6 de diciembre de 20

 

La Sangre Del Pacto

ƒxodo 12:1-51

 

Normalmente, estamos estudiando el libro de Hechos en los domingos, y el libro de ƒxodo en los viernes.

 

Pero esta vez, he tra’do lo de ƒxodo hoy, porque este cap’tulo doce es ideal para entender mejor, y para preparar se para la Sante Cena.

 

Estudiando el libro de Juan, pasamos por pasajes en que Cristo hablaba de manera casi inescrutable, diciendo cosas raras.   Por en ejemplo enÉ

 

Juan 6:53-56   Jesœs les dijo: De cierto, de cierto os digo:

Si no comŽis la carne del Hijo del Hombre, y bebŽis su sangre, no tenŽis vida en vosotros.

 

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitarŽ en el d’a postrero.

 

Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

 

El que come mi carne y bebe mi sangre, en m’ permanece, y yo en Žl.

 

Estudiando lo de la instituci—n de la pascua, en este capitulo doce, se puede clarificar hasta estas expresiones.

 

1-2) Habl— Jehov‡ a MoisŽs y a Aar—n en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os ser‡ principio de los meses; para vosotros ser‡ Žste el primero en los meses del a–o.

 

Para los que no vienen en los viernes, y est‡s invitado, pero hemos ya pasado por nueve de las diez plagas.  Y ahora con la plaga numero diez, podemos ver mucho de Cristo.

 

1-2) Habl— Jehov‡ a MoisŽs y a Aar—n en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os ser‡ principio de los meses; para vosotros ser‡ Žste el primero en los meses del a–o.

 

Saliendo de Egipto, por la Sangre del Pacto, hasta se cambiaban su calendario.  Antes, el primer mes estaba cerca de septiembre para nosotros, pero con la gran redenci—n, todo tenia que cambiar.

 

Y si la redenci—n antigua justificaba un gran cambio del calendario, Àcuanto mas es justificado, cambiar el calendario para la resurrecci—n de Cristo, o sea, mover el d’a de reposo de s‡bado a domingo, como vimos en el libro de Juan?

 

3) Hablad a toda la congregaci—n de Israel, diciendo: En el diez de este mes t—mese cada uno un cordero segœn las familias de los padres, un cordero por familia.

 

Ese cordero va a representar la Sangre del Pacto. Porque todos los primogŽnitos estaban condenados a la muerte, hasta los de los jud’os.  Todos merec’an morir se, y muy pronto.

 

4) Mas si la familia fuere tan peque–a que no baste para comer el cordero, entonces Žl y su vecino inmediato a su casa tomar‡n uno segœn el nœmero de las personas; conforme al comer de cada hombre, harŽis la cuenta sobre el cordero.

 

Vamos a ver cosas semejantes de la Santa Cena.  Pero tambiŽn hay diferencias.  Este rito antiguo pasaba en la casa, entre familias.  Y la Santa Cena es algo publico, en las reuniones de las iglesias.

 

5) El animal ser‡ sin defecto, macho de un a–o; lo tomarŽis de las ovejas o de las cabras.

 

Esto es hist—rico, pausa, pero tambiŽn es metaf—rico, hablando de Cristo.  Cristo tenia que ser el sacrificio perfecto.  Fue declarado inocente por Poncio Pilato, y hasta por uno de los malhechores a su lado, tambiŽn crucificado.

 

Lucas 23:41    Nosotros, a la verdad, justamente padecemos,

porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas Žste ningœn mal hizo.

 

6) Y lo guardarŽis hasta el d’a catorce de este mes, y lo inmolar‡ toda la congregaci—n del pueblo de Israel entre las dos tardes.

 

Ten’an que matar al cordero, para comer lo, pero aun mas importante, era para aplicar su sangre, la Sangre del Pacto.

 

7) Y tomar‡n de la sangre, y la pondr‡n en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.

 

La sangre tenia que marcar la casa.  Tenia que estar arriba de la puerta, y sobre los dos lados.  Pero jam‡s en el suelo donde se entraban.  Porque seria horrible pisotear esa sangre santa, como veremos mas tarde.

 

8-9) Y aquella noche comer‡n la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comer‡n.  Ninguna cosa comerŽis de Žl cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entra–as.

 

La levadura en este pasaje representa las malas influencias, y la hipocres’a.  La levadura no es siempre algo malo en las escrituras, pero en esta historia s’ es.

 

Las hierbas amargas eran para recordar de la vida dura en Egipto, para no desear mirar atr‡s.  Como hoy durante la Santa Cena, seria bueno para ti intentar recordar como eras tu antes, esclavo de las pasiones, o de los vicios, o de la vanidad, y llegar a la gratitud por tu entrega de toda forma de esclavitud mundana.

 

10) Ninguna cosa dejarŽis de Žl hasta la ma–ana; y lo que quedare hasta la ma–ana, lo quemarŽis en el fuego.

 

El cordero estaba quemado con fuego, porque Cristo iba estar quemado, metaf—ricamente en sus sufrimientos por tus pecados y lo los m’os.  Y hay que tomar todo de Cristo, como Se–or y como Salvador, y no solamente la mitad de Cristo.

 

11) Y lo comerŽis as’: ce–idos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bord—n en vuestra mano; y lo comerŽis apresuradamente; es la Pascua de Jehov‡.

 

Ten’an que comer la pascua con prisa, porque no iban a estar en Egipto por tiempo mucho mas.  Como tu y yo, no vamos a estar siempre en este mundo.  Cristo vendr‡ para llevar nos por la muerte, o por su llegada segunda.  As’ dijo Pablo   enÉ

 

1 Corintios 11:26    As’, pues, todas las veces que comiereis

este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Se–or anunci‡is hasta que Žl venga.

 

12) Pues yo pasarŽ aquella noche por la tierra de Egipto, y herirŽ a todo primogŽnito en la tierra de Egipto, as’ de los hombres como de las bestias; y ejecutarŽ mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehov‡.

 

La sentencia de la muerte estaba sobre todos los primogŽnitos.  Esa plaga no era solamente para los Egipcios.

 

Antes, Dios hizo una diferencia entre los hebreos y los Egipcios.  Pero esta vez la œnica diferencia era la que produc’a la Sangre de Pacto.

 

No hab’a otra distinci—n, Dios no iba a respetar la persona de nadie.  Ricos como pobres iban a morir, porque esto es lo que se merec’an.  Personas de toda nacionalidad en Egipto iban a estar gritando y llorando, porque la paga del pecado es la muerte.

 

13) Y la sangre os ser‡ por se–al en las casas donde vosotros estŽis; y verŽ la sangre y pasarŽ de vosotros, y no habr‡ en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.

 

Dios ya sabia quienes eran los suyos, y quienes no.  Dios realmente no necesitaba ver la Sangre de Pacto para estar seguro.  Pero era una evidencia de la fe, y de la obediencia.

 

Esto fue el caso de todas las plagas.  Dios no estaba solamente sacando su pueblo de Egipto, pausa, sino que tambiŽn estaba sacando lo de Egipto de ellos.

 

DespuŽs de cuatrocientos a–os en el mundo de idolatr’a, estaban bien corrompidos.  Y esto estaba empezando hasta con JosŽ, siglos atr‡s.

 

Muchos creen que JosŽ estaba siempre limpio de pecado, pero los que escudri–an bien a las escrituras han notado que hasta JosŽ juraba en el nombre de Fara—n.

 

GŽnesis 42:16  Enviad a uno de vosotros y traiga a vuestro

hermano, y vosotros quedad presos, y vuestras palabras ser‡n probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, vive Fara—n, que sois esp’as.

 

As’ que, aun para un hombre justo, la levadura del mundo puede entrar en tu mente, en tu coraz—n, suavemente, poco a poco, casi sin notar que has sido contaminado. 

Y por esto se ten’an que sacar toda la levadura.

 

1 Corintios 5:7-8    Limpiaos, pues, de la vieja levadura,

para que se‡is nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.

 

As’ que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.

 

Aqu’ se ve claramente la relaci—n entre la pascua, y la Santa Cena, en que Cristo es, como dijo Juan BautistaÉ

 

Juan 1:29 El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

 

13) Y la sangre os ser‡ por se–al en las casas donde vosotros estŽis; y verŽ la sangre y pasarŽ de vosotros, y no habr‡ en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.

 

Cuando la sangre del pacto, la sangre de Cristo, ha sido aplicado a ti, ya te puedes descansar con seguridad.

 

Pero si aun andas, fuera de Cristo, entonces eres accesible al gran destructor.  O sea, est‡s aun en gran peligro.

 

14) Y este d’a os ser‡ en memoria, y lo celebrarŽis como fiesta solemne para Jehov‡ durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebrarŽis.

 

Era una celebraci—n, pero para recordar.  Pasando los a–os es f‡cil olvidar, como eras en el mundo antes, y como Dios te lo rescataba.

 

Y por esto, nosotros tenemos la Santa Cena, para recordar nuestra redenci—n, y renovar nuestro interŽs, en la Sangre del Pacto.

 

15) Siete d’as comerŽis panes sin levadura; y as’ el primer d’a harŽis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer d’a hasta el sŽptimo, ser‡ cortado de Israel.

 

Esto habla de la persona rebelde, o la indiferente a la palabra de Dios, no de uno que com’a algo leudado sin saber lo.

Pero en todo este capitulo Dios est‡ muy especifico, ense–ando nos, que en las cosas de la alabanza, el hombre no est‡ libre de emplear su imaginaci—n, o su creatividad.

 

Hay personas que han perdido sus vidas as’.

 

Lev’tico 10:1-2 Nadab y Abiœ, hijos de Aar—n, tomaron

cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehov‡ fuego extra–o, que Žl nunca les mand—.

Y sali— fuego de delante de Jehov‡ y los quem—, y murieron delante de Jehov‡.

 

Y hay otros muchos ejemplos semejantes en las escrituras.

 

16) El primer d’a habr‡ santa convocaci—n, y asimismo en el sŽptimo d’a tendrŽis una santa convocaci—n; ninguna obra se har‡ en ellos, excepto solamente que preparŽis lo que cada cual haya de comer.

 

Esta era la instituci—n de la Pascua, para toda la historia del pueblo santo.

 

17) Y guardarŽis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo d’a saquŽ vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardarŽis este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua.

 

Era perpetua con los jud’os, y ahora la Santa Cena es perpetua para nosotros.  Es un error para los jud’os, celebrar la pascua ahora, si no han venido a Cristo.

 

Pero yo he conocido hombres jud’os, de familias ricas, que hacen este ceremonia cada a–o.  Uno me dijo que lo hacen como parte de su identidad jud’a, pero no quiere saber nada de la palabra de Dios, ni de sus propias escrituras. Es muy triste.

 

18) En el mes primero comerŽis los panes sin levadura, desde el d’a catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde.

 

Todos estos detalles eran para el futuro.  Pero este primera vez, ten’an muy poco tiempo.  Pero aqu’ MoisŽs grababa los detalles sobre una instituci—n permanente.

 

19) Por siete d’as no se hallar‡ levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, as’ extranjero como natural del pa’s, ser‡ cortado de la congregaci—n de Israel.

 

Para ellos la levadura era f’sica, actual.  Pero para nosotros es la levadura de la malicia, o de la hipocres’a.

 

Y por esto hasta nosotros damos las amonestaciones antes de participar en la Santa Cena.

 

20) Ninguna cosa leudada comerŽis; en todas vuestras habitaciones comerŽis panes sin levadura.

 

Eran disc’pulos, y por esto ten’an una vida de disciplina.

ÀY tu?

 

21-22) Y MoisŽs convoc— a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua.  Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estar‡ en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estar‡ en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la ma–ana.

 

Ten’an que quedar se en la casa, como tu y yo tenemos que quedar nos en el reino de Dios.  Regresando al mundo, o mirando atr‡s, como la mujer de Lot, puede ser sumamente peligroso.

 

23) Porque Jehov‡ pasar‡ hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasar‡ Jehov‡ aquella puerta, y no dejar‡ entrar al heridor en vuestras casas para herir.

 

Algunos creen que Dios estaba cruel en todo esto.  pausa

Pero en realidad esto era una gran misericordia, porque todos merec’an la muerte, no solamente los primogŽnitos.  Era una expresi—n de la bondad de Dio no matar a todos, egipcios y jud’os.

 

24) GuardarŽis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.

 

Y aqu’ se ve algo de nuestra obligaci—n, de pasar todo esto, eficazmente a la pr—xima generaci—n.  Y si tu vas a transmitir algo, debes de entender lo bien primero.  ÀAmen?

 

25-27) Y cuando entrŽis en la tierra que Jehov‡ os dar‡, como prometi—, guardarŽis este rito.  Y cuando os dijeren vuestros hijos: ÀQuŽ es este rito vuestro?,  vosotros responderŽis: Es la v’ctima de la pascua de Jehov‡, el cual pas— por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hiri— a los egipcios, y libr— nuestras casas. Entonces el pueblo se inclin— y ador—.

 

Ellos adoraban, entendiendo su obligaci—n de tener la capacidad de explicar todo esto a sus hijos.  ÀY tu?  ÀTe puedes hacer el mismo?

 

28-29) Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente as’, como Jehov‡ hab’a mandado a MoisŽs y a Aar—n.  Y aconteci— que a la medianoche Jehov‡ hiri— a todo primogŽnito en la tierra de Egipto, desde el primogŽnito de Fara—n que se sentaba sobre su trono hasta el primogŽnito del cautivo que estaba en la c‡rcel, y todo primogŽnito de los animales.

 

No hab’a ningœn respeto de personas ricas, ni de las poderosas, solamente la Sangre del Pacto hizo la diferencia.

 

30) Y se levant— aquella noche Fara—n, Žl y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no hab’a casa donde no hubiese un muerto.

 

Muchas familias ten’an varios primogŽnitos, y tambiŽn mas entre sus animales.  Hab’an llantos y gritos en todos lados, era horrible, y esto puso todo el futuro del pa’s en peligro.

 

DespuŽs de todas las dem‡s plagas, esta era el colmo.

 

31) E hizo llamar a MoisŽs y a Aar—n de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehov‡, como habŽis dicho.

 

Ahora no hab’a nada de negociaciones.  Sino que el gran Fara—n, era completamente derrotado.  Por su orgullo, jam‡s pudo humillar se delante de la palabra de Dios.  ÀY tu?

 

ÀComo ser‡ contigo, cuando tu tiempo ha acabado?

 

32) Tomad tambiŽn vuestras ovejas y vuestras vacas, como habŽis dicho, e idos; y bendecidme tambiŽn a m’.

 

Esto es fascinante. 

 

Y si te pases tiempo con el Se–or, vas a observar personas as’, que quieren la bendici—n de Dios, pero no quieren nada que ver con el Dios de la bendici—n.  Es una situaci—n fatal.

 

33-35) Y los egipcios apremiaban al pueblo, d‡ndose prisa a echarlos de la tierra; porque dec’an: Todos somos muertos.

Y llev— el pueblo su masa antes que se leudase, sus masas envueltas en sus s‡banas sobre sus hombros.  E hicieron los hijos de Israel conforme al mandamiento de MoisŽs, pidiendo de los egipcios alhajas de plata, y de oro, y vestidos.

 

Se despojaron a los egipcios, pero no era su idea, sino que es lo que Dios ordenaba.   Eran sus salarios robados ya por mucho tiempo.

 

36) Y Jehov‡ dio gracia al pueblo delante de los egipcios, y les dieron cuanto ped’an; as’ despojaron a los egipcios.

 

No ten’an que luchar con sus vecinos, simplemente pidiendo, y les daban oro, plata, la ropa costosa.  Y todo estaba pasando muy r‡pidamente.

 

37-38) Partieron los hijos de Israel de RamesŽs a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los ni–os.

TambiŽn subi— con ellos grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y much’simo ganado.

 

Los expertos calculan que hab’an mas de un mill—n de personas.  Muchos que ni eran jud’os salieron con ellos.  Algunos van a convertir se a la fe, otros van a ser la causa de problemas mas tarde.

 

Nœmeros 11:4-6 Y la gente extranjera que se mezcl— con ellos

tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel tambiŽn volvieron a llorar y dijeron: !!QuiŽn nos diera a comer carne!

 

Nos acordamos del pescado que com’amos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;

 

y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este man‡ ven nuestros ojos.

 

Caminando con el Se–or, siempre habr‡ algunos que solamente piensan en regresar al mundo.

 

39-41) Y cocieron tortas sin levadura de la masa que hab’an sacado de Egipto, pues no hab’a leudado, porque al echarlos fuera los egipcios, no hab’an tenido tiempo ni para prepararse comida.

 

El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta a–os.

 

Y pasados los cuatrocientos treinta a–os, en el mismo d’a todas las huestes de Jehov‡ salieron de la tierra de Egipto.

 

Entraron en el tiempo de JosŽ y de su padre Jacob, con unas familias no mas.  Y ahora, salieron como una gran naci—n, cumpliendo la promesa a Abraham.

 

GŽnesis 22:17  De cierto te bendecirŽ, y multiplicarŽ tu

descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que est‡ a la orilla del mar; y tu descendencia poseer‡ las puertas de sus enemigos.

 

42) Es noche de guardar para Jehov‡, por haberlos sacado en ella de la tierra de Egipto. Esta noche deben guardarla para Jehov‡ todos los hijos de Israel en sus generaciones.

 

Todo fue escrito para recordar, y es el mismo para nosotros y la Santa Cena.

 

43-45) Y Jehov‡ dijo a MoisŽs y a Aar—n: Esta es la ordenanza de la pascua; ningœn extra–o comer‡ de ella.  Mas todo siervo humano comprado por dinero comer‡ de ella, despuŽs que lo hubieres circuncidado.  El extranjero y el jornalero no comer‡n de ella.

 

Hab’an restricciones, y por esto, nosotros anunciamos tambiŽn las amonestaciones, antes de tomar la Santa Cena.

 

46-48) Se comer‡ en una casa, y no llevar‡s de aquella carne fuera de ella, ni quebrarŽis hueso suyo.  Toda la congregaci—n de Israel lo har‡.  Mas si algœn extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehov‡, sŽale circuncidado todo var—n, y entonces la celebrar‡, y ser‡ como uno de vuestra naci—n; pero ningœn incircunciso comer‡ de ella.

 

Como un evento santo, se ten’an que tomar mucho cuidado en observar lo que Dios ha mandado. 

Y en cuanto a no quebrar sus huesos, vimos esto en Juan.

 

Juan 19:33 Mas cuando llegaron a Jesœs, como le vieron ya

muerto, no le quebraron las piernas.

 

Otra evidencia de que Cristo es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

 

49-51) La misma ley ser‡ para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros.  As’ lo hicieron todos los hijos de Israel; como mand— Jehov‡ a MoisŽs y a Aar—n, as’ lo hicieron.  Y en aquel mismo d’a sac— Jehov‡ a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejŽrcitos.

 

Ellos salieron de Egipto, como nosotros hemos salido del sistema de este mundo, para vivir como un pueblo santo, y apartado de las corrupciones modernas.

 

========================= Aplicaci—n ======================

 

Solamente dos puntos de aplicaci—n.

 

1) La Sangre del Pacto, la sangre de Cristo, es el tema de toda la Biblia.

 

Cuando Ad‡n y Eva pecaron en el para’so, Dios hizo pieles para su ropa, en vez de delanteras de hojas.  Y aunque no era muy explicito, se puede ver algo de la promesa de un redentor all’ por sangre.

 

Cuando Ca’n mat— a su hermano, era sobre los sacrificios religiosos.

 

Cando Abraham casi sacrificaba a su hijo Isaac, Dios, en el ultimo momento se daba un sustituto.  Abraham estaba dispuesto a obedecer cuando dijo DiosÉ

 

GŽnesis 22:12-14     No extiendas tu mano sobre el muchacho,

ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu œnico.

 

Entonces alz— Abraham sus ojos y mir—, y he aqu’ a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tom— el carnero, y lo ofreci— en holocausto en lugar de su hijo.

Y llam— Abraham el nombre de aquel lugar, Jehov‡ proveer‡. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehov‡ ser‡ provisto.

 

En la pascua, el cordero era el sustituto para el primogenitito, y en la crucifixi—n de Cristo, el Se–or de la Gloria, tom— tu lugar.  Y esto es lo que celebramos en la Santa Cena.

 

2) Ultimo punto, que es muy relevante en nuestros tiempos en que muchos j—venes Cristianos abandonan a la fe.

 

En la primera pascua, su pusieron la Sangre del Pacto sobre la puerta, y a los dos lados.  Pero jam‡s en el suelo donde se pusieron su pies, porque all’ seria pisoteada, lo que representaba la sangre de Cristo.

 

Es que cuando un joven, que ha conocido la vida Cristiana, la palabra de Dios, y tal vez hasta ha sido bautizado, pero cuando se regrese al mundo, es como que est‡ pisoteando la Sangre del Pacto.

 

Hebreos 10:26-30     Porque si pec‡remos voluntariamente

despuŽs de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda m‡s sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectaci—n de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.

 

El que viola la ley de MoisŽs, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.

 

ÀCu‡nto mayor castigo pens‡is que merecer‡ el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Esp’ritu de gracia?

 

Pues conocemos al que dijo: M’a es la venganza, yo darŽ el pago, dice el Se–or. Y otra vez: El Se–or juzgar‡ a su pueblo.

 

Vamos a Orar