8 de enero de 21

Adecuado Para Ti

ƒxodo 16:1-36

 

Aun estamos temprano, en la trayectoria del pueblo de Dios, por el desierto.  En este capitulo, desde el Žxodo de Egipto, ha pasado, un poco mas de un mes.

 

Y tenemos que recordar que hay mas de un mill—n de personas con MoisŽs y Aar—n, hay mujeres, hay ni–os, personas de la tercera edad, y a lo mejor hasta personas invalidas.

 

Y no podemos olvidar a los animales.

 

Pero aunque salieron de Egipto con ciertas provisiones de comida, esto era, poco a poco consumido, y en tiempo, la falta de comida iba a producir una crisis.

 

1) Parti— luego de Elim toda la congregaci—n de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que est‡ entre Elim y Sina’, a los quince d’as del segundo mes despuŽs que salieron de la tierra de Egipto.

 

Elim era un lugar de deleites, de muchas fuentes de agua, y con ‡rboles de comida, y mucha sombra para descansar.  Pero ahora, moviendo otra vez, todo empezaba a sentir dif’cil otra vez.

 

2-3) Y toda la congregaci—n de los hijos de Israel murmur— contra MoisŽs y Aar—n en el desierto; y les dec’an los hijos de Israel: Ojal‡ hubiŽramos muerto por mano de Jehov‡ en la tierra de Egipto, cuando nos sent‡bamos a las ollas de carne, cuando com’amos pan hasta saciarnos; pues nos habŽis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

 

Estaban otra vez en la carne.  Estaban otra vez en un p‡nico. Y hablaban como que toda su redenci—n era un error.  Era mejor en la esclavitud, o como piensan Cristianos frustrados a veces, todo era mejor en el mundo, bajo mis vicios.

 

2-3) Y toda la congregaci—n de los hijos de Israel murmur— contra MoisŽs y Aar—n en el desierto; y les dec’an los hijos de Israel: Ojal‡ hubiŽramos muerto por mano de Jehov‡ en la tierra de Egipto, cuando nos sent‡bamos a las ollas de carne, cuando com’amos pan hasta saciarnos; pues nos habŽis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

Y cuando estamos en la carne, cuando el diablo est‡ llenando nos con sus barbaridades, la memoria a veces no funciona bien.  Estos recordaban comida que a lo mejor ni ten’an en Egipto, o solamente en ocasiones muy raras.

 

Y tu, en tu frustraci—n, puedes recordar cosas del mundo, en una manera muy distorsionada, bajo las sugerencias del enemigo.

 

Y se acusan a MoisŽs y Aar—n de intentar un genocidio en su contra.  Y as’ puede la carne expresar sus locuras, cuando est‡ en control.

 

4) Y Jehov‡ dijo a MoisŽs: He aqu’ yo os harŽ llover pan del cielo; y el pueblo saldr‡, y recoger‡ diariamente la porci—n de un d’a, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.

 

Dios respond’a con gracia y con misericordia, porque estos son personas muy nuevas en la fe.  Son personas que realmente no han aprendido, como confiar en el Se–or para todo.

 

Pero con la madurez, se espere que los hermanos aprendan a dejar las murmuraciones atr‡s.

 

Filipenses 2:14-16   Haced todo sin murmuraciones y

contiendas, para que se‡is irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generaci—n maligna y perversa, en medio de la cual resplandecŽis como luminares en el mundo;

 

asidos de la palabra de vida, para que en el d’a de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

 

5) Mas en el sexto d’a preparar‡n para guardar el doble de lo que suelen recoger cada d’a.

 

Dios estaba ense–ando les, a confiar en Žl.  El concepto del d’a de reposo est‡ presentado, aun antes de recibir los diez mandamientos, que viene en el capitulo veinte.

 

Es que la humanidad entend’a del d’a de reposo desde el huerto de EdŽn.  Seguramente como esclavos, como muchos en nuestros tiempos, no experimentaban nada de ese d’a de descanso.

Pero fue revelado enÉ

 

GŽnesis 2:1-3  Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra,

y todo el ejŽrcito de ellos.

Y acab— Dios en el d’a sŽptimo la obra que hizo; y repos— el d’a sŽptimo de toda la obra que hizo.

Y bendijo Dios al d’a sŽptimo, y lo santific—, porque en Žl repos— de toda la obra que hab’a hecho en la creaci—n.

 

As’ que el d’a de reposo era antes de MoisŽs, antes de Abraham, y hasta antes de NoŽ.

 

6-7) Entonces dijeron MoisŽs y Aar—n a todos los hijos de Israel: En la tarde sabrŽis que Jehov‡ os ha sacado de la tierra de Egipto, y a la ma–ana verŽis la gloria de Jehov‡; porque Žl ha o’do vuestras murmuraciones contra Jehov‡; porque nosotros, ÀquŽ somos, para que vosotros murmurŽis contra nosotros?

 

La acusaci—n antes era de que MoisŽs y Aar—n, sacaron al pueblo, como que era su idea.  Pero con la provisi—n de comida adecuada por mas de un mill—n de personas, ser‡ muy claro que MoisŽs y Aar—n no eran capaz de llevar acabo algo tan milagroso.

 

8) Dijo tambiŽn MoisŽs: Jehov‡ os dar‡ en la tarde carne para comer, y en la ma–ana pan hasta saciaros; porque Jehov‡ ha o’do vuestras murmuraciones con que habŽis murmurado contra Žl; porque nosotros, ÀquŽ somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehov‡.

 

Esto es un buen punto, hasta para las murmuraciones de familia.  Si hay ni–os, j—venes o hasta un esposo que anda murmurando y quejando mucho, se puede sacar este verso y decir, Òmira, tus murmuraciones no son contra nosotros, sino que estas quejando de la providencia de DiosÓ.

 

9) Y dijo MoisŽs a Aar—n: Di a toda la congregaci—n de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia de Jehov‡, porque Žl ha o’do vuestras murmuraciones.

 

Considerando esto, un poco, es claro que no tiene sentido.  ÁPiŽnsalo!  Si Dios pudo mandar todas las plagas, y abrir el mar rojo, pausa, Àno seria f‡cil para Žl tambiŽn suplir la comida, aun por mas de un mill—n de personas?

Y para nosotros del nuevo pacto.  ÀSi Dios nos ha dado a su hijo, para sufrir terriblemente para nosotros, para redimir nos eternamente, acaso no nos va a proveer lo que necesitamos para vivir y avanzar en esta vida?

 

Romanos 8:32   El que no escatim— ni a su propio Hijo, sino

que lo entreg— por todos nosotros, Àc—mo no nos dar‡ tambiŽn con Žl todas las cosas?

 

Unas de las cosas que tenemos que aprender, o recodar, de este capitulo es que Dios tiene una provisi—n, que es completamente adecuada para ti.

 

10-12) Y hablando Aar—n a toda la congregaci—n de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aqu’ la gloria de Jehov‡ apareci— en la nube.  Y Jehov‡ habl— a MoisŽs, diciendo: Yo he o’do las murmuraciones de los hijos de Israel; h‡blales, diciendo: Al caer la tarde comerŽis carne, y por la ma–ana os saciarŽis de pan, y sabrŽis que yo soy Jehov‡ vuestro Dios.

 

Es que ellos, como nosotros, ten’an que aprender a confiar en Dios, en sus provisiones.   Ten’an que entender que Dios no sacaba a ese gran pueblo para abandonar lo en el desierto.

 

Hebreos 13:5   Sean vuestras costumbres sin avaricia,

contentos con lo que tenŽis ahora; porque Žl dijo: No te desampararŽ, ni te dejarŽ;

 

13) Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la ma–ana descendi— roc’o en derredor del campamento.

 

Caminando con Dios, tenemos que aprender que habr‡ tiempos duros, y habr‡ tiempos buenos, pero Dios siempre estar‡ cerca, supliendo adecuadamente lo que necesitamos.

 

Mateo 6:25 Por tanto os digo: No os afanŽis por vuestra

vida, quŽ habŽis de comer o quŽ habŽis de beber; ni por vuestro cuerpo, quŽ habŽis de vestir. ÀNo es la vida m‡s que el alimento, y el cuerpo m‡s que el vestido?

 

Y como Cristo dijo al diablo, en la tentaci—n del desierto.

 

Mateo 4:4 No s—lo de pan vivir‡ el hombre, sino de toda

palabra que sale de la boca de Dios.

Esto es el punto.  Tenemos que aprender finalmente a confiar en Dios, y en su palabra.

 

14) Y cuando el roc’o ces— de descender, he aqu’ sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra.

 

Con muchos estudios modernos, se han concluido que esa forma de pan era muy saludable para mantener se en los elementos severos del desierto.

 

15) Y viŽndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ÀQuŽ es esto? porque no sab’an quŽ era. Entonces MoisŽs les dijo: Es el pan que Jehov‡ os da para comer.

 

Esta es la provisi—n, adecuada.  Y como vimos en los estudios de Juan, esto era un tipo, o sea un s’mbolo de Cristo, que es el pan, adecuado para ti.

 

16) Esto es lo que Jehov‡ ha mandado: Recoged de Žl cada uno segœn lo que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al nœmero de vuestras personas, tomarŽis cada uno para los que est‡n en su tienda.

 

Aun aqu’ el pan era como Cristo.  Porque nosotros tenemos el deber de humillar nos y recibir a Cristo.  Y de la misma manera, la gente ten’an que humillar se para recoger esa comida.  No se pudiera simplemente abrir la boca y esperar que se cayera del cielo.

 

Dios lo daba, s’ claro, pero ellos ten’an que recoger lo.

 

En la oraci—n del Padre Nuestro, Cristo hablaba de esto.

 

Mateo 6:9-11   Vosotros, pues, orarŽis as’: Padre nuestro que

est‡s en los cielos, santificado sea tu nombre.

 

Venga tu reino. H‡gase tu voluntad, como en el cielo, as’ tambiŽn en la tierra.

 

El pan nuestro de cada d’a, d‡noslo hoy.

 

Lo que pasaba aqu’ en el desierto ense–aba mucho, a los hermanos de todas las edades de la fe.

 

 

17-18) Y los hijos de Israel lo hicieron as’; y recogieron unos m‡s, otros menos; y lo med’an por gomer, y no sobr— al que hab’a recogido mucho, ni falt— al que hab’a recogido poco; cada uno recogi— conforme a lo que hab’a de comer.

 

Otra vez, Dios tiene para ti, una provisi—n adecuada.

 

19) Y les dijo MoisŽs: Ninguno deje nada de ello para ma–ana.

 

Aqu’ entramos en las ense–anzas de disc’pulos.  Seguramente algunos no confiaban en la promesa de Dios, y pensaban que almacenando una cantidad, estar’an seguros, si Dios no era tan fiel, despuŽs de todo.

 

Pero esto era despreciar la promesa de Dios.

 

20) Mas ellos no obedecieron a MoisŽs, sino que algunos dejaron de ello para otro d’a, y cri— gusanos, y hedi—; y se enoj— contra ellos MoisŽs.

 

Esto es lo que puedes encontrar cuando rehœses confiar en las promesas de Dios.  Gusanos y un mal olor.

 

21) Y lo recog’an cada ma–ana, cada uno segœn lo que hab’a de comer; y luego que el sol calentaba, se derret’a.

 

Y si tu no recoges tu alimento con Cristo, por la palabra, por la oraci—n, por la confraternidad de los hermanos, puede pasar que un d’a cuando realmente deseas su presencia, encontrar‡s estos medios, derretidos por el descuido.

 

22) En el sexto d’a recogieron doble porci—n de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los pr’ncipes de la congregaci—n vinieron y se lo hicieron saber a MoisŽs.

 

23) Y Žl les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehov‡: Ma–ana es el santo d’a de reposo, el reposo consagrado a Jehov‡; lo que habŽis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habŽis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para ma–ana.

 

Y esto es algo que muchos han hecho por todos los siglos para realmente disfrutar del d’a de reposo.  Se tienen todo preparado, para que cuando viene el d’a dulce del Se–or, se puede dedicar lo a Žl, y al tiempo en familia.

 

Y no a un sin fin de duros trabajos.

 

24) Y ellos lo guardaron hasta la ma–ana, segœn lo que MoisŽs hab’a mandado, y no se agusan—, ni hedi—.

 

Para el d’a de reposo, no era problema, guardar una cantidad.  Y esto era otra prueba de que Dios estaba en todo esto.  Nada de esto pudo pasar a–o tras a–o por un poder de MoisŽs.

 

25) Y dijo MoisŽs: Comedlo hoy, porque hoy es d’a de reposo para Jehov‡; hoy no hallarŽis en el campo.

 

Dios dejaba ese pan en el suelo, cada d’a menos el sŽptimo, porque esto tambiŽn era una ense–anza y una prueba.

 

26-27) Seis d’as lo recogerŽis; mas el sŽptimo d’a es d’a de reposo; en Žl no se hallar‡.  Y aconteci— que algunos del pueblo salieron en el sŽptimo d’a a recoger, y no hallaron.

 

Siempre hay alguien, que no va a confiar en la palabra de Dios, o sea, en los preceptos de la fe.

 

28) Y Jehov‡ dijo a MoisŽs: ÀHasta cu‡ndo no querrŽis guardar mis mandamientos y mis leyes?

 

Eran tiempos de entrenamiento.  Estos ex esclavos ten’an que aprender a vivir libres bajo la protecci—n de Dios. 

 

Mas tarde iban a convertirse en un gran ejercito, pero por el momento, se faltaban la disciplina.  ÀY tu?

 

29) Mirad que Jehov‡ os dio el d’a de reposo, y por eso en el sexto d’a os da pan para dos d’as. EstŽse, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de Žl en el sŽptimo d’a.

 

Ten’an que aprender a disfrutar ese gran bendici—n.

 

30) As’ el pueblo repos— el sŽptimo d’a.

 

Es mucho mas saludable, aparte de las bendiciones espirituales, es saludable, tomar un d’a de descanso profundo.

 

31) Y la casa de Israel lo llam— Man‡; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.

 

Esto era un gran milagro que ense–aba mucho sobre la providencia fiel de Dios.  Y por esto iban a guardar una cantidad, permanentemente.

 

32) Y dijo MoisŽs: Esto es lo que Jehov‡ ha mandado: Llenad un gomer de Žl, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saquŽ de la tierra de Egipto.

 

Esto se iban a guardar mas tarde en el arca del pacto.  Por toda la historia del mundo, esa bendici—n adecuada no ser‡ olvidada, porque era un s’mbolo, o sea un tipo, de Cristo.

 

33-34) Y dijo MoisŽs a Aar—n: Toma una vasija y pon en ella un gomer de man‡, y ponlo delante de Jehov‡, para que sea guardado para vuestros descendientes.  Y Aar—n lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehov‡ lo mand— a MoisŽs.

 

Como hemos aprendido, el pacto de Dios no es solamente para nuestra generaci—n, sino que tiene que traspasar a todas las generaciones.  Por esto tomamos la ense–anza de los ni–os como algo tan importante.

 

35-36) As’ comieron los hijos de Israel man‡ cuarenta a–os, hasta que llegaron a tierra habitada; man‡ comieron hasta que llegaron a los l’mites de la tierra de Cana‡n.  Y un gomer es la dŽcima parte de un efa.

 

En fin, Dios tiene una provisi—n adecuada para ti.

 

Estos Hebreos comieron bien, por unos cuarenta a–os, por la provisi—n de Dios.  Y tu vas a tener lo que necesitas, por todos los d’as de tu vida.

 

Salmos 37:25   Joven fui, y he envejecido,

Y no he visto justo desamparado,

Ni su descendencia que mendigue pan.

 

========================= Conclusi—n ======================

 

Hace unos meses, en el libro de Juan, vimos la manera en que Cristo mismo, dijo que el man‡ era un anuncio de su alimentaci—n de nuestras vidas.

 

Juan 6:31-32   Nuestros padres comieron el man‡ en el

desierto, como est‡ escrito: Pan del cielo les dio a comer.

 

Y Jesœs les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio MoisŽs el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.

 

ÀPero que es ese pan verdadero?

 

Mas tarde enÉ

 

Juan 6:49-51   Vuestros padres comieron el man‡ en el

desierto, y murieron.

 

Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de Žl come, no muera.

 

Yo soy el pan vivo que descendi— del cielo; si alguno comiere de este pan, vivir‡ para siempre; y el pan que yo darŽ es mi carne, la cual yo darŽ por la vida del mundo.

 

Si tu quieres estar seguro, de que has recogido ese pan, que es Cristo, y que est‡s viviendo en su providencia adecuada, puedes pasar en unos momentos, y oraremos, contigo.

 

Vamos a Orar