9 de octubre de
2020
No
Puedo No Quiero
ƒxodo
4:1-31
Cuando Dios llamaba al profeta Jon‡s, para mandar le a N’nive, despuŽs
de pensar lo, Jon‡s se fue corriendo en la direcci—n opuesta.
Seguramente pensando en la ferocidad de los de N’nive, se pensaba que
era demasiado peligroso. A lo
mejor se pensaba, Òcon esa gente, no
puedo, no quieroÓ.
Claro, Dios tiene su maneras de persuadir uno, pero en el principio,
Jon‡s trataba de rechazar la llamada.
Y veremos algo semejante con MoisŽs en el mensaje de hoy.
1) Entonces MoisŽs respondi— diciendo: He aqu’ que ellos no me
creer‡n, ni oir‡n mi voz; porque dir‡n: No te ha aparecido Jehov‡.
Pero Dios acaba de declarar en el capitulo anterior, que s’ iban a
creer, y Dios va estar con Žl, dando le el poder necesario para llevar acabo su
tarea. pausa
Pero a veces, como Jon‡s, nuestra primera manera de responder es huir,
corriendo de lo que Dios nos ha llamado hacer.
2) Y Jehov‡ dijo: ÀQuŽ es eso que
tienes en tu mano? Y Žl respondi—: Una vara.
En este capitulo aprenderemos que Dios es tanto paciente, como
persistente. El plan para MoisŽs
como que con Jon‡s, y como contigo y conmigo, el plan ya ha sido declarado.
Y por esto Dios va a convencer a MoisŽs que tiene todo lo que se
necesite, para salir triunfante en esa gran obra, de derrotar al pa’s mas
poderoso del mundo.
3) El le dijo: ƒchala en tierra. Y Žl
la ech— en tierra, y se hizo una culebra; y MoisŽs hu’a de ella.
En las cosas peque–as, como tirar abajo su vara, estaba dispuesto a
obedecer, y a lo mejor tu tambiŽn est‡s dispuesto a obedecer a Dios en las
cosas peque–as.
Pero es posible que Dios quiere hacer cosas mas maravillosas contigo,
aun si pienses dentro de ti, no puedo no
quiero.
2-3) Y Jehov‡ dijo: ÀQuŽ es eso que
tienes en tu mano? Y Žl respondi—: Una vara. El le dijo: ƒchala en tierra. Y Žl la ech— en tierra, y se
hizo una culebra; y MoisŽs hu’a de ella.
Aunque MoisŽs pasaba mucho tiempo en las monta–as cuidando de las
ovejas, sabia el peligro de una culebra venenosa.
4) Entonces dijo Jehov‡ a MoisŽs:
Extiende tu mano, y t—mala por la cola. Y Žl extendi— su mano, y la tom—, y se
volvi— vara en su mano.
Todos que tienen experiencia con las culebras venenosas, saben que no
se debe de agarrar las por la cola.
Es sumamente peligroso.
Pero aqu’, poco a poco, MoisŽs estaba empezando a confiar mas en su
Dios. ÀY tu?
Estaba aprendiendo algo de los riesgos santos, bajo la ense–anza del
Se–or, delante del arbusto que quemaba sin consumir se.
5) Por esto creer‡n que se te ha
aparecido Jehov‡, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y
Dios de Jacob.
MoisŽs dice que no se van a creer, pero Dios dice que s’ se van a
creer, porque Dios va a mostrar su poder, y por muchas maneras.
Para los egipcios, un cetro de un rey era s’mbolo de fuerza, pero una
vara del pastor de ovejas, era un insulto.
Porque vimos en GŽnesis, que pastoreando ovejas era algo de muy bajo
estima para lo grandes de Egipto.
Pero a Dios le encanta arrebatar a los arrogantes por medio de los
humildes.
1 Corintios 1:26-29 Pues
mirad, hermanos, vuestra vocaci—n,
que no sois muchos sabios segœn la
carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
sino que lo necio del mundo escogi—
Dios, para avergonzar a los sabios; y lo dŽbil del mundo escogi— Dios, para
avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogi— Dios, y
lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su
presencia.
As’ que si tu eres una persona con pocos talentos, de trasfondo
humilde, quiere decir que Dios puede usar te grandemente, si te puedes dar la
riendas de tu vida a Žl
6-7) Le dijo adem‡s Jehov‡: Mete ahora
tu mano en tu seno. Y Žl meti— la mano en su seno; y cuando la sac—, he aqu’
que su mano estaba leprosa como la nieve.
Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y Žl volvi— a meter su mano
en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aqu’ que se hab’a vuelto como la
otra carne.
La mano leprosa era simb—lica de la manera en que los hebreos han
perdido toda su libertad, toda su dignidad, trabajando como esclavos de los
egipcios ya por siglos.
Pero ya con el poder que Dios ha depositado en el seno de MoisŽs, todo
esto iba a cambiar con la gran redenci—n.
Y se puede decir que esta vez, los egipcios iban a terminar con la
lepra, y mucho mas.
8) Si aconteciere que no te creyeren
ni obedecieren a la voz de la primera se–al, creer‡n a la voz de la postrera.
Y si sabes la historia, Dios iba a hacer mucho mas que esto.
Dios tiene mil maneras de persuadir a alguien cuando quiere, y por
esto no tiene sentido vivir resistiendo a su voluntad. ÀAmen?
En vez de pasar tiempos inc—modos como Jon‡s en el gran pez, tiene mas
sentido simplemente hacer lo que Dios dice y disfrutar la vida buena.
1 Pedro 3:10-12 Porque:
El que quiere amar la vida
Y ver d’as buenos,
Refrene su lengua de mal,
Y sus labios no hablen enga–o;
Ap‡rtese del mal, y haga el bien;
Busque la paz, y s’gala. Porque los ojos del Se–or est‡n sobre
los justos, Y sus o’dos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Se–or est‡
contra aquellos que hacen el mal.
Continuar en el pecado, simplemente no tiene sentido.
9) Y si aœn no creyeren a estas dos
se–ales, ni oyeren tu voz, tomar‡s de las aguas del r’o y las derramar‡s en
tierra; y se cambiar‡n aquellas aguas que tomar‡s del r’o y se har‡n sangre en
la tierra.
Ahora MoisŽs tenia todo lo que se necesitaba. Estaba bien equipado, y es como San
Pablo dijo en el Libro de RomanosÉ
Romanos 8:3 ÀQuŽ,
pues, diremos a esto? Si Dios es por
nosotros, ÀquiŽn contra nosotros?
As’ que ahora, todo estaba arreglado, Àverdad?
10) Entonces dijo MoisŽs a Jehov‡:
!!Ay, Se–or! nunca he sido hombre de f‡cil palabra, ni antes, ni desde que tœ
hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.
A lo mejor MoisŽs recordaba cuando era mas joven, en la corte del Fara—n,
cuando estaba adoptado por la hija del rey.
Y seguramente todos hablaban muy elocuentemente, los ricos teniendo el
tiempo de estudiar constantemente, y memorizar a los poetas y a los fil—sofos.
Pero en realidad, MoisŽs simplemente estaba buscando pretextos,
pretextos para rechazar las instrucciones del omnipotente. ÀY tu?
11) Y Jehov‡ le respondi—: ÀQuiŽn dio
la boca al hombre? Ào quiŽn hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ÀNo
soy yo Jehov‡?
Lo mas l—gico es que si Dios quiere hacer algo glorioso contigo, le va
a dar te todo, a veces en el ultimo momento cuando lo necesitas. Como Cristo dijo a sus disc’pulos que
no ten’an que estar preocupados por lo que iban a decir.
Mateo 10:17-19 Y guardaos de los
hombres, porque os
entregar‡n a los
concilios, y en sus sinagogas
os azotar‡n; y
aun ante gobernadores y reyes
serŽis llevados
por causa de m’, para
testimonio a
ellos y a los gentiles.
Mas cuando os entreguen, no os
preocupŽis por c—mo o quŽ hablarŽis; porque en aquella hora os ser‡ dado lo que
habŽis de hablar.
Tenemos que concluir que si tenemos Dios ayudando nos, ya tenemos
todo.
12) Ahora pues, ve, y yo estarŽ con tu
boca, y te ense–arŽ lo que hayas de hablar.
Y tal vez Dios est‡ diciendo esto a alguien aqu’ en esta noche, que
Dios quiere que te hables con un amigo, o con alguien de su familia, o con una
vecina.
ÀY como vas a responder?
ÀVas a pensar ÒNo puedo, no
quieroÓ?
13) Y Žl dijo: !!Ay, Se–or! env’a, te
ruego, por medio del que debes enviar.
Con todas esas promesas, con todos estos poderes, el gran redentor de
los jud’os, siegue resistiendo a Dios.
A lo mejor estaba pensando en su mente, ÒEsto es muy peligroso, aun si
podemos salir, estaremos en el desierto sin agua ni comida, y seguramente la
gente van a murmurar mucho, mejor me quedo aqu’, y que se de la tarea a otro,
en fin No puedo, no quiero
14) Entonces Jehov‡ se enoj— contra
MoisŽs, y dijo: ÀNo conozco yo a tu hermano Aar—n, levita, y que Žl habla bien?
Y he aqu’ que Žl saldr‡ a recibirte, y al verte se alegrar‡ en su coraz—n.
Dios se enojaba, pausa, pero
aun as’ se continuaba en su paciencia, porque MoisŽs es el plan, y Dios no va a
alterar nada.
Y seguramente tu eres el plan en otras cosas, grandes, que Dios va a
hacer contigo.
15-16) Tœ hablar‡s a Žl, y pondr‡s en
su boca las palabras, y yo estarŽ con tu boca y con la suya, y os ense–arŽ lo
que hay‡is de hacer. Y Žl hablar‡
por ti al pueblo; Žl te ser‡ a ti en lugar de boca, y tœ ser‡s para Žl en lugar
de Dios.
En fin, MoisŽs no tenia de otra.
Es contraproducente discutir con el omnipotente.
Y con su hermano a su lado, todo ser’a un poquito mas c—modo, para MoisŽs.
Y en tu caso, hermano, hermana, joven, Dios tendr‡ hermanos fieles
para estar contigo en lo que haces para el Se–or.
17) Y tomar‡s en tu mano esta vara,
con la cual har‡s las se–ales.
No tenia de otra, tenia que ir se, y tenia que hacer grandes cosas,
cosa hist—ricas, para avanzar la gloria del Se–or.
18) As’ se fue MoisŽs, y volviendo a
su suegro Jetro, le dijo: IrŽ ahora, y volverŽ a mis hermanos que est‡n en
Egipto, para ver si aœn viven. Y Jetro dijo a MoisŽs: Ve en paz.
MoisŽs aqu’ no entraba mucho en grandes detalles, pero fue correcto
despedir se correctamente de uno que le ha dado trabajo y hasta una esposa.
Pero era la providencia de Dios que su suegro no ofrec’a resistencia
alguna, como en GŽnesis, con Jacob.
19) Dijo tambiŽn Jehov‡ a MoisŽs en
Madi‡n: Ve y vuŽlvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu
muerte.
Esto eliminaba otra preocupaci—n. En el pasado, por matar a un egipcio, hab’an gente que
deseaban matar a MoisŽs, celosos de que un hebreo estaba en la familia royal. Pero ahora, esto no era ningœn problema,
tampoco.
20) Entonces MoisŽs tom— su mujer y
sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvi— a tierra de Egipto. Tom— tambiŽn
MoisŽs la vara de Dios en su mano.
Parece que el viaje va a empezar bien, pausa, pero hay algo muy extra–o va a pasar, y es algo muy
relevante a los tiempos en que nosotros estamos viviendo.
21) Y dijo Jehov‡ a MoisŽs: Cuando
hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Fara—n todas las maravillas
que he puesto en tu mano; pero yo endurecerŽ su coraz—n, de modo que no dejar‡
ir al pueblo.
Ahora se sabe que no iba a estar f‡cil. Pero el Fara—n poniendo se duro, seria la fuente de mas
gloria para Dios.
Esto tenia que ser algo espectacular, algo de que la gente iban a
hablar por todos los siglos del mundo.
Es como el caso de David.
Si David como joven mataba un enemigo fuerte, seria algo, pero matando a
un gigante, era algo inolvidable.
22-23) Y dir‡s a Fara—n: Jehov‡ ha
dicho as’: Israel es mi hijo, mi primogŽnito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva,
mas no has querido dejarlo ir; he aqu’ yo voy a matar a tu hijo, tu
primogŽnito.
El rey de Egipto tenia que saber, que estaba abusando al hijo
primogŽnito del gran Dios, y por lo tanto estaba en gran peligro.
Bueno, ahora parece que el viaje va bien, y no hab’a ninguna obst‡culo
mas. pausa
Pero s’, hab’a otro obst‡culo y era un obst‡culo gigantesco.
24) Y aconteci— en el camino, que en
una posada Jehov‡ le sali— al encuentro, y quiso matarlo.
ÀComo puede ser? ÀPero
que quiere decir? ÀDespuŽs de toda
la ense–anza, despuŽs de toda la persuasi—n, y ahora Dios quiere matar a
MoisŽs? pausa
Si, y para mi, esa parte tiene sentido. Tiene mucho sentido.
24-25) Y aconteci— en el camino, que
en una posada Jehov‡ le sali— al encuentro, y quiso matarlo. Entonces SŽfora tom— un pedernal
afilado y cort— el prepucio de su hijo, y lo ech— a sus pies, diciendo: A la
verdad tœ me eres un esposo de sangre.
Parece que uno de los hijos de MoisŽs no estaba circuncidado. MoisŽs estaba regresando a los del
pacto de Abraham, y ni se respetaba la se–al del pacto.
Y hablarŽ mas de esto cerrando.
Pero parece que MoisŽs estaba siempre recatado por mujeres.
Primero las parteras, que no deseaban matar a los ni–os.
DespuŽs su madre y su hermana, lo puso en el r’o, cerca de la hija de
Fara—n.
DespuŽs esa misma hija de Fara—n, lo adoptaba, protegiendo le.
Y ahora, su esposa, salvando le de la ira de Dios.
26) As’ le dej— luego ir. Y ella dijo:
Esposo de sangre, a causa de la circuncisi—n.
Ella hizo la circuncisi—n, pero no le gustaba para nada. Y hay evidencias, de que ella y los
hijos regresaban al suegro, no era prudente llevar los.
Pero dice claramente, Dios dejaba a MoisŽs ir se, porque finalmente su
hijo estaba circuncidado.
27-28) Y Jehov‡ dijo a Aar—n: Ve a
recibir a MoisŽs al desierto. Y Žl fue, y lo encontr— en el monte de Dios, y le
bes—. Entonces cont— MoisŽs a
Aar—n todas las palabras de Jehov‡ que le enviaba, y todas las se–ales que le
hab’a dado.
Ahora, finalmente la gran tarea puede empezar.
29-31) Y fueron MoisŽs y Aar—n, y
reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. Y habl— Aar—n acerca de todas las cosas
que Jehov‡ hab’a dicho a MoisŽs, e hizo las se–ales delante de los ojos del
pueblo. Y el pueblo crey—; y
oyendo que Jehov‡ hab’a visitado a los hijos de Israel, y que hab’a visto su
aflicci—n, se inclinaron y adoraron.
MoisŽs pensaba que ellos no iban a creer, pero Dios dijo que si, y
cuando tu tienes tus dudas, simplemente recuerde lo que San Pablo nos ense–aba,
ÒTodo lo puedo, en Cristo que me fortaleceÓ
========================== Aplicaci—n =======================
Ahora para cerrar, vamos a hablar brevemente sobre este asunto extra–o
de la circuncisi—n. Yo lo veo como
algo muy importante para nuestros tiempos.
24-25) Y aconteci— en el camino, que
en una posada Jehov‡ le sali— al encuentro, y quiso matarlo. Entonces SŽfora tom— un pedernal
afilado y cort— el prepucio de su hijo, y lo ech— a sus pies, diciendo: A la
verdad tœ me eres un esposo de sangre.
No hay muchos detalles, pero se creen que el primer hijos era
circuncidado, pero cuando vino el segundo, MoisŽs no era tan estricto, viviendo
lejos del pueblo de Dios, y viendo que todo esto estaba molestando a su esposa. pausa
ÀPero que dice Cristo?
Mateo 10:37 El
que ama a padre o madre m‡s que a m’, no es
digno de m’; el que ama a hijo o hija
m‡s que a m’, no es digno de m’.
Cuando estamos muy controlados por nuestra familia, estamos
descalificando a nosotros mismos.
Y en el principio de 1 Samuel, El’ tenia problemas por estar muy suave
con sus hijos, y Žl y sus hijos se terminaron mal.
1 Samuel 2:29 ÀPor quŽ
habŽis hollado mis sacrificios y mis
ofrendas, que yo mandŽ ofrecer en el
tabern‡culo; y has honrado a tus hijos m‡s que a m’, engord‡ndoos de lo
principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?
Te puedes leer mas sobre esto en casa, pero es importante lo que esto
nos ense–a.
Cuando el hombre est‡ lejos de Dios, el pacto, y los s’mbolos del
pacto son como poca cosa. pausa Pero para Dios, el pacto y los s’mbolos del pacto son de
gran importancia.
Un s’mbolo del pacto en el nuevo testamento es la Santa Cena. Y abusando este s’mbolo, varios en la
iglesia de Corinto eran en gran peligro como MoisŽs.
Pablo rega–aba a la iglesia por faltar el respeto a la santa cena y
despuŽs dijoÉ
1 Corintios 11:30 Por
lo cual hay muchos enfermos y
debilitados entre vosotros, y muchos
duermen.
Que quiere decir que por tomar el pacto, y sus sellos, y se–as como
cosa de poca importancia, algunos eran enfermos, otros eran debilitados, y
otros hasta perdieron sus vidas.
Y en nuestros tiempos, hay muchos que no respetan a los pactos. Para muchos el bautismo es de poca
importancia, el pacto del matrimonio es lo de menos.
Se toman lo que Dios considera como important’simo, y lo tratan como
cosa opcional.
Y cuando vives as’, como puedes ver en este capitulo, est‡s jugando
con fuego.
Pero si tu quieres vivir bien con tu Dios, no pensando siempre ÒPero no puedo, simplemente no quieroÓ.
Si quieres el poder de hacer grandes cosas para tu Dios y su reino,
confiando en que Dios te dar‡ el poder, puedes pasar al frente en unos
momentos, y oraremos contigo.
Vamos a Orar