21 de junio de 20

Cristo Bajo Ataque

Juan 8:1-30

 

Continuando nuestro estudio de Cristo en esta ma–ana, vamos a observar que Cristo era un hombre de paciencia, infinita.

 

1) y Jesśs se fue al monte de los Olivos.

 

Esto fue despuŽs de un d’a de mucho trabajo en el ministerio, pero se levantaba temprano, para continuar con diligencia, en todo lo que Dios lo mandaba hacer.

 

2) Y por la ma–ana volvi— al templo, y todo el pueblo vino a Žl; y sentado Žl, les ense–aba.

 

Esto fue gran causa de sus ataques.  Es que Cristo no ense–aba como los fariseos, citando a otros maestros.

 

Cristo ense–aba con autoridad, y siempre hab’a gente que deseaban escuchar.  Todo lo que dijo era B’blico, y muy consistente.   Jam‡s se contradec’a a si mismo.

 

Delante de Cristo, los oidores recib’an su alimentaci—n espiritual.

 

Y por lo tanto, los fariseos, los escribas, todos los religiosos profesionales, se sent’an celosos.

 

3-4) Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniŽndola en medio,  le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.

 

El castigo para el adulterio, era severo.  Pero era muy raro, tener testigos que vieron el acto, porque era algo que se hicieron en secreto.

 

No ten’an c‡maras, secretas como ahora.  Y no era suficiente haber visto una mujer visitando la casa de otro hombre, fue necesario ver lo que pasaba, para ser testigo en tales casos.

 

Por esto, estudiando esta historia, ya por 20 siglos, muchos han concluido que esto era una trampa, no solamente para Cristo que estaba bajo ataque, sino para esa mujer tambiŽn.

 

 

5) Y en la ley nos mand— MoisŽs apedrear a tales mujeres. Tś, pues, ŔquŽ dices?

 

Presentan la ley de MoisŽs como que era su opini—n, algo que se pudiera discutir o hasta contradecir.  Pero MoisŽs no inventaba preceptos.  No, la ley de MoisŽs era la ley de Dios.

Lev’tico 20:10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer

de su pr—jimo, el adśltero y la adśltera indefectiblemente ser‡n muertos.

 

Para Dios, esto es algo muy serio, porque Dios siempre quiere proteger a la familia.  Los votos, como vimos la semana pasada, los votos son sagrados.  Para Dios el pacto es sumamente importante, y no es algo de que se puede burlar.   En otra parteÉ

 

Deuteronomio 22:22   Si fuere sorprendido alguno acostado con

una mujer casada con marido, ambos morir‡n, el hombre que se acost— con la mujer, y la mujer tambiŽn; as’ quitar‡s el mal de Israel.

 

Para entender estos asuntos, hay que observar que no todo pecado es tambiŽn un crimen.  Nadie fue llevado a los jueces por su coraz—n de avaricia.  Pero si se robaban algo, era diferente.

 

El robo es un pecado y un crimen, de ser juzgado por la corte.

 

Y aun antes de MoisŽs, en los tiempos de Job, se presentaban el adulterio como un crimen, tambiŽn.

 

Job 31:09-11   Si fue mi coraz—n enga–ado acerca de mujer,

               Y si estuve acechando a la puerta de mi

               pr—jimo,

 

               Muela para otro mi mujer,

               Y sobre ella otros se encorven.

 

               Porque es maldad e iniquidad

               Que han de castigar los jueces.

 

Y esto no fue solamente en el pueblo de Dios, sino que en muchas culturas, el adulterio estaba considerado como un crimen, porque se entend’an su capacidad de destruir a la familia.

Y en un sentido, celebramos hoy, el hecho de que la familia es sagrada.

 

3-5) Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniŽndola en medio,  le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mand— MoisŽs apedrear a tales mujeres. Tś, pues, ŔquŽ dices?

 

Surgen muchas preguntas.

 

ŔPorque la trajeron a Cristo?   Ellos eran las autoridades. ŔPorque no se juzgaban el caso conforme a sus reglas?

 

ŔQue tenia que ver Cristo en esto?   Y hay otra cita aplicable enÉ

 

Lucas 12:13-14 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi

hermano que parta conmigo la herencia.

 

Mas Žl le dijo: Hombre, ŔquiŽn me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?

 

Cristo no vino, su primera vez, como magistrado, para juzgar casos civiles ni criminales.   Tal vez el joven tenia un buen caso sobre una herencia, pero Cristo no vino para juzgar tales cosas, las cortes estaban abiertas.  pausa

 

As’ que esto era una trampa doble.  Era una trampa para Cristo, y seguramente la mujer era victima de la misma trampa.

 

6) Mas esto dec’an tent‡ndole, para poder acusarle. Pero Jesśs, inclinado hacia el suelo, escrib’a en tierra con el dedo.

 

Muchos han especulado, a travŽs de los siglos, sobre quŽ escrib’a.  Pero se escrib’a para mostrar que no tenia la menor interŽs en su juego.

 

Ellos deseaba poner lo entre la pared y la espada.  Si la dejaba libre, seria rechazando la ley de MoisŽs.  Si la condenaba no seria amigo de los pecadores como antes.

 

Cristo no pudo rechazar la ley de MoisŽs, porque era la ley de Dios, y Cristo, como Dios en carne era su autor tambiŽn.

Cristo no pudo hacer algo inconsistente consigo mismo.  Los fariseos malvados ten’an todo esto bien preparado y planeado.

La mujer, a lo mejor era dŽbil, a lo mejor estaba en un matrimonio pŽsimo, con un abusador que era tambiŽn infiel.

 

Y es muy probable que estos malvados buscaban un guapo para seducir la, pagando lo bien por el trabajo.  pausa

 

Es normal en estos sermones sobre esa triste historia, preguntar ŇŔY donde estaba el hombre?  Si ten’an testigos, seguramente ellos vieron el hombre?Ó  pausa

 

Pero si esto era una trampa, planeada, organizada, el hombre al lo mejor estaba contando su dinero, y preparando se para un viaje a otra parte.  Y por supuesto, Cristo sabia de todo esto, y era despreciable.

 

7) Y como insistieran en preguntarle, se enderez— y les dijo: El que de vosotros estŽ sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

 

Cristo apelaba a sus conciencias.  Con unas pocas palabras, se acababa con el juego.  Todos estaban culpables en la preparaci—n de esa perversi—n de la justicia.

 

Todos formaban parte de una generaci—n mala y adśltera

 

Mateo 16:4 La generaci—n mala y adśltera demanda se–al.

 

Y Cristo simplemente segu’a la ley, su ley.

 

Deuteronomio 17:6-7  Por dicho de dos o de tres testigos

morir‡ el que hubiere de morir; no morir‡ por el dicho de un solo testigo.

 

La mano de los testigos caer‡ primero sobre Žl para matarlo, y despuŽs la mano de todo el pueblo; as’ quitar‡s el mal de en medio de ti.

 

Es que no ten’an testigos calificados.  Cristo simplemente segu’a la ley porque su ley era perfecta.

 

Muchos, que casi jam‡s consideran la ley de Dios, piensan que la lay solamente habla del castigo.  Pero no, la ley habla de pruebas, de testigos, de tramites de justicia.  pausa

 

Y hay otra conclusi—n mala que muchos sacan de todo esto.

Se creen que nadie puede juzgar a nadie, si no sea una persona perfecta, enteramente sin pecado.

Imag’nate un ni–o o un joven, astuto que caiga bajo el castigo de su padre y dice, ŇLo siento padre, se que hice muy mal, pero tu no puedes castigar me, porque solamente el que estŽ sin pecado puede arrojar la piedra.

 

Y as’ muchos incrŽdulos tratan de emplear este pasaje.

 

Pero es absurdo.  Cuando Cristo dijo, el que estŽ sin pecado, se refer’a al caso de la mujer, con sus evidencias y su trampa.

 

De otra manera, ningśn juez, ningśn padre, ningśn anciano de la iglesia pudiera juzgar nada.  Porque nadie est‡ perfectamente sin pecado.

 

Y parece que esto es lo que el mundo moderno quiere, un mundo de caos total.  pausa  Pero esto es otro mensaje.  Regresando al textoÉ

 

8-9) E inclin‡ndose de nuevo hacia el suelo, sigui— escribiendo en tierra.  Pero ellos, al o’r esto, acusados por su conciencia, sal’an uno a uno, comenzando desde los m‡s viejos hasta los postreros; y qued— solo Jesśs, y la mujer que estaba en medio.

 

Pensaban que ten’an su plan perfecto.  Pensaban que ten’an a Cristo, Dios en carne, entre la espada y la pared, pero todo se acab—, apelando a sus conciencias.

 

10-11) Enderez‡ndose Jesśs, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, Ŕd—nde est‡n los que te acusaban? ŔNinguno te conden—?  Ella dijo: Ninguno, Se–or. Entonces Jesśs le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques m‡s.

 

Cristo aplicaba su ley, perfectamente.  Y al fin de cuentas, ni se quedaba ni un testigo calificado.

 

Cristo continuaba como amigo de pecadores, y tambiŽn como uno que honraba la ley, porque dijo en Mateo 5É

 

Mateo 5:17-18  No pensŽis que he venido para abrogar la ley o

los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

 

Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasar‡ de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

Ahora continuando con el capituloÉ

 

12) Otra vez Jesśs les habl—, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andar‡ en tinieblas, sino que tendr‡ la luz de la vida.

 

Esto es uno de los versos mas bellos del nuevo testamento.

 

En nuestros tiempos hay muchos confundidos, muchos que ni saben porque est‡n aqu’ en este mundo, y si vale la pena continuar viviendo, o no.  Y esto es porque se andan en las tinieblas.  Sus vidas est‡n oscuras.

 

Pero llegando a Cristo, unos nuevos caminos de luz, se abran delante de sus ojos.

 

12) Otra vez Jesśs les habl—, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andar‡ en tinieblas, sino que tendr‡ la luz de la vida.

 

Pero esto siendo un concepto tan bello, tan poderoso, que Cristo tenia que caer otra vez bajo el ataque.

 

13) Entonces los fariseos le dijeron: Tś das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.

 

Como Cristo empleaba la ley, ellos tambiŽn deseaban aplicar la ley, atacando lo.

 

14) Respondi— Jesśs y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de m’ mismo, mi testimonio es verdadero, porque sŽ de d—nde he venido y a d—nde voy; pero vosotros no sabŽis de d—nde vengo, ni a d—nde voy.

 

Y hermano, hermana, cuando tu andes con Cristo, en la luz, tu tambiŽn vas a tener la certeza de que sabes de donde has venido, tal vez de pecado terrible.

 

Pero vas a tener la certeza que has sido recatado, y que tienes un rumbo nuevo, que eres ya, ciudadano de los cielos.

 

A veces la gente creen que somos arrogantes por tener tanta confianza, ellos confiando en sus propios meritos, que siempre faltan.

 

Pero es mas arrogancia para ellos, vivir dudando de lo que Cristo nos dice en las escrituras.

 

15-16) Vosotros juzg‡is segśn la carne; yo no juzgo a nadie.

Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envi—, el Padre.

 

Cristo siempre hablaba as’, de que no era solo, sino que su Padre Dios, estaba a su lado.  Y no solamente eran palabras, sino que se daba muchas pruebas.  La evidencia es demasiada.

 

17-18) Y en vuestra ley est‡ escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.  Yo soy el que doy testimonio de m’ mismo, y el Padre que me envi— da testimonio de m’.

 

Y no solamente su padre, sino Juan Bautista.  Este fue el prop—sito de su ministerio, dar testimonio de la identidad de Cristo.

 

Juan 3:28-30   Vosotros mismos me sois testigos de que dije:

Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de Žl.

 

El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que est‡ a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; as’ pues, este mi gozo est‡ cumplido.

 

Es necesario que Žl crezca, pero que yo mengźe.

 

Y el Padre habl—, cuando Cristo era bautizado.  Cristo era bien consistente, y jam‡s cambiaba su mensaje.

 

19) Ellos le dijeron: ŔD—nde est‡ tu Padre? Respondi— Jesśs: Ni a m’ me conocŽis, ni a mi Padre; si a m’ me conocieseis, tambiŽn a mi Padre conocer’ais.

 

Esto es como el mensaje anterior.  Cristo estaba en el śnico pa’s del mundo que ten’a la palabra, el templo, la historia de los profetas verdadero, y dijo al liderazgo, ŇUstedes ni conocen a DiosÓ.

 

20) Estas palabras habl— Jesśs en el lugar de las ofrendas, ense–ando en el templo; y nadie le prendi—, porque aśn no hab’a llegado su hora.

 

Todo esto pasaba en un lugar publico.  Ellos se atacaban a Cristo, una y otra vez, y Cristo, manteniendo la calma, comunicaba la verdad.

 

21) Otra vez les dijo Jesśs: Yo me voy, y me buscarŽis, pero en vuestro pecado morirŽis; a donde yo voy, vosotros no podŽis venir.

 

Cristo estaba regresando a la gloria, y ellos no eran aptos para tal lugar, sino que iban a morir en sus pecados.  Y los que se mueren en sus pecados, tambiŽn resucitan en sus pecados, como Cristo dijo en el capitulo cinco.

 

Juan 5:28-29   No os maravillŽis de esto; porque vendr‡ hora

cuando todos los que est‡n en los sepulcros oir‡n su voz;

 

y los que hicieron lo bueno, saldr‡n a resurrecci—n de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrecci—n de condenaci—n.

 

Con calma, Cristo los informaba que estaban en rumbo al infierno.  Esto es lo que quiere decir en vuestro pecado morirŽis.

 

22) Dec’an entonces los jud’os: ŔAcaso se matar‡ a s’ mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podŽis venir?

 

Es que no entendieron nada, sino que andaban en la oscuridad.

 

Juan 3:19 Y esta es la condenaci—n: que la luz vino al mundo,

y los hombres amaron m‡s las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

 

Cristo no iba a suicidar se, pero muchos de ellos s’, cuando vinieron los Romanos mas tarde para destruir su ciudad.

 

23) Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.

 

Con la calma, se repet’a una y otra vez la verdad, siempre consistente con lo que dijo antes.   Porque sabia que algunos estaban actualmente recibiendo la fe.  Siempre es as’.

 

24) Por eso os dije que morirŽis en vuestros pecados; porque si no creŽis que yo soy, en vuestros pecados morirŽis.

 

Cristo era la śnica esperanza para ellos.  Y puedo decir te, en esta ma–ana, que Cristo es la śnica esperanza para ti. Y si no llegas a Cristo, te puedo asegurar, de la misma manera, que en vuestros pecados morirŽis.

 

25) Entonces le dijeron: ŔTś quiŽn eres? Entonces Jesśs les dijo: Lo que desde el principio os he dicho.

 

DespuŽs de todos sus milagros, despuŽs de toda su ense–anza sublime, B’blica, depuse del testimonio del Padre, y de muchos confiables, aun no entendieron nada.

 

Y es posible hay alguien aqu’ en esta ma–ana, en la misma condici—n.  Si es as’ quiero orar por ti, al fin del servicio.

 

26) Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envi— es verdadero; y yo, lo que he o’do de Žl, esto hablo al mundo.

 

Firme, y adelante, Cristo proclamaba la pura verdad.

 

27) Pero no entendieron que les hablaba del Padre.

 

Sus mentes, sus corazones estaban completamente cerrados, y hay muchos como ellos en neutra generaci—n.

 

28) Les dijo, pues, Jesśs: Cuando hay‡is levantado al Hijo del Hombre, entonces conocerŽis que yo soy, y que nada hago por m’ mismo, sino que segśn me ense–— el Padre, as’ hablo.

 

Cuando Cristo estaba levantado, muchas cosas pasaron.  Vino la oscuridad al medio d’a, vino un terremoto, una cortina del templo se rasg— en dos, de arriba abajo.

 

Hasta un soldado romano estaba convencido de que Cristo era autentico.

 

Mateo 27:54    El centuri—n, y los que estaban con Žl

guardando a Jesśs, visto el terremoto, y las cosas que hab’an sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente Žste era Hijo de Dios.

 

Pero estos jud’os, viendo todo, no iban a venir a Cristo en fe.  Sino que como Cristo dijo, en este capitulo, iban a morir en sus pecados. pausa  ŔY tu?

 

29) Porque el que me envi—, conmigo est‡; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.

 

Nadie en la historia del mundo, pudo decir esto, en honestidad, aparte de nuestro Se–or y Salvador, Cristo Jesśs.

30) Hablando Žl estas cosas, muchos creyeron en Žl.

 

Esto explique por que Cristo continuaba con firmeza, consistente, sin perder la calma.  Aunque habr‡ siempre burladores, tambiŽn habr‡ persona que Dios va a tocar.

 

Aun cuando parece que no est‡s logrando nada, pausa el Esp’ritu Santo anda obrando, porque la palabra de Dios, no volver‡, vac’a.

 

Isa’as 55:10-11 Porque como desciende de los cielos la

lluvia y la nieve, y no vuelve all‡, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, as’ ser‡ mi palabra que sale de mi boca; no volver‡ a m’ vac’a, sino que har‡ lo que yo quiero, y ser‡ prosperada en aquello para que la enviŽ.

 

======================== Conclusi—n =========================

Solamente tengo un punto de aplicaci—n.  Cuando estos jud’os vieron todo lo que pasaba con la muerte de Cristo, sabiendo que era el salvador verdadero, esto no quiere decir que iban a creer y estar salvados.

 

No, es que se perdieron su oportunidad.  Ten’an mucha ense–anza, muchas llamadas al arrepentimiento, pero no deseaban responder.  Y ojala esto no es el caso de alguien aqu’ en esta ma–ana, pensando que siempre tendr‡s otras oportunidades en el futuro.  Puede ser que te terminas como Esaś, en el libro de Hebreos.

 

Hebreos 12:15-17     Mirad bien, no sea que alguno deje de

alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna ra’z de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

 

no sea que haya algśn fornicario, o profano, como Esaś, que por una sola comida vendi— su primogenitura.

 

Porque ya sabŽis que aun despuŽs, deseando heredar la bendici—n, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procur— con l‡grimas.

 

Vamos a orar