8 de noviembre de 20

 

Llenando Las Redes

Juan 21:1-25

 

Para entender este ultimo capitulo de Juan, tenemos que recordar que Cristo ya ha resucitado de la tumba, y que estaba apareciendo a sus disc’pulos.

 

Y este grupo era bastante importante.  Iban a lanzar la iglesia, que tenia la tarea de cambiar al mundo entero. 

Y por esto ten’an que esperar, con paciencia en Galilea.

 

Mateo 28:8-10  Entonces ellas, saliendo del sepulcro con

temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus disc’pulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los disc’pulos, he aqu’, Jesśs les sali— al encuentro, diciendo: !!Salve! Y ellas, acerc‡ndose, abrazaron sus pies, y le adoraron.

 

Entonces Jesśs les dijo: No tem‡is; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y all’ me ver‡n.

 

1-2)  DespuŽs de esto, Jesśs se manifest— otra vez a sus disc’pulos junto al mar de Tiberias; y se manifest— de esta manera:  Estaban juntos Sim—n Pedro, Tom‡s llamado el D’dimo, Natanael el de Can‡ de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus disc’pulos.

 

Estaban esperando, all‡ en Galilea, pero Pedro estaba un poco impaciente.  Es que hace poco, Pedro negaba a su Se–or tres veces.  Y aunque Pedro ha visto el Se–or, resucitado, no han tenido ninguna reconciliaci—n sobre el asunto.

 

Y Pedro ni sabia quŽ seria su posici—n, en el ministerio, o si tal vez, ser’a considerado como, descalificado.

 

3) Sim—n Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros tambiŽn contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.

 

Aunque Pedro era un poco incomodo por su situaci—n, pausa, se sent’a bien c—modo regresando a su trabajo de antes, como pescador comercial.  Pero esto no era lo que Cristo mandaba.

3) Sim—n Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros tambiŽn contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.

 

Es que Pedro era siempre muy impetuoso, actuando, o hablando antes de pensar.  Y confiando en que seria siempre un Žxito con las redes de pescar, pausa, se terminaron con las redes vac’as.

 

Y los que tienen algo de experiencia pescando, saben que para los hombres hay algo de ego en todo esto.  Si vas a pasar la noche en el fr’o, si vas a trabajar jalando las redes una y otra vez, es una gran vergźenza regresar con nada.

 

Pero esto es lo que tiene que pasar, cuando no estamos obedeciendo al Se–or.

 

4-5) Cuando ya iba amaneciendo, se present— Jesśs en la playa; mas los disc’pulos no sab’an que era Jesśs.  Y les dijo: Hijitos, ŔtenŽis algo de comer? Le respondieron: No.

 

Era normal, que un vendedor de peces, o un due–o de restaurantes, llegaba temprano buscando pescado fresco.

 

Y ese hombre se ped’a con cortes’a, de manera muy amigable, pero mira como se respondieron.

 

5) Y les dijo: Hijitos, ŔtenŽis algo de comer? Le respondieron: No.

 

No.  Nada mas que No.  No dijeron ŇBuenos d’as, pero lo siento no ha sido una buena nocheÓ.  Pero no, en su vergźenza, solamente dijeron, No.

 

6) El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallarŽis. Entonces la echaron, y ya no la pod’an sacar, por la gran cantidad de peces.

 

A veces no les gustaban que la gente que no sab’an nada del pescar, vinieron con sus sugerencias.  Pero esta vez, la persona tenia algo de autoridad en su voz.   Y en su desesperaci—n, tiraban las redes vac’as, y de repente, estaban llenas.

 

Y para entender la experiencia de todo esto, tenemos que regresar a algo que pasaba en el mero principio del ministerio.

 

Lucas 5:1-10   Aconteci— que estando Jesśs junto al lago de

Genesaret, el gent’o se agolpaba sobre Žl para o’r la palabra de Dios.

 

2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.

 

3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Sim—n, le rog— que la apartase de tierra un poco; y sent‡ndose, ense–aba desde la barca a la multitud.

 

4 Cuando termin— de hablar, dijo a Sim—n: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.

 

Aqu’, el nombre de Pedro era Sim—n, porque Cristo cambiaba su nombre mas tarde.

 

 

5 Respondiendo Sim—n, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echarŽ la red.

 

Pedro pensaba, seguramente, ŇMira, tu eres el experto de las predicaciones, pero nosotros sabemos de ese arte de pescarÓ  Pero hab’a algo de autoridad en su vos, y Pedro no tenia nada que perder.

 

6 Y habiŽndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se romp’a.

 

7 Entonces hicieron se–as a los compa–eros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hund’an.

 

8 Viendo esto Sim—n Pedro, cay— de rodillas ante Jesśs, diciendo: Ap‡rtate de m’, Se–or, porque soy hombre pecador.

 

Esto fue el momento en que Pedro confesaba sus pecados delante de Cristo, sabiendo que Cristo representaba el poder infinito de Dios.

 

 

 

9-10 Porque por la pesca que hab’an hecho, el temor se hab’a apoderado de Žl, y de todos los que estaban con Žl, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compa–eros de Sim—n. Pero Jesśs dijo a Sim—n: No temas; desde ahora ser‡s pescador de hombres.

 

Cristo cambiaba la ocupaci—n de Pedro.  En vez de pescar peces, iba a pescar hombres.   pausa

 

Pero ahora, regresando a ese ultimo capitulo de Juan, Pedro no pensaba nada en pescar hombres, sino que se jugaba con el concepto de regresar a su trabajo de antes.

 

Y Cristo ve’a que era el momento de la gran reconciliaci—n, y la restauraci—n.

 

7) Entonces aquel disc’pulo a quien Jesśs amaba dijo a Pedro: !!Es el Se–or! Sim—n Pedro, cuando oy— que era el Se–or, se ci–— la ropa (porque se hab’a despojado de ella), y se ech— al mar.

 

Como siempre, Pedro era muy impetuoso, actuando antes de pensar, dejando los dem‡s con una gran cantidad de peces.

 

Pero es una confirmaci—n de que Dios puede usar personas normales, en su obra, hasta personas con sus defectos.

 

8) Y los otros disc’pulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.

 

Ahora, obedeciendo al Se–or, llegaban con las redes llenas.  Y claro hay mucho simbolismo en esto.

 

9) Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan.

 

Cristo ya tenia el desayuno preparado.  Pero hab’an muchos hombres, y ya perdiendo la vergźenza de no pescar nada, seguramente todos ten’an hambre.

 

10) Jesśs les dijo: Traed de los peces que acab‡is de pescar.

 

ŔSeria correcto decir que ellos pescaban todos estos, o que Cristo los pescaba?

 

 

Era un ejemplo, de c—mo es en el ministerio, productivo.  Los hombres trabajan, pero es por el poder de Dios, que se llenan las redes.

 

Podemos ver esto en algo que San Pablo dir‡ mas tarde.

 

1 Corintios 9:20-22  Me he hecho a los jud’os como jud’o, para

ganar a los jud’os; a los que est‡n sujetos a la ley (aunque yo no estŽ sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que est‡n sujetos a la ley;

 

a los que est‡n sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que est‡n sin ley.

 

Me he hecho dŽbil a los dŽbiles, para ganar a los dŽbiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.

 

Pablo habla como que Žl estaba salvando a esas personas.  pausa  Y est‡ bien, porque todo el mundo sabe que nosotros no podemos salvar a nadie, si Dios no est‡ bendiciendo.  Pero obedeciendo a Cristo, y orando bastante, podemos vivir, llenando las redes.

 

11) Subi— Sim—n Pedro, y sac— la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompi—.

 

Los peces eran grandes, y ya ten’an hasta un numero, para hablar de esto en el futuro.  En vez de llegar a la orilla con cero, llegaban con ciento cincuenta y tres, y eran grandes, en otras palabras las redes estaban llenas.

 

12) Les dijo Jesśs: Venid, comed. Y ninguno de los disc’pulos se atrev’a a preguntarle: ŔTś, quiŽn eres? sabiendo que era el Se–or.

 

Y esto es lo que Cristo quiere contigo hermano, hermana, joven, un compa–erismo rico, disfrutando la vida juntos.

 

 

13) Vino, pues, Jesśs, y tom— el pan y les dio, y asimismo del pescado.

Cristo, en su humildad, estaba hasta sirviendo a ellos.

 

14-15) Esta era ya la tercera vez que Jesśs se manifestaba a sus disc’pulos, despuŽs de haber resucitado de los muertos.

Cuando hubieron comido, Jesśs dijo a Sim—n Pedro: Sim—n, hijo de Jon‡s, Ŕme amas m‡s que Žstos? Le respondi—: S’, Se–or; tś sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.

 

Ahora, Cristo no lo llamaba Pedro, sino Sim—n, su nombre de antes.  Es que Pedro estaba portando se como antes. pausa

 

Pero era el momento de la reconciliaci—n.  Y mira con cuidado a la pregunta.

 

15) Cuando hubieron comido, Jesśs dijo a Sim—n Pedro: Sim—n, hijo de Jon‡s, Ŕme amas m‡s que Žstos? Le respondi—: S’, Se–or; tś sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.

 

Parece que hab’a un poco de reprenda en la pregunta. ŔMe amas m‡s que Žstos?

 

Es que cuando Pedro estaba en su arrogancia, dijo que aun si todos iban a negar a Cristo, Žl no.  Con la implicaci—n de que Žl amaba, mas que todos ellos.

 

Mateo 26:33    Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se

escandalicen de ti, yo nunca me escandalizarŽ.

 

Se hablaba sin pensar, y esto le resultaba caro.

 

15) Cuando hubieron comido, Jesśs dijo a Sim—n Pedro: Sim—n, hijo de Jon‡s, Ŕme amas m‡s que Žstos? Le respondi—: S’, Se–or; tś sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.

 

Las instrucciones aqu’ son la causa de alegr’a.  Si Cristo dijo, Ňapacienta mis corderosÓ, esto quiere decir que aun iba a estar en el ministerio, aun tenia una posici—n de autoridad.  No estaba descalificado.

 

Y Pedro jam‡s iba a olvidar este momento.  Porque en su primera carta, va a dar esa misma palabra a todos los que trabajan en el liderazgo.

 

 

 

 

1 Pedro 5:1-3  Ruego a los ancianos que est‡n entre vosotros,

yo anciano tambiŽn con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy tambiŽn participante de la gloria que ser‡ revelada:

Apacentad la grey de Dios que est‡ entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ‡nimo pronto; no como teniendo se–or’o sobre los que est‡n a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.

 

Y se nota aqu’, que finalmente, Pedro era mas humilde, mas maduro.

 

16) Volvi— a decirle la segunda vez: Sim—n, hijo de Jon‡s, Ŕme amas? Pedro le respondi—: S’, Se–or; tś sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.

 

Y hay otra cosa importante en la pregunta.  Si uno va a trabajar en el ministerio, es necesario tener un gran amor por Cristo.

 

Es que a veces hay mucho trabajo, mucha preparaci—n, y pueden venir las temporadas de la frustraci—n, y hasta de persecuci—n.  Sin un gran amor por Cristo, no se puede durar mucho.

 

17) Le dijo la tercera vez: Sim—n, hijo de Jon‡s, Ŕme amas? Pedro se entristeci— de que le dijese la tercera vez: ŔMe amas? y le respondi—: Se–or, tś lo sabes todo; tś sabes que te amo. Jesśs le dijo: Apacienta mis ovejas.

 

ŔPorque tres veces?  Es que Pedro, pśblicamente, se negaba a Cristo tres veces.  Y por lo tanto, su perd—n, su restauraci—n tenia que estar publica, delante de todos.

 

18-19) De cierto, de cierto te digo: Cuando eras m‡s joven, te ce–’as, e ibas a donde quer’as; mas cuando ya seas viejo, extender‡s tus manos, y te ce–ir‡ otro, y te llevar‡ a donde no quieras.  Esto dijo, dando a entender con quŽ muerte hab’a de glorificar a Dios. Y dicho esto, a–adi—: S’gueme.

 

Ahora, fue anunciado, que en el futuro, Pedro iba a morir como m‡rtir.  Y as’ murieron la mayor’a de los disc’pulos.  Pero para servir al Se–or, sabiendo que al fin del camino, esto te esperaba, pausa, solamente era posible con un gran amor por Cristo.  ŔY tu hermano, hermana, joven, tienes ese amor, por tu Cristo?

20-21) VolviŽndose Pedro, vio que les segu’a el disc’pulo a quien amaba Jesśs, el mismo que en la cena se hab’a recostado al lado de Žl, y le hab’a dicho: Se–or, ŔquiŽn es el que te ha de entregar?  Cuando Pedro le vio, dijo a Jesśs: Se–or, Ŕy quŽ de Žste?

 

Otra vez, hablando sin pensar, quiere saber el destino de Juan.  Es que los dos ten’an un gran futuro con Cristo, como tu hermano, y como yo.

 

Pedro, como veremos iba a predicar en el gran d’a de PentecostŽs.  Y mas tarde escribir dos libros de la Biblia.

 

San Juan iba a escribir tres cartas y mas tarde el profundo libro de Apocalipsis.

 

Pero no era asunto de Pedro, saber como la vida de Juan iba a terminar.  Pedro tenia que aprender a simplemente escuchar a Cristo, y cumplir su propio deber.

 

G‡latas 6:4-5  As’ que, cada uno someta a prueba su propia

obra, y entonces tendr‡ motivo de gloriarse s—lo respecto de s’ mismo, y no en otro; porque cada uno llevar‡ su propia carga.

 

22) Jesśs le dijo: Si quiero que Žl quede hasta que yo venga, ŔquŽ a ti? S’gueme tś.

 

No es muy claro si esto hablaba de la segunda venida de Cristo, o de su venida en juicio sobre JerusalŽn, pero de todos modos, no era asunto de Pedro, saber el fin de Juan.

 

23-24) Este dicho se extendi— entonces entre los hermanos, que aquel disc’pulo no morir’a. Pero Jesśs no le dijo que no morir’a, sino: Si quiero que Žl quede hasta que yo venga, ŔquŽ a ti?  Este es el disc’pulo que da testimonio de estas cosas, y escribi— estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.

 

Esto es un poco curioso, pero hay un punto importante aqu’.

 

Tenemos que realmente tener cuidado de repetir lo que es actualmente la palabra de Cristo, y no a–adir cosas que no est‡n all’.

 

De otra manera podemos empezar leyendas o rumores que no tienen nada que ver con la verdad.

 

25) Y hay tambiŽn otras muchas cosas que hizo Jesśs, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabr’an los libros que se habr’an de escribir. AmŽn.

 

Es que este Evangelio, de San Juan, vino mas tarde que los otros Evangelios.  Y no tiene todo el mismo contenido.

 

Hay muchas cosas en Mateo y en Lucas que Juan no reportaba, porque ya estaban circulando. 

 

Y hab’a montones mas que nadie se grababa.  Seria imposible captar todo.

 

Pero tampoco era necesario.  Dios, en su providencia, nos ha dado todo lo que necesitamos para creer, para crecer, y para progresar, llenando las redes.

 

======================== Conclusi—n ========================

 

Hermanos, Pedro, un gran l’der de la iglesia, era un hombre normal, con sus propios defectos.  pausa

 

Pero una vez dejando atr‡s su orgullo, y una vez aprendiendo a obedecer a Cristo, sin cuestionar todo, se pudo terminar, llenando las redes.  Y el mismo puede pasar contigo.  Aun si tu śnico ministerio es padre o madre de familia (un gran ministerio), estas llamado apacentad las ovejas.

 

Pero vamos a cerrar observando a Pedro en su gran d’a.  Solamente quiero citar el fin del mensaje de Pedro en el gran d’a de PentecostŽs.

 

Hechos 2:36-42 Sepa, pues, ciert’simamente toda la casa de

Israel, que a este Jesśs a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Se–or y Cristo.

 

Al o’r esto, se compungieron de coraz—n, y dijeron a Pedro y a los otros ap—stoles: Varones hermanos, ŔquŽ haremos?

 

Pedro les dijo: Arrepent’os, y baut’cese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perd—n de los pecados; y recibirŽis el

don del Esp’ritu Santo.

 

 

 

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que est‡n lejos; para cuantos el Se–or nuestro Dios llamare.

 

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generaci—n.

 

As’ que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se a–adieron aquel d’a como tres mil personas.

 

Y perseveraban en la doctrina de los ap—stoles, en la comuni—n unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

 

Esto es lo que Cristo deseaba hacer con Pedro.  Ver lo predicando con poder, llenando las redes, y no de peces, sino de hombres.  A–adieron a tres mil, en un d’a, y f’jate, no se recibieron a Cristo con una oraci—n, para regresar a la vanidad del mundo mas tarde.  pausa

 

No, se bautizaban, como Dios manda, se continuaban fieles en la iglesia, y hasta en la oraci—n.

 

Y si es tu deseo, vivir as’, amando a tu Cristo, dejando tu huelle en este mundo, ayudando en el gran proyecto de llenar las redes, rescatando a la gente de un infierno que el diablo  tiene para ellos, pausa, puedes pasar en unos momentos y oraremos contigo.

 

 

 

Vamos a orar