10 de enero de 21
La Iglesia Protegida
Hechos 6:1-15
En los œltimos cap’tulos,
hemos visto, la iglesia temprana, creciendo r‡pidamente, y estaba llena del
poder del Esp’ritu Santo de Dios como Cristo promet’a.
Hab’an sanidades,
maravillas, y hasta ten’an recursos econ—micos, porque viarias personas vend’an
sus propiedades y donaron grandes cantidades a la obra. pausa
Pero cuando la iglesia es
as’, el diablo est‡ furioso, y en poco tiempo se buscar‡ maneras de atacar.
En el asunto de la semana
pasada, con Anan’as, y Safira su mujer, el Esp’ritu Santo simplemente mataba a
los mentirosos.
Pero como siempre, cuando
la iglesia es poderosa, haciendo su gran impacto, el diablo buscar‡ una manera
u otra, de atacar.
1) En aquellos d’as, como creciera el nœmero de los
disc’pulos, hubo murmuraci—n de los griegos contra los hebreos, de que las
viudas de aquŽllos eran desatendidas en la distribuci—n diaria.
Habla de dos grupos, pero
los dos eran Jud’os. Los griegos
eran jud’os que antes moraban en el extranjero por gran parte de sus vidas.
Estos tambiŽn hablaban
mayormente el griego, y no el hebreo.
Claro, hab’an muchos tambiŽn que eran bilingŸes.
Pero las viudas de los
griegos, se sent’an menos asentidas, y por esto una contienda estaba
formando. Era otro ataque del
enemigo.
1) En aquellos d’as, como creciera el nœmero de los
disc’pulos, hubo murmuraci—n de los griegos contra los hebreos, de que las
viudas de aquŽllos eran desatendidas en la distribuci—n diaria.
Como vimos en viernes, en
ƒxodo, cuando hay muchos hermanos nuevos en la fe, es normal tener menos
madurez espiritual. Y las iglesias
tienen que aprender como manejar esto, durante los tiempos del crecimiento
r‡pido, de la obra.
Y hab’a una forma de
ayuda, para las viudas, para cosas b‡sicas como la comida.
Ya por siglos, Dios ha
anunciado la necesidad de ayudar a las viudas y a los huŽrfanos.
ƒxodo 22:21-22 Y al extranjero no enga–ar‡s ni angustiar‡s,
porque
extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
A
ninguna viuda ni huŽrfano afligirŽis.
Y claro, esto fue
confirmado en el libro de Santiago en el nuevo testamento.
Santiago 1:27 La religi—n pura y sin m‡cula delante de
Dios
el
Padre es esta: Visitar a los huŽrfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y
guardarse sin mancha del mundo.
As’ que la Biblia no es
antirreligi—n, si hablamos de la religi—n pura y sin macula.
Pero el cuidado de las
viudas, era B’blicamente importante.
2) Entonces los doce convocaron a la multitud de los
disc’pulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios,
para servir a las mesas.
Los ap—stoles, estaban
dispuestos a corregir la situaci—n, sin poner se defensivos. Era un problema real, o por lo menos la
percepci—n era real. Pero
era un ataque espiritual, y con sabidur’a, los ap—stoles deseaban dejar la
iglesia protegida.
Antes la iglesia estaba
llenando se de recursos, y ahora hab’a un conflicto sobre recursos.
2) Entonces los doce convocaron a la multitud de los
disc’pulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios,
para servir a las mesas.
Se llamaban una gran
reuni—n, pero ya ten’an la soluci—n.
No estaban pidiendo sugerencias de los miembros. Antes que nada, no iban a dejar la
palabra o a la oraci—n, para servir las mesas, aunque las mesas eran bien importantes.
Siempre es una tentaci—n
para todos, abandonar un poco la oraci—n, pero esto seria un error
catastr—fico.
Y tendremos un ejemplo
maravilloso de esto en el libro de ƒxodo, en viernes. Y si no vienes a los servicios de viernes, est‡s invitado.
ƒxodo 17:8-12 Entonces vino Amalec y pele— contra
Israel en
Refidim.
Y
dijo MoisŽs a JosuŽ: Esc—genos varones, y sal a pelear contra Amalec; ma–ana yo
estarŽ sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.
E
hizo JosuŽ como le dijo MoisŽs, peleando contra Amalec; y MoisŽs y Aar—n y Hur
subieron a la cumbre del collado.
Y
suced’a que cuando alzaba MoisŽs su mano, Israel prevalec’a; mas cuando Žl
bajaba su mano, prevalec’a Amalec.
Y
las manos de MoisŽs se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron
debajo de Žl, y se sent— sobre ella; y Aar—n y Hur sosten’an sus manos, el uno
de un lado y el otro de otro; as’ hubo en sus manos firmeza hasta que se puso
el sol.
B‡sicamente cuando haya
oraci—n, podemos ganar las batallas.
Pero cuando no hay tiempo de orar, no hay poder para ganar.
Y la palabra tambiŽn es
sœper importante, claro, porque los que no saben la palabra, no pueden orar,
B’blicamente.
As’ que en la sabidur’a
que aprendieron caminando con Cristo, los ap—stoles iban a resolver el asunto,
sin dejar ni la palabra, ni la oraci—n.
3) Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete
varones de buen testimonio, llenos del Esp’ritu Santo y de sabidur’a, a quienes
encarguemos de este trabajo.
Est‡n estableciendo un
oficio, que mas tarde seria llamado los di‡conos. Ten’an que tener un buen testimonio, y estar conocido por su
sabidur’a. Con esto, tendr’an una
iglesia protegida.
Y podemos parar por un
momento para dar gracias a Dios de que ya por unos veinte a–os, nuestra iglesia
siempre ha tenido hombres sabios como di‡conos, y como ans’anos.
Esto no quiere decir que
jam‡s haya problemas, pero cuando vienen los ataques, nuestra iglesia ha
sido protegida.
Desafortunadamente, muchas
iglesias no tienen hombres fuertes para asumir estos oficios, y todo puede caer
sobre el Pastor y su familia. Y
esto no es nada practico.
TambiŽn tendremos ejemplo
de esto en el libro de ƒxodo.
No era exactamente igual,
porque era mas que iglesia, era iglesia y estado juntos, pero podemos aprender
el puntoÉ
ƒxodo 18:13-21 Aconteci— que al d’a siguiente se sent— MoisŽs
a
juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de MoisŽs desde la ma–ana hasta la
tarde.
Viendo
el suegro de MoisŽs todo lo que Žl hac’a con el pueblo, dijo: ÀQuŽ es esto que
haces tœ con el pueblo? ÀPor quŽ te sientas tœ solo, y todo el pueblo est‡
delante de ti desde la ma–ana hasta la tarde?
Y
MoisŽs respondi— a su suegro: Porque el pueblo viene a m’ para consultar a
Dios.
Cuando
tienen asuntos, vienen a m’; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las
ordenanzas de Dios y sus leyes.
Entonces
el suegro de MoisŽs le dijo: No est‡ bien lo que haces.
Desfallecer‡s
del todo, tœ, y tambiŽn este pueblo que est‡ contigo; porque el trabajo es
demasiado pesado para ti; no podr‡s hacerlo tœ solo.
Oye
ahora mi voz; yo te aconsejarŽ, y Dios estar‡ contigo. Est‡ tœ por el pueblo
delante de Dios, y somete tœ los asuntos a Dios.
Y
ense–a a ellos las ordenanzas y las leyes, y muŽstrales el camino por donde
deben andar, y lo que han de hacer.
Adem‡s
escoge tœ de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones
de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de
millares, de centenas, de cincuenta y de diez.
Pero regresando al texto
en Hechos, veremos que la congregaci—n participaba en la selecci—n de sus
lideres.
3-4) Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a
siete varones de buen testimonio, llenos del Esp’ritu Santo y de sabidur’a, a
quienes encarguemos de este trabajo.
Y nosotros persistiremos en la oraci—n y en el ministerio de la palabra.
Y por esto, en nuestra
iglesia, en la reuni—n anual, los miembros participan en la elecci—n del
liderazgo.
Y hasta la fecha, despuŽs
de dos dŽcadas, ha funcionado bien.
5) Agrad— la propuesta a toda la multitud; y
eligieron a Esteban, var—n lleno de fe y del Esp’ritu Santo, a Felipe, a
Pr—coro, a Nicanor, a Tim—n, a Parmenas, y a Nicol‡s prosŽlito de Antioqu’a; a los cuales presentaron ante los
ap—stoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
La soluci—n no era
solamente sabia, pero parece generosa, porque estos nombres son casi todos
nombres griegos. Y as’ las viudas
del trasfondo, y de idioma griega, iban a sentir se protegidas.
Y el primer nombre,
Esteban ser‡, sumamente importante.
Esteban era un joven extraordinario, que veremos en el capitulo que
sigue.
Y la sabidur’a de Esteban,
con el Esp’ritu de Dios en su alma, ser‡ una gran influencia en la conversi—n
de San Pablo.
Y por la obra de San
Pablo, el mundo antiguo fue dejado permanente transformado.
7) Y crec’a la palabra del Se–or, y el nœmero de los
disc’pulos se multiplicaba grandemente en JerusalŽn; tambiŽn muchos de los
sacerdotes obedec’an a la fe.
Con la iglesia
protegida, y el diablo otra vez frustrada, la iglesia continuaba a crecer. Y hasta muchos sacerdotes estaban
despertando a la verdad.
Y ahora el enemigo era mas
enojado que nunca.
8) Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hac’a
grandes prodigios y se–ales entre el pueblo.
Aunque Esteban empezaba
como diacono, sirviendo con humildad, con rapidez se crec’a en su conocimiento
de la palabra, en la oraci—n, y en la capacidad de defender la fe.
9) Entonces se levantaron unos de la sinagoga
llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandr’a, de Cilicia y de
Asia, disputando con Esteban.
Ahora viene otro
ataque. Y ser‡ feo. Pero Dios tenia un plan en todo esto. Y lo que va a pasar, es la conversi—n
de San Pablo, que terminar‡ como unas de las personas mas influŽnciales, en al
historia del mundo.
Por el momento, Pablo, con
el nombre Saulo, odiaba a la iglesia, y estaba usando su capacidad extensiva,
para atacar a la iglesia.
Pero veremos en la
historia que viene, que todo esto iba a cambiar.
10) Pero no pod’an resistir a la sabidur’a y al
Esp’ritu con que hablaba.
Y hermano, hermana, esto
puede pasar contigo, no al mismo nivel de Esteban, pero saturando tu mente con
la palabra, viviendo cerca de Dios en oraci—n, te puedes aprender a defender la
fe en contra de quien sea.
Pero esto toma trabajo, y
esto toma disciplina.
11) Entonces sobornaron a unos para que dijesen que
le hab’an o’do hablar palabras blasfemas contra MoisŽs y contra Dios.
No ten’an nada cierta en
su contra, y por esto se pagaban a testigos falsos, para mentir en su contra.
Ahora en este pa’s, es mas
f‡cil para los enemigos. La falta
de santidad es tan grande en las iglesias, que sin sobornar pueden encontrar
algo sucio sobre muchos hermanos, y hermanas.
Pero cuando tu mente est‡
saturada con la palabra, cuando la oraci—n es un gran prioridad de tu vida, la
santidad ser‡ mas natural tambiŽn para ti.
12) Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a
los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio.
El diablo estaba tan
enojado, que se mov’a al pueblo jud’o a atacar a Esteban. pausa
Pero Esteban ni tenia miedo, sino que estaba preparando, en su mente, el serm—n
de su vida, que aparecer‡ en el capitulo que sigue.
13-14) Y pusieron testigos falsos que dec’an: Este
hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la
ley; pues le hemos o’do decir que ese Jesœs de Nazaret destruir‡ este lugar, y
cambiar‡ las costumbres que nos dio MoisŽs.
Y tu hermano, hermana, si
llegas a ser poderosa en influencia, puedes esperar que se mientan de ti en los
medios sociales, o que se distorsionan tus palabras. Y esto es normal, y ha pasado ya por dos mil a–os, con los
hermanos poderosos.
Lucas 6:26 !!Ay de vosotros, cuando todos los hombres
hablen
bien de vosotros! porque as’ hac’an sus padres con los falsos profetas.
Cuando los enemigos te atacan,
es evidencia de que realmente est‡s avanzando el reino de Dios.
15) Entonces todos los que estaban sentados en el
concilio, al fijar los ojos en Žl, vieron su rostro como el rostro de un ‡ngel.
Esteban no tenia temor de
nada. Aunque iba a perder su vida
en poco tiempo. Es que Esteban
viv’a en la luz de la eternidad, y sabia que en poco tiempo estar’a en la
presencia del Se–or, en un lugar mucho mejor que aqu’.
Como Pablo despuŽs de Žl,
no se tem’a nada la muerte, porque para el Cristiano verdadero, la muerte no
existe.
2 Corintios 5:1-8 Porque sabemos que si nuestra
morada
terrestre,
este tabern‡culo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha
de manos, eterna, en los cielos.
Y
por esto tambiŽn gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitaci—n
celestial; pues as’ seremos hallados vestidos, y no desnudos.
Porque
asimismo los que estamos en este tabern‡culo gemimos con angustia; porque no
quisiŽramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido
por la vida.
Mas
el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del
Esp’ritu.
As’
que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el
cuerpo, estamos ausentes del Se–or
(porque
por fe andamos, no por vista);
pero
confiamos, y m‡s quisiŽramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Se–or.
San Pablo andaba en esa
gran fe. Pero la vio, antes de su
conversi—n, vio personalmente esa gran fe en Esteban. Y Saulo, su nombre de antes, Saulo estar‡ presente en el
asesinato de Esteban, dando su aprobaci—n, pausa,
pero despuŽs de esto, jam‡s pudo escapar del testimonio de Esteban.
Pero pera ver como todo
esto va a pasar, pausa, tendr‡s que
regresar a los pr—ximos episodios, porque no se puede cubrir todo en un solo
mensaje.
========================== Aplicaci—n ======================
Hermanos, como dije antes,
nuestra iglesia ha sido bendecida con una estructura de protecci—n. Desde el primer d’a de nuestra
existencia, hemos tenido ancianos, y la mayor’a de los ancianos han empezado
como di‡conos. Y esto nos ha
dejado como una iglesia protegida, siguiendo el modelo B’blico.
Lo tomamos mayormente por
sentado, pero no es as’ en muchas iglesias.
El gobierno B’blico no es
muy popular en nuestros tiempos.
Y por esto, muchas
iglesias andan en la inestabilidad.
Bueno, un punto final de
exhortaci—n.
Hay que orar por tu liderazgo,
y intentar hacer su trabajo, f‡cil, en lo que se puede.
Y sobre todo, hay que orar
por ellos, con frecuencia.
Hasta San Pablo, que
estaba sumamente poderoso en la palabra, se deseaba las oraciones del pueblo,
sabiendo que era esencial.
Efesios 6:17-20 Y tomad el yelmo de la salvaci—n, y la
espada
del Esp’ritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oraci—n y sœplica en el
Esp’ritu, y velando en ello con toda perseverancia y sœplica por todos los
santos;
y
por m’, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer
con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable
de Žl, como debo hablar.
Y ojala, cuando la
pandemia llega a su fin, habr‡ otra vez crecimiento, evangelismo, actividades,
conviv’os, y la iglesia estar‡ creciendo otra vez.
Y claro, con muchos nuevos
en la fe, habr‡ problemas, por la inmadurez, es normal.
Pero por lo menos, seremos
una iglesia protegida. ÀAmen?
Vamos a orar