21 de agosto de 2020

 

Las Atrocidades Econ—micas

Lamentaciones 3:1-33

 

Estamos otra vez en el libro de Lamentaciones, un libro con muchas aplicaciones a los tiempos en que estamos viviendo, sintiendo el impacto de los juicios de Dios sobre una cultura cada vez mas podrida.

 

En este capitulo Jerem’as, el autor, hablar‡ como una persona que representa al pueblo entero.  El profeta sufr’a mucho debajo de los jud’os antes de la ca’da de JerusalŽn, pero ahora, el emperador Nabucodonosor mandaba que sea protegido, que no le pasara nada.

 

Pero aun as’, el profeta sufr’a, observando, sintiendo las agon’as del pueblo que se amaba.

 

1) Yo soy el hombre que ha visto aflicci—n bajo el l‡tigo de su enojo.

 

Antes que nada, Jerem’as, con un concepto alto de la soberan’a de Dios, vea a Dios detr‡s de todos los castigos.

 

Aun cuando los enemigos crueles descargaban sus violencias, Žl lo tomaba, como que venia directamente de Dios.

 

Como Job, que fue atacado por el diablo pero dijoÉ

 

Job 1:20-22    Desnudo sal’ del vientre de mi madre, y

desnudo volverŽ all‡. Jehov‡ dio, y Jehov‡ quit—; sea el nombre de Jehov‡ bendito.

 

En todo esto no pec— Job, ni atribuy— a Dios desprop—sito alguno.

 

Es que Job no pec— diciendo esto, porque todo lo que el diablo quiere hacer, tiene que pasar por una filtraci—n del permiso de Dios.

 

2-3) Me gui— y me llev— en tinieblas, y no en luz;

Ciertamente contra m’ volvi— y revolvi— su mano todo el d’a.

 

 

 

Era una frustraci—n para el profeta, porque Žl sabia de antemano que todo esto iba a pasar, el cautiverio, la destrucci—n del templo, las matanzas, la falta de comida.

 

Pero la gente simplemente no deseaba escuchar.  De hecho, tratando de amonestar al pueblo, fue tirado, Jerem’as, en una cisterna, con lodo, y pasaba mucho tiempo en un calabozo.  Pero como Cristo, aun amaba a su pueblo, despuŽs de todo.

 

4) Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrant— mis huesos;

Edific— baluartes contra m’, y me rode— de amargura y de trabajo.  Me dej— en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.

 

Jerem’as tiene muchas quejas santas en contra de los sufrimientos.  Pero hay algo que no estaba diciendo.  No dice que era injusto.

 

Porque el profeta sabia que todo esto, el furor de Dios, era totalmente justo, por la manera en que el pueblo rechazaba la Santa Ley de Dios.

 

Y vimos esto tambiŽn en el profeta Amos.

 

Am—s 2:4 As’ ha dicho Jehov‡: Por tres pecados de Jud‡, y

por el cuarto, no revocarŽ su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehov‡, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres.

 

Y es el mismo para nosotros en este pa’s, que ha sido tan bendecido por Dios, conociendo su palabra, antes.

 

Hay muchos que se reconocen, desde los pulpitos quŽ pudo eventualmente provocar una reacci—n fuerte de Dios.

 

Casi todos mencionen los abortos.  Y yo dije en un estudio B’blico con otras iglesias, que a lo mejor, pagaremos, como cultura, por cada gotita de sangra que ha sido derramada en las cl’nicas del aborto.  Y lo peor es que aun no lo han cerrado.  ÁSigan haciendo el mismo, hasta la fecha!

 

Todav’a hay muchos que hasta la fecha sigan matando a estas criaturas, provocando a Dios cada vez mas.  Que me tiene convencido de que las cosas se pondr‡n aun peores que hemos visto hasta ahora.

 

Es comśn para los pastores tambiŽn mencionar la manera en que las perversiones sexuales han sido celebradas, hasta en nuestras calles, pśblicamente.

 

Y sobre esto, tampoco hemos visto arrepentimiento alguno.

 

7-8) Me cerc— por todos lados, y no puedo salir; ha hecho m‡s pesadas mis cadenas;  Aun cuando clamŽ y di voces, cerr— los o’dos a mi oraci—n; Cerc— mis caminos con piedra labrada, torci— mis senderos.

 

Puede pasar con nosotros que orando por algo por mucho tiempo, parece como que Dios ni est‡ escuchando.

 

Pero durante los tiempos de grandes juicios, Dios puede dejar nos esperando, y esto no es el mismo que ignorar a nuestras oraciones, cosa que el Padre Celestial no har‡ a sus hijos.  ŔAmen?

 

10-13) Fue para m’ como oso que acecha, como le—n en escondrijos; Torci— mis caminos, y me despedaz—; me dej— desolado.  Entes— su arco, y me puso como blanco para la saeta.  Hizo entrar en mis entra–as las saetas de su aljaba.

 

Esto es algo que los due–os de los restaurantes, y otros negocios peque–os pudieron orar.  Ya hay listas largas de restaurantes famosos que est‡n ya al borde de la bancarrota, o se van a cerrar, casi por seguro, en el a–o que viene.

 

Es un cat‡strofe, y podemos derramar nuestros corazones a Dios, en lamentaci—n.  Pero realmente no podemos decir que es injusto.

 

14-17) Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los d’as; Me llen— de amarguras, me embriag— de ajenjos.

Mis dientes quebr— con cascajo, me cubri— de ceniza; Y mi alma se alej— de la paz, me olvidŽ del bien,

 

Muchos hermanos pudieron ver f‡cilmente la maldad en nuestra sociedad, creciendo ya por dŽcadas, pero hay una forma de atrocidad, que no era realmente tan entendida.

 

Ha habido mucho robo, llevado acabo por los gobiernos y los bancos, especialmente por lo que se llaman los bancos centrales.  En la par‡bola de los talentos, cuando Cristo rega–aba al siervo infiel, se dijo algo interesante.

 

Mateo 25:26-27 Respondiendo su se–or, le dijo: Siervo malo y

negligente, sab’as que siego donde no sembrŽ, y que recojo donde no esparc’.

 

Por tanto, deb’as haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es m’o con los intereses.

 

Aun hacia dos mil veinte a–os, se presupon’a que depositando su dinero en el banco, que se recibir’a algo de interŽs como un pago.

 

Pero bajo la corrupci—n de los ladrones del gobierno, y por la avaricia de los bancos centrales, el pago de interŽs, ha casi desaparecido.

 

Bueno, si tienes deudas de tu tarjeta de crŽdito, s’, s’ pagar‡s el interŽs, pero si tienes dinero en el banco, ahorrando, ellos no pagaran casi nada a ti.

 

Y en las generaciones pasadas, las viudas, los jubilados depend’an de estoes ingresos.  As’ que, ellos han sido robados, y esto es otra cosa que Dios tiene que recompensar en su ira.

 

Y no solamente se pierdan los intereses, los de la tercera edad, sino que andan destruyendo el poder adquisitivo del dinero que tienen. 

 

Por la inflaci—n tu dinero est‡ comprando cada vez menos en los mercados.  Y esto es una gran iniquidad, un robo intolerable.  Pero no es nada nuevo, cuando la gente abandonan los preceptos de Dios.

 

Isa’as 1:22    Tu plata se ha convertido en escorias,

tu vino est‡ mezclado con agua.

 

En la Biblia, el dinero siempre era plata, u oro.  De esta manera no fue tan f‡cil, destruir su valor.  Aun en este pa’s, por gran parte de su historia, los d—lares era convertibles en metales preciosos.  (economista testimonio)

 

Por esto el d—lar tenia gran respeto internacionalmente. 

Pero ya, alrededor del mundo la gente, mas y mas no conf’an tanto en el d—lar, porque nuestro gobierno est‡ gastando mucho dinero que no tiene.  Esta es una forma de atrocidad econ—mica, que mas que nada ataca a los pobres.

ŔPorque es una atrocidad, si es algo que hacen todo el tiempo?  Es una atrocidad porque es la causa de grandes sufrimientos entre los pobres.

 

Isa’as 3:15    ŔQuŽ pens‡is vosotros que maj‡is mi pueblo y

molŽis las caras de los pobres? dice el Se–or, Jehov‡ de los ejŽrcitos.

 

ŔMe equivoco?  ŔO acaso no est‡n subiendo mucho los precios en los mercados?  Y no todo esto proviene del covid, sino que se emplean el covid como un chivo expiatorio por sus atrocidades.

 

Y no estoy atacando ni un partido ni el otro, de la pol’tica. 

 

Porque todos han sido culpables de estas atrocidades econ—micas.  Y son pecados, aunque no est‡n siempre reconocidos as’.

 

Es que el dinero es una medida.  Con el dinero se midan cuanto pagaron por algo, o cuanto vale algo.

 

El dinero honesto siempre ha sido algo valioso, como metal, y su peso.  Como por ejemplo el nombre del dinero de Inglaterra, es lo que se llama, Ňel pound Sterling.Ó

 

Es que pound era un peso exacto, y Sterling es una palabra que significa la plata, en su pa’s.

 

Y como medida, como una manera de medir las cosas, el dinero tiene que ser honesto.

 

Lev’tico 19:35-36    No hag‡is injusticia en juicio, en medida

de tierra, en peso ni en otra medida.

 

Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendrŽis. Yo Jehov‡ vuestro Dios, que os saquŽ de la tierra de Egipto.

 

Ezequiel 45:9-10     As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: !!Basta ya,

oh pr’ncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapi–a. Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice Jehov‡ el Se–or.

Balanzas justas, efa justo, y bato justo tendrŽis.

Se nos est‡n robando, con un dinero deshonesto, que constantemente est‡ perdiendo su valor.

 

Proverbios 11:1 El peso falso es abominaci—n a Jehov‡;

Mas la pesa cabal le agrada.

 

Proverbios 20:23     Abominaci—n son a Jehov‡ las pesas

falsas, Y la balanza falsa no es buena.

 

Esto es algo que Dios ha mencionado much’simas veces en sus escrituras.  No se puede jugar ni con las balanzas ni con las medidas.  Dios quiere justicia en todo esto.  Pero por dŽcadas, se nos han robado mas y mas.

 

Y ahora vienen las consecuencias, el sufrimiento de todos.

 

18) Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehov‡.

 

El profeta, viviendo bajo los juicioso intensos, que puede pasar con nosotros tambiŽn, si no viene un arrepentimiento general, y pronto.  Pero el profeta menciona una perdida casi total, de la esperanza divina.

 

19) AcuŽrdate de mi aflicci—n y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;

 

Est‡ clamando a Dios, no diciendo que era injusto, porque los juicios de Dios siempre son justos, pero se queja porque ya eran insoportables.

 

20-21) Lo tendrŽ aśn en memoria, porque mi alma est‡ abatida dentro de m’; Esto recapacitarŽ en mi coraz—n, por lo tanto esperarŽ.

 

Ahora el profeta, poco a poco regrese a la esperanza, pensando que su porci—n, no es nada en esta vida, sino que su porci—n, que nadie pudiera quitar ni robar jam‡sÉ  Su porci—n era Dios mismo.

 

22-23) Por la misericordia de Jehov‡ no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.  Nuevas son cada ma–ana; grande es tu fidelidad.

 

El pueblo sufr’a terriblemente, pero en Dios, aun ten’an una esperanza.  Dios en realidad no los han abandonado, porque sus misericordias son nuevas cada ma–ana, y se pudieron esperar, aun dentro de lo peor.  ŔY tu?

24) Mi porci—n es Jehov‡, dijo mi alma; por tanto, en Žl esperarŽ.

 

Y esta es la conclusi—n del libro.  Aun en todo lo que tendremos que sufrir, y nadie sabe aun que duro ser‡ Dios en  estos castigos.  Pero en medio de todo, podemos confiar en nuestro Dios como nuestra porci—n, infalible.

 

25) Bueno es Jehov‡ a los que en Žl esperan, al alma que le busca.

 

Aun cuando las cosas se pongan dur’simas, tenemos que seguir en el servicio del Se–or, en el gozo del compa–erismo, y en el rescate de los pecadores, que aun no han visto la luz.

 

26) Bueno es esperar en silencio la salvaci—n de Jehov‡.

 

El profeta se quejaba a Dios, en sus oraciones, pero no era un murmurador como en los del tiempo de MoisŽs en el desierto.

 

Se pudo esperar, con confianza, porque sabia que lo Dios estaba haciendo era justo, y el mal no iba a durar cien a–os.

 

27) Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.

 

Habr‡ muchos j—venes saliendo fuertes de todo esto, perdiendo sus deportes, sus escuelas, algunos han perdido ya sus celebraciones de graduaci—n.

 

Fui al dentista ayer, y una mujer que trabaja all’ me dijo que su hija, tenia que cancelar su gran boda que han planeada ya por meses.  pausa

 

Los j—venes que est‡n en Cristo, van a salir muy fuertes de todo esto, porque ser‡ una disciplina para sus caracteres, confiando en Dios, aun durante lo peor.

 

28-29) Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso; Ponga su boca en el polvo, por si aśn hay esperanza;

 

Esto es otro gran punto.  Debemos de mostrar algo de la resignaci—n, en todo esto porque esto vino de Dios.  No podemos tirar la toalla como querr’a la esposa de Job.

 

 

 

Job 2:8-10 Y tomaba Job un tiesto para rascarse con Žl, y

estaba sentado en medio de ceniza.

Entonces le dijo su mujer: ŔAśn retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muŽrete.

 

Y Žl le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ŔQuŽ? ŔRecibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pec— Job con sus labios.

 

Ya tenemos nuestro ejemplo, podemos aguantar lo que viene, porque todo viene de la mano de Dios.  ŔAmen?

 

30) DŽ la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas.

 

Cuando los incrŽdulos vienen a nosotros con sus burlas, con sus insultos, tenemos que aguantar los, porque esto tambiŽn viene de la mano de Dios.

 

31) Porque el Se–or no desecha para siempre;

 

No Hay Mal Que Dure Cien A–os – Se hacen canciones y hasta novelas de este dicho, pero aun as’, es un concepto B’blico.

 

32-33) Antes si aflige, tambiŽn se compadece segśn la multitud de sus misericordias; Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.

 

Dios se ha comprometo estar a nuestro lado, ayudando nos a disfrutar las cosas simples, de familia, de la adoraci—n, y del compa–erismo Cristiano.  As’ que toca a nosotros confiar, esperar, y hasta disfrutar, aun durante lo peor.

 

*======================= Aplicaci—n ========================*

Cabe mencionar, que mucho de lo que el profeta sufri—, en este capitulo, fue lo que Cristo sufri—, en la cruz de calvario.  Y tampoco era injusto lo que pasaba con Cristo, porque alguien tenia que pagar para ti, y para mi, para rescatar nos de nuestros pecados.

 

Habacuc 3:2    Oh Jehov‡, he o’do tu palabra, y tem’.

Oh Jehov‡, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuŽrdate de la misericordia.

Vamos a Orar