30 de agosto de 20
Levantado A La Victoria
Juan 12:27-50
En este libro de San Juan,
estamos llegando ya a la ultima semana del ministerio de Cristo. Se perder‡ su vida en poco tiempo, y
para muchos su muerte ser‡ tomada como una tragedia, como una derrota.
Pero en realidad, Cristo
ser‡ levantado a la victoria.
27) Ahora est‡ turbada mi alma; Ŕy quŽ dirŽ? ŔPadre,
s‡lvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.
Se ve que hab’a una lucha
dentro del Se–or, sabiendo algo de los horrores de su muerte, llevando el
castigo de los pecados del mundo, pausa,
pero al mismo tiempo sab’a que esto fue su prop—sito principal en venir a este
mundo, dar su vida, en rescate de muchos.
Mateo 20:28 Como el Hijo del Hombre no
vino para ser
servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
28) Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una
voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificarŽ otra vez.
No fue nada f‡cil para
Cristo, entregar se a la cruz, pero se sabia que era necesario, para la gloria
de Dios, y para la redenci—n tuya y la m’a.
Y su Padre estaba a su
lado, confirmando que esto siempre ha sido el plan, desde el fundamento del
universo.
Cosas muy profundas
estaban ocurriendo que no serian tan f‡cil entender para todos. Y por esto San Juan escribi— su
evangelio, mas tarde que los dem‡s, para ayudar nos a ver que fue el prop—sito
de Dios en todo esto.
29) Y la multitud que estaba all’, y hab’a o’do la
voz, dec’a que hab’a sido un trueno. Otros dec’an: Un ‡ngel le ha hablado.
Aun en esto, no todos
pudieron escuchar el mismo.
Algunos estaban predestinados a la vida eterna, mientras otros estaban
destinados a quedar se en la mas densa oscuridad.
30) Respondi— Jesśs y dijo: No ha venido esta voz
por causa m’a, sino por causa de vosotros.
Cristo, con paciencia,
estar‡ ense–ando, evangelizando, invitando a todos, hasta el ultimo momento de
su ministerio.
La gente de su alrededor
recibieron evidencias constantes, evidencias suficientes, mas que suficientes
para creer que Cristo era el Mes’as, Dios el hijo, hijo de Dios, pero como
siempre habr‡ muchos que se quedan congelados en su incredulidad.
31) Ahora es el juicio de este mundo; ahora el
pr’ncipe de este mundo ser‡ echado fuera.
El mundo, con toda su
rebeli—n, con toda su oscuridad estaba bajo juicio. Como vimos en el tercer capitulo, vivimos en un mundo que
ama las tinieblas.
Juan 3:19 Y esta es la condenaci—n: que la luz vino al mundo,
y
los hombres amaron m‡s las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Dios hubiera sido perfectamente
justo en acabar con el mundo en aquellos momentos. pausa Pero hab’a otra
manera de satisfacer su justicia.
Siendo levantado en la
victoria, levantado en la cruz de calvario, el gran juicio de muchos iba a
caer sobre Cristo.
31) Ahora es el juicio de este mundo; ahora el
pr’ncipe de este mundo ser‡ echado fuera.
El pr’ncipe del mundo
aqu’, es el diablo. Y el diablo ha
tenido cierto dominio en el mundo desde los tiempos de Ad‡n, cuando nuestros
primeros padres, perdieron su posici—n suprema sobre la creaci—n.
Pero con la cruz, levantado
a la victoria, Cristo dejaba al diablo, permanentemente derrotado.
Cristo dejaba su cabeza,
aplastada. Y esto aparece en mucho
simbolismo en al testamento antiguo.
Condenando el diablo en el tercer capitulo de la Biblia, Dios dijoÉ
GŽnesis 3:15 Y pondrŽ
enemistad entre ti y la mujer, y entre
tu
simiente y la simiente suya; Žsta te herir‡ en la cabeza, y tś le
herir‡s en el calca–ar.
Con la cruz, el diablo
da–aba a Cristo en el calca–ar.
Pero Cristo aplastaba al diablo en la cabeza.
Y aparece en otras partesÉ
Salmos 68:21 Ciertamente Dios herir‡ la cabeza de sus
Enemigos.
Jueces 9:50-53 DespuŽs Abimelec se fue a Tebes, y puso sitio
a
Tebes, y la tom—.
En
medio de aquella ciudad hab’a una torre fortificada, a la cual se retiraron
todos los hombres y las mujeres, y todos los se–ores de la ciudad; y cerrando
tras s’ las puertas, se subieron al techo de la torre.
Y
vino Abimelec a la torre, y combatiŽndola, lleg— hasta la puerta de la torre
para prenderle fuego.
Mas
una mujer dej— caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de
Abimelec, y le rompi— el cr‡neo.
Y seguramente, casi todos
conocen la historia de David, aplastando la cabeza de Goliat, el gigante, con
una piedra lanzada por su honda.
Todos estos ejemplos de
enemigos aplastados, en la cabeza, estaban anunciando esta victoria final,
cuando Cristo era levantado en la victoria. Dando el golpe mortal al enemigo de todo hombre.
Y hora toca a la iglesia
continuar la victoria como dijo San Pablo a la iglesia de Roma.
Romanos 16:20 Y el Dios de paz aplastar‡ en breve a
Satan‡s
bajo
vuestros pies. La gracia de nuestro Se–or Jesucristo sea con vosotros.
El diablo ha perdido
ya. Ha perdido su dominio, pero
est‡ tratando de usurpar un poco de poder aqu’, y all‡, y toca nosotros acabar
con sus enga–os y sus mentiras.
31-33) Ahora es el juicio de este mundo; ahora el
pr’ncipe de este mundo ser‡ echado fuera.
Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraerŽ a m’ mismo.
Y dec’a esto dando a entender de quŽ muerte iba a
morir.
Cuando David mataba a
Goliat, se cort— su cabeza con su propia espada, con la espada de Goliat.
Y cuando Cristo fue
levantado sobre la crus, tambiŽn se cortaba la cabeza del diablo, con su propia
arma.
La muerte de Cristo
parec’a una derrota, un fracaso, a muchos, pero conociendo el plan, podemos
f‡cilmente entender que nuestro Se–or y Salvador, estaba levantado a la
victoria.
34) Le respondi— la gente: Nosotros hemos o’do de la
ley, que el Cristo permanece para siempre. ŔC—mo, pues, dices tś que es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ŔQuiŽn es este Hijo del Hombre?
Siempre hab’an jud’os que
deseaban contradecir a Cristo en casi todo lo que dijo.
Es cierto que hay versos
que dicen que Cristo reine para siempre como enÉ
Salmos 110:4 Jur— Jehov‡, y no se arrepentir‡:
Tś
eres sacerdote para siempre
Segśn
el orden de Melquisedec.
O enÉ
Isa’as 9:6-7 Porque un ni–o nos es nacido, hijo
nos es
dado,
y el principado sobre su hombro; y se llamar‡ su nombre Admirable, Consejero,
Dios Fuerte, Padre Eterno, Pr’ncipe de Paz.
Lo
dilatado de su imperio y la paz no tendr‡n l’mite, sobre el trono de David y
sobre su reino, disponiŽndolo y confirm‡ndolo en juicio y en justicia desde
ahora y para siempre. El celo de Jehov‡ de los ejŽrcitos har‡ esto.
Entonces hab’an pasajes
que dijeron esto, pero tambiŽn hab’an otros que hablaban de su muerte, como enÉ
Isa’as 53:12 Por tanto, yo le darŽ parte con los
grandes, y
con
los fuertes repartir‡ despojos; por cuanto derram— su vida hasta la muerte,
y fue contado con los pecadores, habiendo Žl llevado el pecado de muchos, y
orado por los transgresores.
Entonces no fue justo
confiar en unos versos, y olvidar de otros, solamente para confirmar se en su
incredulidad.
Pero Cristo no va a
discutir con ellos, sino solamente deseaba llamar a la fe, a los que no eran
permanentemente endurecidos.
35) Entonces Jesśs les dijo: Aśn por un poco est‡ la
luz entre vosotros; andad entre tanto que tenŽis luz, para que no os sorprendan
las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a d—nde va.
Cristo, con paciencia, con
compasi—n, exhortaba a la gente a caminar en la luz, a aprovechar se de la luz,
porque como veremos, cuando los hombres burlan de Dios, y critican su palabra,
se pueden terminar ciegos para siempre.
Y esto puede pasar como una forma terrible de juicio justo.
36) Entre tanto que tenŽis la luz, creed en la luz,
para que se‡is hijos de luz. Estas cosas habl— Jesśs, y se fue y se ocult— de
ellos.
El mundo es un lugar
sumamente oscuro. Esto es algo que
podemos ver, en un pa’s al borde de una guerra civil.
Y es urgente para cada
persona, recibir la luz de Cristo, andar en la luz de Cristo, mientras tiene
acceso a las iglesias y a la palabra predicada.
Hay que aprovechar del
momento, mientras algunas iglesias aun est‡n abiertas. Si uno no ha sido bautizado, ahora es
el momento de hacer lo, antes de que tu coraz—n sea congelado en piedra,
condenando te para siempre.
37) Pero a pesar de que hab’a hecho tantas se–ales
delante de ellos, no cre’an en Žl;
Esto es lo que pasa con
los que demoran, y demoran, que no dan lugar a la palabra de Dios que ha sido entregado
a ellos.
DespuŽs de ver tanta
evidencia de la verdad de las escrituras, de la verdad del poder de Dios, pausa, pero solamente para responder con
la indiferencia, se puede quedar se permanentemente endurecido.
38-41) para que se cumpliese la palabra del profeta
Isa’as, que dijo:
Se–or, ŔquiŽn ha cre’do a nuestro anuncio?
ŔY a quiŽn se ha revelado el brazo del Se–or?
Por esto no pod’an creer, porque tambiŽn dijo
Isa’as:
Ceg— los ojos de ellos, y endureci— su coraz—n;
Para que no vean con los ojos, y entiendan con el
coraz—n,
Y se conviertan, y yo los sane. Isa’as dijo esto
cuando vio su gloria, y habl— acerca de Žl.
Los otros evangelios no
tienen esta cita. Es que Juan
escribi— mas tarde. Y cuando la
gente se ped’an, ŇŔSi Cristo realmente era el Mes’as, porque la gran mayor’a de
los jud’os no cre’an en Žl?Ó
Y aqu’ est‡ la respuesta,
Dios endureci— sus corazones. Esto
fue un juicio, por rechazar tanto su palabra, ya por siglos.
39-41) Por esto no pod’an creer, porque tambiŽn dijo
Isa’as:
Ceg— los ojos de ellos, y endureci— su coraz—n;
Para que no vean con los ojos, y entiendan con el
coraz—n,
Y se conviertan, y yo los sane. Isa’as dijo esto
cuando vio su gloria, y habl— acerca de Žl.
Es algo sumamente
espantoso. Pero es una
amonestaci—n, a los que andan escuchando la palabra de Dios, pero jam‡s se
comprometan con Cristo.
42-43) Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos
creyeron en Žl; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser
expulsados de la sinagoga. Porque
amaban m‡s la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
Esto es otro punto
duro. ŔEran estas personas
redimidas por su fe, pausa, o es que
ten’an una fe que fue menos que la fe salvadora?
Hay algunos que dicen que
s’, eran salvados porque hasta Pedro negaba a Cristo la noche antes de la
crucifixi—n.
Pero hay otros que dicen
que no, sino que es necesario confesar a Cristo, si realmente tienes una fe
autentica.
Romanos 10:9 Si confesares con tu boca que Jesśs
es el
Se–or,
y creyeres en tu coraz—n que Dios le levant— de los muertos, ser‡s salvo.
Pero si no quieres
confesar esto pśblicamente, porque eres cobarde, muchos dir’an que tu fe no es
autentica.
Mateo 10:32-38 A cualquiera, pues, que me confiese delante de
los
hombres, yo tambiŽn le confesarŽ delante de mi Padre que est‡ en los cielos.
Y
a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo tambiŽn le negarŽ delante
de mi Padre que est‡ en los cielos.
No
pensŽis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz,
sino espada.
Porque
he venido para poner en disensi—n al hombre contra su padre, a la hija contra
su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre ser‡n los de
su casa.
El
que ama a padre o madre m‡s que a m’, no es digno de m’; el que ama a hijo o
hija m‡s que a m’, no es digno de m’; y el que no toma su cruz y sigue en pos
de m’, no es digno de m’.
La fe verdadera, la fe
salvadora ama a Cristo mas que ama el amor de los hombres.
42-43) Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos
creyeron en Žl; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser
expulsados de la sinagoga. Porque
amaban m‡s la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
Si tu amas la gloria de
Dios, no vas a vivir como un cobarde.
Apocalipsis 21:8 Pero los cobardes e incrŽdulos,
los
abominables
y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los id—latras y todos los mentirosos
tendr‡n su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte
segunda.
Los mentirosos van al
infierno, pero no son los primeros.
Los hechiceros se van al
infierno, pero no son los primeros.
La palabra dice bien
claramente, que los cobardes van a entrar en el lago de fuego, antes que todos
los dem‡s. ŔY como est‡ contigo,
hermano, hermana, joven? ŔTienes
miedo de confesar a Cristo delante de otros?
Tienes miedo de
evangelizar?
44-45) Jesśs clam— y dijo: El que cree en m’, no
cree en m’, sino en el que me envi—; y el que me ve, ve al que me envi—.
Aqu’, con toda honestidad,
el Se–or aseguraba a todos, que sus palabras eran las palabras de Dios.
Los que vienen a Dios por
medio de Cristo, realmente llegan al alt’simo. Los jud’os y los musulmanes no entiendan esto.
Y si tu siempre respondes
con la indiferencia, tambiŽn est‡s en el mismo peligro. TambiŽn estas en la misma categor’a.
46) Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo
aquel que cree en m’ no permanezca en tinieblas.
Hermanos, estamos viendo
cada d’a mas, que este mundo es sumamente oscuro. Y muchos est‡n caminando, y muriendo en la pura oscuridad.
Cristo es la luz, y para
llegar a la luz, tienes que llegar a Cristo.
47) Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no
le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
Cristo vino con una gran
invitaci—n a todos. Vivimos en la
Žpoca de la gracia, la Žpoca de la misericordia de Dios. Pero esto no va a
durar para siempre.
48) El que me rechaza, y no recibe mis palabras,
tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgar‡ en el d’a
postrero.
Cuando habla del d’a
postrero, habla del fin de esa Žpoca de gracia y de misericordia, cuando ser‡
muy tarde, para buscar la reconciliaci—n con tu Dios.
49-50) Porque yo no he hablado por mi propia cuenta;
el Padre que me envi—, Žl me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que
he de hablar. Y sŽ que su
mandamiento es vida eterna. As’ pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre
me lo ha dicho.
Esto es lo que Cristo vino
para hacer, procurar la vida eterna, para ti, y para mi.
Y lo podemos recibir,
respondiendo con fe, pero no con la fe de los cobardes.
======================== Conclusi—n
=========================
Muchas veces los hermanos
Cristianos, y sus iglesias se quedan estancadas, por su temor al hombre, o sea
por su cobard’a.
Y as’ se pierdan mucho
tiempo valioso.
Proverbios 29:25 El temor del hombre
pondr‡ lazo;
Mas
el que conf’a en Jehov‡ ser‡ exaltado.
Pero si tu quieres vivir
libre de toda la cobard’a, aprovechando del tiempo en el d’a maloÉ
Si quieres vivir, caminar
en el poder del Esp’ritu Santo de Dios, puedes pasar al frente en unos
momentos, y oraremos contigo.
Vamos a orar