11 de diciembre de 20

 

Tu Hijo No Es Tuyo

ƒxodo 13:1-22

 

Lo que vamos a ver en este capitulo, es que el pueblo Santo aun tenia mucho que aprender, antes de entrar se en la tierra prometida.

 

Y tambiŽn, Dios tenia que establecer cierto ritos, para asegurar, que no se olvidara de su origen.

 

1-2) Jehov‡ habl— a MoisŽs, diciendo: Cons‡grame todo primogŽnito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, as’ de los hombres como de los animales, m’o es.

 

Tu hijo no es tuyo.  pausa  Es una manera extra–a de hablar en nuestra generaci—n.  O tal vez hay muchos en las escuelas del gobierno que dir’an que tu hijo es propiedad del estado.

 

Pero no, como dice aqu’, Dios es el due–o de tus hijos.  Dice claramente del primogŽnito, m’o es, pero esto aplicaba a todos.

 

Cuando Dios mataba a los primogŽnitos de los Egipcios o todos los hijos de Sodoma y Gomorra, no hizo nada injusto.   Dios hizo lo que quiso, con lo suyo.

 

3) Y MoisŽs dijo al pueblo: Tened memoria de este d’a, en el cual habŽis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Jehov‡ os ha sacado de aqu’ con mano fuerte; por tanto, no comerŽis leudado.

 

La levadura, para ellos era algo f’sico, para nosotros es mas bien metaf—rico.

 

1 Corintios 5:7-8    Limpiaos, pues, de la vieja levadura,

para que se‡is nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.

 

As’ que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.

 

4-5) Vosotros sal’s hoy en el mes de Abib.  Y cuando Jehov‡ te hubiere metido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, la cual jur— a tus padres que te dar’a, tierra que destila leche y miel, har‡s esta celebraci—n en este mes.

 

Fue importante recordar todo esto cada a–o, porque de otra manera, en la carne, el hombre puede empezar a exaltar se.

 

6-7) Siete d’as comer‡s pan sin leudar, y el sŽptimo d’a ser‡ fiesta para Jehov‡.  Por los siete d’as se comer‡n los panes sin levadura, y no se ver‡ contigo nada leudado, ni levadura, en todo tu territorio.

 

Todo esto era una gran celebraci—n, recordando sus or’genes, y como Dios empezaba y confirmaba su pacto con ellos.

 

Pero pasando los a–os, y pasando las generaciones, es f‡cil perder la claridad de estas verdades.

 

Por esto tenemos una amonestaci—n enÉ

 

Deuteronomio 8:11-18 Cu’date de no olvidarte de Jehov‡ tu

Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,

 

y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu coraz—n, y te olvides de Jehov‡ tu Dios, que te sac— de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;

 

que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no hab’a agua, y Žl te sac— agua de la roca del pedernal;

 

16 que te sustent— con man‡ en el desierto, comida que tus padres no hab’an conocido,

afligiŽndote y prob‡ndote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu coraz—n: Mi poder y la fuerza de mi mano me han tra’do esta riqueza.

 

Sino acuŽrdate de Jehov‡ tu Dios, porque Žl te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que jur— a tus padres, como en este d’a.

 

Es que Dios sabia que durante los tiempos dif’ciles, muchos van a recordar de Žl, y buscar lo.  Pero cuando todo va bien, cuando haya gran prosperidad, es f‡cil para algunos, empezar a olvidar de su Dios.  Esto pasaba en este gran pa’s.

 

8) Y lo contar‡s en aquel d’a a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Jehov‡ hizo conmigo cuando me sac— de Egipto.

 

Para pasar la fe de una generaci—n a otra, es necesario que los padres tengan la capacidad y el animo de explicar las razones por todo lo que hacemos.

 

Vivimos en una generaci—n en que muchos hijos y j—venes Cristianos reciban mas discipulado en asuntos antib’blicos, que en los asuntos b‡sicos de nuestra fe.

 

Y por esto, no es ninguna sorpresa, que tantos andan, abandonado la fe.

 

9) Y te ser‡ como una se–al sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehov‡ estŽ en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sac— Jehov‡ de Egipto.

 

Ellos ten’an todo de la Pascua, como nosotros tenemos todo lo de la Santa Cena, y del Bautismo, para recordar, quienes eran, y como empezaba todo esto.

 

10) Por tanto, tœ guardar‡s este rito en su tiempo de a–o en a–o.

 

Dios sabia lo que hacia, con los jud’os, antiguos, con sus debilidades.  Y es el mismo con nosotros.  Dios nos  ha dado mucho, para ayudar nos a recordar, y a para agradecer.

 

 

11-12) Y cuando Jehov‡ te haya metido en la tierra del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando te la hubiere dado, dedicar‡s a Jehov‡ todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los machos ser‡n de Jehov‡.

 

No solamente tu hijo no es tuyo, pero tampoco tus animales o sea tu propiedad, es tuya.  Dios es el due–o de todo.  Y es para nuestro bien, aprender a pensar as’.

 

Hay muchos hijos abusados, golpeados, hasta vendidos, en diferente partes del mundo. 

 

Pero cuando uno entiende que sus hijos han sido solamente prestados de Dios, quien es su due–o actual, pausa, se puede vivir con mas cuidado en lo que hace con ellos.   ÀAmen?

 

13) Mas todo primogŽnito de asno redimir‡s con un cordero; y si no lo redimieres, quebrar‡s su cerviz. TambiŽn redimir‡s al primogŽnito de tus hijos.

 

Esto era algo que se ten’an que aprender y practicar.  Esto iba a moldear su manera de pensar, y como se deber’an de relacionar se con su Dios.

 

En realidad, realmente ni eran preparados para la guerra con las naciones feroces que iba a reemplazar.  Se acaban de vivir cuatro cientos a–os en una cultura pagana.

 

Y con todo esto, Dios estaba levantando una cultura especial, una cultura santa en ellos.

 

14-15) Y cuando ma–ana te pregunte tu hijo, diciendo: ÀQuŽ es esto?, le dir‡s: Jehov‡ nos sac— con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre; y endureciŽndose Fara—n para no dejarnos ir, Jehov‡ hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogŽnito, desde el primogŽnito humano hasta el primogŽnito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehov‡ todo primogŽnito macho, y redimo al primogŽnito de mis hijos.

 

Otra vez, para la continuidad, para que la fe pase de una generaci—n a otra, Dios deseaba padres que pudieron explicar todo a sus hijos.  Cuando esto no pase, puede ser un desastre, como estamos viviendo ahora.

 

Es que en la historia de la fe, no se recordaron de esto siempre.

Jueces 2:10    Y toda aquella generaci—n tambiŽn fue reunida

a sus padres. Y se levant— despuŽs de ellos otra generaci—n que no conoc’a a Jehov‡, ni la obra que Žl hab’a hecho por Israel.

 

Es que para sus padres, no era tan importante instruir a sus hijos en todo esto.  A lo mejor se cre’an muy ocupados en cosas, supuestamente mas ÒimportantesÓ.

 

Y el mismo est‡ pasando en el d’a de hoy.

 

16) Te ser‡, pues, como una se–al sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehov‡ nos sac— de Egipto con mano fuerte.

 

Esto, de algo sobre tu mano, o un memorial delante de tus ojos, era metaf—rico.  Pero los jud’os han hecho cosas f’sicas que lleven sobre sus cuerpos.

 

Es que tratan de cumplir la letra de la ley, mientras se pierdan completamente, el esp’ritu de la ley.

 

17) Y luego que Fara—n dej— ir al pueblo, Dios no los llev— por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto.

 

Es que no estaban preparados para ninguna guerra con los filisteos.  Iban a necesitar tiempo, y Dios tenia que preparar les, hasta con tiempos duros en el desierto.

 

Y Dios sabia que unos de ellos iban a desear regresar a Egipto, como unos Cristianos ya, desean regresar al mundo.

 

18) Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados.

 

Eran armados, pero no estaban dispuestos a pelear.  Es que trabajando en el gran imperio de Egipto, sab’an mucho de la tecnolog’a de metales y de la construcci—n.

 

Pero esto no era el problema.  Para lograr grandes victorias en las guerras santas, es necesario estar espiritualmente preparado.  Y esto iba a tomar tiempo.  Pero Dios iba a guiar les.

19) Tom— tambiŽn consigo MoisŽs los huesos de JosŽ, el cual hab’a juramentado a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitar‡, y harŽis subir mis huesos de aqu’ con vosotros.

 

JosŽ, siglos atr‡s, sabia por fe que este d’a iba a venir.  Y por esto JosŽ estaba enterado en Egipto, esperando el gran d’a del ƒxodo.

 

Y esto era muy saludable para MoisŽs y otros lideres.

 

Siglos atr‡s, JosŽ era un hombre grande en Egipto, pero ahora estaba llevado en una caja, transportando sus huesos.

 

MoisŽs era un hombre grande en Egipto ya, hasta que Dios lo hizo un dios, con ÒdÓ minœsculo, delante de Fara—n.

 

ƒxodo 7:1 Jehov‡ dijo a MoisŽs: Mira, yo te he constituido

dios para Fara—n, y tu hermano Aar—n ser‡ tu

profeta.

 

Dice en los Salmos, que los magistrados llevaban el titulo de dioses, con ÒdÓ minœsculo.

 

Salmos 82:6-7  Yo dije: Vosotros sois dioses,

Y todos vosotros hijos del Alt’simo;

Pero como hombres morirŽis,

Y como cualquiera de los pr’ncipes caerŽis.

 

Para gobernar bien, es saludable para el magistrado poderoso, recordar que en poco tiempo, su vida terminar‡, y tendr‡ su gran oportunidad de rendir cuenta al Dios, con D mayœsculo.

 

20-21) Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del desierto.  Y Jehov‡ iba delante de ellos de d’a en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de d’a y de noche.

 

Esta era un gran despliegue del amor de Dios.  Ellos no ten’an que simplemente buscar su camino en el desierto, sino que Dios iba a guiar los.

 

Y esto era muy necesario, porque ellos, como nosotros, eran compuestos de no solamente adultos, sino de ni–os, y de personas de la tercera edad.  Para pasar por toda la tierra hostil, se necesitaban la gu’a del todo poderos.

22) Nunca se apart— de delante del pueblo la columna de nube de d’a, ni de noche la columna de fuego.

 

Dios siempre estaba con ellos, y esto tambiŽn tiene aplicaci—n con nosotros.

 

========================= Aplicaci—n ======================

Hay varios puntos interesantes con que podeos cerrar.

 

1) Dios siempre est‡ con nosotros.

 

Nosotros no tenemos la columna de fuego por la noche, ni la nube del d’a, pero si tenemos a Dios siempre con nosotros.

 

Dios est‡ con nosotros con su Esp’ritu Santo, y nos habla por medio de su palabra.

 

Y tenemos promesas de todo esto.  Terminando el libro de Mateo, hay palabras bonitasÉ

 

Mateo 28:18-20 Y Jesœs se acerc— y les habl— diciendo: Toda

potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

 

Por tanto, id, y haced disc’pulos a todas las naciones, bautiz‡ndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Esp’ritu Santo;  ense–‡ndoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aqu’ yo estoy con vosotros todos los d’as, hasta el fin del mundo. AmŽn.

 

2) Tu hijo no es tuyo.

 

Pensando que tu hijo no es tuyo, ni es propiedad del estado, es una manera buena para ti, reconocer tu relaci—n con Dios.

 

Estudiando lo de los diezmos, te des cuenta de que ni tu propiedad es tuyo.  Y estudiando el cuarto mandamiento sobre el d’a de reposo, ver‡s que ni tu tiempo es tuyo.

 

Dios es el due–o de todo.  Y por esto no es irrazonable para Dios, demandar tu mejor, o sea tus primicias.

 

Y reconociendo todo esto, vas a vivir bien, en la seguridad, y bajo la protecci—n del omnipotente.  ÀAmen?

 

3) El camino de Dios siempre es lo correcto.  Otra vezÉ

17) Y luego que Fara—n dej— ir al pueblo, Dios no los llev— por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto.

 

Dios no los llevaba por el camino mas corto.  Y es mas, el Fara—n va a concluir que su Dios era un poco necio, dejando los atrapados al lado del mar.  pausa

 

Pero el camino de Dios, como veremos, es siempre el camino mejor, aun cuando tu no lo puedes entender lo.  ÀAmen?

 

Proverbios 3:5-6     F’ate de Jehov‡ de todo tu coraz—n,

Y no te apoyes en tu propia prudencia.

 

Recon—celo en todos tus caminos,

Y Žl enderezar‡ tus veredas.

FinalmenteÉ

4) Hay juramentos que pasan por generaciones.

 

Hay cosas sorprendentes pero importantes en la doctrina del pacto.  Cuando JosŽ se muria, se tom— un juramento del pueblo de Dios, de llevar sus huesos, en el ƒxodo, siglos mas tarde.

 

GŽnesis 50:25-26     E hizo jurar JosŽ a los hijos de Israel,

diciendo: Dios ciertamente os visitar‡, y harŽis llevar de aqu’ mis huesos.

Y muri— JosŽ a la edad de ciento diez a–os; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataœd en Egipto.

 

Ahora bien, los de nuestra generaci—n, que no saben casi nada del pacto, ni dentro ni fuera de la iglesia, pero se pueden preguntarÉ

 

ÒÀPero que importa tiene un juramento cuatrocientos a–os antes?  Es que,  Àno han fallecido todos los que juraron?  ÀPer que tiene que ver ese juramento con la generaci—n presente?Ó  pausa

 

Y la respuesta es, el pacto de Dios es multi generacional.  Y por esto la instrucci—n de tus hijos es tan vital para la fe.

Y el olvido de esto, en gran parte de la iglesia, ha llevado nuestro mundo moderno, casi a la ruina.   Y si tu deseas vivir fiel al pacto de Dios, puedes pasar en unos momentos y orearemos contigo.

Vamos a Orar