nadie la palabra, sino s—lo a los jud’os.

 

DespuŽs de la muerte de Esteban, un asesino en que Saulo ayudaba, los jud’os deseaban derramar mas y mas sangre Cristiana.

 

Por esto muchos hermanos se hu’an, no de la fe, sino de la persecuci—n.  Pero continuaban compartiendo el evangelio, pero solo con los jud’os.

 

Se creyeron que los gentiles o no escuchar’an, o si trataban de escuchar no entender’an, porque no sab’an nada del testamento antiguo, y la manera en que Cristo cumpl’a todas sus profec’as

 

Pero hab’an algunos hermanos, que estaban dispuestos a intentar algo nuevo.

 

20) Pero hab’a entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioqu’a, hablaron tambiŽn a los griegos, anunciando el evangelio del Se–or Jesœs.

 

De estos hermanos, no sabemos mucho, ni sabemos sus nombres.  Pero se empezaron algo muy, muy grande.

21) Y la mano del Se–or estaba con ellos, y gran nœmero crey— y se convirti— al Se–or.

 

Milagrosamente, Dios bendec’a la fe de estos obreros, y su trabajo.  Tanto que una gran obra estaba empezando all‡ en Antioquia.

 

Antioquia era norte de Israel, y una de las cuidadse mas grandes e importantes del impero romano.

 

Sabemos por la historia, que estaba llena de prostitutas y de hechiceros, ofreciendo toda forma de vicio y de idolatr’a.

 

Pero Dios estaba empezando algo grande all’.

 

22) Lleg— la noticia de estas cosas a o’dos de la iglesia que estaba en JerusalŽn; y enviaron a BernabŽ que fuese hasta Antioqu’a.

 

Ten’an que mandar el hombre correcto, para asegurar que la doctrina, y las practicas serian correctas.  ÀPero quien es este BernabŽ?  pausa

 

Bueno, ya lo hemos visto en unos cap’tulos anteriores.  Su nombre actual, era JosŽ.

 

Hechos 4:36-37 Entonces JosŽ, a quien los ap—stoles pusieron

por sobrenombre BernabŽ (que traducido es, Hijo de consolaci—n), levita, natural de Chipre, como ten’a una heredad, la vendi— y trajo el precio y lo puso a los pies de los ap—stoles.

 

Era un hombre que dedicaba su vida a la fe, vendiendo una propiedad y donando todo.  Pero tenia otro don mas valioso que cualquiera propiedad.

 

Ese hombre pudo consolar, o animar a los hermanos frustrados, o hasta deprimidos durante los tiempos duros, y sab’an que en Antioquia, en poco tiempo el diablo estar’a atacando.

 

Era el hombre perfecto, para este trabajo.

 

23) Este, cuando lleg—, y vio la gracia de Dios, se regocij—, y exhort— a todos a que con prop—sito de coraz—n permaneciesen fieles al Se–or.

 

 

Se empezaba inmediatamente a animar y a exhortar, de la necesidad que permanecer fieles.

 

Siempre habr’an contratiempos, decepciones, ataques de cada forma, pero lo importante era continuar como fieles.

 

Y cuando dice que vio la gracia de Dios, a lo mejor habla de personas nuevas que tal vez se hablaban un poco en palabrotas, o hab’a mujeres que se vest’an con poca modestia, pero BernabŽ sabia c—mo animar y exhortar a los nuevos, sin hacer les sentir muy inc—modos.

 

24) Porque era var—n bueno, y lleno del Esp’ritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Se–or.

 

La iglesia estaba creciendo muy r‡pidamente.  Y BernabŽ a lo mejor era cada vez mas famoso.  Era el hombre ideal para este trabajo, mandado de los lideres de JerusalŽn.

 

Pero BernabŽ tenia sus limitaciones, y se sabia que ya era el momento de animar al que realmente era, el talentoso.

 

Para ense–ar todo el consejo de Dios, all‡ en Antioqu’a, BernabŽ necesitaba el experto, el mas calificado del mundo, y sabia mas o menos donde encontrar lo.

 

25) DespuŽs fue BernabŽ a Tarso para buscar a Saulo; y hall‡ndole, le trajo a Antioqu’a.

 

BernabŽ era ya casi famoso, y ahora con Pablo, seria posible que seria en segundo en popularidad.  Pero esto no le importaba.

 

Lo importante era la obra del Se–or, y el deseo de animar al talentoso.

 

Pablo ya ha pasado a–os en Tarso, su cuidad de origen, y no se escuchaban nada de Žl.  Y esto no era la primera vez que fue animado por BernabŽ.

 

Cuando Pablo vino a la fe, sus amigos de antes deseaban matar le, y las iglesias realmente no deseaban recibir lo, estaba solo.

 

Vimos todo esto en el capitulo nueve de Hechos.

 

 

 

Hechos 9:26-31 Cuando lleg— a JerusalŽn, trataba de juntarse

con los disc’pulos; pero todos le ten’an miedo, no creyendo que fuese disc’pulo.

 

Nadie deseaba conocer a Saulo, que ha ayudado a matar su hŽroe, Esteban.  Tal vez era un esp’a, para los fariseos.

 

27 Entonces BernabŽ, tom‡ndole, lo trajo a los ap—stoles, y les cont— c—mo Saulo hab’a visto en el camino al Se–or, el cual le hab’a hablado, y c—mo en Damasco hab’a hablado valerosamente en el nombre de Jesœs.

 

All’ hemos visto ya, la capacidad de BernabŽ, de animar, de exhortar cuando las cosas eran duras.

 

28 Y estaba con ellos en JerusalŽn; y entraba y sal’a,  y hablaba denodadamente en el nombre del Se–or, y disputaba con los griegos; pero Žstos procuraban matarle.

 

Pablo sabia c—mo discutir, c—mo disputar y c—mo probar que Cristo era el Mes’as.  Y esto causaba disturbios en poco tiempo.

 

30 Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.

 

La iglesia quer’a salvar a Pablo, pero tambiŽn parece que se deseaban deshacer se de Žl, era un hombre demasiadamente peligroso, era como una persona radioactiva, poniendo todo en fuego.

 

31 Entonces las iglesias ten’an paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Se–or, y se acrecentaban fortalecidas por el Esp’ritu Santo.

 

Se llevaron a Pablo lejos, y despuŽs se le mandaba a su hogar, lejos de todo, y casi olvidado, hasta que BernabŽ pensaba otra vez en el gran talentoso.

 

Bueno, regresando al texto de hoy.

 

Ya tienen dos grandes en Antioquia, BernabŽ y Pablo.  ÀPero que van a hacer?  Van a lanzar grandes conciertos o programas de crecimiento cient’fico?  ÀCual ser‡ su mŽtodo eficaz?

26) Y se congregaron all’ todo un a–o con la iglesia, y ense–aron a mucha gente; y a los disc’pulos se les llam— cristianos por primera vez en Antioqu’a.

 

Su mŽtodo, como lo nuestro era ense–ar.  Estos nuevos hermanos ten’an que aprender las escrituras.  Y tienes que recordar que ni aun ten’an el nuevo testamento.

 

Pablo pudo tomar cualquier parte del testamento antiguo, y hacer lo entendible, al hermano nuevo.

 

ƒramos llamado Cristianos por primera vez all’.  Era un nombre de desprecio, porque nosotros est‡bamos tomando control de la cuidad, acabando con los hechizos, la prostituci—n, y otros vicios.

 

Cuando los incrŽdulos nos vieron acercando, dijeron ÒYa vienen estos CristianosÓ.   Es como ahora a veces nos dicen Òlos AleluyasÓ.  Pero los hermanos estaban bien con este nombre, de Cristianos.

 

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Ahora vamos a la ultima parte en que podemos ver el afecto de toda esa ense–anza.

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27-28) En aquellos d’as unos profetas descendieron de JerusalŽn a Antioqu’a.  Y levant‡ndose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Esp’ritu, que vendr’a una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedi— en tiempo de Claudio.

 

Cristo profetizaba esto en mateo 24.

 

Mateo 24:7 Porque se levantar‡ naci—n contra naci—n, y

reino contra reino; y habr‡ pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.

 

DespuŽs dijo enÉ

Mateo 24:34    De cierto os digo, que no pasar‡ esta

generaci—n hasta que todo esto acontezca.

 

Que quiere decir que esto iba a pasar durante la vida de sus disc’pulos.  Era algo que ellos deben de anticipar.

 

29-30) Entonces los disc’pulos, cada uno conforme a lo que ten’a, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea;

lo cual en efecto hicieron, envi‡ndolo a los ancianos por mano de BernabŽ y de Saulo.

 

Los hermanos de JerusalŽn estaban bajo mucha presi—n, de los jud’os que no creyeron, y aunque hab’an odios y perjuicios entre los jud’os y los gentiles ya por siglos, los nuevos hermanos de Antioquia, estaban dispuestos a compartir con ellos, sabiendo que eran hermanos en la fe.

 

Esto fue uno de los efectos de a–os de la sana doctrina.

 

========================= Conclusi—n ======================

 

Actualmente habr‡ mas detalles sobre esta relaci—n entre Pablo y BernabŽ, y no todos son buenos.

 

Hechos 15:36-41 DespuŽs de algunos d’as, Pablo dijo a

BernabŽ: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Se–or, para ver c—mo est‡n.

 

Y BernabŽ quer’a que llevasen consigo a Juan, el que ten’a por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parec’a bien llevar consigo al que se hab’a apartado de ellos desde Panfilia, y no hab’a ido con ellos a la obra.

 

Es que en otro viaje, Marcos abandonaba la obra.  Y Pablo no deseaba tener personas as’ de irresponsable en su equipo.

 

Pero para BernabŽ, era sumamente importante animar al talentoso.  Porque Marcos tambiŽn era un talentoso, que terminaba escribiendo uno de los Evangelios.

 

BernabŽ estaba convencido, con su don de consolaci—n, estaba convencido de que Marcos tenia que recibir otra oportunidad.

 

39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; BernabŽ, tomando a Marcos, naveg— a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, sali— encomendado por los hermanos a la gracia del Se–or, y pas— por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

 

 

Pero ni esto fue el fin del asunto.  DespuŽs de esto no se escuchan nada mas de BernabŽ.  Pero hay mas sobre Pablo y Marcos.

 

Pablo estaba llegando al fin de sus d’as, y sabia que seria ejecutado por el gobierno romano.  Era un milagro de que se viv’a tanto.

 

Y aunque no escuchamos mas de BernabŽ, Marcos fue mencionado.

 

2 Timoteo 4:6-11     Porque yo ya estoy para ser sacrificado,

y el tiempo de mi partida est‡ cercano.

 

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

 

Por lo dem‡s, me est‡ guardada la corona de justicia, la cual me dar‡ el Se–or, juez justo, en aquel d’a; y no s—lo a m’, sino tambiŽn a todos los que aman su venida.

 

9 Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesal—nica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.

 

S—lo Lucas est‡ conmigo. Toma a Marcos y tr‡ele contigo, porque me es œtil para el ministerio.

 

Toma a Marcos y tr‡ele contigo, porque me es œtil para el ministerio.  Parce que, BernabŽ, el hombre de animo, y de consolaci—n, finamente tenia su impacto deseado, sobre San Pablo.

 

Y si tu quieres ejercer este don importante, de animar, de exhortar a los hermanos que sufren, a seguir adelante, cuando las cosas se pongan duras, cuando todo se pone feo, pausa,

puedes pasar adelante, y oraremos contigo.

 

 

Vamos a orar