19 de junio de 20

 Un Diluvio De Juicios

Am—s 8:1-14

 

Estamos llegando ya, casi al fin de este libro de Am—s.  DespuŽs de este capitulo, solamente se quede uno.

 

Y como he notado, los pastores en muchos pa’ses han predicado estos cap’tulos, en los śltimos a–os, declarando que los juicios de Dios iban a venir, muy pronto, sin un gran arrepentimiento.  Pero es diferente ahora para nosotros.  Porque ya estamos viviendo en medio de un gran diluvio de juicios.

 

1) As’ me ha mostrado Jehov‡ el Se–or: He aqu’ un canastillo de fruta de verano.

 

La apariencia de la fruta era buena.  Como los fariseos del tiempo de Cristo, se parec’an bien por fuera.  Pero por dentro, eran como fruta muy madura, demasiada, dispuesta a pudrir se. 

 

Y as’ era la cultura en gran parte del mundo antes de esta crisis.  Ten’an prosperidad, cuidado medico, trabajos firmes, pausa, y de repente todo cambiaba.

 

2) Y dijo: ŔQuŽ ves, Am—s? Y respond’: Un canastillo de fruta de verano. Y me dijo Jehov‡: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo tolerarŽ m‡s.

 

Esta es la segunda vez que Dios dijo, que no iba a tolerar su pueblo mas.  ŔPero como puede ser esto?  pausa

 

Para entender estos profetas, es necesario entender algo del pacto de Dios.  Es posible que haya muchos en pacto con Dios, circuncidados en el testamento antiguo, o bautizados en el nuevo.

 

Pero hay personas que formalmente son Cristianos, pero ya han abandonado la fe.  Esto no quiere decir que son nuevas criaturas, o que son nacidos de nuevo.  Pero si est‡n en el pacto, y por lo tanto forman parte del pueblo de Dios.

 

Y hay muchos de estos en nuestros tiempos, especialmente en este pa’s. 

 

Se van a iglesias donde la palabra no esta predicada con fuerza, donde no creen todo lo que la Biblia dice, especialmente lo que dice en GŽnesis.

 

Se rechazan la moralidad B’blica.  Pero sigan como parte del pueblo, provocando su Dios a hacer algo grande.

 

2) Y dijo: ŔQuŽ ves, Am—s? Y respond’: Un canastillo de fruta de verano. Y me dijo Jehov‡: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo tolerarŽ m‡s.

 

Metaf—ricamente, el juicio puede estar presentado como una forma de cosecha.

 

Yo recuerdo esto estudiando el libro de Apocalipsis.

 

Apocalipsis 14:15    Y del templo sali— otro ‡ngel, clamando a

gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra est‡ madura.

 

La hoz era una herramienta antigua, afilada para cosechar al trigo, y cuando era tiempo de la cosecha, o sea la destrucci—n de JerusalŽn, el ‡ngel dijo mete tu hoz, porque la cosecha est‡ lista.

 

Y es el mismo aqu’ con el canastillo de fruta del verano.  Ya era tarde, muy tarde para ellos.

 

3) Y los cantores del templo gemir‡n en aquel d’a, dice Jehov‡ el Se–or; muchos ser‡n los cuerpos muertos; en todo lugar los echar‡n fuera en silencio.

 

En Israel, el pueblo del norte, estaban alegres en sus alabanzas corruptas, pero todo esto iba a cambiar.

 

Y cuando hablan de cuerpos muertos, echados fuera, se habla de una gran matanza, en que hab’a demasiados cuerpos para enterar los en las tumbas, como era normal.

 

Y ahora Dios estar‡ explicito en sus quejas.

 

4-6) O’d esto, los que explot‡is a los menesterosos, y arruin‡is a los pobres de la tierra, diciendo:

 

 

ŔCu‡ndo pasar‡ el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con enga–o la balanza,  para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo?

 

Hay varios puntos en estos versos.  Primero, cuando la fe est‡ cada vez mas dŽbil, cuando el pueblo anda cada vez mas lejos de Dios, entonces hay menos compasi—n, para los pobres.

 

Otro profeta nos dijo lo que Dios quiere de nosotros.

 

Miqueas 6:8    Oh hombre, Žl te ha declarado lo que es bueno,

y quŽ pide Jehov‡ de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

 

Nuestras vidas tienen que tener un amor por los necesitados, mostrando les la misericordia.  Santiago tambiŽn confirmaba el mismo.

 

Santiago 1:27  La religi—n pura y sin m‡cula delante de Dios

el Padre es esta: Visitar a los huŽrfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

 

Los necesitados son una prioridad, cuando el pueblo de Dios es saludable, pero esto no estaba pasando con los corruptos de este capitulo.

 

4-6) O’d esto, los que explot‡is a los menesterosos, y arruin‡is a los pobres de la tierra, diciendo: ŔCu‡ndo pasar‡ el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con enga–o la balanza,  para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo?

 

Y hay otra cosa aqu’.  Ten’an tiempos, reposos, como nuestro domingo en el nuevo testamento, en que no trabajaban.

 

Pero estos estaban ansiosos de acabar con el tiempo santo de Dios.  Es que deseaban regresar a su dinero, que era como su dios verdadero.  Y estar en la presencia de Dios, escuchando su palabra les causaba otro problema. 

Es que estos andaban enga–ando en sus negocios.  Escuchando la palabra de Dios, iban a estar bombardeados con conceptos comoÉ

 

Deuteronomio 25:13-16     No tendr‡s en tu bolsa pesa grande y

pesa chica, ni tendr‡s en tu casa efa grande y efa peque–o.

 

Pesa exacta y justa tendr‡s; efa cabal y justo tendr‡s, para que tus d’as sean prolongados sobre la tierra que Jehov‡ tu Dios te da.

 

Porque abominaci—n es a Jehov‡ tu Dios cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia.

 

Esto era de MoisŽs, pero de Salom—n iban a escucharÉ

 

Proverbios 16:11     Peso y balanzas justas son de Jehov‡;

Obra suya son todas las pesas de la bolsa.

 

Y hay muchos lugares que se pudiera citar.  Entonces no deseaban perder mas tiempo en la presencia de Dios cuando se pudieron estar trabajando, y tambiŽn iban a recibir instrucci—n que condenaba sus enga–os.

 

Y el problema aqu’ es, que Dios estaba harto de ellos.

 

4-6) O’d esto, los que explot‡is a los menesterosos, y arruin‡is a los pobres de la tierra, diciendo: ŔCu‡ndo pasar‡ el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con enga–o la balanza,  para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo?

 

Cuando se vend’an, se sub’an los precios y mezclaban basura con el trigo, cuando se comparaban, se empleaban pesos mas chicos.

 

Y as’ ser‡, cuando uno est‡ lejos de Dios, ser‡ muy f‡cil, abusar o olvidar de los necesitados.

 

San Pablo dijo algo curioso sobre la necesidad de trabajar.

 

Efesios 4:28   El que hurtaba, no hurte m‡s, sino trabaje,

haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga quŽ compartir con el que padece necesidad.

 

Parte de la raz—n de trabajar, para un Cristiano verdadero, es tener algo con que se puede ayudar a los necesitados.

 

7) Jehov‡ jur— por la gloria de Jacob: No me olvidarŽ jam‡s de todas sus obras.

 

Es una manera de hablar.  Cuando Dios dice que jamas iba a olvidar, pausa, quiere decir que jamas iba a perdonar, y que estos iban a morir en sus pecados, y muy pronto.

 

8) ŔNo se estremecer‡ la tierra sobre esto? ŔNo llorar‡ todo habitante de ella? Subir‡ toda, como un r’o, y crecer‡ y mermar‡ como el r’o de Egipto.

 

Dios anunciaba un diluvio de juicios, como el r’o Nilo cuando inundaba todo Egipto.  Y se puede decir que nosotros tambiŽn, en estos tiempos, estamos viviendo bajo un diluvio de juicios.

 

Primero vino la pandemia, y despuŽs su impacto financiero, y luego los disturbios, con los saqueos mas fuertes del mundo.

 

Y ni sabemos cuando todo esto va a acabar.

 

9) Acontecer‡ en aquel d’a, dice Jehov‡ el Se–or, que harŽ que se ponga el sol a mediod’a, y cubrirŽ de tinieblas la tierra en el d’a claro.

 

Se puede decir que algo semejante ha pasado con nosotros.  Segśn el presidente, tuvimos la mejor econom’a en la historia del pa’s.  La gente viajaban a todas partes como turistas.

 

Se disfrutaban de toda forma de deporte, en estadios grandes.  Hab’an conciertos de toda forma de mśsica.  Se pudiera ir te a restaurantes de cualquier forma de comida, con muchos amigos.

 

Y al medio d’a, econ—micamente hablando, el sol se puso negro, y aun ahora, escuchamos ahora, de mas despidos, masivos.

 

 

10) Y cambiarŽ vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y harŽ poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volverŽ como en llanto de unigŽnito, y su postrimer’a como d’a amargo.

 

Esto aun no ha pasado en este pa’s, ni en otras partes.  Es que todos concluyen que esto pasar‡ r‡pidamente.

 

Pero es extra–o reflexionar como muchas de las iglesias grandes de este pa’s, han estado cerradas, ya por casi medio a–o.

 

Y ahora hablan de mas cuarentena.  Pero seguramente no hay aun el gran arrepentimiento, muchos sigan celebrando sus perversiones, mas que nunca jamas.

 

Es que Dios ha mandado su diluvio de juicios, pero el arrepentimiento no ha llegado a nuestra cultura corrompida.

 

Pero Dios tiene otras t‡cticas que se puede emplear.

 

11) He aqu’ vienen d’as, dice Jehov‡ el Se–or, en los cuales enviarŽ hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de o’r la palabra de Jehov‡.

 

DespuŽs de Malaqu’as, no hab’a profeta por cuatro cientos a–os, cuando vino Juan Bautista.

 

Y en realidad, esto es el peor de todos los juicios, dejar que la gente anden en la pura oscuridad.

 

11) He aqu’ vienen d’as, dice Jehov‡ el Se–or, en los cuales enviarŽ hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de o’r la palabra de Jehov‡.

 

Hay muchos ahora, que serian muy alegres por esto, diciendo

 

ŇYa por fin, estamos hartos de tu Dios y sus mandamientos, y su condenaci—n de nuestras perversiones, que sea quitada su palabra para siempre.Ó

 

Pero en la oscuridad, se pierdan las bendiciones de una civilizaci—n ordenada.  Y ya estamos viendo el principio de esto.

 

 

 

Durante una gran apostas’a, no quieren escuchar ni de la ley ni del evangelio, pero si desean los beneficios que estas doctrinas producen. 

 

Y cuando las bendiciones se acaban, se pueden decir ŇRegresa

nos la palabra, esto fue un gran errorÓ. Pero Dios dice aqu’ que ser‡ muy tarde.

 

12) E ir‡n errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrir‡n buscando palabra de Jehov‡, y no la hallar‡n.

 

Las iglesias grandes sigan cerradas, y tu puedes decir que la gente pueden escuchar por Internet.  Y es cierto para ahora.

 

Pero si los perversos toman mas y mas control, se pueden declarar que todo esto de la palabra de Dios es muy odioso, que condena los pecados que ellos aman, y por lo tanto tiene que ser ilegal.

 

Nosotros hemos estado acostumbrados de ciertas libertades, pero las libertades eran simplemente otro impacto del evangelio.  Rechazando a Dios, no hay garant’a de libertad alguna.

 

2 Corintios 3:17     Porque el Se–or es el Esp’ritu; y donde

est‡ el Esp’ritu del Se–or, all’ hay libertad.

 

Pero si las iglesias andan entristeciendo al Esp’ritu, odiando su ley y su moralidad, Ŕcomo es que creen que ser‡n libres?

 

13) En aquel tiempo las doncellas hermosas y los j—venes desmayar‡n de sed.

 

Normalmente los j—venes son fuertes, y llenos de poder.  Pero cuando se caigan mas y mas en el pecado, en el rechazo de Dios, hasta rechazando el bautismo de Cristo, siendo mas c—modos con los del mundo, se van a desmayar, por promesa de Dios.

 

14) Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Por tu Dios, oh Dan, y: Por el camino de Beerseba, caer‡n, y nunca m‡s se levantar‡n.

 

Jurando por Samaria y Dan, era jurar por sus templos falsos, que ten’an sus becerros de oro.  Su religi—n, en el fondo era una forma de idolatr’a.

 

Y cuando las nuevas generaciones, andan tambiŽn, lejos de Dios pero cerca del mundo, veremos el mismo.  Puede ser que tengan una forma de piedad, pero negando su poder.

 

2 Timoteo 3:1-5 TambiŽn debes saber esto: que en los

postreros d’as vendr‡n tiempos peligrosos.

 

Porque habr‡ hombres amadores de s’ mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, imp’os,

 

sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,

 

traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites m‡s que de Dios,

que tendr‡n apariencia de piedad, pero negar‡n la eficacia de ella; a Žstos evita.

 

Tendr‡n la apariencia de piedad, porque tŽcnicamente, est‡n en pacto con Dios.  Pero no est‡n fieles al pacto. 

 

Ten’an algo de la profesi—n de la fe, tal vez vienen de familias Cristianas, pero no tienen la posesi—n de una relaci—n verdadera con Cristo. 

 

Y esto ahora es bastante comśn, entre grandes cantidades de j—venes, que han crecido en familias Cristianas, en este pa’s.

 

========================== Conclusi—n =======================

Hab’a un punto claro de aplicaci—n en este capitulo.  Una s’ntoma de la fe verdadera, la fe viva, es un amor por los necesitados.

 

He citado varios versos al respeto, pero quiero terminar con algo que vino de la boca de nuestro Se–or, hablando de una fe que ser‡ aprobada, en el d’a final.

 

Mateo 25:31-40

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria,

y todos los santos ‡ngeles con Žl, entonces se sentar‡ en su trono de gloria,

 

y ser‡n reunidas delante de Žl todas las naciones; y apartar‡ los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.  Y pondr‡ las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

 

Entonces el Rey dir‡ a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundaci—n del mundo.

 

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la c‡rcel, y vinisteis a m’.

 

Entonces los justos le responder‡n diciendo: Se–or, Ŕcu‡ndo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

 

ŔY cu‡ndo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

 

ŔO cu‡ndo te vimos enfermo, o en la c‡rcel, y vinimos a ti?

 

Y respondiendo el Rey, les dir‡: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos m‡s peque–os, a m’ lo hicisteis.

 

Cuando andamos mostrando la misericordia, a los pobres, a los perdidos, a los miserables, entonces estamos portando nos como nuestro Se–or. 

 

Porque Cristo miraba desde el cielo a los pobres pecadores, a los ciegos, a los ignorantes y rebeldes, y decidi— sacrificar su vida, para nosotros.

 

Y si tenemos el mas m’nimo de la nobleza del Se–or, ser‡ parte de nuestra vida, tambiŽn mostrar la misma compasi—n.

 

Y si esto es algo que tu quieres, no solamente vivir para ti mismo, sino producir bendiciones entre otros, menos afortunados, puedes pasar en breve, y oraremos contigo.

Vamos a Orar