23 de agosto de 20

La Vida Fruct’fera

Juan 12:1-26

 

DespuŽs de resucitar a L‡zaro de los muertos, era el colmo, para los enemigos de Cristo.  Estaban decididos a matar lo, para guardar sus posiciones de poder.

 

Pero Cristo no era cobarde, su muerte horrible era gran parte de su prop—sito, en venir a este mundo.

 

1) Seis d’as antes de la pascua, vino Jesśs a Betania, donde estaba L‡zaro, el que hab’a estado muerto, y a quien hab’a resucitado de los muertos.

 

Seis d’as antes de la pascua, quiere decir seis d’as antes de la muerte de Cristo.  El milagro de L‡zaro era para dar pruebas de que la resurrecci—n iba a ser una realidad.

 

2) Y le hicieron all’ una cena; Marta serv’a, y L‡zaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con Žl.

 

Como siempre, Marta era la mandona, organizando y ordenando todo el servicio, como que todo estaba regresando a la normalidad. 

 

Pero Mar’a, la pensativa, la que escuchaba atentamente a los pies de Cristo, sabia que la vida de Cristo ha llegada a su fin.

 

Y Mar’a sabia que ella no estaba bien, en el capitulo anterior, cuando se reprochaba al Se–or cuando por fin Cristo se llegaba tarde.

 

Juan 11:32     Mar’a, cuando lleg— a donde estaba Jesśs, al

verle, se postr— a sus pies, diciŽndole: Se–or, si hubieses estado aqu’, no habr’a muerto mi hermano.

 

Pero ahora, en poco tiempo, viendo su hermano L‡zaro lleno de vida, Mar’a sabia que Cristo estaba digno de toda su confianza y de toda su devoci—n.

 

3) Entonces Mar’a tom— una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungi— los pies de Jesśs, y los enjug— con sus cabellos; y la casa se llen— del olor del perfume.

 

Esto era algo extravagante.  La familia de L‡zaro y sus hermanas tenia algo de dinero, pero esto era lo mas valioso, que Mar’a tenia.  Era como el salario de un a–o.

 

Pero mientras los hombres com’an y hablaban, y celebraban la victoria sobre la muerte con L‡zaro, Mar’a sabia que Cristo ya iba a morir.  Porque ella realmente escuchaba la palabra, y tenia una sensatez espiritual.

 

Y como una persona entregada a Cristo, Mar’a deseaba darle lo mejor.  Y Cristo era digno de lo mejor, pero a veces cuando hay hermanos, hermanas que dan su mejor al Se–or, esto es una molestia a los que jam‡s dan su mejor.

 

4-5) Y dijo uno de sus disc’pulos, Judas Iscariote hijo de Sim—n, el que le hab’a de entregar:  ŔPor quŽ no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?

 

Comparando esto con otros pasajes del mismo, en otros evangelios, se ve que Judas no era el śnico.  pausa

 

Seguramente Judas se empezaba la queja, pero otros disc’pulos, enga–ados por Žl estaban arrastrados a la murmuraci—n, con Žl.  pausa

 

Pero imag’nate c—mo se sent’a Mar’a, haciendo un gran acto de amor, delante de todos, dando el mejor que tenia a Cristo, en esto momento tan delicado, solamente para recibir las criticas de otros hermanos.

 

Y ahora Juan el ap—stole, autor del libro va a dar algo de comentario, conociendo bien lo que estaba pasando.

 

6) Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladr—n, y teniendo la bolsa, sustra’a de lo que se echaba en ella.

 

Judas no tenia la menor preocupaci—n por los pobres, sino que hablaba as’ para aumentar su propio poder.

 

Y siempre hay personas as’ dentro y fuera de las iglesias, que hablan de los pobres, pero no tienen nada de amor por los pobres, sino que simplemente desean expandir su poder.

 

Y claro, ayudar a los pobres es importante, haciendo lo en amor, mostrando les la misericordia de Dios, pero a veces hay cosas mas importantes que la ayuda de los pobres.

7) Entonces Jesśs dijo: DŽjala; para el d’a de mi sepultura ha guardado esto.

 

Cristo tenia que defender la.  Es que Mar’a entend’a el momento.  Mar’a deseaba dar le su mejor mientras Žl aun estaba all‡, f’sicamente con ellos.

 

Es que otros no entend’an que la muerte de Cristo era tan cerca, porque siempre ten’an sus bocas abiertas y su o’dos cerrados.

 

Los que realmente estudian la palabra, escuchando o leyendo, meditando, van a entender los tiempos.

 

7-8) Entonces Jesśs dijo: DŽjala; para el d’a de mi sepultura ha guardado esto.  Porque a los pobres siempre los tendrŽis con vosotros, mas a m’ no siempre me tendrŽis.

 

En otras palabras, Mar’a estaba aprovechando del momento.

 

Pero hay un asunto curioso aqu’, un asunto econ—mico.  ŔPorque dice la palabra que los pobres siempre estar‡n con nosotros?

 

Hay muchos que no estar’an de acuerdo con esto.  Es mas, Cristo estaba citando la ley antigua.

 

Deuteronomio 15:11   Porque no faltar‡n menesterosos en medio

de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrir‡s tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.

 

Antes que nada, hay pobres siempre porque en la econom’a existe una escasez de muchas cosas.  No todo existe en abundancia como en el huerto de EdŽn.

 

Y la ca’da de Ad‡n y Eva nos dejaba en un mundo dif’cil.

 

GŽnesis 3:17-19 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a

la voz de tu mujer, y comiste del ‡rbol de que te mandŽ diciendo: No comer‡s de Žl; maldita ser‡ la tierra por tu causa; con dolor comer‡s de ella todos los d’as de tu vida.

 

Espinos y cardos te producir‡, y comer‡s plantas del campo. 

 

 

Con el sudor de tu rostro comer‡s el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volver‡s.

 

La escasez, es un producto de la ca’da.  Pero muchos creen que seria posible eliminar a la pobreza si el gobierno simplemente ayudaba mas, con todo su dinero infinito.

 

El problema con esto es que la gran mayor’a de los gobiernos del mundo est‡n ya al borde de la bancarrota.  Andan regalando dinero, dinero que no tienen, pero esto hace la situaci—n aun peor, porque el resultado es la inflaci—n de los precios de todo, y los pobres sufran aun mas por esto.

 

Isa’as 3:15    ŔQuŽ pens‡is vosotros que maj‡is mi pueblo y

molŽis las caras de los pobres? dice el Se–or, Jehov‡ de los ejŽrcitos.

 

Los pobres siempre est‡n con nosotros, y es correcto para los Cristianos ayudar los, pero conforme a la palabra de Dios, no es posible eliminar la pobreza, en un mundo ca’do.

 

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Ya llegando a los śltimos d’as del ministerio de Cristo, antes de su muerte, su popularidad era cada vez mas extensa.

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9) Gran multitud de los jud’os supieron entonces que Žl estaba all’, y vinieron, no solamente por causa de Jesśs, sino tambiŽn para ver a L‡zaro, a quien hab’a resucitado de los muertos.

 

Otra vez con la muchedumbre de jud’os, hab’an oportunidades y tambiŽn peligros.  Una parte se convert’a en creyentes, hermanos fieles, y otros solamente vinieron por razones de la curiosidad.

 

10-11) Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte tambiŽn a L‡zaro, porque a causa de Žl muchos de los jud’os se apartaban y cre’an en Jesśs.

 

L‡zaro, ahora era un gran evangelista.  Y no tenia que decir nada.  Su simple presencia era una prueba del poder de Cristo, y de la vida despuŽs de la muerte.

 

 

Los que ven’an visitando, el pueblo siendo ten lleno por el tiempo de la pascua, pero se pudieron preguntar a L‡zaro, ŇŔFuiste tu la persona que estaba cuatro d’as muerto en la tumba?Ó

 

Y cuando L‡zaro dijo, ŇSi, soy yoÓ, entonces se quedaban convertidos.

 

Y esto puso los lideres en una rabia cada vez mas caliente.

 

12-13) El siguiente d’a, grandes multitudes que hab’an venido a la fiesta, al o’r que Jesśs ven’a a JerusalŽn, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: !!Hosanna! !!Bendito el que viene en el nombre del Se–or, el Rey de Israel!

 

Esto era el conocido domingo de ramas.  Y parec’a muy gozoso, pero Cristo sabia que en poco tiempo, mucho de estos que gritaban !!Hosanna! !!Bendito el que viene en el nombre del Se–or, Rey de IsraelÓ, estar’an gritando crucif’cale, danos a Barrabas, no tenemos mas rey que Cesar.

 

14-15) Y hall— Jesśs un asnillo, y mont— sobre Žl, como est‡ escrito:

 

No temas, hija de Sion;

He aqu’ tu Rey viene,

Montado sobre un pollino de asna.

 

Pero sobre todo esto hab’a mucha confusi—n.  Es que los jud’os buscaban un rey para librar los de la opresi—n de Roma, esperaban un poder militar para levantar la econom’a.

 

Pero el asunto mas urgente para Cristo era librar los de sus pecados, y de la tiran’a de Santas.  Y muchos ni ten’an interŽs en tal salvaci—n.  Y es el mismo hoy d’a.

 

Mateo 1:20-21  Y pensando Žl en esto, he aqu’ un ‡ngel del

Se–or le apareci— en sue–os y le dijo: JosŽ, hijo de David, no temas recibir a Mar’a tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Esp’ritu Santo es.

 

Y dar‡ a luz un hijo, y llamar‡s su nombre JESňS, porque Žl salvar‡ a su pueblo de sus pecados.

 

 

La promesa no era jam‡s, la libertad del dominio de los Romanos, que fue un castigo justo de Dios.

No, la promesa para los que deseaban la libertad, era la salvaci—n de la corrupci—n del pecado.

 

16) Estas cosas no las entendieron sus disc’pulos al principio; pero cuando Jesśs fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de Žl, y de que se las hab’an hecho.

 

Es normal, no entender todo lo que est‡ pasando en el momento, aunque Mar’a la hermana de L‡zaro, s’ entend’a.

 

Pero por esto debemos de mostrar un poco de la humildad, y no concluir que siempre entendemos todo, en el momento.

 

Tenemos que orar, meditar y pedir la gu’a del Esp’ritu Santo.

 

17) Y daba testimonio la gente que estaba con Žl cuando llam— a L‡zaro del sepulcro, y le resucit— de los muertos.

 

Los que mov’an la gran piedra, los que estaban testigos, quitando la ropa del sepulcro, ayudando a L‡zaro a caminar a su casa, estaban compartiendo su testimonio con todos.

 

Parec’a como que esto era el gran principio de algo importante, y en realidad era.  Pero para tener el poder necesario para lanzar la iglesia internacional de Cristo, antes que nada, Cristo tenia que morir.

 

Isa’as 53:12   Por tanto, yo le darŽ parte con los grandes, y

con los fuertes repartir‡ despojos; por cuanto derram— su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo Žl llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

 

El nacimiento de la vida de la iglesia, tenia que salir de la muerte de Cristo Jesśs.

 

18-19) Por lo cual tambiŽn hab’a venido la gente a recibirle, porque hab’a o’do que Žl hab’a hecho esta se–al.  Pero los fariseos dijeron entre s’: Ya veis que no consegu’s nada. Mirad, el mundo se va tras Žl.

 

Hab’a un grupo entre los fariseos que ya ten’an la tarea de eliminar a Cristo, y ahora estaban acusados de no hacer nada.

 

El ministerio de Cristo estaba floreciendo, y ellos pensaba que no era por el Esp’ritu de Dios, sino por su falta de rabia.

 

Ten’an que hacer algo mas eficaz para eliminar este, de una vez para siempre.

 

20) Hab’a ciertos griegos entre los que hab’an subido a adorar en la fiesta.

 

Los gentiles, lo no jud’os, ya estaban apenas empezando a tener un deseo de conocer a Cristo.

 

Antes Cristo dijo que fue mandado solamente a la casa perdida de Israel, pero ahora como ha sido rechazado por ellos, formalmente, los asuntos iban a cambiar.

 

21-22) Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Se–or, quisiŽramos ver a Jesśs.  Felipe fue y se lo dijo a AndrŽs; entonces AndrŽs y Felipe se lo dijeron a Jesśs.

 

Cristo va a hablar con ellos, porque Cristo sabia que ya su hora ha venido.  Y con la muerte de Cristo, la iglesia iba a pasar r‡pidamente a todos lados del mundo.

 

23) Jesśs les respondi— diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.

 

Se reconoc’a que su tiempo, finalmente ha llegado.  Y por esto, hasta los griegos estaban llegando a la fe, marcando el principio de la iglesia internacional.

 

24) De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

 

Hab’a mucho en las ense–azas de Cristo sobre su deseo de ver vidas fruct’feras.  Pero como en las explicaciones de la recorrecci—n, la vida fruct’fera, sale de una forma de la muerte.

 

1 Corintios 15:35-37 Pero dir‡ alguno: ŔC—mo resucitar‡n

los muertos? ŔCon quŽ cuerpo vendr‡n?

Necio, lo que tś siembras no se vivifica, si no muere antes.

Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano.

 

La vida fruct’fera, siempre sale de la muerte.  Y aun la agricultura ense–a esto.  San Pablo empleaba la misma par‡bola que Cristo empelaba.

 

24) De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

 

Cristo hablaba de si mismo, pero tambiŽn hablaba de tu y de mi.  Toca a nosotros morir a este mundo.

 

G‡latas 2:20   Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya

no vivo yo, mas vive Cristo en m’; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me am— y se entreg— a s’ mismo por m’.

 

G‡latas 6:14   Pero lejos estŽ de m’ gloriarme, sino en la

cruz de nuestro Se–or Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a m’, y yo al mundo.

 

25) El que ama su vida, la perder‡; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardar‡.

 

Esto explica la indiferencia de muchos hermanos.  Hay muchos que profesan a Cristo, pero Cristo no es la prioridad de sus vidas.

 

Tal vez se asistan a las iglesias por razones sociales, o por costumbre de la familia, pero el reino de Cristo no es la prioridad de sus vidas.

 

Por esto no dan su mejor a Cristo, como Mar’a con su perfume costoso.  Estar’an mas bien c—modos con los que criticaban a Mar’a, pausa, por dar su mejor en la obra.

 

Esto es algo que aquellos griegos ten’an que entender, si realmente iban a segur a Cristo, por algo mas que la pura curiosidad.

 

26) Si alguno me sirve, s’game; y donde yo estuviere, all’ tambiŽn estar‡ mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrar‡.

 

Cristo honraba a Mar’a, la hermana de L‡zaro.  Se honraba a Mar’a enfrente de todos.  Porque Mar’a estaba dispuesta a dar su mejor al Se–or.

 

Y aqu’ hay una promesa de parte de Dios a honrar a todos, los que dan su mejor en la obra.

 

26) Si alguno me sirve, s’game; y donde yo estuviere, all’ tambiŽn estar‡ mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrar‡.

 

Tristemente, en nuestros tiempos la gran mayor’a de los hermanos no quieren dar su mejor, sino tal vez unas de las migajas que sobran, despuŽs de que se han dado su mejor, a este mundo.  ŔComo ser‡ contigo, hermano, hermana, joven, viviendo en estos tiempos inciertos?

 

======================== Conclusi—n =========================

 

Si es tu deseo sincero, caminar cerca de Cristo, dando tu mejor, honrando el hijo de Dios y siendo honrado de parte del Padre, entrando cada vez mas en la vida fruct’fera, y abandonando la vida de indiferencia, puedes pasar al frente en unos momentos, y oraremos contigo.

 

 

Vamos a orar