28 de agosto de 2020

 

Regresando A La Luz

Lamentaciones 3:34-66

Recordando el contexto, en este libro de Lamentaciones, Jerem’as respond’a al horror y al sufrimiento que vio, en JerusalŽn, cuando fue aplastado por el brazo fuert’simo de las fuerzas de Babilonia.

 

El libro est‡ escrito como poes’a, y en este capitulo el profeta habla como que se representa el pueblo entero.

 

Y ahora, yo no soy el œnico predicador que anda aplicando este libro a lo que est‡ pasando aqu’ este pa’s, sino que otros ya est‡n viendo los paralelos.

 

El otro d’a, yo estuve observando las noticias sobre una vecindad en que estaban llegando gente en grandes cantidades, los violentos vinieron, gritando, da–ando o hasta quemando veh’culos.  pausa

 

Y en una entrevista, una mujer latina, dijo al periodista, ÒÁMe siento como que estoy en el tercer mundo!Ó.  pausa

 

Seguramente ella sabia de lo que se hablaba.  Una persona que vino de los lugares peligrosos de otro pa’s, arriesgando y gastando para viajar muy lejos, y establecer se en los estados unidos, con el sue–o de encontrar la estabilidad, y la seguridad aqu’, pero ahora se enteraba de que su sue–o ahora no era una realidad.  pausa

 

Ahora hay muchos que sufren, personas inocentes, que solamente quieren trabajar y vivir, en paz. 

 

Y est‡n ya confirmado que hay hermanos de la fe que han perdido sus negocios, en esta temporada de destrucci—n y amenaza.

 

34-36) Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra, Torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Alt’simo,  Trastornar al hombre en su causa, el Se–or no lo aprueba.

 

Aqu’ el profeta dijo que aunque Dios puede usar la maldad de los hombres para llevar acabo su plan, y sus recompensas a una cultura podrida, pausa,

esto no quiere decir que Dios aprueba a los malvados en lo que hacen.

 

En el contexto, los Babilonios causaban da–os insoportables al pueblo de Dios, y Dios lo permit’a, como recompensa a su pueblo por romper pacto una y otra vez.

 

Pero despuŽs del castigo, Babilonia no sal’a con la suya, aunque lo que ellos hicieron era el plan de Dios, pausa, ellos tambiŽn recibieron su recompensa por su crueldad.

 

37) ÀQuiŽn ser‡ aquel que diga que sucedi— algo que el Se–or no mand—?

 

La respuesta a esta pregunta es que s’, la aflicciones, por mas severo que sean, han venido de la mano de Dios.  Esto vimos tambiŽn en el libro de Amos.

 

Am—s 3:6  ÀSe tocar‡ la trompeta en la ciudad, y no se

alborotar‡ el pueblo? ÀHabr‡ algœn mal en la ciudad, el cual Jehov‡ no haya hecho?

 

Todo lo que pasa est‡ bajo la mano de Dios, y los que entiendan esto, sufren con calma, sabiendo que aun en las aflicciones, est‡n protegidos, parcialmente.

 

38-39) ÀDe la boca del Alt’simo no sale lo malo y lo bueno?

ÀPor quŽ se lamenta el hombre viviente? LamŽntese el hombre en su pecado.

 

Esto fue lo que Job notaba cuando su esposa dijo cosas que no ten’an sentido.

 

Job 2:9-10 Entonces le dijo su mujer: ÀAœn retienes tu

integridad? Maldice a Dios, y muŽrete.

 

Y Žl le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ÀQuŽ? ÀRecibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pec— Job con sus labios.

 

Y aqu’ dice Jerem’as, que cuando esto pasa, es el momento para el hombre reflexionar, y si sea necesario arrepentir se, recapacitar y eliminar lo sucio de su vida.

 

Yo escuchaba algo interesante de un pastor, estudiando este capitulo, y dijo que muchos en este pa’s, desean ver todo regresar a lo de antes, a lo del normal, para regresar en serio a su plena idolatr’a.

 

40-41) Escudri–emos nuestros caminos, y busquemos, y volv‡monos a Jehov‡; Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos;

 

En estos tiempos es correcto, pasar algo de tiempo examinando a uno mismo, para ver como es tu manera de caminar con Dios, par ver si realmente est‡s en serio.

 

42) Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tœ no perdonaste.

 

Ahora, como es normal con los profetas, Jerem’as confiesa los pecados del pueblo, incluyendo a si mismo.  Porque ya era claro, que nada iba a cambiar sin un arrepentimiento general.

 

Y esto es algo que realmente no estamos oyendo aqu’, en este pa’s.  En las temporadas de las elecciones, muchos andan prometiendo, pero en mi caso, no he escuchado nada de la llamada al arrepentimiento serio.

 

Tal vez esto no va a pasar hasta que las cosas realmente se van del mal al peor.

 

43-44) Desplegaste la ira y nos perseguiste; mataste, y no perdonaste; Te cubriste de nube para que no pasase la oraci—n nuestra;

 

Cuando la gente se sufren, se pueden levantar muchas oraciones, pero si no hay arrepentimiento, si solamente la gente desean su idolatr’a de antes, Dios puede dar la impresi—n de que ni est‡ escuchando.

 

La gente, ahora, ni desean regresar al cuarto mandamiento, por ejemplo, en que se honraban el d’a del Se–or, como fue comœn, durante el principio de este pa’s, sino que en vez de ver el domingo como el d’a del se–or, lo tomen como otro d’a que pertenece a ellos mismos.  Todo esto tiene que cambiar si deseamos la paz y la prosperidad.

 

ƒxodo 20:8-11  AcuŽrdate del d’a de reposo para santificarlo.

Seis d’as trabajar‡s, y har‡s toda tu obra;

 

mas el sŽptimo d’a es reposo para Jehov‡ tu Dios; no hagas en Žl obra alguna, tœ, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que est‡ dentro de tus puertas.

 

Porque en seis d’as hizo Jehov‡ los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y repos— en el sŽptimo d’a; por tanto, Jehov‡ bendijo el d’a de reposo y lo santific—.

 

Hubo un tiempo en este pa’s cuando todo esto estaba respetado.  Pero ahora, mayormente no.  Parece como que la gente piensan,

 

ÒÀQuien es el Se–or para tener su propio d’a, de reverencia, cada semana?Ó

 

Y cuando la crisis se empieza a profundizar se, se van a descubrir, quien es este Se–or.

 

45-48) Nos volviste en oprobio y abominaci—n en medio de los pueblos.  Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca; Temor y lazo fueron para nosotros, asolamiento y quebranto; R’os de aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.

 

Jerem’as estaba bajo la protecci—n de Nabucodonosor, uno que llevaba el nombre de rey de reyes.  Pero aun as’ Jerem’as sufr’a con su pueblo, viendo la manera en que estaban sufriendo.

 

Y por esto Jerem’as estaba conocido como un profeta que lloraba mucho.

 

En esto era como Cristo, cuando Cristo lloraba sobre JerusalŽn, sabiendo que iba estar destruido, por su dureza de coraz—n.

Lucas 19:41-42 Y cuando lleg— cerca de la ciudad, al verla,

llor— sobre ella, diciendo: !!Oh, si tambiŽn tœ conocieses, a lo menos en este tu d’a, lo que es para tu paz! Mas ahora est‡ encubierto de tus ojos.

 

Y por esto, algunos pensaban que Cristo era Jerem’as, regresado.

Mateo 16:13-14 Viniendo Jesœs a la regi—n de Cesarea de

Filipo, pregunt— a sus disc’pulos, diciendo: ÀQuiŽn dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

 

Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, El’as; y otros, Jerem’as, o alguno de los profetas.

 

Jam‡s es un placer para Dios ver su pueblo en el sufrimiento, pero a veces es necesario como consecuencia de romper su pacto, una y otra vez.

 

49-51) Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio

Hasta que Jehov‡ mire y vea desde los cielos; Mis ojos contristaron mi alma por todas las hijas de mi ciudad.

 

Jerem’as profetizaba sobre todo esto constantemente y el pueblo no quiso escuchar, solamente deseaban escuchar cosas positivas.  Y ahora era evidente que el profeta tenia raz—n, pero no hab’a nada de gozo en tener la raz—n.

 

Y yo he visto algo semejante entre los que hablan de donde va la econom’a.  Estaban algunos clamando sus amonestaciones por dŽcadas, y ahora se ve que lo que ellos dijeron era correcto.  En el principio se sent’an algo de satisfacci—n en tener la raz—n.

 

Pero ya no, viendo las realidades, dicen pœblicamente, ÒMe preferir’a estar equivocado, y no ver tantos negocios en la ruina total.Ó  Pero hay hombres y mujeres, que vieron esto llegando, y s’, se ten’an la raz—n.

 

52) Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin haber por quŽ; Ataron mi vida en cisterna, pusieron piedra sobre m’;  Aguas cubrieron mi cabeza; yo dije: Muerto soy.

 

Ahora en los conflictos callejeros, ha habido muchos muertos, asesinos, ataques y personas hospitalizadas.

 

Es como que estamos viviendo en el principio de una guerra civil.

 

55) InvoquŽ tu nombre, oh Jehov‡, desde la c‡rcel profunda;

 

Aqu’ en los estados unidos, las reuniones de oraci—n deben de estar mas llenas que nunca antes.  pausa  Y hay asistencia, no lo voy a negar, pero no es nada suficiente.

 

Pero cuando el pueblo de Dios, realmente empieza a rogar, en serio, con el auto reexaminaci—n, con las vigilias y hasta con los ayunos, Dios va a responder.

 

56) O’ste mi voz; no escondas tu o’do al clamor de mis suspiros.  Te acercaste el d’a que te invoquŽ; dijiste: No temas.

 

Como Jon‡s clamaba desde el vientre del gran pez, en la desesperaci—n total, cuando la oraci—n est‡ en serio, Dios va a responder, ayudando nos a regresar a la luz.

 

58) Abogaste, Se–or, la causa de mi alma; redimiste mi vida.

 

Sacar nos de la oscuridad, como personas y como cultura es algo f‡cil para Dios, pero tenemos que rogar en serio, y tenemos que estar dispuestos a recapacitar.

 

Esto fue el punto de este gran capitulo, como vimos la semana pasadaÉ

 

Lamentaciones 3:22-23     Por la misericordia de Jehov‡ no

hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.   Nuevas son cada ma–ana; grande es tu fidelidad.

 

Cuando el pueblo de Dios, finalmente est‡ dispuesto a seguir a Cristo en serio, poniendo el reino de Dios y su justicia en el primer lugar, Dios defender‡ a los suyos.

 

59) Tœ has visto, oh Jehov‡, mi agravio; defiende mi causa.

Has visto toda su venganza, todos sus pensamientos contra m’.

 

En la temporada de Jerem’as, el pueblo no tenia mas la protecci—n de Dios, porque estaban lejos del pacto de Dios, pero regresando en serio, Dios estar‡ dispuesto a salvar, a restaurar y a proteger.

 

61-63) Has o’do el oprobio de ellos, oh Jehov‡, todas sus maquinaciones contra m’; Los dichos de los que contra m’ se levantaron, y su designio contra m’ todo el d’a.  Su sentarse y su levantarse mira; yo soy su canci—n.

En vez de vivir con el respeto de los incrŽdulos, Israel era la burla de todos.  El mundo re’a del pueblo santo.  pausa

 

Y en muchos casos, esto es la posici—n de la iglesia moderna hoy, con su falta de santidad, y su falta de separaci—n de lo sucio de este mundo.

 

Pero regresando a Dios en serio, saliendo de la oscuridad, para regresar a la luz, podemos estar otra vez, formidables delante de los aborrecedores de Dios.  Y as’ el profeta va a cerrar el capitulo.

 

64) Dales el pago, oh Jehov‡, segœn la obra de sus manos.

 

Estamos entrando en una oraci—n imprecatoria, aqu’, que vimos mucho estudiando los Salmos.

 

Muchos tienen dificultad reconciliando esto con el amor de Cristo, pero no est‡ pidiendo los juicios de Dios sobre enemigos personales, o por conflictos personales, sino que est‡ pidiendo a Dios, venir fuertemente en contra de los enemigos del reino.

 

65) EntrŽgalos al endurecimiento de coraz—n; tu maldici—n caiga sobre ellos.

 

No es una manera normal de orar, pero hay ocasiones en que es correcto, pero jam‡s para conflictos personales.

 

66) Pers’guelos en tu furor, y quebr‡ntalos de debajo de los cielos, oh Jehov‡.

 

Bueno es claro, que cuando la iglesia se levante otra vez en el mundo, saliendo de la oscuridad, ser‡ necesario para Dios, mover nuestros enemigos, a un lado.  Y la promesa es clara, Dios lo har‡

 

*======================= Conclusi—n ========================*

 

Si el mensaje de hoy, te ha tocado, si tu quieres caminar cerca de Cristo en estos tiempos, si realmente deseas caminar en la luz, mientras el mundo est‡ cada vez mas oscuro, si quieres estar fuerte en oraci—n, y lleno de esperanza, lleno del poder del Esp’ritu Santo, pausa, puedes pasar en unos momentos, y oraremos contigo.

 

Vamos a Orar