3 de julio de 20

 

Demasiadas L‡grimas

Lamentaciones 1:1-22

 

Hemos estudiado ya, todos los libros del testamento antiguo, menos Lamentaciones.  Pero ha llegado su turno, justamente en tiempo.

 

Ha sido el ultimo, para nosotros, porque jam‡s he tenido prisa de exponer lo.   Porque como veremos, es un libro, sumamente triste.

 

Lo que tuvimos en Am—s, fue escrito justamente antes de la destrucci—n de Israel, en el norte.

 

Pero Lamentaciones, fue escrito por el profeta Jerem’as, despuŽs de la destrucci—n de JerusalŽn, en el sur. 

 

Y si intentamos aplicar todo esto a nuestros tiempos, Am—s fue antes del juicio, Lamentaciones era despuŽs de grandes juicios, pausa pero nosotros estamos viviendo en medio de grandes juicios.

 

No sabemos si todo esto va a terminar pronto, con la gente arrepintiendo se, y regresando a Dios, pausa, o si se pondr‡n aun mas tercos en sus perversiones, y sus violencias.

 

En tal caso, seria necesario concluir que apenas estamos empezando nuestros d’as de juicios y de lagrimas.

 

1)  !!C—mo ha quedado sola la ciudad populosa!

    La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda,

    La se–ora de provincias ha sido hecha tributaria.

 

Bajo David y bajo Salom—n, JerusalŽn era una cuidad bien respetada, como que cuando la reina de sur vino y estaba muy asombrada de la gloria de Salom—n.

 

Pero en los ultimas dŽcadas, ha sido mas y mas dependiente de otras naciones, pagando por sus alianzas con tributos, ella siendo cada vez mas pobre, y mas dŽbil.

 

Y hay paralelos en el mundo moderno.  El reino de Inglaterra, dominaba gran parte del mundo, pero ahora es muy reducido, algo semejante ha pasado con Espa–a, y Portugal. 

Y los estados unidos han sido honrados y temidos, pero en estos momentos nuestro futuro parece mas incierto.

 

Proverbios 14:34     La justicia engrandece a la naci—n;

Mas el pecado es afrenta de las naciones.

 

 

2) Amargamente llora en la noche, y sus l‡grimas est‡n en sus mejillas.  No tiene quien la consuele de todos sus amantes;

Todos sus amigos le faltaron, se le volvieron enemigos.

 

En los profetas, sus amantes eran como Egipto, o Asiria, en que se confiaba en vez de andar confiando en su Dios.

 

Y durante los a–os de las profec’a de Jerem’as, Žl fue conocido como el profeta que lloraba.

 

Jerem’as 9:1   !!Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis

ojos fuentes de l‡grimas, para que llore d’a y noche los muertos de la hija de mi pueblo!

 

Pero JerusalŽn realmente no mostraba mucho interŽs en lo que Jerem’as dijo.  pausa  Pero llegando a este libro, era ella, la cuidad que estaba hundiendo se en sus lagrimas.

 

3) Jud‡ ha ido en cautiverio a causa de la aflicci—n y de la dura servidumbre;  Ella habit— entre las naciones, y no hall— descanso; Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras.

 

Ir al cautiverio, es perder todas tus libertades, para estar otra vez en la esclavitud de otros.

 

Hoy estamos en la v’spera del d’a de la independencia de este pa’s, pero el futuro de nuestras libertades est‡n bajo las sombras de grandes dudas.

 

Si has vivido tiempo aqu’, sabes que en estos tiempos te puedes ver fuegos artificiales en todos lados.  Pero en este condado de orange, la mayor’a de estos espect‡culos han sido cancelados.

 

4) Las calzadas de Sion tienen luto, porque no hay quien venga a las fiestas solemnes; Todas sus puertas est‡n asoladas, sus sacerdotes gimen, Sus v’rgenes est‡n afligidas, y ella tiene amargura.

 

Dice, en la poes’a, que hasta los caminos, estaban llorando.  Nadie fue a los servicios para alabar a Dios.

 

ŔY has notado, que no hay mucho trafico en los domingos, en la ma–ana?  Muchos, aun antes de la crisis, estaban abandonando las iglesias, para dormir mas en los domingos.

 

Pero ahora, con las iglesias grandes cerradas, hay cada vez menos trafico, domingo, por la ma–ana.

 

Y claro, este pa’s no es Israel, ni Jud‡, pero como hemos conocido la palabra de Dios aqu’, podemos ver paralelos.

 

5) Sus enemigos han sido hechos pr’ncipes, sus aborrecedores fueron prosperados, Porque Jehov‡ la afligi— por la multitud de sus rebeliones; Sus hijos fueron en cautividad delante del enemigo.

 

Ahora, aqu’, en un pa’s que antes honraba a Dios, se puede ver mas y mas enemigos del reino de Cristo, en las posiciones de poder, autoridad y influencia.

 

No es ninguna sorpresa, ver familias Cristinas, en que tienen hijos que han perdido todo interŽs en el reino de Cristo.  Se sientan bastante mas c—modos, congregando se con los del mundo.

 

6) Desapareci— de la hija de Sion toda su hermosura;

Sus pr’ncipes fueron como ciervos que no hallan pasto,

Y anduvieron sin fuerzas delante del perseguidor.

 

Los recursos de JerusalŽn, el pueblo de Dios, estaban acabando.  Los fuertes que normalmente serian su protecci—n, ni ten’an la fuerza de continuar.  Como vimos en el libro de este profeta.

 

Jerem’as 52:6  En el mes cuarto, a los nueve d’as del mes,

prevaleci— el hambre en la ciudad, hasta no haber pan para el pueblo.

 

Una cultura rica, de repente estaba reducida a los escombros.

 

7) JerusalŽn, cuando cay— su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien la ayudase, Se acord— de los d’as de su aflicci—n, y de sus rebeliones, Y de todas las cosas agradables que tuvo desde los tiempos antiguos. La miraron los enemigos, y se burlaron de su ca’da.

 

Aqu’ tambiŽn, nosotros podemos recordar de cosas agradables de antes.  CuandoÉ

 

Se pudo viajar sin preocupar por tu salud o por tu seguridad.

 

Casi todos que deseaban, pudieron encontrar un buen trabajo.

 

Hab’a una rica selecciones de deportes, si uno deseaba jugar o ir a un estadio para observar, o mirar en la televisi—n.

 

Hab’a una abundancia de restaurantes de todo forma, y ahora, estos est‡n cerrando se otra vez, y en algunos casos, para no abrir nunca.  Y por supuesto con ellos van a desaparecer los trabajos de cocineros, servidores, y otros que ganaban sus vidas en la comida.

 

Tuvimos grandes centros comerciales, en que era un deleite caminar mirando todo, comprando lo que se deseaba, y comer algo en sus lugares de comida.  Ahora estos est‡n al borde de la bancarrota, y en otras partes muchos han cerrado ya.

 

Cerca de mi casa, el centro comercio de Misi—n Viejo, es dif’cil manejar tu caro en los caminos de atr‡s, porque no han cortado los arbustos.  Es que sin ingresos, ni tienen el dinero para pagar a los jardineros.

 

Y yo pudiera extender la lista mucho mas hablando del cine, de las playas, que desean cerrar otra vez, y las muchas iglesias enormes en esta ‡rea, que tienen casi medio a–o cerradas.

 

8) Pecado cometi— JerusalŽn, por lo cual ella ha sido removida; Todos los que la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergźenza; Y ella suspira, y se vuelve atr‡s.

 

Podemos preguntar porque Dios nos ha dado un libro tan triste.  Pero en realidad es un acto de compasi—n.  Tenemos que entender que tarde o temprano, Dios juzgar‡ la maldad de su pueblo.  Y cuando vienen tales juicios, hay lagrimas, demasiadas lagrimas.

 

Hasta Cristo lloraba sobre JerusalŽn, siglos mas tarde, cuando otra vez se viv’a en la pura rebeli—n.

 

 

Mateo 23:37-38 !!JerusalŽn, JerusalŽn, que matas a los

profetas, y apedreas a los que te son enviados!

!!Cu‡ntas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aqu’ vuestra casa os es dejada desierta.

 

El coraz—n de Dios es de compasi—n, pero como justo, tiene que responder.

 

9) Su inmundicia est‡ en sus faldas, y no se acord— de su fin; Por tanto, ella ha descendido sorprendentemente, y no tiene quien la consuele. Mira, oh Jehov‡, mi aflicci—n, porque el enemigo se ha engrandecido.

 

Cuando dice Ňy no se acord— de su finÓ, es que todo esto fue anunciado, muchos siglos atr‡s, en el libro de Deuteronomio.

 

Deuteronomio 32:29   !!Ojal‡ fueran sabios, que comprendieran

esto, Y se dieran cuenta del fin que les espera!

 

Y hay promesas, hasta en el nuevo testamento, para los que abandonan a la moralidad B’blica.

 

G‡latas 6:7-8  No os enga–Žis; Dios no puede ser burlado:

pues todo lo que el hombre sembrare, eso tambiŽn segar‡.  Porque el que siembra para su carne, de la carne segar‡ corrupci—n; mas el que siembra para el Esp’ritu, del Esp’ritu segar‡ vida eterna.

 

Aqu’, y en muchas otras partes del mundo, hemos sembrado para la carne, y ahora estamos empezando a segar la corrupci—n, en grande.

 

10) Extendi— su mano el enemigo a todas sus cosas preciosas;

Ella ha visto entrar en su santuario a las naciones

De las cuales mandaste que no entrasen en tu congregaci—n.

 

Dios tenia reglas en contra de los paganos, entrando en los lugares sagrados del templo, pero ahora, bajo los juicios, estos estaban entrando para sacar todo.

Es como que Dios mandaba saqueos, como un forma de juicio, como est‡ haciendo tambiŽn ahora. 

 

Y habr‡ muchos que no querr‡n pensar que todo esto fue mandado por Dios.  Pero veremos en este capitulo que es la manera correcta de interpretar las cosas.

 

11) Todo su pueblo busc— su pan suspirando; Dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entretener la vida.

Mira, oh Jehov‡, y ve que estoy abatida.

 

Una cosa interesante es la manera en que muchas ciudades grandes ya est‡n reduciendo el dinero para la polic’a.

 

Y los que manejan los camiones grandes han dicho que sin esa protecci—n, ellos no van a entrar en estas ‡reas para entregar las cosas a los mercados.

 

Y muchos mercados peque–os ya est‡n abandonando estas ciudades, dejando los pobres sin opciones.

 

Si el arrepentimiento no llega pronto, si los pueblos no regresen al Dios Santo, ser‡ posible ver grandes hambres en algunas partes de este pa’s.

 

12) ŔNo os conmueve a cuantos pas‡is por el camino?

Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido;

Porque Jehov‡ me ha angustiado en el d’a de su ardiente furor.

 

Ahora el profeta habla como que Žl es la cuidad, rogando por un poco de compasi—n.   pausa

 

Hubo un hombre afroamericanos en el estado de Washington, y se mataron a su hijo hace unas semanas.  Y dijo que nadie le llam—, ni de la polic’a, ni del la cuidad, ni del hospital.

 

Los protocolos normales, ya est‡n desapareciendo se, poco a poco aqu’ mientras estamos descendiendo en el caos, y la confusi—n.

 

13) Desde lo alto envi— fuego que consume mis huesos;

Ha extendido red a mis pies, me volvi— atr‡s,

Me dej— desolada, y con dolor todo el d’a.

 

Ahora, como en el vers’culo 12, se ve que todo esto vino del Se–or.  El covid no era un accidente.  Ni su impacto econ—mico, ni los disturbios, ni los abusos policiales.

 

Todo el paquete es un juicio, que Dios ha mandando a un pa’s que no quiere arrepentir se de su gran apostas’a.

 

14) El yugo de mis rebeliones ha sido atado por su mano;

Ataduras han sido echadas sobre mi cerviz; ha debilitado mis fuerzas; Me ha entregado el Se–or en manos contra las cuales no podrŽ levantarme.

 

Es correcto, numero uno reconocer que esto ha vino de Dios, y numero dos, que ha sido justo.  pausa

 

Y claro, yo se que no estoy predicando nada popular, pausa,  pero es mi obligaci—n, exponer la verdad.

 

Reconociendo que esto vino de Dios, y que ha sido justo, y que deseamos ver un regreso a la santidad, y la justicia, es la manera de poco a poco, acabar con la pesadilla.

 

15) El Se–or ha hollado a todos mis hombres fuertes en medio de m’; Llam— contra m’ compa–’a para quebrantar a mis j—venes; Como lagar ha hollado el Se–or a la virgen hija de Jud‡.

 

Los da–os eran extensos, simplemente porque no deseaban escuchar.  El pueblo, como ahora, deseaba tener la armon’a con el mundo, en vez de brillar la luz de la verdad.  Pero cuando vinieron las consecuencias, eran insoportables.

 

16) Por esta causa lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas,

Porque se alej— de m’ el consolador que dŽ reposo a mi alma;

Mis hijos son destruidos, porque el enemigo prevaleci—.

 

El consolador se fue.  Para nosotros el consolador es el Esp’ritu Santo.   Pero las iglesias pueden despedir le, abandonando la santidad.

 

Efesios 4:29-30 Ninguna palabra corrompida salga de

vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificaci—n, a fin de dar gracia a los oyentes.

 

Y no contristŽis al Esp’ritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el d’a de la redenci—n.

 

17) Sion extendi— sus manos; no tiene quien la consuele;

Jehov‡ dio mandamiento contra Jacob, que sus vecinos fuesen sus enemigos; JerusalŽn fue objeto de abominaci—n entre ellos.

Es como que se extendi— sus manos en la desesperaci—n, deseando un poco de consuelo, pero fue negado.

 

18) Jehov‡ es justo; yo contra su palabra me rebelŽ.

O’d ahora, pueblos todos, y ved mi dolor;

Mis v’rgenes y mis j—venes fueron llevados en cautiverio.

 

Y claro, nosotros hemos perdido, muchos j—venes a los enemigos, y aun est‡ pasando. pausa Pero hay algo practico en este verso.

 

Por mas duro que todo ha sido, se reconoce que vino de la mano de Dios, y que fue justo.  Esto es lo que dice,

 

Jehov‡ es justo; yo contra su palabra me rebelŽ.

 

Cuando se llegan a este punto, los cambios positivos pueden empezar, y la esperanza puede regresar.

 

19) Di voces a mis amantes, mas ellos me han enga–ado;

Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron,

Buscando comida para s’ con que entretener su vida.

 

Sus amantes eran otros pa’ses, en que se buscaba la protecci—n.

 

Y ahora, no tiene ni gu’a espiritual, ni anciano de sabidur’a, porque ellos tuvieron que dedicar se a nada mas que la bśsqueda de comida.  Y si ellos estaban as’, peor para los dem‡s.

 

20) Mira, oh Jehov‡, estoy atribulada, mis entra–as hierven.

Mi coraz—n se trastorna dentro de m’, porque me rebelŽ en gran manera. Por fuera hizo estragos la espada; por dentro se–ore— la muerte.

 

Aqu’ tambiŽn el profeta recordaba las profec’as del libro de Deuteronomio.  Por dentro y por fuera, hab’an peligros.

 

Deuteronomio 32:22-25     Porque fuego se ha encendido en mi

ira, Y arder‡ hasta las profundidades del Seol;

Devorar‡ la tierra y sus frutos,

Y abrasar‡ los fundamentos de los montes. Yo amontonarŽ males sobre ellos; EmplearŽ en ellos mis saetas.

 

Consumidos ser‡n de hambre, y devorados de fiebre ardiente Y de peste amarga; Diente de fieras enviarŽ tambiŽn sobre ellos,

Con veneno de serpientes de la tierra.

 

25 Por fuera desolar‡ la espada,

Y dentro de las c‡maras el espanto;

As’ al joven como a la doncella,

Al ni–o de pecho como al hombre cano.

 

MoisŽs, por profec’a divina, vio todo esto llegando.

 

21) Oyeron que gem’a, mas no hay consolador para m’;

Todos mis enemigos han o’do mi mal, se alegran de lo que tś hiciste.  Har‡s venir el d’a que has anunciado, y ser‡n como yo.

 

La promesa era que el juicio empezaba con la casa del Se–or, pero no se quedaba con ellos.  Llamando por los dem‡s juicios mostraba que ya no se confiaban en sus amantes como su ayuda.

 

22) Venga delante de ti toda su maldad, Y haz con ellos como hiciste conmigo por todas mis rebeliones; Porque muchos son mis suspiros, y mi coraz—n est‡ adolorido.

 

Hay una dulce resignaci—n en estas oraciones.  Se aceptaron que sus juicios, sus desastres vinieron de Dios, y confesaban que todo esto era justo.

 

Esto es la manera de empezar algo nuevo, que puede prosperar.

De otra manera se quede en el mismo, lagrimas y mas lagrimas, una vida de demasiadas lagrimas.

*======================= Aplicaci—n ========================*

Hermanos vivimos en tiempos en que se exigen que todo sea tolerado.  Por mas vil que sea sus nuevas locuras, lo tienes que aceptar, como el nuevo normal.

 

ŔPero es esto B’blico?  ŔQue es lo que aprendimos aqu’ en el libro de Efesios?É

 

Efesios 5:11   Y no participŽis en las obras infructuosas de

las tinieblas, sino m‡s bien reprendedlas.

 

Y si tu quieres vivir como alguien que tiene visiones de algo mejor para esa cultura podrida, como persona de influencia para hacer cambios positivos, entonce, quiero orar para ti.    

Vamos a Orar