10 de julio de 20

 

Cuando Dios Est‡ Enojado

Lamentaciones 2:1-22

 

Ahora estoy descubriendo que no soy el śnico pastor predicando este libro de Lamentaciones, y aplicando lo a lo que est‡ pasando ahora en nuestro mundo.

 

Nosotros venimos a este libro porque era el śnico libro que jam‡s hemos ense–ado en todos los a–os de esta iglesias.

 

Pero otros pastores, ahora, est‡n llegando a este libro, para encontrar maneras bien BŽlicas de explicar los tiempos extra–os en que estamos viviendo.

 

1)  !!C—mo oscureci— el Se–or en su furor a la hija de Sion!

Derrib— del cielo a la tierra la hermosura de Israel,

Y no se acord— del estrado de sus pies en el d’a de su furor.

 

Cuando dice que no acord— del estrado de sus pies, quiere decir que no se acordaba de su templo para proteger lo.

 

Cuando Jerem’as, predicaba sobre la destrucci—n de todo en su gran libro de profec’a, los lideres no cr’an que Dios pudo abandonar los, porque estos, en el sur, ten’an el templo levantado por Salom—n.

 

Jerem’as 7:3-4 As’ ha dicho Jehov‡ de los ejŽrcitos, Dios de

Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os harŽ morar en este lugar.

 

No fiŽis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehov‡, templo de Jehov‡, templo de Jehov‡ es este.

 

Es que ellos tomaban el templo, y el arca del pacto como grandes talismanes que pudieron proteger les de todo.  Pero era una conclusi—n muy peligrosa.

 

Y esto de llamar el templo ŇEl estrado de sus piesÓ era comśn en los salmos.

 

Salmos 99:5    Exaltad a Jehov‡ nuestro Dios,

Y postraos ante el estrado de sus pies;

El es santo.

Salmos 132:7   Entraremos en su tabern‡culo;

Nos postraremos ante el estrado de sus pies.

 

Y ahora Jerem’as no estaba profetizando, sino observando que Dios no se acord— del estrado de sus pies.

 

Es que el tiempo en que esto fue escrito fue despuŽs de la gran ca’da de JerusalŽn.

 

Todo estaba perdido, pero nadie pudo atacar a Jerem’as, porque hasta el gran emperador, Nabucodonosor dio ordenes para su protecci—n.

 

Jerem’as sufr’a mas persecuci—n antes de la ca’da, cuando hasta se le tiraban en un pozo, porque no deseaban escuchar mas sobre las consecuencias, inevitables de sus pecados.

 

2) Destruy— el Se–or, y no perdon—; Destruy— en su furor todas las tiendas de Jacob; Ech— por tierra las fortalezas de la hija de Jud‡, Humill— al reino y a sus pr’ncipes.

 

Dice que Dios no perdon—.  Y esto es una sorpresa para muchos en el mundo moderno, saturados con doctrinas enga–osas.

Hemos escuchado gente en las calles diciendo, ŇPues Dios tiene que perdonar, Ŕno es esto su trabajo?Ó  pausa

 

Pero en la Biblia, el perd—n viene con el arrepentimiento sincero, cuando se producen los frutos dignos del arrepentimiento, en las palabras de Juan Bautista.

 

3) Cort— con el ardor de su ira todo el poder’o de Israel;

Retir— de Žl su diestra frente al enemigo, Y se encendi— en Jacob como llama de fuego que ha devorado alrededor.

 

Los que regresan al mundo, a veces se aprendan, que saliendo de la confraternidad de Dios, y su pueblo, te puedes salir de su protecci—n.

 

Puse por titulo del mensaje de hoy, ŇCuando Dios est‡ enojadoÓ.   Porque es unos de los pasajes mas claro sobre la ira de Dios.

 

Ahora bien, esto claro, no es un tema popular, y habr‡ personas que pueden reaccionar diciendo, ŇPero no, mi Dios no es as’Ó.  Y es porque han desarrollado un concepto de Dios en sus mentes que es muy diferente del Dios de la Biblia.  Por esto hemos siempre pensado que es importante ense–ar todo.

Como San Pablo dijo despidiendo a unos en el libro de Hechos.

 

Hechos 20:25-28 Y ahora, he aqu’, yo sŽ que ninguno de

todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, ver‡ m‡s mi rostro.

 

Por tanto, yo os protesto en el d’a de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.

 

Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el reba–o en que el Esp’ritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Se–or, la cual Žl gan— por su propia sangre.

 

No es suficiente ense–ar solamente sobre unas partes favoritas de la Biblia, hay que exponer todo, para terminar con la conciencia tranquila.

 

Y esto aplica a los padres con sus hijos tambiŽn.

 

4) Entes— su arco como enemigo, afirm— su mano derecha como adversario, Y destruy— cuanto era hermoso. En la tienda de la hija de Sion derram— como fuego su enojo.

 

En este capitulo, como en el ultimo, veremos que Dios estaba detr‡s de todo el da–o.  pausa

 

Vi en la noticias hoy, en Miami, que los due–os de los restaurantes estaban protestando, el hecho que est‡n enfrentando otra cuarentena, en que tienen que cerrar otra vez.

 

Se quejaban del alcalde, diciendo que no era justo, que despuŽs de meses dif’ciles, de tener todos sus empleados descansados, apenes estaban empezando a abrir y reestablecer se.

 

Y algunos dijeron que a lo mejor tendr’an que cerrar permanentemente.

 

Y es natural quejar de los alcaldes, de los gobernadores, u otros pol’ticos.  Pero lo que estamos aprendiendo aqu’, es que detr‡s de toda la destrucci—n, es Dios.

Y es Dios, cuando se anda, enojado.

 

5) El Se–or lleg— a ser como enemigo, destruy— a Israel;

Destruy— todos sus palacios, derrib— sus fortalezas,

Y multiplic— en la hija de Jud‡ la tristeza y el lamento.

 

No dice que Dios era un enemigo, sino que se portaba, por el momento, como un enemigo.  Esto es lo que Dios puede hacer, cuando est‡ enojado.

 

En el capitulo que sigue se hablaran de la fidelidad de Dios. Es un pasaje bien conocido, pero Dios tambiŽn est‡ fiel a sus amonestaciones.

 

Los que desaf’an a Dios una y otra vez, despreciando su ley y su pacto, deben de esperar, precisamente esto.

 

Lev’tico 26:14-16    Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos

estos mis mandamientos, y si desde–areis

mis decretos, y vuestra alma

menospreciare mis estatutos, no

ejecutando todos mis mandamientos, e

invalidando mi pacto,

 

yo tambiŽn harŽ con vosotros esto: enviarŽ sobre vosotros terror, extenuaci—n y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembrarŽis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comer‡n.

 

Y como dije, hay grandes cantidades de personas que supuestamente son Cristianos, pero se declaran que su Dios no es as’.  Y esto es porque en realidad, sus mentes est‡n hundiendo se en la idolatr’a, en el sentido de que han inventado su propio Dios.

 

6) Quit— su tienda como enramada de huerto;

Destruy— el lugar en donde se congregaban;

Jehov‡ ha hecho olvidar las fiestas solemnes y los d’as de reposo en Sion, Y en el ardor de su ira ha desechado al rey y al sacerdote.

 

Cuando hablan de una enramada de huerto, era como una peque–a casa que se empleaban cuando se cuidaban de unas plantas.   Pero despuŽs de la cosecha, se pudieron desmantelar la, como una tienda, porque no iban a quedar se mas all‡.

Y esto es lo que Dios hizo con su templo.  Si Dios estaba abandonando el templo, no tenia que dejar lo intacto, sino que todo pudo estar desmantelado.

 

Y en esta semana, escuchaba a otros pastores predicando este pasaje, diciendo que las iglesias grandes no son cerradas por un accidente de la naturaleza.

 

No.  Sino que Dios ha cerrado las iglesias, y es tiempo para nosotros de examinar a nosotros mismos, para reflexionar, si en realidad hemos estado sirviendo fielmente al Se–or.

 

7) Desech— el Se–or su altar, menospreci— su santuario;

Ha entregado en mano del enemigo los muros de sus palacios;

Hicieron resonar su voz en la casa de Jehov‡ como en d’a de fiesta.

 

En un pa’s, un estado, un condado con muchas iglesias, es f‡cil empezar a tomar todo esto por sentado.

 

Pero Dios no est‡ bajo obligaci—n de mantener las iglesias, si las iglesias est‡n poco a poco abandonando su palabra, y su moralidad.

 

8) Jehov‡ determin— destruir el muro de la hija de Sion;

Extendi— el cordel, no retrajo su mano de la destrucci—n;

Hizo, pues, que se lamentara el antemuro y el muro; fueron desolados juntamente.

 

Normalmente, en los tiempos modernos, las ciudades no tienen grandes muros como antes.

 

En el mundo moderno, la protecci—n viene en forma de polic’as, y bomberos.

 

Recientemente muchos han llamado por la abolici—n de los departamentos de polic’as en las ciudades grades, y una reducci—n del dinero que se gastan para toda esa protecci—n.

 

Otros dicen que esto es una locura, porque en las ciudades grandes se vean ya que en poco tiempo, la criminalidad est‡ creciendo r‡pidamente, y los ciudadanos no se sientan seguros.

 

Lo mas natural es enojar se en contra de los radicales que desean eliminar la polic’a, pausa, pero detr‡s de todo esto hay un Dios poderoso, que anda, enojado.

9) Sus puertas fueron echadas por tierra, destruy— y quebrant— sus cerrojos; Su rey y sus pr’ncipes est‡n entre las naciones donde no hay ley; Sus profetas tampoco hallaron visi—n de Jehov‡.

 

Cuando todos pueden hacer lo que le pega la gana, cuando se llama a 911 y no haya nadie para contestar, se puede concluir que hemos llegado al momento en que Ňno hay leyÓ.

 

Y en vez de escuchar a los profetas modernos de la televisi—n, que antes predicaban la riqueza y la salud de todos, ellos mismos, en muchos casos, andan tratando de aprender a manejar su propia bancarrota.

 

10) Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sion; Echaron polvo sobre sus cabezas, se ci–eron de cilicio; Las v’rgenes de JerusalŽn bajaron sus cabezas a tierra.

 

Otros desean cerrar a las cortes.  Y si esto pasa Ŕque van a hacer los jueces?  Aqu’ dice, que se pueden sentar se en la tierra y echar polvo sobre sus cabezas, cuando se vean el caos, creciendo mas y mas en lo que antes era una civilizaci—n.

 

Isa’as, en el principio de su libro hablaba de las muchachas arrogantes de Zion, y como se caminaban.

 

Isa’as 3:16-17 Asimismo dice Jehov‡: Por cuanto las hijas de

Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies;  por tanto, el Se–or raer‡ la cabeza de las hijas de Sion, y Jehov‡ descubrir‡ sus vergźenzas.

 

Y es posible que Dios est‡ llegando a ser un poco harto de las mujeres arrogantes de nuestros tiempos.

 

11) Mis ojos desfallecieron de l‡grimas, se conmovieron mis entra–as, Mi h’gado se derram— por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando desfallec’a el ni–o y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

 

Cuando dice el profeta que su h’gado se derram— por tierra, es probable que lo que pasaba era tan espantoso que se empezaba a vomitar.

Y aqu’ nosotros podemos aprender algo.  Aun si los juicios no tocan a nosotros directamente, pausa, es correcto lamentar lo que est‡ cayendo sobre otros en nuestro alrededor.

 

Recordando que Jerem’as ya no estaba perseguido, el profeta ya estaba bajo la protecci—n estricta de emperador de Babilonia, pero se sufr’a observando lo que pasaba con su pueblo.

 

11) Mis ojos desfallecieron de l‡grimas, se conmovieron mis entra–as, Mi h’gado se derram— por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando desfallec’a el ni–o y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

 

Es que hab’an bebes falleciendo en los brazos de sus madres.

 

12) Dec’an a sus madres: ŔD—nde est‡ el trigo y el vino?

Desfallec’an como heridos en las calles de la ciudad,

Derramando sus almas en el regazo de sus madres.

 

En los tiempos de desastres, algunos concluyen que es mejor morir por la espada, que morir, poco a poco por el hambre.

 

13) ŔQuŽ testigo te traerŽ, o a quiŽn te harŽ semejante, hija de JerusalŽn?  ŔA quiŽn te compararŽ para consolarte, oh virgen hija de Sion? Porque grande como el mar es tu quebrantamiento; ŔquiŽn te sanar‡?

 

La pregunta aqu’ es interesante.  Cuando los hermanos se sufren, a veces, para consolar, hablamos de los sufrimientos de otros.  San Pedro hizo esto hablando de los ataques del diablo.

 

1 Pedro 5:8-9  Sed sobrios, y velad; porque vuestro

adversario el diablo, como le—n rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.

 

Dice que otros est‡n aguantando y tu tambiŽn puedes aguantar.  Es una comparaci—n con otros hermanos.

 

Pero el profeta dice aqu’, que para el dolor, la destrucci—n de JerusalŽn, no tenia comparaci—n que pudo imaginar.

 

 

13) ŔQuŽ testigo te traerŽ, o a quiŽn te harŽ semejante, hija de JerusalŽn?  ŔA quiŽn te compararŽ para consolarte, oh virgen hija de Sion? Porque grande como el mar es tu quebrantamiento; ŔquiŽn te sanar‡?

 

Y hablando de nuestros tiempos, muchos est‡n comentando que jam‡s han visto algo semejante.  Jam‡s han visto tantas personas perdiendo sus negocios.

 

Jam‡s han visto tantas personas que simplemente no pueden pagar la renta de su casa.

 

Jam‡s han visto tantas iglesias grandes cerradas por gran parte del a–o.

 

14) Tus profetas vieron para ti vanidad y locura;

Y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio,

Sino que te predicaron vanas profec’as y extrav’os.

 

Esto tambiŽn podemos aplicar a nuestros tiempos.

 

En vez de predicar en contra del pecado, que solamente una minor’a de pastores estaban haciendo, en vez de llamar por un arrepentimiento urgente, muchos solamente hablaban de maneras de mejorar tu vida, o de hacerte rico, o de manipular a Dios para darte una salud perfecta.

 

Y como consecuencia, los juicios no pudieron estar evitados.

 

14) Tus profetas vieron para ti vanidad y locura;

Y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio,

Sino que te predicaron vanas profec’as y extrav’os.

 

Por muchos a–os las iglesias grandes ten’an que predicar algo muy suave, para asegurar la gran asistencia.

 

Jerem’as 6:13-14     Porque desde el m‡s chico de ellos hasta

el m‡s grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son enga–adores.

 

Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.

 

Pero esto era exactamente lo que la gente deseaban o’r.

 

Isa’as 30:9-10 Porque este pueblo es rebelde, hijos

mentirosos, hijos que no quisieron o’r la ley de Jehov‡; que dicen a los videntes: No ve‡is; y a los profetas: No nos profeticŽis lo recto, decidnos cosas halagźe–as, profetizad mentiras.

 

Y esto fue lo que nosotros hemos tenido en esta pa’s, por un bien rato.  Hasta que Dios estaba harto, hasta que era muy tarde, y ahora observamos las acciones, de un Dios, enojado.

 

15) Todos los que pasaban por el camino batieron las manos sobre ti; Silbaron, y movieron despectivamente sus cabezas sobre la hija de JerusalŽn, diciendo: ŔEs esta la ciudad que dec’an de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?

 

Israel tenia gran reputaci—n, cuando andaba bajo la bendici—n de Dios.

 

Salmos 50:2    De Sion, perfecci—n de hermosura,

Dios ha resplandecido.

 

Y seguramente tenia vecinos que estaban celosos, pero ahora no.  Ahora se burlaban.

 

16) Todos tus enemigos abrieron contra ti su boca;

Se burlaron, y crujieron los dientes; dijeron: DevorŽmosla;

Ciertamente este es el d’a que esper‡bamos; lo hemos hallado, lo hemos visto.

 

Y el profeta dice una y otra vez, que esto era la mano de Dios.  La manera en que Dios actśe, cuando est‡ enojado.

 

17) Jehov‡ ha hecho lo que ten’a determinado;

Ha cumplido su palabra, la cual Žl hab’a mandado desde tiempo antiguo. Destruy—, y no perdon—; Y ha hecho que el enemigo se alegre sobre ti, Y enalteci— el poder de tus adversarios.

 

No voy a los lugares de Deuteronomio, o de Lev’tico, donde Dios promet’a esto para los que abandonaban a su pacto.  Pero te puedes estar seguro de que los juicios de Dios no son excesivos, sino justos.

 

Y es exactamente lo que ha prometi—, por esa manrea de abandonar a su ley y a sus preceptos

 

 

18) El coraz—n de ellos clamaba al Se–or;

Oh hija de Sion, echa l‡grimas cual arroyo d’a y noche;

No descanses, ni cesen las ni–as de tus ojos.

 

Ahora viene la exhortaci—n.  Ten’an que empezar a orar.  Ten’an que rogar a su Dios d’a y noche.

 

19) Lev‡ntate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu coraz—n ante la presencia del Se–or; Alza tus manos a Žl implorando la vida de tus peque–itos, Que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.

 

El profeta daba instrucci—n, sobre c—mo se deb’an de responder a todos estos juicios.

 

Expl’citamente se llamaba por vigilias.

 

Y yo puede compartir que he estado en una reuni—n de oraci—n en lunes con otras iglesias, y por primera vez despuŽs de una dŽcada, la reuni—n est‡ empezando a crecer.

 

Estamos en los momentos en que las reuniones de oraci—n deben de estar mas llenas que nunca, y las vigilias, y hasta los ayunos.

 

Desafortunadamente, muchos aun no han despertado a los peligros que nos enfrentan.

 

20) Mira, oh Jehov‡, y considera a quiŽn has hecho as’.

ŔHan de comer las mujeres el fruto de sus entra–as, los peque–itos a su tierno cuidado?  ŔHan de ser muertos en el santuario del Se–or el sacerdote y el profeta?

 

No voy a citar a los lugares B’blicos en que las mujeres actualmente comieron a sus hijos.  Pero esto pasaba.

 

A tal grado se puede caer, cuando los juicios son severos.

 

21) Ni–os y viejos yac’an por tierra en las calles;

Mis v’rgenes y mis j—venes cayeron a espada;

Mataste en el d’a de tu furor; degollaste, no perdonaste.

 

Nadie estaba exento del sufrimiento, ni por ser mujer, ni por su vejes o su ni–ez.  Cuando Dios anda enojado, es un peligro para todos.

 

22) Has convocado de todas partes mis temores, como en un d’a de solemnidad; Y en el d’a del furor de Jehov‡ no hubo quien escapase ni quedase vivo; Los que criŽ y mantuve, mi enemigo los acab—.

 

Nada de esto fue una fantas’a.  Todo esto actualmente pasaba. 

 

Y fue el pueblo de Dios, la familia de David, que tenia que sufrir.  Y es algo que se tiene que considerar, si estudies, todo el consejo de Dios.

 

*======================= Aplicaci—n ========================*

 

Como siempre tenemos que concluir que Dios est‡ en control.

 

Nada de lo que est‡ pasando es una sorpresa para Žl.  Y nada de lo que est‡ pasando es injusto, sino que es lo viene de un Dios enojado.

 

Los hombres en sus rebeliones, han merecido todo esto.  Y por esto, Dios mandaba a su hijo, para sufrir en el lugar de muchos, para dar su vida en rescate de mucho, de otra manera el infierno en la tierra, y despuŽs de la vida, el infierno seria el destino de todos.

 

Y si tu quieres caminar cerca de Dios, en el servicio de Cristo, ayudando a otros salir de la oscuridad, esperando un mundo mejor, despuŽs de todo esto, entonces puedes pasar en unos momentos, y oraremos contigo.

 

Vamos a Orar