20 de noviembre
de 20
Cuando
El Diablo Est‡ Perdiendo
ƒxodo
10:1-29
Lo que pasa aqu’ en el libro de ƒxodo, es actual, es hist—rico, pausa, pero tambiŽn tiene un simbolismo
poderoso.
Para nosotros, Egipto es como el mundo, que quiere mantener nos
esclavizados, y en sus garras.
Fara—n mismo, es como el diablo.
Y por esto es muy enga–oso, siempre tratando de negociar, y por lo menos
ganar algo.
Pero lo que veremos en el d’a de hoy, es como se porte, cuando es
claro a todos, que est‡ perdiendo.
As’ que el t’tulo del mensaje de hoy es, ÒCuando El Diablo Est‡ PerdiendoÓ. Y ojala podemos sacar unas aplicaciones muy practicas.
1) Jehov‡ dijo a MoisŽs: Entra a la
presencia de Fara—n; porque yo he endurecido su coraz—n, y el coraz—n de sus
siervos, para mostrar entre ellos estas mis se–ales,
Aqu’ esta muy claro, que el prop—sito de todo este conflicto, era
producir gloria para Dios. El
punto no era solamente la libertad del pueblo santo.
Y as’ con nosotros. En el
ego’smo moderno, queremos pensar a veces, que Cristo vino porque lo mas
importante era salvar a nosotros de un infierno eterno.
Esto s’ es importante, pero mucho mas importante, siempre, es la
gloria de Dios.
1) Jehov‡ dijo a MoisŽs: Entra a la
presencia de Fara—n; porque yo he endurecido su coraz—n, y el coraz—n de sus
siervos, para mostrar entre ellos estas mis se–ales, y para que cuentes a tus
hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis se–ales que hice
entre ellos; para que sep‡is que yo soy Jehov‡.
Aqu’ hay otra cosa, los ni–os y su educaci—n. Dios no pensaba solamente en la
generaci—n redimida, sino en su descendencia. Porque su pacto siempre es multi generacional. Tus hijos, hermano, hermana son
sumamente importantes para tu Dios.
3) Entonces vinieron MoisŽs y Aar—n a
Fara—n, y le dijeron: Jehov‡ el Dios de los hebreos ha dicho as’: ÀHasta cu‡ndo
no querr‡s humillarte delante de m’? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
Esto es exactamente lo que los grandes lideres del mundo tienen que
hacer. Se tienen que humillar se
delante de Dios, y no simplemente intentar gobernar por su antoja.
Y se puede ver esto en muchas partes de la Biblia. Pero hay un ejemplo, que viene deÉ
Daniel 5:22-23 Y tœ, su hijo
Belsasar, no has humillado tu
coraz—n, sabiendo todo esto; sino que contra
el Se–or del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los
vasos de su casa, y tœ y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis
vino en ellos; adem‡s de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de
bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al
Dios en cuya mano est‡ tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
Los hombres que quieren vivir como que ellos son el Dios mismo,
terminan imitando el diablo. Y por
esto se paguen bien caro.
4-5) Y si aœn rehœsas dejarlo ir, he
aqu’ que ma–ana yo traerŽ sobre tu territorio la langosta, la cual cubrir‡ la
faz de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra; y ella comer‡ lo que
escap—, lo que os qued— del granizo; comer‡ asimismo todo ‡rbol que os
fructifica en el campo.
El granizo no acababa con todo.
Hab’a aun un poquito en los campos, pausa,
pero ahora hasta esto estaba en peligro.
6) Y llenar‡ tus casas, y las casas de
todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios, cual nunca vieron tus
padres ni tus abuelos, desde que ellos fueron sobre la tierra hasta hoy. Y se
volvi— y sali— de delante de Fara—n.
Estas langostas eran el terror de la gente que moraban all‡, cuando
vinieron as’ en una gran multitud, se pudieron dejar a millones sin comida.
Y a prop—sito, aun en este a–o, se han visto grandes cantidades de
langostas, en el noreste de la çfrica.
Parece que casi el mundo entero est‡ bajo los juicios de Dios, Ày
porque no renovar algunos de los juicios antiguos?
Pero ya ser‡ muy claro que Fara—n estaba perdiendo.
7) Entonces los siervos de Fara—n le
dijeron: ÀHasta cu‡ndo ser‡ este hombre un lazo para nosotros? Deja ir a estos
hombres, para que sirvan a Jehov‡ su Dios. ÀAcaso no sabes todav’a que Egipto
est‡ ya destruido?
Como el diablo, que es el
gran perdedor, no lo puede aceptar,
sino que sigue luchando en contra de Dios. Ojala esto no es tu caso.
8) Y MoisŽs y Aar—n volvieron a ser
llamados ante Fara—n, el cual les dijo: Andad, servid a Jehov‡ vuestro Dios.
ÀQuiŽnes son los que han de ir?
ÁAh! Estas son las t‡ctica
sat‡nicas. La derrota del diablo est‡ segura, como era con la de Fara—n,
y por esto se quiere negociar. pausa
Y el diablo puede hacer el mismo contigo, diciendo...
ÒBien, bien, ahora eres un Cristianito, en hora buena.
Pero no tienes que dedicar toda tu vida al Se–or, puedes mantener unos
peque–os vicios, tal vez como la pornograf’a, u otro vicio, muy pero muy
peque–o.
Es que si el diablo tiene que perder te, por lo menos quiere plantar
algo sucio en tu vida.
9) MoisŽs respondi—: Hemos de ir con
nuestros ni–os y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas;
con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta
solemne para Jehov‡.
MoisŽs sabia, como un maduro en la fe, que no se puede negociar con el
maligno.
Hay que mantener se firme, como Dios manda, y vemos esto muy
claramente llegando al fin de la vida de Josue, enÉ
JosuŽ 24:15 Y
si mal os parece servir a Jehov‡, escogeos
hoy a quiŽn sirv‡is; si a los dioses a
quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del r’o, o a
los dioses de los amorreos en cuya tierra habit‡is; pero yo y mi casa serviremos a Jehov‡.
Y si pienses as’, el perdedor
vendr‡ a ti diciendo, ÒEst‡ bien, felicidades, tu casa va a servir al Se–or, pausa, pero no esa hija, ya sabes que
ella es m’aÓ.
Y tu tienes que estar preparado para responder a estas sugerencias demon’acas.
10-11) Y Žl les dijo: !!As’ sea Jehov‡
con vosotros! ÀC—mo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros ni–os? !!Mirad
c—mo el mal est‡ delante de vuestro rostro! No ser‡ as’; id ahora vosotros los varones, y servid a
Jehov‡, pues esto es lo que vosotros pedisteis. Y los echaron de la presencia
de Fara—n.
Est‡ perdiendo, pero no
quiere reconocer lo. Como cuando
el maligno viene a ti diciendo.
ÒClaro eres una buena hermana en el Se–or, adelante.Ó pausa
Pero tu sabes que este hijo tuyo, el corderito negro de la familia,
jam‡s ser‡ parte de todo esto, pausa,
porque es m’o, y lo he ense–ado en mis escuelas, con mi mœsica, y por mis
medios sociales.
12) Entonces Jehov‡ dijo a MoisŽs:
Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para traer la langosta, a fin de que
suba sobre el pa’s de Egipto, y consuma todo lo que el granizo dej—.
Y as’ nosotros tenemos que confiar que todo el poder de Dios estar‡ a
nuestro lado, aun los poderes sobrenaturales, para confirmar las promesas de su
pacto, y jam‡s tirar
la toalla.
Proverbios 22:6 Instruye al ni–o
en su camino,
Y aun cuando
fuere viejo no se apartar‡
de Žl.
Tenemos que mantener nos firmes en la oraci—n, sabiendo que Dios es
fiel a su palabra.
13) Y extendi— MoisŽs su vara sobre la
tierra de Egipto, y Jehov‡ trajo un viento oriental sobre el pa’s todo aquel
d’a y toda aquella noche; y al venir la ma–ana el viento oriental trajo la
langosta.
Esta plaga es una de las ultimas, porque era una de las mas
costosas.
Era una gran molestia, claro, tener estos insectos en todos lados,
pero cuando estos ven’an as’, muchos pobres pudieron morir por el hambre.
14-15) Y subi— la langosta sobre toda
la tierra de Egipto, y se asent— en todo el pa’s de Egipto en tan gran cantidad
como no la hubo antes ni la habr‡ despuŽs; y cubri— la faz de todo el pa’s, y
oscureci— la tierra; y consumi— toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de
los ‡rboles que hab’a dejado el granizo; no qued— cosa verde en ‡rboles ni en
hierba del campo, en toda la tierra de Egipto.
Y estos son los frutos del maligno.
Hermanos, el pecado, la resistencia a los preceptos de Dios, puede
terminar sumamente costosa, aun en esta vida.
16) Entonces Fara—n se apresur— a
llamar a MoisŽs y a Aar—n, y dijo: He pecado contra Jehov‡ vuestro Dios, y
contra vosotros.
Para el Fara—n, esto ya era como un juego. Sabia que si dijo que ya conoc’a que estaba mal, con un
poquito de oraci—n, todo regresar’a a lo normal, y la vida pudiera continuar
como siempre.
Y ha veces hay personas as’ en las iglesias. Es que sigan en sus pecados, pensando ÒBueno, de todos
modos, Dios me va a perdonar, solamente tengo que orar, o confesar, y todo
estar‡ bienÓ.
Pero esto siempre es una locura, porque las consecuencias andan
multiplicando se.
Proverbios 28:13 El
que encubre sus pecados no prosperar‡;
Mas el que los confiesa y se aparta
alcanzar‡ misericordia.
Este juego del rey perdedor,
ya estaba llegando a su fin.
17) Mas os ruego ahora que perdonŽis
mi pecado solamente esta vez, y que orŽis a Jehov‡ vuestro Dios que quite de m’
al menos esta plaga mortal.
Como el maligno, hay hermanos a veces que piensan de la misma
manera. No quieren la vida santa,
la vida pura, y por esto cuando las cosas son duras, ruegan por otro perd—n,
pero solamente esta vez.
18) Y sali— MoisŽs de delante de
Fara—n, y or— a Jehov‡.
Dios no estaba jugando, y tampoco MoisŽs. Esto era ya un juego sumamente peligroso.
19-20) Entonces Jehov‡ trajo un
fort’simo viento occidental, y quit— la langosta y la arroj— en el Mar Rojo; ni
una langosta qued— en todo el pa’s de Egipto. Pero Jehov‡ endureci— el coraz—n de Fara—n, y Žste no dej—
ir a los hijos de Israel.
Y como dije la ultima vez, cuando Dios endureci— el coraz—n de Fara—n,
no lo forzaba a hacer lo que no quiso.
Sino que ese endurecimiento divino era un juicio, en que el rey estaba
confirmado en su voluntad sat‡nica, haciendo exactamente lo que deseaba.
Y claro, Dios no est‡ bajo obligaci—n de llenar el coraz—n de nadie
con su gracia, porque esto es un don no merecido.
21) Jehov‡ dijo a MoisŽs: Extiende tu
mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto
que cualquiera las palpe.
Y esta vez, no hab’a nada de advertencia. Es que cuando los egipcios menos lo esperaban, en el medio
del d’a, todo estaba oscuro, menos en las ‡reas en que el pueblo de Dios
moraba.
Y esto era sumamente espantoso.
22-23) Y extendi— MoisŽs su mano hacia
el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres
d’as. Ninguno vio a su pr—jimo, ni
nadie se levant— de su lugar en tres d’as; mas todos los hijos de Israel ten’an
luz en sus habitaciones.
Es que con esto, todo el trabajo, todo el comercio venia a su fin,
abruptamente. Nadie pudo ni viajar
a ningœn lado.
Y esa pobre gente no sabia por cuanto tiempo iba a perder el Sol, que
tambiŽn era uno de sus Dioses, como era entre la gente ind’gena en las
AmŽricas.
Y ese oscuridad densa, era como una manera de probar el sabor del
infierno. Hablando de personas
apostatas en las iglesias dice enÉ
Judas 12-13 Estos
son manchas en vuestros ‡gapes, que
comiendo impœdicamente con vosotros se
apacientan a s’ mismos; nubes sin agua, llevadas de ac‡ para all‡ por los
vientos; ‡rboles oto–ales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;
fieras ondas del mar, que espuman su
propia vergŸenza; estrellas errantes, para las cuales est‡ reservada
eternamente la oscuridad de las tinieblas.
Sabemos que hay sufrimientos en el infierno, y parte de estos
sufrimientos es la oscuridad. En
el ultimo libro de la Biblia diceÉ
Apocalipsis 16:10 El
quinto ‡ngel derram— su copa sobre el
trono de la bestia; y su reino se
cubri— de tinieblas, y mord’an de dolor sus lenguas.
El dolor de morder a tu propia lengua, viene con las tinieblas, en las
escrituras.
24) Entonces Fara—n hizo llamar a
MoisŽs, y dijo: Id, servid a Jehov‡; solamente queden vuestras ovejas y
vuestras vacas; vayan tambiŽn vuestros ni–os con vosotros.
El diablo va a dejar te servir a tu Se–or, pero quiere solamente una
parte de tu vida, para Žl mismo.
25-26) Y MoisŽs respondi—: Tœ tambiŽn
nos dar‡s sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehov‡ nuestro Dios.
Nuestros ganados ir‡n tambiŽn con
nosotros; no quedar‡ ni una pezu–a; porque de ellos hemos de tomar para
servir a Jehov‡ nuestro Dios, y no sabemos con quŽ hemos de servir a Jehov‡
hasta que lleguemos all‡.
Hermanos esta es la firmeza que tenemos que sacar de este capitulo.
Cuando el diablo viene a ti, este gran perdedor, diciendo que Žl ser‡ el due–o de unos de tus seres
queridos, pausa, hay que sacar este
texto y decir en tus oraciones, por la palabra de Dios, no quedar‡ ni una pezu–a, sino que yo y mi casa serviremos
al Se–or.
27) Pero Jehov‡ endureci— el coraz—n
de Fara—n, y no quiso dejarlos ir.
Hermanos, las plagas ya est‡n llegando a su fin. Aqu’ el rey intenta dar la impresi—n de
que aun tiene algo de la autoridad, pero no es cierto, es cien por ciento perdedor.
Y es el mismo con el diablo, esto es lo que Pablo promet’a a la
iglesia en Roma.
Romanos 16:20 Y el Dios de
paz aplastar‡ en breve a Satan‡s
bajo vuestros pies. La gracia de
nuestro Se–or Jesucristo sea con vosotros.
Toca a nosotros caminar en la verdad, y no caer en las redes de los
enga–os o los trucos del demonio.
Mira cual es la primera parte de nuestra armadura.
Efesios 6:12-16 Porque no tenemos
lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de
Dios, para que pod‡is resistir en el d’a malo, y habiendo acabado todo, estar
firmes. Estad, pues, firmes, ce–idos
vuestros lomos con la verdad.
La verdad, viene antes de todo.
Y la verdad es que nosotros estamos el equipo ganador. Y el diablo, como Fara—n, ya ha perdido.
28) Y le dijo Fara—n: Ret’rate de m’;
gu‡rdate que no veas m‡s mi rostro, porque en cualquier d’a que vieres mi
rostro, morir‡s.
Este perdedor sigue
haciendo sus amenazas, pero ya no tiene poder alguno.
29) Y MoisŽs respondi—: Bien has
dicho; no verŽ m‡s tu rostro.
Esto no inspiraba el mas m’nimo temor en MoisŽs, porque MoisŽs
confiaba en el poder infinito de Dios.
ÀY tu?
========================== Conclusi—n =======================
Si es tu deseo, hermana, hermano, joven, andar en la madurez, en la
fuerza del Se–or, libre del temor y de la angustia, confiando siempre en la
fuerza del Dios omnipotente, pausa,
puedes pasar al frente, en unos momentos y oraremos contigo.
Vamos a Orar