27 de septiembre de 20
He Vencido Al Mundo
Juan 16:1-33
Otra vez, estamos en el
aposento alto, en la v’spera de la muerte de Cristo, y el Se–or est‡
preparando, fortaleciendo sus disc’pulos por los grandes cambios que vienen.
Y el ap—stol Juan grababa
todo esto porque, de la manera en que los disc’pulos estaban fortalecidos,
nosotros tambiŽn podemos estar fortalecidos.
En el mundo de estos
disc’pulos, todo iba a cambiar en poco tiempo, y pasando por esto, se ten’an
que salir como vencedores.
Nuestro mundo, tambiŽn
est‡ cambiando, r‡pidamente, y toca a nosotros tambiŽn salir como
vencedores. ŔAmen?
1) Estas cosas os he hablado, para que no teng‡is
tropiezo.
Cristo dijo mucho en este
discurso del aposento alto. Y mucho
era espantoso. Se anunciaba
aflicciones, pausa, pero esto era
para dejar los preparados.
2) Os expulsar‡n de las sinagogas; y aun viene la
hora cuando cualquiera que os mate, pensar‡ que rinde servicio a Dios.
San Pablo, antes era
Saulo, y Žl era as’, pensando que si se pudiera matar a los hermanos, ser’a
haciendo un servicio a Dios. Hasta
estaba presente cuando se mataron a Esteban, en el libro de hechos y se
aprobaba todo.
Era la verdad que todo iba
a ponerse duro, pero esto no quiere decir que somos los perdedores. Al contrario, somos los vencedores,
porque podemos pasar por las aflicciones, con paz y hasta con gozo.
3) Y har‡n esto porque no conocen al Padre ni a m’.
Y los que atacan a los
Cristianos, en cualquier parte del mundo, sean musulmanes, o jud’os o quien
sea, se muestran, atacando nos, que no conocen al Padre, o sea, no conocen al
Dios verdadero.
4-8) Mas os he dicho estas cosas, para que cuando
llegue la hora, os acordŽis de que ya os lo hab’a dicho. Esto no os lo dije al principio, porque
yo estaba con vosotros. Pero ahora
voy al que me envi—; y ninguno de vosotros me pregunta: ŔA d—nde vas?
Hab’a una prisa, una
urgencia de dejar los preparados, capaces de aguantar los cambios horribles que
iban a enfrentar en los d’as que ven’an.
En el pasado, siempre se
ten’an a Cristo f’sicamente presente.
Y esto bastaba para calmar sus temores, y para aclarar sus dudas.
Pero todo esto iba a
cambiar ya, y Cristo iba a dejar los.
Y aunque hab’an aprendido
mucho, se crec’an bajo los errores jud’os que ense–aba que el Mes’as iba a
levantar un gran imperio terrenal que pudo acabar con los Romanos.
Pero aunque el reino de
Dios est‡ operando en el mundo, no es del mundo. El imperio romano iba a caer, bajo el impacto de la iglesia,
pero iba a tomar tiempo, y no iba a pasar como los jud’os imaginaban.
Y por lo tanto, ellos,
como muchos hermanos, ahora ten’an que adaptar se a la realidad del plan de
Dios.
6) Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza
ha llenado vuestro coraz—n.
Natural, Cristo apartando
de ellos de repente, por la muerte, iba a llenar sus corazones con la tristeza,
sin duda. Pero era necesario.
7) Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me
vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendr’a a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviarŽ.
Esto es el gran punto del
mensaje de hoy. Era mejor para
ellos, que Cristo se vaya. ŔPero
por quŽ?
Si te observas a los
disc’pulos, en los evangelios, son dŽbiles, a veces se portaban como necios,
luchando sobre quien iba ser el
mayor.
A veces tienen un gran
dificultad entendiendo las doctrinas b‡sicas.
Pero llegando, por ejemplo
al libro de los hechos, te puedes observar los hermanos como potentes y
formidables, como Pedro predicando el d’a de PentecostŽs, citando pasaje del
testamento antiguo, de su memoria.
Y mas tarde escribiendo
libros profundos de la Biblia, como un escolar de gran preparaci—n. ŔQue es lo que pasaba?
Es que cuando Cristo fue a
la cruz, y fue resucitado, y ascend’a a la diestra de Dios, se mandaba a ellos,
el consolador, el Esp’ritu Santo de Dios.
Y los ap—stoles eran
completamente transformados por ese poder.
8) Y cuando Žl venga, convencer‡ al mundo de pecado,
de justicia y de juicio.
Cualquier hermano, si
realmente quiere, puede salir a las calles y predicar, explicando el evangelio,
citando versos.
Pero si no tiene el
Esp’ritu Santo, ungiendo su obra, nada va a pasar. Tal vez un poco de persecuci—n, o tal vez la gente
simplemente van a ignorarte.
Pero si el Esp’ritu anda
bendiciendo tu obra, vas a ver un gran impacto.
Y esto explique hermano,
hermana, la raz—n de que siempre estamos enfatizando la oraci—n, y la necesidad
de intentar vivir una vida santa.
Es nuestro deseo, caminar en el poder del Esp’ritu. ŔVerdad?
Y cuando pasan cosas
buenas en nuestra iglesia, tenemos que dar la gloria, no a ningśn hombre, sino
al Esp’ritu Santo que realmente ha hecho la obra eficaz.
8-9) Y cuando Žl venga, convencer‡ al mundo de
pecado, de justicia y de juicio. De
pecado, por cuanto no creen en m’;
Podemos hablar de la ley,
los diez mandamientos, y tal vez producir algo de conocimiento del pecado, pausa, pero cuando el Santo Esp’ritu de Dios est‡ bendiciendo, se
ver‡n que Cristo es la śnica soluci—n del pecado.
Primeramente para quitar
la culpabilidad del pecado, y despuŽs para quitar el poder, o sea la
contaminaci—n del pecado en tu vida.
8-10) Y cuando Žl venga, convencer‡ al mundo de
pecado, de justicia y de juicio. De
pecado, por cuanto no creen en m’;
de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me verŽis
m‡s;
Cristo, regresando al
Padre, pasando primero por la cruz, nos muestra que podemos tener en Žl, una
justicia ajena, que realmente ni es de nosotros mismos.
Y con esa justicia
perfecta, podemos estar bien con Dios, que no puede recibir nada menos.
Esto fue el problema con
los jud’os. Llegando al tiempo del
nuevo testamento, en vez de confiar en la justicia de Cristo, se confiaban en
su propia justicia, que jam‡s es suficiente.
Romanos 10:1-3 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi coraz—n,
y
mi oraci—n a Dios por Israel, es para salvaci—n.
Porque
yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
Porque
ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se
han sujetado a la justicia de Dios;
Cuando el Esp’ritu santo
viene sobre uno, se puede entender esto, y poner su fe en Cristo, y dar su vida
a Cristo, para estar cubierto con una justicia perfecta. ŔAmen?
8-10) Y cuando Žl venga, convencer‡ al mundo de
pecado, de justicia y de juicio. De
pecado, por cuanto no creen en m’;
de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me verŽis
m‡s;
y de juicio, por cuanto el pr’ncipe de este mundo ha
sido ya juzgado.
Cumpliendo su tarea en la
cruz, Cristo venci— al mundo, derrotando el que era el pr’ncipe de este
mundo, el diablo.
ÁEl diablo ya est‡
vencido! Antes el diablo tenia
cierto dominio legal, sobre el mundo.
Un dominio que se rob— de Ad‡n y Eva por su gran enga–o.
ÁPero ya no! Ahora el
diablo no tiene ningśn derecho. Aun est‡ aqu’, tratando de causar problemas,
pero est‡ vencido, y mas que nada tiene gran miedo cuando simplemente se
proclaman el nombre poderoso de Cristo Jesśs.
San Pablo dijo a la
iglesia en Roma, que sufr’a mucha persecuci—n en los primeros siglosÉ
Romanos 16:20 Y el Dios de paz aplastar‡ en breve a
Satan‡s
bajo
vuestros pies. La gracia de nuestro Se–or Jesucristo sea con vosotros.
Era claro a San Pablo, que
Cristo ya ha vencido todo esto.
12) Aśn tengo muchas cosas que deciros, pero ahora
no las podŽis sobrellevar.
No sabemos exactamente quŽ
eran estas cosas, pero hay un ejemplo posible, llegando al fin de este libro.
La gran mayor’a de los
ap—stoles, perdieron sus vidas por el evangelio. Los tiempos eran bien duros. Solamente Juan llegaba a la edad extendida, en la isla de
Patmos.
Pero mas tarde, despuŽs de
la resurrecci—n de Cristo, San Pedro recib’a algo de esa informaci—n dura.
Juan 21:18-19 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras
m‡s
joven,
te ce–’as, e ibas a donde quer’as; mas cuando ya seas viejo, extender‡s tus
manos, y te ce–ir‡ otro, y te llevar‡ a donde no quieras.
Esto
dijo, dando a entender con quŽ muerte hab’a de glorificar a Dios. Y dicho esto,
a–adi—: S’gueme.
Sabemos por la historia,
que se deseaban crucificar a Pedro, pero Pedro dijo que no era digno de morir
como Cristo, y si tenia que estar crucificado, que sea de boca abajo.
Y los Romanos, lideres,
dijeron, ŇÁDale!Ó pausa
Pero cuando esto ven’a,
Pedro estaba preparado, y sabia a donde iba, y se anhelaba llegar a la gloria.
13) Pero cuando venga el Esp’ritu de verdad, Žl os
guiar‡ a toda la verdad; porque no hablar‡ por su propia cuenta, sino que
hablar‡ todo lo que oyere, y os har‡ saber las cosas que habr‡n de venir.
Por esto los ap—stoles
eran tan formidables mas tarde.
Por esto tomamos sus cartas como Biblia, como la Palabra de Dios.
El Esp’ritu Santo estaba
la fuerza detr‡s de sus ministerios, y ese mismo Esp’ritu Santo, quiere estar
el poder de tu vida.
14) El me glorificar‡; porque tomar‡ de lo m’o, y os
lo har‡ saber.
La obra del Esp’ritu, es
glorificar a Cristo. Por esto no
es correcto hablar demasiadamente de Žl, el Esp’ritu.
Lo hacemos ya, porque est‡
en el texto, pero la prioridad, normalmente es glorificar a Cristo.
15) Todo lo que tiene el Padre es m’o; por eso dije
que tomar‡ de lo m’o, y os lo har‡ saber.
Otra prueba de la doctrina
de la trinidad.
16) Todav’a un poco, y no me verŽis; y de nuevo un
poco, y me verŽis; porque yo voy al Padre.
Ahora se hablar‡ de su
resurrecci—n.
17) Entonces se dijeron algunos de sus disc’pulos
unos a otros: ŔQuŽ es esto que nos dice: Todav’a un poco y no me verŽis; y de
nuevo un poco, y me verŽis; y, porque yo voy al Padre?
Cristo ense–aba mucho sobre
esto, pero aun no estaban captando el hilo de su mensaje. Pero podemos ver aqu’, la paciencia del
buen Maestro.
18) Dec’an, pues: ŔQuŽ quiere decir con: Todav’a un
poco? No entendemos lo que habla.
Cristo hablaba claramente,
pero sus mentes eran torpes.
19-20) Jesśs conoci— que quer’an preguntarle, y les
dijo: ŔPregunt‡is entre vosotros acerca de esto que dije: Todav’a un poco y no
me verŽis, y de nuevo un poco y me verŽis?
De cierto, de cierto os digo, que vosotros llorarŽis
y lamentarŽis, y el mundo se alegrar‡; pero aunque vosotros estŽis tristes,
vuestra tristeza se convertir‡ en gozo.
La muerte de Cristo iba a
cuasar gran tristeza entre ellos, pero no tenia que producir un p‡nico, porque su
tristeza no iba a durar.
Y ahora vine una
ilustraci—n muy bella.
21) La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha
llegado su hora; pero despuŽs que ha dado a luz un ni–o, ya no se acuerda de la
angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
Dicen que, antes de la
medicina moderna, cuando los dolores de parto eran tan severos, que muchas
veces la hermanas juraban, ŇEste es mi ultimo hijo, jam‡s voy a pasar por esto
otra vez.Ó. Por el pecado de EvaÉ
GŽnesis 3:16 A la mujer dijo: MultiplicarŽ en
gran manera
los
dolores en tus pre–eces; con dolor dar‡s a luz los hijos; y tu deseo ser‡ para
tu marido, y Žl se ense–orear‡ de ti.
Pero una vez viendo al
hijo, y enamorando se con Žl, se olvida de los dolores, pausa, y aun le da hermanitos y hermanitas mas tarde.
22) TambiŽn vosotros ahora tenŽis tristeza; pero os
volverŽ a ver, y se gozar‡ vuestro coraz—n, y nadie os quitar‡ vuestro gozo.
La resurrecci—n iba a
producir en ellos un gozo indestructible, y la doctrina de la resurrecci—n, la
realidad de la resurrecci—n debe de hacer el mismo en nosotros. ŔAmen?
23) En aquel d’a no me preguntarŽis nada. De cierto,
de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dar‡.
Otra vez la promesa de
contestar las oraciones, como vimos la semana pasada. Y si te preguntes, Ŕcomo puede Dios confiar nos con tales
promesas? pausa
Es que una vez llenando tu
menta con la palabra, y caminando en el poder del Esp’ritu Santo, no vas a
pedir cosas carnales ni insensatas.
24) Hasta ahora nada habŽis pedido en mi nombre;
pedid, y recibirŽis, para que vuestro gozo sea cumplido.
Han pedido cosas, pero en
comparaci—n con lo que iban a pedir, llevando la iglesia a todas partes del
mundo, lo que han pedido ya no era nada.
25) Estas cosas os he hablado en alegor’as; la hora
viene cuando ya no os hablarŽ por alegor’as, sino que claramente os anunciarŽ
acerca del Padre.
En los evangelios hay
muchas par‡bolas. Unas est‡n bien
explicadas, y otras no.
Pero en el resto del nuevo
testamento, casi no se ve las par‡bolas mas.
26-27) En aquel d’a pedirŽis en mi nombre; y no os
digo que yo rogarŽ al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque
vosotros me habŽis amado, y habŽis cre’do que yo sal’ de Dios.
Esto es un buen
punto. El diablo a veces quiere
confundir las cosas, diciendo que el Padre realmente no te ama, pero tiene que
recibir te, porque Cristo pag— con su sangre.
Pero no es as’, Cristo
vino para rescatar te, por el amor que el Padre ya ten’a para ti.
Juan 3:16 Porque de tal manera am— Dios al mundo, que ha
dado
a
su Hijo unigŽnito, para que todo aquel que en Žl cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna.
28-29) Sal’ del Padre, y he venido al mundo; otra
vez dejo el mundo, y voy al Padre.
Le dijeron sus disc’pulos: He aqu’ ahora hablas claramente, y ninguna
alegor’a dices.
Ahora como Pedro, se van a
pensar que est‡n bien preparados para lo que sea.
30) Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no
necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.
ŔAhora han aprendido la verdad? ŔAhora estaban preparados por todo?
31) Jesśs les respondi—: ŔAhora creŽis?
Cristo sabia que aun
estaban bien dŽbiles.
32) He aqu’ la hora viene, y ha venido ya, en que
serŽis esparcidos cada uno por su lado, y me dejarŽis solo; mas no estoy solo,
porque el Padre est‡ conmigo.
Es que no solamente Pedro,
sino todos ellos iban a abandonar a Cristo en poco tiempo.
Hermano, hermana, no sabes
el poder de tu fortaleza, hasta que ha llegado la gran prueba.
1 Corintios 10:12 As’ que, el que piensa estar
firme,
mire
que no caiga.
33) Estas cosas os he hablado para que en m’ teng‡is
paz. En el mundo tendrŽis aflicci—n; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Y ahora, cerrando, vamos a
aplicar ese verso.
======================== Aplicaci—n
=========================
Hay aflicciones para
nosotros en este mundo. No te
sientes mal porque pases por los sufrimientos.
2 Timoteo 3:12 Y tambiŽn todos los que quieren vivir
piadosamente
en Cristo Jesśs padecer‡n persecuci—n.
Es una promesa, y estas
aflicciones y persecuciones toman diferentes formas.
Ha veces hay problemas de
familia, de trabajo, de salud, personas en que has confiado, ahora te muestran
que no eran digo de tu confianza.
Todo esto y mas te puede
pasar. Pero dice aqu’ confiad. Como los dolores del parto, el dolor
viene, pausa, pero es solamente por
un rato.
Yo tengo amigos, buenos
hermanos que han sufrido por a–os, situaciones de salud, y no sabemos
porque. Pero son vencedores,
en medio de sus aflicciones.
33) Estas cosas os he hablado para que en m’ teng‡is
paz. En el mundo tendrŽis aflicci—n; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Si yo digo a alguien, Ňan’mate,
ten feÓ, tal vez esto no va a ayudar para nada, pero si Cristo te dice, como
dice aqu’, confiad, yo he vencido al mundo.
Esto es otra cosa. Cristo tiene tu situaci—n bajo su
control. Y Cristo tiene el poder
de guiar tu dolor, o hasta acabar con tu dolor. Esta controlando todo para tu bien.
El diablo, ya no puede
hacer mas que Dios ha permitido, porque Cristo ha vencido al mundo ya, y
el diablo ya es solamente como un perro pit bull que Dios tiene bajo una
cadena.
33) Estas cosas os he hablado para que en m’ teng‡is
paz. En el mundo tendrŽis aflicci—n; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Cristo vino para hacer y
acabar su tarea como un vencedor.
Y Cristo te ha dado a ti, el mismo poder. Vas a tener las aflicciones, pero puedes vencer, por
medio de tus aflicciones.
Y unas de las pruebas de
esto est‡ en las sietes cartas del libro de Apocalipsis. Las cartas eran para iglesias actuales
que eran muy diferentes, ten’an diferentes problemas, pero el Se–or dijo el
mismo a todos. Ten’an que aprender
a vencer.
Apocalipsis 2:7 El que tiene o’do, oiga lo que el
Esp’ritu
dice a las iglesias. Al que venciere, le darŽ a comer del ‡rbol de la
vida, el cual est‡ en medio del para’so de Dios.
Apocalipsis 2:11 El que tiene o’do, oiga
lo que el
Esp’ritu
dice a las iglesias. El que venciere, no sufrir‡ da–o de la segunda
muerte. (ŔY los dem‡s?)
Apocalipsis 2:17 El que tiene o’do, oiga
lo que el
Esp’ritu
dice a las iglesias. Al que venciere, darŽ a comer del man‡ escondido, y
le darŽ una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el
cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
Apocalipsis 2:26 Al que venciere
y guardare mis obras
hasta
el fin, yo le darŽ autoridad sobre las naciones.
Apocalipsis 3:5 El que venciere ser‡ vestido de
vestiduras
blancas; y no borrarŽ su nombre del libro de la vida, y confesarŽ su nombre
delante de mi Padre, y delante de sus ‡ngeles. (ŔY los dem‡s?)
Apocalipsis 3:12 Al que venciere,
yo lo harŽ columna en el
templo
de mi Dios, y nunca m‡s saldr‡ de all’; y escribirŽ sobre Žl el nombre de mi
Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva JerusalŽn, la cual
desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
Apocalipsis 3:21 Al que venciere,
le darŽ que se siente
conmigo
en mi trono, as’ como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
Nadie dice nunca que tendr‡s
una vida sin aflicciones, sino que por el poder del Esp’ritu Santo, puedes
tener paz, puedes vivir como vencedor, aun en medio de tus aflicciones.
Y si esto es tu deseo,
vivir como Cristiano vencedor, aun cuando vienen las sorpresas negativas
de tu vida, puedes pasar en unos momentos y oraremos para ti.
Un verso masÉ
1 Juan 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo;
y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
Vamos a orar