23 de febrero de 20

Santificando El Nombre Del Padre

Juan 2:1-25

 

Cuando los disc’pulos pidieron a Cristo, una ense–anza sobre c—mo se debe de orar, Cristo les dio una oraci—n como modelo.

 

A veces esta oraci—n lleva el nombre el ŇPadre nuestroÓ.

 

Mateo 6:9 Vosotros, pues, orarŽis as’: Padre nuestro que

est‡s en los cielos, santificado sea tu nombre.

 

Para Cristo, la primera petici—n de la oraci—n, es que el nombre del Padre sea santificado, la primera petici—n era la mas importante, siempre.

 

ŔPero en nuestras reuniones de oraci—n, oramos as’, poniendo esto en el lugar primero, que el nombre del Padre sea santificado entre nosotros?  pausa

 

Con esta pregunta, podemos empezar el estudio de hoy.

 

1) Al tercer d’a se hicieron unas bodas en Can‡ de Galilea; y estaba all’ la madre de Jesśs.

 

Esa boda, como veremos era importante, porque aqu’ Cristo realmente empezaba a mostrar sus poderes.  Y habr‡ evidencias de que la pareja que casaba, era de personas pobres, que realmente no ten’an los recursos para producir una celebraci—n tan grande.

 

Es muy probable que Mar’a, la madre de Jesśs conoc’a la familia, porque ella misma estaba trabajando, sirviendo en este gran evento.

 

2) Y fueron tambiŽn invitados a las bodas Jesśs y sus disc’pulos.

 

Aunque Cristo solamente tenia ya unos cuantos disc’pulos, como vimos en el capitulo anterior, esto implicar’a mas comida y mas bebida.

 

Pero estos pobres, como nosotros, a lo mejor, en su gozo pensaban, ŇSi se pueden venir todos, y de una manera u otra, Dios proveer‡Ó.

 

 

3) Y faltando el vino, la madre de Jesśs le dijo: No tienen vino.

 

Ahora, pues, con tantos invitados, era evidente que no habr’a suficiente vino.  Y la madre de Jesśs, trabajando all’ y observando todo, sabia que en la cultura jud’a, seria una gran vergźenza, un gran estrŽs, descubrir que no hab’a vino suficiente.

 

La madre de Cristo estaba en una posici—n extra–a.  Era una hermana de la fe.  Sabia de los milagros empezando con el del nacimiento de Cristo, y ha vivido con Žl ya mas de treinta a–os.

 

Y cuando Jesśs era ni–o, o un joven, se tenia que obedecer a su madre.  Pero ahora, con Cristo empezando su ministerio hist—rico, su relaci—n estaba cambiando.

 

4) Jesśs le dijo: ŔQuŽ tienes conmigo, mujer? Aśn no ha venido mi hora.

 

Es claro aqu’, que Cristo reprend’a a su madre.  Cristo no vino para servir a ella, sino que mas y mas Cristo estaba sirviendo al Padre, y santificando su nombre.

 

Y Cristo sabia que esto de exaltar a su madre, seria un problema en las iglesias.  Pero los que estudian las escrituras, que normalmente es una minor’a en las iglesias, pero los que estudian las escrituras serian enterados de que Cristo ense–aba en contra de todo esto.

 

4) Jesśs le dijo: ŔQuŽ tienes conmigo, mujer? Aśn no ha venido mi hora.

 

Dijo que su hora no ha venido porque Cristo estaba escuchaban a su Padre Celestial, para decidir c—mo y cuando los milagros serian presentados.

 

Se reprend’a a su propia madre, pero de manera muy suave y respetuosa.  Y hizo algo semejante en otra parte.

 

Mateo 12:46-50 Mientras Žl aśn hablaba a la gente, he aqu’ su

madre y sus hermanos estaban afuera, y le quer’an hablar.  Y le dijo uno: He aqu’ tu madre y tus hermanos est‡n afuera, y te quieren hablar.  Respondiendo Žl al que le dec’a esto, dijo: ŔQuiŽn es mi madre, y quiŽnes son mis hermanos?

Y extendiendo su mano hacia sus disc’pulos, dijo: He aqu’ mi madre y mis hermanos.   Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que est‡ en los cielos, Žse es mi hermano, y hermana, y madre.

 

Su madre era muy bendecida, pero Cristo sabia que los ignorantes serian manipulados, con doctrinas que levantar’a a su madre de manera excesiva.  Pero por los menos los que son B’blicamente informados, podemos evitar este gran error.

 

4-5) Jesśs le dijo: ŔQuŽ tienes conmigo, mujer? Aśn no ha venido mi hora.  Su madre dijo a los que serv’an: Haced todo lo que os dijere.

 

La madre de Cristo era suavemente reprendida, pero se lo tomaba bien.  Ella estaba solamente tratando de ayudar a una familia pobre, en unos de los d’as mas importantes de su vida.  Y ella, claro, ella sabia que su hijo tenia poderes infinitos.

 

6-7) Y estaban all’ seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificaci—n de los jud’os, en cada una de las cuales cab’an dos o tres c‡ntaros.  Jesśs les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.

 

DespuŽs de ense–ar a su madre, un poquito, sobre la manera en que su relacione estaba cambiando, Cristo, por supuesto iba a ayudar esa familia humilde, a escapar de una gran vergźenza.

 

8) Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.

 

Esto es fascinante.  Esto era el primer milagro grande y no se ped’a, ŇDŽjame probar lo para ver si esto funcionabaÓ.

 

No, Cristo vino como Dios en carne, y estaba comprobando a todo el mundo que el Mes’as ha llegado, cumpliendo las profec’as.

 

Cristo obraba con confianza, dijo ŇLlŽvalo al maestresalaÓ porque aquel hombre, el cargado de la fiesta era el experto en estos asuntos.

 

9-10) Cuando el maestresala prob— el agua hecha vino, sin saber Žl de d—nde era, aunque lo sab’an los sirvientes que hab’an sacado el agua, llam— al esposo,

 

y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tś has reservado el buen vino hasta ahora.

 

A lo mejor este maestresala, sabia que el vino estaba faltando, pero ahora hab’a una soluci—n.  Y en vez de estar victima de un esc‡ndalo, vergonzoso, el novio solamente era victima, de una curiosidad.  pausa

 

ÁY la fiesta se continuaba en grande!  Y todos estaban felices, hasta Mar’a, aunque se ha sido reprendida, suavemente, para aprender la manera en que su relaci—n con su hijo, ya estaba cambiando.

 

11) Este principio de se–ales hizo Jesśs en Can‡ de Galilea, y manifest— su gloria; y sus disc’pulos creyeron en Žl.

 

ŔBueno quŽ podemos aprender de este gran evento?

 

Antes que nada, Cristo honraba al matrimonio.  El pacto formalmente hecho entre un hombre y su mujer es algo sagrado.

 

Y aunque el matrimonio est‡ bajo ataque ahora, dentro y fuera de las iglesias, Dios jam‡s cambiar‡ su postura sobre esto.

 

Hebreos 13:4   Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho

sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adślteros los juzgar‡ Dios.

 

Otro punto que podemos observar es que Dios no est‡ en contra de una gran celebraci—n.  Claro, Cristo no estaba animando a nadie a emborrachar se, que es pecados siempre, pero s’ estaba dispuesto a contribuir a una celebraci—n saludable.

 

Vimos esto, tambiŽn confirmado en la celebraci—n del hijo prodigo, cuando se regresaba arrepentido.

 

Lucas 15:20-24 Y levant‡ndose, vino a su padre. Y cuando aśn

estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corri—, y se ech— sobre su cuello, y le bes—.

 

Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.  Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.

 

Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se hab’a perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

 

ÁY si leas todo, veras que hab’a mśsica y hasta bailes!

Si te puedes creer.

 

Pero si tu, aun no ha sido bautizado, y si tienes una fe verdadera en Cristo, tu tambiŽn puedes estar el motivo de una gran celebraci—n.  Tu tiempo ya est‡ llegando.

 

12-14) DespuŽs de esto descendieron a Capernaum, Žl, su madre, sus hermanos y sus disc’pulos; y estuvieron all’ no muchos d’as.  Estaba cerca la pascua de los jud’os; y subi— Jesśs a JerusalŽn, y hall— en el templo a los que vend’an bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas all’ sentados.

 

Ahora, tenemos que recordar que Cristo viv’a, y se mor’a para ver el nombre de su Padre santificado.

 

Y esto del mercado en el templo era el colmo.  Antes que nada los lideres de los fariseos se rentaban espacios a los vendedores para ganar dinero.

 

Y los creyentes se sent’an atrapados a pagar lo que sea, porque han llegado de muy lejos, y era una gran molŽstala viajar con los animales, que ten’an en casa.

 

Pero jam‡s era la intenci—n de Dios, permitir a unos peces gordos volverse mas gordos.

 

Mirando a la provisi—n en la ley antigua, podemos ver que la intenci—n de Dios era otra vez una celebraci—n.  pausa Es el diablo que ha inventado la carga pesada y la tristeza.

 

Deuteronomio 14:24-26     Y si el camino fuere tan largo que

no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehov‡ tu Dios hubiere escogido para poner en Žl su nombre, cuando Jehov‡ tu Dios te bendijere, entonces lo vender‡s y guardar‡s el dinero en tu mano, y vendr‡s al lugar que Jehov‡ tu Dios escogiere;

 

 

y dar‡s el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tś deseares; y comer‡s all’ delante de Jehov‡ tu Dios, y te alegrar‡s tś y tu familia.

 

Dios deseaba ver a los hermanos, y sus familias alegrando se, pero el diablo deseaba ver a los corruptos, aprovechando se de ellos.

 

Por esto, Cristo tenia que empezar una reforma, para ver el nombre de su Padre, santificado.

 

15) Y haciendo un azote de cuerdas, ech— fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparci— las monedas de los cambistas, y volc— las mesas;

 

Esto era algo bien dram‡tico, pero realmente no era violento.  DespuŽs de salir, la gente pudiera agarrar sus animales de nuevo, no estaban confiscados.   Aunque no seria injusto para Cristo, confiscar los, pero es un Se–or de la misericordia.

 

Y hasta las monedas, pudieron estar recolectadas, si uno deseaba bajar se al suelo.  Pero Cristo no se quitaba la propiedad de nadie.

 

15-16) Y haciendo un azote de cuerdas, ech— fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparci— las monedas de los cambistas, y volc— las mesas; y dijo a los que vend’an palomas: Quitad de aqu’ esto, y no hag‡is de la casa de mi Padre casa de mercado.

 

Solamente se reprend’a a los que vend’an los p‡jaros, y no se rompi— las jaulas, como se ve a veces en las pel’culas, con todas las palomas escapando.

 

El punto es que aun cuando Dios est‡ reformando, en su celo por la santidad de su casa, sus acciones est‡n bien controladas.

 

17) Entonces se acordaron sus disc’pulos que est‡ escrito: El celo de tu casa me consume.

 

Cristo estaba consumido con celo por la casa de su Padre, porque Cristo estaba consumido con celo por el nombre de su Padre, que sea santificado, como el Padre bien merece.  ŔAmen?

ŔPero a donde dice esto en las escrituras?  Pues hay varios lugares.

 

Salmos 69:9    Porque me consumi— el celo de tu casa;

               Y los denuestos de los que te vituperaban

               cayeron sobre m’.

 

En los Salmos, David era como un tipo de Cristo.

 

Salmos 119:139 Mi celo me ha consumido, Porque mis enemigos

se olvidaron de tus palabras.

 

Y esto es lo que siempre va a provocar las reformaciones, cuando el pueblo de Dios se olvida de la palabra de Dios, y ponen en su lugar, los cuentos, las dramatizaciones, y toda forma de entretenimiento.

 

18) Y los jud’os respondieron y le dijeron: ŔQuŽ se–al nos muestras, ya que haces esto?

 

Bueno, en un gran marcado, a lo mejor hab’a algo de seguridad, con todo ese dinero.  pausa  Pero nadie se atrev’a intentar interponer se para resistir a Cristo en su expulsi—n del mercado.

 

Pero esto tambiŽn estaba profetizado, como vimos enÉ

 

Malaqu’as 3:2-3 ŔY quiŽn podr‡ soportar el tiempo de su

venida? Ŕo quiŽn podr‡ estar en pie cuando Žl se manifieste? Porque Žl es como fuego purificador, y como jab—n de lavadores.

 

Y se sentar‡ para afinar y limpiar la plata; porque limpiar‡ a los hijos de Lev’, los afinar‡ como a oro y como a plata, y traer‡n a Jehov‡ ofrenda en justicia.

 

Nadie se atrev’a ni de intentar resistir le, pero los jud’os siempre tenia que decir algo.

 

18) Y los jud’os respondieron y le dijeron: ŔQuŽ se–al nos muestras, ya que haces esto? Respondi— Jesśs y les dijo: Destruid este templo, y en tres d’as lo levantarŽ.

 

 

 

Cristo respond’a en palabras metaf—ricas, porque ellos, de todos modos no iban a escuchar, el dinero en realidad era su dios.  pausa

 

Y nosotros acabamos de estudiar ocho cap’tulos, al fin de Ezequiel, sobre la manera en que Cristo es el nuevo templo.

 

20) Dijeron luego los jud’os: En cuarenta y seis a–os fue edificado este templo, Ŕy tś en tres d’as lo levantar‡s?

 

Hay siempre, en las iglesias, un peligro de tomar todo, literalmente.

 

21-22) Mas Žl hablaba del templo de su cuerpo.  Por tanto, cuando resucit— de entre los muertos, sus disc’pulos se acordaron que hab’a dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesśs hab’a dicho.

 

Esto nos ense–a que podemos escuchar cosas, en la palabra de  Dios que al principio, no podemos entender.  Pero pasando el tiempo, y creciendo en la fe, mas tarde las mismas cosas ser‡n totalmente claras.

 

Bueno, hemos llegado a la ultima parte del mensaje, y es un poco misterioso.

 

23-25) Estando en JerusalŽn en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las se–ales que hac’a.  Pero Jesśs mismo no se fiaba de ellos, porque conoc’a a todos, y no ten’a necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues Žl sab’a lo que hab’a en el hombre.

 

ŔPero porque dice que Jesśs mismo no se fiaba en ellos? pausa

 

Esto nos prepara par el pr—ximo capitulo, en que Nicodemo, va a venir, curioso, pero Cristo le va a declarar que es necesario nacer de nuevo, para realmente estar bien con Dios.

 

En amor, Cristo va a dar amonestaciones a los que vienen, siguiendo le, pero con corazones que realmente, aun est‡n en el mundo.  Por ejemplo, en el mismo libro, pero mas tarde enÉ

 

Juan 6:26-27   Respondi— Jesśs y les dijo: De cierto, de

cierto os digo que me busc‡is, no porque habŽis visto las se–ales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.

 

 

Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dar‡; porque a Žste se–al— Dios el Padre.

 

Hab’an muchos en que Cristo no fiaba, porque Cristo sabia lo que estaba en sus corazones.  Pero a veces Cristo reconoc’a uno que realmente estaba convertido.  Por ejemplo en É

 

Lucas 19:1-9   Habiendo entrado Jesśs en Jeric—, iba pasando

               por la ciudad.  Y sucedi— que un var—n llamado

Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quiŽn era Jesśs; pero no pod’a a causa de la multitud, pues era peque–o de estatura.

 

Y corriendo delante, subi— a un ‡rbol sic—moro para verle; porque hab’a de pasar por all’.   Cuando Jesśs lleg— a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.

 

Entonces Žl descendi— aprisa, y le recibi— gozoso.

 

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que hab’a entrado a posar con un hombre pecador.

 

Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Se–or: He aqu’, Se–or, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.

 

Jesśs le dijo: Hoy ha venido la salvaci—n a esta casa; por cuanto Žl tambiŽn es hijo de Abraham.

 

Con este hombre, Cristo pudo identificar.  Porque este hombre ha sido transformado, este hombre estaba santificando el nombre del Padre, ahora, observando, fielmente su Santa Ley.

 

-------------------------- Doctrina ------------------------

 

Cerrando, quiero ilustrar un poquito mas la manera en que Cristo amonestaba a los que le segu’an, pero realmente no estaban en serio.  En amor, Cristo deseaba despertar los.

 

Primero, en la par‡bola del sembrador, se ve la manera en que no todos que empiezan con Cristo, van a continuar a una vida fruct’fera.  No van a terminar bien.

 

Mateo 13:1-9   Aquel d’a sali— Jesśs de la casa y se sent—

junto al mar.  Y se le junt— mucha gente; y entrando Žl en la barca, se sent—, y toda la gente estaba en la playa.

 

Y les habl— muchas cosas por par‡bolas, diciendo: He aqu’, el sembrador sali— a sembrar.

 

Y mientras sembraba, parte de la semilla cay— junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.

 

Parte cay— en pedregales, donde no hab’a mucha tierra; y brot— pronto, porque no ten’a profundidad de tierra; pero salido el sol, se quem—; y porque no ten’a ra’z, se sec—.

 

Y parte cay— entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.

 

Pero parte cay— en buena tierra, y dio fruto, cu‡l a ciento, cu‡l a sesenta, y cu‡l a treinta por uno.  El que tiene o’dos para o’r, oiga.

 

Y mas tarde se explicaba el prop—sito de esta par‡bola.

 

Mateo 13:18-23 O’d, pues, vosotros la par‡bola del sembrador:

Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su coraz—n. Este es el que fue sembrado junto al camino.

 

Algunos, se van a caer, regresar al mundo, y muy r‡pidamente.

 

Y el que fue sembrado en pedregales, Žste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;  pero no tiene ra’z en s’, sino que es de corta duraci—n, pues al venir la aflicci—n o la persecuci—n por causa de la palabra, luego tropieza.

 

 

Aqu’ tambiŽn, Cristo nos ense–a que hay hermanos de corta duraci—n.  Ser‡ terrible para los tales.

 

El que fue sembrado entre espinos, Žste es el que oye la palabra, pero el af‡n de este siglo y el enga–o de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

 

Otros van a dar evidencias de un crecimiento, pero solamente por un rato.

 

Mas el que fue sembrado en buena tierra, Žste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

 

Cerrando, ojala, es tu deseo vivir como uno de estos fruct’feros.

 

Pero quiero cerrar con una parte en que Cristo era aun mas directo, a los que le segu’an pero no en la sinceridad.

 

Lucas 9:23-25  Y dec’a a todos: Si alguno quiere venir en pos

de m’, niŽguese a s’ mismo, tome su cruz cada d’a, y s’game.

 

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perder‡; y todo el que pierda su vida por causa de m’, Žste la salvar‡.

 

Pues ŔquŽ aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a s’ mismo?

 

A veces cuando algunos escuchan esto, se parece raro, piensan cosas como Ňesto no suena como el Cristo que yo conozcoÓ.  Y hay razones.  Es que esto, es el Cristo verdadero, y no es el ’dolo, que muchos han formado en sus mentes, despuŽs dando lo el nombre, Cristo.

 

Y si tu quieres conocer, de veras, el Cristo verdadero, y estar uno de los suyos, santificando el nombre del Padre, puedes pasar, cerrando el servicio, y oraremos contigo.

 

Vamos a orar