13 de septiembre de 20
Calmando Toda Angustia
Juan 14:1-31
Vimos en el ultimo
estudio, que todo se puso muy tenso, en el aposento alto. Cristo acaba de anunciar que uno de los
disc’pulos era un traidor, y algunos ya sabia que era Judas, Iscariote, que fue
despedido del discurso.
Encima de esto, Pedro, que
era gran parte del liderazgo iba a negar a sus Se–or, antes de que el gallo
cantaba.
Pero lo peor de todo, es
que Cristo, su gran Maestro y Se–or iba a estar asesinado por la cruz, dando
una victoria, aparente, a los fariseos.
Todo estaba en confusi—n y
espanto, y por esto Cristo tenia que gastar algo de este tiempo, limitado y
precioso, para calmar toda angustia.
1) No se turbe vuestro coraz—n; creŽis en Dios,
creed tambiŽn en m’.
Como siempre, ten’an que
confiar en Dios, aun cuando todo parec’a un desorden.
Se ten’an que escuchar
atentamente a lo que el Se–or iba a decir, porque el Se–or siempre tiene todo
bajo su control.
2) En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si as’
no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Debajo de muchos temores,
es el temor de la muerte. Durante
la temporada del virus Covid, hay muchos que casi ni salgan de sus casas,
especialmente si ya tienen dificultades con su salud.
Y aunque es correcto
cuidar de uno mismo, escuchando a los mŽdicos, pausa, los Cristianos jam‡s debemos de vivir en el temor de la
muerte.
El Se–or ya tiene el d’a
de tu muerte en su calendario, y esa fecha no va a cambiar.
Y Cristo dijo aqu’ fue
correcto para Žl, apartar se de sus disc’pulos para preparar un gran lugar para
ellos y para nosotros.
As’ que cuando tu te
mueres como hermano, hermana en Cristo, no solamente tienes personas
esper‡ndote en la gloria, sino que tienes ya tu propio lugar.
Y aunque la gente
normalmente no prefieran pensar en su muerte, siendo una cosa para muchos, muy
espantosa, es correcto a veces, para un Cristiano considerar su destino cierto,
para vivir con mas vigor ahora. ŔAmen?
3) Y si me fuere y os preparare lugar, vendrŽ otra
vez, y os tomarŽ a m’ mismo, para que donde yo estoy, vosotros tambiŽn estŽis.
Hasta el fin del mundo,
despuŽs de la muerte seremos ausentes de cuerpo pero presentes con el
Se–or. Pero cuando Cristo viene,
en su segunda venida, los cuerpos tambiŽn se van a resucitar, para ir a su
lugar, para vivir en un para’so, preparado.
Es que Cristo ha vencido
la muerte, y por esto tu y yo vamos a vivir eternamente en la gloria.
1 Corintios 15:55-57 ŔD—nde est‡, oh muerte, tu aguij—n?
ŔD—nde,
oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguij—n de la muerte es el pecado, y el
poder del pecado, la ley. Mas
gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Se–or
Jesucristo.
As’ que, como hermano,
como hermana en Cristo, no tiene sentido alguno vivir en el temor de la muerte.
4-5) Y sabŽis a d—nde voy, y sabŽis el camino. Le dijo Tom‡s: Se–or, no sabemos a d—nde
vas; Ŕc—mo, pues, podemos saber el camino?
Tom‡s deseaba entender mas
claramente, porque como otros, fue su deseo calmar toda angustia.
6) Jesśs le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida; nadie viene al Padre, sino por m’.
As’ que, en Cristo, ya
estamos en el camino.
Y esto es una cancelaci—n
de toda religi—n falsa del mundo.
Las religiones falsas no tienen algo como una resurrecci—n de los muertos,
y por esto, no tienen una soluci—n para la muerte.
Sencillamente, las
religiones falsas no tienen la soluci—n adecuada para el pecado.
7) Si me conocieseis, tambiŽn a mi Padre
conocer’ais; y desde ahora le conocŽis, y le habŽis visto.
Es que Cristo Jesśs, era
la m‡xima revelaci—n del Padre. Es
por esto que la ley dice que no podemos adorar ni servir a las im‡genes, porque
Cristo Jesśs es la imagen perfecta del Padre.
8) Felipe le dijo: Se–or, muŽstranos el Padre, y nos
basta.
Cristo tenia que
reprender, suavemente, estas peticiones de sus disc’pulos, pero estaba
bien. Es que toda duda tenia que
estar eliminada, porque ahora las cosas iban a pasar r‡pidamente, y no era el
momento de vivir en la incertidumbre.
Como en nuestros tiempos
los hermanos tienen que estar firmes y preparados.
9) Jesśs le dijo: ŔTanto tiempo hace que estoy con
vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a m’, ha visto al
Padre; Ŕc—mo, pues, dices tś: MuŽstranos el Padre?
En este capitulo, podemos
entender de donde viene la doctrina de la trinidad. Veremos el Hijo, el Padre y el Esp’ritu Santo. La palabra trinidad no nos vamos a encontrar,
pero el concepto es inescapable en las escrituras.
10) ŔNo crees que yo soy en el Padre, y el Padre en
m’? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que
el Padre que mora en m’, Žl hace las obras.
11) Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en
m’; de otra manera, creedme por las mismas obras.
Muchas veces se menciona
sus obras, cuando ven’an las dudas, para que sea mas f‡cil de aceptar lo que
parec’a tan extra–o.
Pero desde el principio,
Dios fue presentado como una pluralidad en las escrituras.
En el primer capitulo de
la Biblia diceÉ
GŽnesis 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al
hombre a
nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza; y se–oree en los peces del mar, en las
aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra.
Dios no dijo ŇhagoÓ en ŇmiÓ
imagen, sino ŇhagamosÓ en ŇnuestraÓ imagen. Es algo profundamente misterioso, pero es la realidad.
12) De cierto, de cierto os digo: El que en m’ cree,
las obras que yo hago, Žl las har‡ tambiŽn; y aun mayores har‡, porque yo voy
al Padre.
Esto fue algo que ellos
ten’an que escuchar y creer.
Porque la iglesia no iba a terminar con la partida de Cristo. Al contrario, est‡bamos apenas
empezando.
Y en el gran d’a de
PentecostŽs se pudiera ver el poder de Dios derramado, en los ap—stoles, sin
tener a Cristo, f’sicamente con ellos.
Hechos 2:5-11 Moraban entonces en JerusalŽn jud’os,
varones
piadosos,
de todas las naciones bajo el cielo.
Y
hecho este estruendo, se junt— la multitud; y estaban confusos, porque cada uno
les o’a hablar en su propia lengua.
Y
estaban at—nitos y maravillados, diciendo: Mirad, Ŕno son galileos todos estos
que hablan?
ŔC—mo,
pues, les o’mos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos
nacido?
Partos,
medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en
el Ponto y en Asia,
en
Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa m‡s all‡ de Cirene, y
romanos aqu’ residentes, tanto jud’os como prosŽlitos,
cretenses
y ‡rabes, les o’mos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
Es que en poco tiempo,
estaban haciendo cosas que Cristo jam‡s hizo. Y en poco tiempo mas la iglesia fue al norte en la direcci—n
de Europa, y al mismo tiempo se fue a la Africa, y hasta a India.
Y mas tarde los disc’pulos
empezaron a escribir libros, y establecer escuelas, mas tarde en los tiempos
modernos, hicimos grabaciones para la radio, programas de la televisi—n.
No todo ha sido bueno, claro,
el diablo siempre deseando meter la pata, pero los disc’pulos han alcanzado
cada continente del mundo.
Y ahora con el Internet el
evangelio est‡ en cada parte del mundo.
As’ que Cristo estaba
informando a estos disc’pulos temblantes que la obra no estaba acabando con su
partida, sino que estaba apenas empezando.
13-14) Y todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo harŽ, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo
harŽ.
Esta es una promesa
gloriosa. Pero hay que atender al
contexto. Estamos hablando de los
recursos y el poder de avanzar el reino de Cristo.
No estaba hablando de la
satisfacci—n de los deseos carnales.
Pero tenemos acceso a
grandes recursos para la obra, siempre y cuando las reuniones de oraci—n andan
llenando se.
15) Si me am‡is, guardad mis mandamientos.
Esto es algo poderoso. Si quieres saber si tu amor por Cristo
es valido, autentico, esta es la prueba.
15) Si me am‡is, guardad mis mandamientos.
A veces hay personas que
sientan mucho durante las alabanzas.
Otros que pueden apreciar una predicaci—n bien presentada. Pero si los mandamientos de Cristo, no
son de gran importancia en sus vidas, puede ser que tienen un amor que est‡
completamente fingido.
16-17) Y yo rogarŽ al Padre, y os dar‡ otro
Consolador, para que estŽ con vosotros para siempre: el Esp’ritu de verdad, al cual
el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le
conocŽis, porque mora con vosotros, y estar‡ en vosotros.
Nuestra iglesia ha durado
mas de veinte a–os. ŔPero como es
posible? Es que el Esp’ritu de
verdad ha sido con nosotros.
Sin el Santo Esp’ritu de
Dios, seria incompresible continuar unos meses.
Y por esto, por cada cosa
buena que pasa aqu’, tenemos que dar toda la gloria al Se–or.
18) No os dejarŽ huŽrfanos; vendrŽ a vosotros.
Recordando el contexto,
Cristo estaba preparando a apartar se de este mundo, pero la iglesia iba a
continuar. Y los disc’pulos no
estar’an solos, ni operando en su propio poder, sino que Cristo iba a venir en
la forma del Esp’ritu Santo.
Otra vez, se ve las
razones B’blicas por la doctrina de la trinidad.
19) Todav’a un poco, y el mundo no me ver‡ m‡s; pero
vosotros me verŽis; porque yo vivo, vosotros tambiŽn vivirŽis.
Nuestras vidas tienen
sentido, porque estamos en Cristo y Cristo est‡ dentro de nosotros.
Y en estas temporadas de
crisis, y de dificultad econ—mica, para muchos, la vida ya no tiene sentido, y la
evidencia es la manera en que hay mas personas que desean acabar con sus vidas,
por medio del suicidio.
20) En aquel d’a vosotros conocerŽis que yo estoy en
mi Padre, y vosotros en m’, y yo en vosotros.
Esto es lo importante,
estar en Cristo, porque esto es la esencia de la salvaci—n de tu alma.
2 Corintios 5:17 De modo que si alguno
est‡ en Cristo,
nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu’ todas son hechas nuevas.
21) El que tiene mis mandamientos, y los guarda, Žse
es el que me ama; y el que me ama, ser‡ amado por mi Padre, y yo le amarŽ, y me
manifestarŽ a Žl.
Otra vez, Cristo habla de
la importancia de sus mandamientos.
Y la importancia de los mandamientos
est‡ repetida muchas veces en el nuevo testamento.
San Pablo corrigiendo a
una iglesia con mucha carnalidad, dijo enÉ
1 Corintios 7:19 La circuncisi—n nada
es, y la
incircuncisi—n
nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.
Gardar los mandamientos de
Cristo es la manera, y de hecho es la śnica manera de probar tu amor por
Cristo. Y muchos se enga–an aqu’.
1 Corintios 6:9-11 ŔNo sabŽis que los injustos no
heredar‡n
el
reino de Dios? No errŽis; ni los fornicarios, ni los id—latras, ni los
adślteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones,
ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores,
heredar‡n el reino de Dios.
Y
esto erais algunos; mas ya habŽis sido lavados, ya habŽis sido santificados, ya
habŽis sido justificados en el nombre del Se–or Jesśs, y por el Esp’ritu de
nuestro Dios.
Y para clarificar, no
est‡s ganando tu salvaci—n por los meritos de tus acciones, por que la
salvaci—n en Cristo es un don de Dios.
Efesios 2:8-10 Porque por gracia sois salvos por medio de la
fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
glor’e.
Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesśs para buenas obras, las cuales Dios
prepar— de antemano para que anduviŽsemos en ellas.
No estas ganando tu
posici—n con Dios por tus propios meritos, sino que la redenci—n es un don de
la gracia.
Pero el deseo de una vida
santa, el deseo de aprender y avanzar en tu capacidad de guardar los
mandamientos, es una evidencia de que has recibi— el don, y que no est‡s
enga–ando te, a ti mismo.
Cristo hablaba mucho de
esto en este discurso, porque deseaba calmar toda angustia, y no puedes calmar
tus angustias, mientras andas jugando, coqueteando con el mundo y sus
carnalidades. ŔAmen?
22-23) Le dijo Judas (no el Iscariote): Se–or, Ŕc—mo
es que te manifestar‡s a nosotros, y no al mundo? Respondi— Jesśs y le dijo: El que me ama, mi palabra
guardar‡; y mi Padre le amar‡, y vendremos a Žl, y haremos morada con Žl.
Aun aqu’, Cristo no
contestaba la pregunta directamente, sino que regresaba al tema de guardar la
palabra, como la evidencia de tu amor, y como la prueba de que no has sido
enga–ado como otro Judas Iscariote.
Y San Juan estaba bien
impactado con esa doctrina porque se la llevaba a sus otros libros.
1 Juan 2:3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos,
si
guardamos sus mandamientos.
Esto es otra manera de
descubrir el auto enga–o. Si uno
dice que ha conocido al Se–or por unos 15 a–os, pero guardando los mandamientos no es ni una prioridad de
su vida, es claro, es una persona que ni conoce a Dios.
1 Juan 3:24 Y el que guarda sus
mandamientos, permanece en
Dios,
y Dios en Žl. Y en esto sabemos que Žl permanece en nosotros, por el Esp’ritu
que nos ha dado.
El Esp’ritu que Dios ha
puesto en nosotros es el Esp’ritu Santo, y solamente se siente c—modo
morando en una vida que est‡ avanzado en la santidad.
Bueno, para que esto no se
convierta en una carga pesada, hay que preguntar Ŕque quiere decir la palabra
ŇguardarÓ, en esa expresi—n guardar los mandamientos? En el griego no es exactamente ŇobedecerÓ. Ninguno de nosotros vamos a obedecer
perfectamente a los mandamientos de Dios.
Pero guardar quiere decir
que s’, es importante para ti, entender los mandamiento, mantener los delante
de tu conciencia. Es importante
para ti aprender como aplicar todos los mandamientos de Cristo a tu vida, en
una moralidad consistente, que es completamente B’blica, y no mundana.
Y cuando te descubres que
has quebrantado los mandamientos, estar muy pronto en confesar lo a Dios, y
pedir el poder de corregir la situaci—n.
1 Juan 1:8-9 Si decimos que no tenemos pecado,
nos
enga–amos
a nosotros mismos, y la verdad no est‡ en nosotros.
Si
confesamos nuestros pecados, Žl es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.
ŔEs esto parte de tu vida
Cristiana? pausa Si no es as’ Ŕcomo
sabes si aun est‡s en Cristo?
Si los mandamientos de
Cristo no son nada de importancia para ti, pausa,
entonces quiero orar para ti, terminando el servicio. Puede ser que tu alma, est‡ aun en gran peligro.
24) El que no me ama, no guarda mis palabras; y la
palabra que habŽis o’do no es m’a, sino del Padre que me envi—.
ÁMira, otra vez, no se
puede dejar este asunto! Si tienes
algo de amor para Cristo, guardar su palabra ser‡, indefectiblemente, la gran
prioridad de tu vida.
25-26) Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
Mas el Consolador, el Esp’ritu Santo, a quien el
Padre enviar‡ en mi nombre, Žl os ense–ar‡ todas las cosas, y os recordar‡ todo
lo que yo os he dicho.
Si tu puedes entender
cosas, leyendo tu Biblia, o si tu puedes sentir algo escuchando la palabra
predicada, es porque el Consolador, o sea el Esp’ritu Santo, te est‡ ense–ando.
27) La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy
como el mundo la da. No se turbe vuestro coraz—n, ni tenga miedo.
Esto fue el objetivo de
toda esta ense–anza en el aposento alto.
Cristo deseaba llenar sus disc’pulos con la paz. Y Cristo quiere esto tambiŽn para ti en
esta ma–ana.
27) La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy
como el mundo la da. No se turbe vuestro coraz—n, ni tenga miedo.
Y esto tambiŽn tiene algo
que ver con aprender y guardar los mandamientos como la prioridad de tu
vida. Y claro, esa es una paz de
que el mundo no sabe nada.
Y si tu continśes tu vida
como un mudando, tampoco vas a saber nada de esa paz.
Y lo puedes tomar esto
como una invitaci—n a tu bautismo.
28) HabŽis o’do que yo os he dicho: Voy, y vengo a
vosotros. Si me amarais, os habr’ais regocijado, porque he dicho que voy al
Padre; porque el Padre mayor es que yo.
Los disc’pulos estaban
bien tristes viendo a Cristo regresar a su Padre, pero en realidad no era raz—n
de tristeza, sino de gozo, porque esto siempre ha sido el plan.
29-30) Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para
que cuando suceda, cre‡is. No
hablarŽ ya mucho con vosotros; porque viene el pr’ncipe de este mundo, y Žl
nada tiene en m’.
El diablo dejaba a Cristo
cuando no pudo convencer lo a caer en ninguna tentaci—n, en el desierto, pero
ahora iba regresar para continuar la batalla.
Pero no iba a conseguir
ningśn Žxito, porque no hab’a nada de pecado en Cristo.
31) Mas para que el mundo conozca que amo al Padre,
y como el Padre me mand—, as’ hago. Levantaos, vamos de aqu’.
Cristo mostraba su amor por
el Padre por medio de su obediencia a la voluntad del padre. ŔY tu?
======================== Conclusi—n
=========================
Los disc’pulos estaban
entrando en tiempos de grandes cambios, y ten’an temor. En un sentido, el mismo est‡ pasando
con nosotros. Aunque la pandemia
est‡, tal vez llegando a su fin, los problemas econ—micos apenas est‡n
empezando. Y si es tu deseo vivir libre
de toda angustia, en la paz de Cristo, puedes pasar en un momento, y
oraremos contigo.
Vamos a orar