13 de noviembre de 20

 

El Costo De La Resistencia

ƒxodo 9:1-35

 

En los cap’tulos que hemos considerado ya, Dios ha mandado plagas que eran una gran molestia.  Con el r’o convertido en sangre, los egipcios ten’an que gastar tiempo buscando agua.

 

Y con las ranas, los piojos y las moscas molest’simas, la vida era cada vez mas miserable.

 

Pero como el Fara—n sigue resistiendo la autoridad de Dios, ahora tienen que recibir unas plagas bastante mas costosas.

 

1)  Entonces Jehov‡ dijo a MoisŽs: Entra a la presencia de Fara—n, y dile: Jehov‡, el Dios de los hebreos, dice as’: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

 

El mandato de Dios no cambia, siempre es el mismo.  Y los mandatos de Dios no tienen que cambiar, porque son todos buenos.

 

2-3) Porque si no lo quieres dejar ir, y lo detienes aœn,

he aqu’ la mano de Jehov‡ estar‡ sobre tus ganados que est‡n en el campo, caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, con plaga grav’sima.

 

En la antigŸedad, los animales eran su riqueza, su futuro, su fuente de comida.  Metiendo con los animales de uno era una manera de empujar le a la pobreza.

 

4) Y Jehov‡ har‡ separaci—n entre los ganados de Israel y los de Egipto, de modo que nada muera de todo lo de los hijos de Israel.

 

Los fieles a Dios, andamos bajo una protecci—n.  Como vimos en los SalmosÉ

 

Salmos 91:5-7  No temer‡s el terror nocturno,

Ni saeta que vuele de d’a,

Ni pestilencia que ande en oscuridad,

Ni mortandad que en medio del d’a destruya.

Caer‡n a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra;

Mas a ti no llegar‡.

 

5) Y Jehov‡ fij— plazo, diciendo: Ma–ana har‡ Jehov‡ esta cosa en la tierra.

 

Siendo algo anunciado de antemano, y algo que solamente iba a toca a los egipcios, y no a lo hebreos, era muy claro que esto era un milagro de Dios.

 

6) Al d’a siguiente Jehov‡ hizo aquello, y muri— todo el ganado de Egipto; mas del ganado de los hijos de Israel no muri— uno.

 

Esto era bastante grave, pero veremos que los egipcios van a reemplazar algo de sus animales, o comprando o robando, pausa porque mas van a morir por otra plaga.

 

Es que en la antigŸedad, no se pudiera vivir sin sus animales.

 

7) Entonces Fara—n envi—, y he aqu’ que del ganado de los hijos de Israel no hab’a muerto uno. Mas el coraz—n de Fara—n se endureci—, y no dej— ir al pueblo.

 

Aquella plaga fue grave, pero su impacto sobre el rey era m’nimo.  pausa  Esto quiere decir que la pr—xima plaga tiene que venir sin anuncio previo.

 

8-9) Y Jehov‡ dijo a MoisŽs y a Aar—n: Tomad pu–ados de ceniza de un horno, y la esparcir‡ MoisŽs hacia el cielo delante de Fara—n; y vendr‡ a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, y producir‡ sarpullido con œlceras en los hombres y en las bestias, por todo el pa’s de Egipto.

 

Es que para ayudar les a recapacitar, ten’an que estar mucho mas inc—modos.

 

Y Dios puede hacer esto con muchos pecadores.  Primero se manda un mensaje, despuŽs algo leve, pero una molestia, y mas tarde vienen los golpes duros.

 

Lo sabio es simplemente arrepentir te de una vez.

 

Proverbios 28:13     El que encubre sus pecados no prosperar‡;

Mas el que los confiesa y se aparta alcanzar‡ misericordia.

 

 

 

10) Y tomaron ceniza del horno, y se pusieron delante de Fara—n, y la esparci— MoisŽs hacia el cielo; y hubo sarpullido que produjo œlceras tanto en los hombres como en las bestias.

 

Los hermanos pasaron mucho tiempo con estos hornos, haciendo ladrillos sin paja, pero ahora los egipcios ten’an las llagas abiertas, y se esperaban muchos golpes mas.

 

11) Y los hechiceros no pod’an estar delante de MoisŽs a causa del sarpullido, porque hubo sarpullido en los hechiceros y en todos los egipcios.

 

Los hechiceros ten’an que sufrir en grande, porque los hechiceros siempre apoyan a la resistencia en contra de la autoridad de Dios.

 

Y hasta en los tiempos del nuevo testamento, se hablar‡n de estos hechiceros miserables.

 

2 Timoteo 3:8-9 Y de la manera que Janes y Jambres

resistieron a MoisŽs, as’ tambiŽn Žstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, rŽprobos en cuanto a la fe.

 

Mas no ir‡n m‡s adelante; porque su insensatez ser‡ manifiesta a todos, como tambiŽn lo fue la de aquŽllos.

 

Dijo San Pablo muy claramente, que estos dos se resistieron a MoisŽs.  Eran gran parte de la resistencia, y por esto ten’an que pagar bien duro, no solamente con sus llagas abiertas, sino por su humillaci—n en la batalla.

 

Y Lucas nos reporte de otro hechicero perdedor en el libro de Hechos.

 

Hechos 13:5-12 Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra

de Dios en las sinagogas de los jud’os. Ten’an tambiŽn a Juan de ayudante.

 

Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, jud’o, llamado Barjesœs,

que estaba con el proc—nsul Sergio Paulo, var—n prudente. Este, llamando a BernabŽ y a Saulo, deseaba o’r la palabra de Dios.

 

Pero les resist’a Elimas, el mago (pues as’ se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al proc—nsul.

 

Entonces Saulo, que tambiŽn es Pablo, lleno del Esp’ritu Santo, fijando en Žl los ojos,

 

dijo: !!Oh, lleno de todo enga–o y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ÀNo cesar‡s de trastornar los caminos rectos del Se–or?

 

Ahora, pues, he aqu’ la mano del Se–or est‡ contra ti, y ser‡s ciego, y no ver‡s el sol por algœn tiempo. E inmediatamente cayeron sobre Žl oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano.

 

Entonces el proc—nsul, viendo lo que hab’a sucedido, crey—, maravillado de la doctrina del Se–or.

 

Otra vez un hechicero insoportable deseaba estar cerca de uno alto en el gobierno, pero Pablo no iba a permitir lo.

 

Y si tu hermano, hermana, joven, has confiado en los hechiceros o en sus artes negros, quiero orar por ti, porque es algo sumamente contaminante.  ÀAmen?

 

Bueno, regresando al texto.

 

12) Pero Jehov‡ endureci— el coraz—n de Fara—n, y no los oy—, como Jehov‡ lo hab’a dicho a MoisŽs.

 

Vamos a tomar un momento aqu’ para aclarar algo.

 

A veces hay hermanos que malinterpretan esto, pensando que no era justo para Dios, endurecer el coraz—n del Fara—n, haciendo lo hacer cosas que Žl no quiso.  pausa Pero all’ hay el concepto falso.   Dios no forzaba Fara—n a hacer nada que estaba en contra de su voluntad. 

 

No, Dios lo confirmaba en su resistencia, Dios lo sellaba en exactamente lo que este hombre orgulloso deseaba hacer en su crueldad. Y claro esto era una garant’a de su destino en el  infierno.

 

Y Dios no esta bajo obligaci—n de dar su gracia a nadie.

 

13) Entonces Jehov‡ dijo a MoisŽs: Lev‡ntate de ma–ana, y ponte delante de Fara—n, y dile: Jehov‡, el Dios de los hebreos, dice as’: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

 

Recuerda lo hermano, tu mandato del Se–or, jam‡s va a cambiar.  Lo que es justo, siempre ser‡ justo.

 

14) Porque yo enviarŽ esta vez todas mis plagas a tu coraz—n, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra.

 

Podemos ver que hasta MoisŽs ha crecido mucho, durante todo esto.  En el principio, MoisŽs ni deseaba enfrentar a ese hombre poderoso.  Pero ahora, viendo mas y mas el poder de Dios revelado, MoisŽs tenia cada vez menos temor de Žl.

 

15) Porque ahora yo extenderŽ mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y ser‡s quitado de la tierra.

 

Es que los egipcios ten’an que entender que Dios no estaba jugando.  El tiempo de molestias ya ha pasado, y lo muy costoso iba a empezar.

 

16) Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.

 

El fara—n actualmente estaba cumpliendo un buen destino, glorificando a Dios en su propia destrucci—n.   Y esto es lo que pasa con los eternamente condenados.

 

Es que todos van a glorificar a Dios de una manera u otra.   Los salvados glorifican a Dios en su gratitud por el gran rescate del pecado.

 

Y los condenados glorifican a Dios, siglo tras siglo en el infierno, mostrando quŽ costoso la resistencia actualmente es. 

 

DespuŽs de milenio tras milenio de sufrimiento, se dan cuenta de que su sufrimiento, apenes est‡ empezando.

Pero se hablan algo de esto en el capitulo nueve del libro de Romanos.

 

Romanos 9:16-23 As’ que no depende del que quiere, ni del

que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

 

Porque la Escritura dice a Fara—n: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.

 

Y esto est‡ citando a nuestro texto de hoy.

 

De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

 

Pero me dir‡s: ÀPor quŽ, pues, inculpa? porque ÀquiŽn ha resistido a su voluntad?

 

Mas antes, oh hombre, ÀquiŽn eres tœ, para que alterques con Dios? ÀDir‡ el vaso de barro al que lo form—: ÀPor quŽ me has hecho as’?

 

ÀO no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?

 

ÀY quŽ, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soport— con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucci—n, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostr— para con los vasos de misericordia que Žl prepar— de antemano para gloria,

 

Y no lo olvides, hermano, todos van a glorificar a Dios, de una manera u otra, y esto por toda la eternidad.  Regresando al texto.

 

17) ÀTodav’a te ensoberbeces contra mi pueblo, para no dejarlos ir?

 

ÁEra una buena pregunta!

Este pueblo era de esclavos pobres, pero eran esclavos que pertenec’an a Dios, como la ni–a de sus ojos, y nadie tenia el derecho de abusar los.

 

18) He aqu’ que ma–ana a estas horas yo harŽ llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el d’a que se fund— hasta ahora.

 

Lo muy costoso iba a empezar, pero esta vez viene con advertencia, porque nuestro Dios tambiŽn es misericordioso.

 

19) Env’a, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el campo, y no sea recogido a casa, el granizo caer‡ sobre Žl, y morir‡.

Ahora podemos recordar una sabidur’a que aprendimos en..

 

Proverbios 22:3 El avisado ve el mal y se esconde;

Mas los simples pasan y reciben el da–o.

 

20-21) De los siervos de Fara—n, el que tuvo temor de la palabra de Jehov‡ hizo huir sus criados y su ganado a casa;  mas el que no puso en su coraz—n la palabra de Jehov‡, dej— sus criados y sus ganados en el campo.

 

Se puede ver que delante de todo ese despliegue de poder, hasta unos de los egipcios estaban empezando a creer, y es posible que unos van a salir con los nuestros en el gran ƒxodo.

 

22-23) Y Jehov‡ dijo a MoisŽs: Extiende tu mano hacia el cielo, para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo en el pa’s de Egipto. Y MoisŽs extendi— su vara hacia el cielo, y Jehov‡ hizo tronar y granizar, y el fuego se descarg— sobre la tierra; y Jehov‡ hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.

 

Esto fue el principio de una gran destrucci—n, pero en realidad, Dios apenas estaba empezando.  Y tu, recuerde esto, hermano, si alguna vez te empiezas a caer en las tentaciones de la carne.

 

Con el pecado, con la resistencia, Dios no est‡ jugando.

El pecado grosero, es siempre costoso.  No olvides de los problemas en la familia de David, aun despuŽs de que era perdonado.

24) Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada.

 

Esto fue casi como lo de Sodoma y Gomorra, siglos atr‡s.

 

25) Y aquel granizo hiri— en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, as’ hombres como bestias; asimismo destroz— el granizo toda la hierba del campo, y desgaj— todos los ‡rboles del pa’s.

 

Las grandes perdidas ya estaban empezando.  Cuando JosŽ ayudaba a otro Fara—n, siglos atr‡s, se dejaba el rey sumamente rico, pero ese rey, ser‡ dejado sumamente pobre.

 

El primer rey trabajaba con el pueblo de Dios, el segundo trabaja en nuestra contra, y como Dios dijo a AbrahamÉ

 

GŽnesis 12:3   BendecirŽ a los que te bendijeren, y a los que

te maldijeren maldecirŽ; y ser‡n benditas en ti todas las familias de la tierra.

 

26) Solamente en la tierra de GosŽn, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo.

 

Es mas y mas evidente, que no era nada sabio, resistir la autoridad del Dios de los Hebreos.

 

27) Entonces Fara—n envi— a llamar a MoisŽs y a Aar—n, y les dijo: He pecado esta vez; Jehov‡ es justo, y yo y mi pueblo imp’os.

 

Esto es una buena manera de hablar, pausa, pero solamente los ingenuos van a creer que es sincero.

 

Cuando uno se siente apretado, se puede prometer lo que sea.

 

28) Orad a Jehov‡ para que cesen los truenos de Dios y el granizo, y yo os dejarŽ ir, y no os detendrŽis m‡s.

 

Es evidente que ese rey tramposo aun no tiene ninguna relaci—n con Dios, porque Žl mismo no puede orar.  MoisŽs tiene que orar por Žl.

 

 

 

 

29-30) Y le respondi— MoisŽs: Tan pronto salga yo de la ciudad, extenderŽ mis manos a Jehov‡, y los truenos cesar‡n, y no habr‡ m‡s granizo; para que sepas que de Jehov‡ es la tierra.  Pero yo sŽ que ni tœ ni tus siervos temerŽis todav’a la presencia de Jehov‡ Dios.

 

MoisŽs, ya con una relaci—n madura con su Dios, no era tan ingenuo, como muchas madres Cristianas, que crean que sus hijos est‡n convertidos, porque han dicho algo semejante.

 

Los sabios van a recordar lo que Cristo dijoÉ

 

Mateo 7:16-20  Por sus frutos los conocerŽis. ÀAcaso se

recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?

 

As’, todo buen ‡rbol da buenos frutos, pero el ‡rbol malo da frutos malos.

 

No puede el buen ‡rbol dar malos frutos, ni el ‡rbol malo dar frutos buenos.

 

Todo ‡rbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

 

As’ que, por sus frutos los conocerŽis.

 

Las palabras son baratas.  Los hechos muestran los frutos.

 

31-32) El lino, pues, y la cebada fueron destrozados, porque la cebada estaba ya espigada, y el lino en ca–a.  Mas el trigo y el centeno no fueron destrozados, porque eran tard’os.

 

Esa nota era para mostrar que no todo era perdido.  Dios dejaba algo en el campo, porque no deseaba una destrucci—n total.

 

33) Y salido MoisŽs de la presencia de Fara—n, fuera de la ciudad, extendi— sus manos a Jehov‡, y cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no cay— m‡s sobre la tierra.

 

34) Y viendo Fara—n que la lluvia hab’a cesado, y el granizo y los truenos, se obstin— en pecar, y endurecieron su coraz—n Žl y sus siervos.

 

Han pagado muy caro ya, pausa, pero van a pagar machismo mas.

35) Y el coraz—n de Fara—n se endureci—, y no dej— ir a los hijos de Israel, como Jehov‡ lo hab’a dicho por medio de MoisŽs.

 

Y el punto de todo esto es, que los que resistan a la autoridad de Dios, van a descubrir, poco a poco, que puede ser sumamente costoso en esta vida, e infinitamente costoso en la vida venidera.

 

========================== Aplicaci—n =======================

 

Hab’a mucho que aprender en este capitulo espantoso, pero solamente quiero cerrar con un punto.  En muchas partes de la Biblia, podemos ver lo que parece un arrepentimiento, una confesi—n del pecado, que realmente no tiene valor alguno.

 

Y vamos a terminar con unos ejemplos.

 

En la vida de David, el Rey Saœl, parec’a arrepentido muchas veces, pero andaba como enemigo de David, resistiendo la autoridad de Dios, hasta el fin.

 

1 Samuel 24:8-19     TambiŽn David se levant— despuŽs, y

saliendo de la cueva dio voces detr‡s de Saœl, diciendo: !!Mi se–or el rey! Y cuando Saœl mir— hacia atr‡s, David inclin— su rostro a tierra, e hizo reverencia.

 

Y dijo David a Saœl: ÀPor quŽ oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?

 

He aqu’ han visto hoy tus ojos c—mo Jehov‡ te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdonŽ, porque dije: No extenderŽ mi mano contra mi se–or, porque es el ungido de Jehov‡.

 

Y mira, padre m’o, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo cortŽ la orilla de tu manto, y no te matŽ. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traici—n en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tœ andas a caza de mi vida para quit‡rmela.

 

Juzgue Jehov‡ entre tœ y yo, y vŽngueme de ti Jehov‡; pero mi mano no ser‡ contra ti.

 

Como dice el proverbio de los antiguos: De los imp’os saldr‡ la impiedad; as’ que mi mano no ser‡ contra ti.

 

ÀTras quiŽn ha salido el rey de Israel? ÀA quiŽn persigues? ÀA un perro muerto? ÀA una pulga?

 

Jehov‡, pues, ser‡ juez, y Žl juzgar‡ entre tœ y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano.

 

Y aconteci— que cuando David acab— de decir estas palabras a Saœl, Saœl dijo: ÀNo es esta la voz tuya, hijo m’o David? Y alz— Saœl su voz y llor—, y dijo a David: M‡s justo eres tœ que yo, que me has pagado con bien, habiŽndote yo pagado con mal.

 

Tœ has mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has dado muerte, habiŽndome entregado Jehov‡ en tu mano.

 

Porque ÀquiŽn hallar‡ a su enemigo, y lo dejar‡ ir sano y salvo? Jehov‡ te pague con bien por lo que en este d’a has hecho conmigo.

 

El rey Saœl parec’a muy arrepentido, y esto no era la œnica vez. pausa ÀPero como se termin—, acudiendo a una bruja, como el Fara—n, que confiaba en los hechiceros?  No hermano, no podemos confiar en cada forma de profesi—n, hay que esperar, para ver si es verdadera.

 

ÀY que pasaba con Judas Iscariote?  ÀAcaso no se sent’a el remordimiento santo?

 

Mateo 27:3-4   Entonces Judas, el que le hab’a entregado, viendo que era condenado, devolvi— arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ÀQuŽ nos importa a nosotros? !!All‡ tœ!

 

Judas, de la misma manera daba la impresi—n de un arrepentimiento autentico, pero era falso.

 

Y como Cristo dijoÉ

 

Mateo 26:24    A la verdad el Hijo del Hombre va, segœn est‡

escrito de Žl, mas !!ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

 

As’ que hermano, hermana, joven, si quieres estar seguro de que tu arrepentimiento es autentico, duradero, y no solamente un remordimiento pasajero, como el de Fara—n, o como el rey Saœl, o hasta como Judas Iscariote, puedes pasar en unos momentos, y oraremos contigo.

 

Vamos a Orar