11 de septiembre
de 20
Llorando
Desde Los Escombros
Lamentaciones
5:1-22
En 2014 y 2015, estudiamos todo el libro de Jerem’as, quien es el
autor de este libre de Lamentaciones tambiŽn. Y ese gran profeta tenia la reputaci—n de uno que lloraba mucho.
Jerem’as 13:15-18 Escuchad
y o’d; no os envanezc‡is, pues
Jehov‡ ha hablado.
Dad gloria a Jehov‡ Dios vuestro,
antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes
de oscuridad, y esperŽis luz, y os la vuelva en sombra de muerte y tinieblas.
Mas si no oyereis esto, en secreto
llorar‡ mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se
deshar‡n mis ojos en l‡grimas, porque el reba–o de Jehov‡ fue hecho cautivo.
Di al rey y a la reina: Humillaos,
sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria ha ca’do de vuestras
cabezas.
Es que el profeta joven, sabia lo que iba a pasar a su pueblo querido,
por persistir en su rebeli—n. En
otra parte dijoÉ
Jerem’as 9:1 !!Oh, si
mi cabeza se hiciese aguas, y mis
ojos fuentes de l‡grimas, para que
llore d’a y noche los muertos de la hija de mi pueblo!
Es que fue muy frustrante, porque por mas se que clamaba sobre los
peligros de su pueblo, por su rechazo de los preceptos de Dios, pausa, mas estaba ignorado o hasta
castigado, por tratar de guiar los.
Y es as’ hoy en d’a en muchas partes del mundo occidental. La gente simplemente no quieren
escuchar nada sobre su arrepentimiento urgente. Y claro, por esto la situaci—n va del mal al peor.
Pero en este ultimo capitulo, breve, del libro de Lamentaciones, el
profeta sigue llorando, pero no al
pueblo. Ahora su llanto es a Dios,
y est‡ llorando desde los escombros.
1) AcuŽrdate, oh Jehov‡, de lo que nos
ha sucedido;
Mira, y ve nuestro oprobio.
Aqu’ cuando se pide a Dios de que se recuerde, est‡ en el sentido de
que Dios se acordaba de su pueblo en EgiptoÉ
ƒxodo 2:24 Y oy— Dios el gemido
de ellos, y se acord— de
su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
Jerem’as entend’a c—mo esto pas—, Dios acordando de sus promesas, de
su pacto, y lo levantaba esto, antes que nada en su oraci—n, pero confirmando
que Dios es Se–or.
2) Nuestra heredad ha pasado a
extra–os,
Nuestras casas a forasteros.
El concepto de la herencia es algo muy central al pacto de Dios. Y el concepto de estar desheredado, de
perder tu herencia, como Esaœ, es muy relevante a nuestros tiempos.
Cuando Ad‡n y Eva rompieron su pacto con Dios, ellos perdieron su
herencia de EdŽn.
Cuando los jud’os rompieron su pacto con Dios, por siglos seguidos, se
fueron desheredados de la tierra prometida.
Y nosotros podemos ver algo semejante pasando delante de nuestros
ojos.
Los desamparados, los que vivan en las calles, sin casa, est‡n
multiplicando se en todas las ciudades grandes del pa’s.
Muchos de ellos viv’an en casas casi todas sus vidas, muchos han
recibido algo de herencia de parte de sus padres o hasta de sus abuelos, pero
en el proceso de estar desheredados, han perdido todo.
Hay millones en este pa’s, que ahora ni est‡n pagando su renta, o sus
hipotecas, y no ser‡n desalojados, por los menos hasta el fin del a–o. ÀPero despuŽs? Posiblemente veremos otras grandes
cantidades de personas, perdiendo su herencia.
Esto es normal, y hasta algo prometido, cuando no hay un gran
arrepentimiento, pausa, cosa que
ahora es urgente.
3) HuŽrfanos somos sin padre;
Nuestras madres son como viudas.
En las escrituras, los huŽrfanos y las viudas siempre ten’an un lugar
especial en el coraz—n de Dios, porque eran personas menos protegidas, habiendo
perdido sus padres o sus esposos.
Y aqu’, el profeta estaba llamando a Dios de tomar esta posici—n de
protector, otra vez con su gente.
4) Nuestra agua bebemos por dinero;
Compramos nuestra le–a por precio.
Aqu’ habla de las consecuencias de estar totalmente derrotados por la
guerra, algo que Dios permit’a o hasta mandaba, a su propio pueblo, por estar
tan incorregible.
Estaban viviendo en una miseria.
Se pudieron trabajar por muy poco dinero, o vender las cosas preciosas
que aun ten’an, pero otra vez, esto seria perder todo de su herencia.
En la gran mayor’a de los pueblos del mundo, el agua, para tomar
siempre ha sido gratis, y la le–a, por la providencia de Dios esta en todos
lados.
Pero no para estos, sino que ten’an que pagar por todo, porque ya
estaban completamente derrotados, y otros se aprovechaban de ellos. ÁY eran el pueblo de Dios!
Y n—talo, el profeta no se queja de Dios diciendo que esto fue
injusto, porque Jerem’as sabia que Dios mandaba todo esto en la pura justicia.
Sino que el Profeta comunicaba a Dios, ÒEst‡ bien, estamos sintiendo
profundamente, las consecuencias de nuestros errores.Ó
En nuestro pa’s, esto es una conclusi—n que aun no ha llegado, que
quiere decir que no hemos recibido suficiente represalias santas, para
actualmente venir a Dios, llorando desde
los escombros. No es que Dios
quiere castigar mas. Sino que
simplemente no hemos aprendido lo que est‡ pasando.
5) Padecemos persecuci—n sobre
nosotros;
Nos fatigamos, y no hay para nosotros
reposo.
Cuando una sociedad est‡ sirviendo a Dios, hay abundancia de todo, y
la gente no tienen que trabajar tanto.
De hecho para disfrutar la vida, hay un d’a de descanso, que es parte de
la ley, o sea parte de la Santa Ley de Dios.
Pero rechazando la sabidur’a de Dios, en vez de descansar hay que
fatigar se. Hay que trabajar mas y
mas, porque se tiene que llevar el yugo de hierro. Esto es precisamente lo que Dios promet’a enÉ
Deuteronomio 28:47-48 Por
cuanto no serviste a Jehov‡ tu
Dios con alegr’a y con gozo de
coraz—n, por la abundancia de todas las cosas,
servir‡s, por tanto, a tus enemigos
que enviare Jehov‡ contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta
de todas las cosas; y Žl pondr‡ yugo de
hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.
Por esto, por el cumplimiento de esta profec’a, Jerem’as estaba llorando desde los escombros.
Y por supuesto, estos antes, como nosotros ahora, pesaban, ÒÁPero esto
no va a pasar con nosotros! Somos grandes, somos poderosos, sabemos como
proteger a nosotros mismos.Ó pausa
Pero no es posible proteger a si mismo, cuando es Dios que ha mandado
los enemigos.
6) Al egipcio y al asirio extendimos
la mano, para saciarnos de pan.
Es que se pidieron ayuda a sus vecinos, algo de prŽstamo. Pero teniendo que pedir prŽstamo, es
evidencia de que uno ha perdido la bendici—n, y que ha empezado el proceso de
perder su herencia.
Esto se puede encontrar f‡cilmente en el libro de Deuteronomio, y
tambiŽn en los proverbios. Cuando
no se puede pagar el prŽstamo, se pierde mas y mas hasta que se quede con los
dem‡s en la calle.
O en el caso de un pa’s, se quede bajo el dominio de otros. Y ahora los estados unidos debe grande
cantidades de dinero a los chinos.
7) Nuestros padres pecaron, y han
muerto;
Y nosotros llevamos su castigo.
Aqu’, el profeta tampoco estaba quejando como que esto era
injusto. Simplemente estaba
diciendo, ÒYa estamos entendiendo tu mensaje Dios, porque hasta en los diez
mandamientos dice, de los ’dolosÉ
ƒxodo 20:5 No te inclinar‡s a
ellas, ni las honrar‡s;
porque yo soy Jehov‡ tu Dios, fuerte,
celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera
y cuarta generaci—n de los que me aborrecen.
Y antes de la ca’da, antes del cautiverio, el pueblo estaba muy, pero
muy entregado a la idolatr’a.
8) Siervos se ense–orearon de
nosotros;
No hubo quien nos librase de su mano.
Ser esclavo de hombre siempre es una maldici—n. Pero si tu amo es un hombre, una mujer
prudente, que sabe cuidar de lo suyo, puede ser tolerable.
Pero ser siervo de otro siervo puede ser insoportable. De hecho esto fue la maldici—n que NoŽ
pronunciaba sobre su hijo, por su pecado.
GŽnesis 9:25-27
25 y dijo:
Maldito sea
Cana‡n;
Siervo de
siervos ser‡ a sus hermanos.
26 Dijo m‡s:
Bendito por
Jehov‡ mi Dios sea Sem,
Y sea Cana‡n
su siervo.
27 Engrandezca Dios a Jafet,
Y habite en las tiendas de Sem,
Y sea Cana‡n su siervo.
Perdiendo tu libertad, es otra manera de perder tu herencia.
9) Con peligro de nuestras vidas
tra’amos nuestro pan
Ante la espada del desierto.
Algunos que no ten’an dinero, se escaparon de la cuidad para buscar
comida, pero esto pudiera costar les la vida.
10) Nuestra piel se ennegreci— como un
horno
A causa del ardor del hambre.
En lunes perdimos la electricidad en nuestra vecindad. Y no sab’amos por cuanto tiempo esto
iba a durar.
Yo conoc’a una mujer que perd’a la luz por una semana en Julio, y
terminaron durmiendo afuera, y perdiendo mucha de su comida.
Y esto me hizo reflexionar sobre como tomamos muchas cosas por
sentado, la luz, el agua, la comida.
Pero cuando un pueblo est‡ desheredado por Dios, se aprende a apreciar
todo, como ahora est‡ en Lebanon, y en Venezuela.
11) Violaron a las mujeres en Sion,
A las v’rgenes en las ciudades de Jud‡.
Los estados unidos ha sido una gran atracci—n para personas de otras
partes que buscaban la estabilidad, la seguridad y la prosperidad.
Y tuvimos todo esto antes, porque tuvimos gran respeto por la Santa
Ley de Dios.
Pero ahora, mas y mas rechazando lo que Dios dice, nada de esto est‡
garantizado. De hecho, Dios
amenazaba sobre esto, como consecuencia de romper su pacto.
Deuteronomio 28:30-31 Te
desposar‡s con mujer, y otro
var—n dormir‡ con ella; edificar‡s
casa, y no habitar‡s en ella; plantar‡s vi–a, y no la disfrutar‡s.
31 Tu buey ser‡ matado delante de tus
ojos, y tœ no comer‡s de Žl; tu asno ser‡ arrebatado de delante de ti, y no te
ser‡ devuelto; tus ovejas ser‡n dadas a tus enemigos, y no tendr‡s quien te las
rescate.
Todos estos son ejemplos de personas perdiendo su herencia.
Y por esto Jerem’as estaba llorando
desde los escombros.
12-13) A los pr’ncipes colgaron de las
manos;
No respetaron el rostro de los viejos. Llevaron a los j—venes a moler, Y los
muchachos desfallecieron bajo el peso de la le–a.
Todos estaban maltratados, porque hab’an crueles gobernando sobre
ellos. Esto es lo que pasa cuando
consigues estar abandonado por tu Dios.
Ten’an muchas advertencias, pero se ignoraban sus advertencias.
Y a prop—sito, ahora se ve mucha falta de respeto, para la gente de
edad en nuestro pa’s. Cosa que no
se ve’a en el pasado.
14) Los ancianos no se ven m‡s en la
puerta,
Los j—venes dejaron sus canciones.
En la puerta, era como una corte, donde los ancianos actuaban como jueces,
decidiendo casos, no con demasiado rigor, pero tampoco demasiadamente suave,
sino que se empleaban su sabidur’a.
Pero todo esto ha desaparecido, no hab’a manera se resolver nada. Como nosotros hemos tenido muchas
cortes cerradas.
15) Ces— el gozo de nuestro coraz—n;
Nuestra danza se cambi— en luto.
Cuando te veas que est‡s perdiendo toda tu herencia, todo
desapareciendo delante de tus ojos, es casi imposible disfrutar la vida.
16) Cay— la corona de nuestra cabeza;
!!Ay ahora de nosotros! porque
pecamos.
Esto es una buena confesi—n.
Esto es lo que Dios tiene que escuchar. Eran el pueblo de Dios, por esto en un sentido llevaban la
corona, pero ahora han perdido su posici—n de distinci—n, han perdido su
dominio, por causa de su propio pecado.
17-18) Por esto fue entristecido
nuestro coraz—n,
Por esto se entenebrecieron nuestros
ojos, Por el monte de Sion que est‡ asolado; Zorras andan por Žl.
Esto est‡ hablando del templo, de la casa de Dios. Se confiesan que era una gran tristeza
estar alejado de la alabanza y de la adoraci—n de Dios, que hab’an animales
salvajes en el lugar de su iglesia.
19) Mas tœ, Jehov‡, permanecer‡s para
siempre;
Tu trono de generaci—n en generaci—n.
Y aqu’ un poco de esperanza estaba regresando. Dios no ha cambiado. Dios siempre es el mismo, y en tiempo
habr’a la posibilidad de reconciliaci—n.
Pero esto iba a tomar tiempo.
20) ÀPor quŽ te olvidas completamente
de nosotros,
Y nos abandonas tan largo tiempo?
Esto tampoco es una queja en contra de los juicios de Dios, sino que
era como Cristo en la cruz citando a
Salmos 22:1 Dios m’o, Dios m’o, Àpor quŽ me has desamparado?
ÀPor quŽ est‡s tan lejos de mi
salvaci—n, y de las palabras de mi clamor?
Ahora la oraci—n viene al grano.
21-22) VuŽlvenos, oh Jehov‡, a ti, y
nos volveremos;
Renueva nuestros d’as como al
principio. Porque nos has
desechado; Te has airado contra nosotros en gran manera.
Esto reconoce que Dios tiene en su poder causar nos a regresar al sano
juicio, y es por esto que debemos de rogar constantemente. Ahora, las reuniones de oraci—n, deben
de estar mas llenas que nunca.
*======================= Conclusi—n ========================*
En la vida del pueblo de Dios, podemos pasar por las temporadas
dif’ciles, sufriendo por nuestra propia rebeli—n, o hasta por la iniquidad en
la cultura de nuestro alrededor.
Cuando esto pasa, no debemos de sufrir en silencio, sino llevar cada
cosa a nuestro Padre Celestial en oraci—n, que tiene el poder de corregir la
situaci—n, y calmar el alma.
Y si es tu deseo vivir como luz en estos tiempos oscuros, puede pasar
en un momento y oraremos para ti. Vamos
a Orar