12 de enero de 2020

La Justicia Restaurada

Ezequiel 45:1-25

Introducci—n

 

En el primero de Samuel, cuando Samuel se puso viejo, el pueblo empez— a pedir por un rey.  No porque era un concepto B’blico, sino porque se deseaban vivir como las dem‡s naciones.

 

Samuel no pensaba que esto resultar’a en nada bueno, pero Dios dijo que no estaban rechazando a Samuel, sino que con su deseo de un rey, estaban rechazando a Dios mismo.

 

Y esto es la raz—n de que en estos œltimos cap’tulos de Ezequiel, se hablan de pr’ncipes, pero no se hablan de reyes.

 

El pueblo, en el futuro seria restaurado, y habr’a tambiŽn una justicia restaurada.

 

1) Cuando repart‡is por suertes la tierra en heredad, apartarŽis una porci—n para Jehov‡, que le consagrarŽis en la tierra, de longitud de veinticinco mil ca–as y diez mil de ancho; esto ser‡ santificado en todo su territorio alrededor.

 

Como despuŽs del primer Žxodo de Egipto, iban a vivir un segundo Žxodo, pero de Babilonia.  Esto es lo que ten’an que creer, aunque no hab’a nada de evidencia indicando que se pudieron estar otra vez libres.

 

Como nosotros, ellos ten’an que vivir por la fe en las promesas de Dios y no por lo que se pudieran ver con sus ojos.

 

2) De esto ser‡ para el santuario quinientas ca–as de longitud y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos.

 

Aqu’ hay diferentes instrucciones sobre c—mo dividir la tierra, esta vez habr’a diferencias.

 

No todo seria como antes bajo los preceptos de MoisŽs.

 

3) Y de esta medida medir‡s en longitud veinticinco mil ca–as, y en ancho diez mil, en lo cual estar‡ el santuario y el lugar sant’simo.

Otra vez estamos viendo muchos detalles sobre medidas, pero esto era para ayudar a convencer el pueblo de que esto no fue algo que sal’a de la imaginaci—n del profeta, sino que realmente se iban a regresar.  Y por lo tanto deber’an de empezar a planear el nuevo pueblo.

 

4) Lo consagrado de esta tierra ser‡ para los sacerdotes, ministros del santuario, que se acercan para ministrar a Jehov‡; y servir‡ de lugar para sus casas, y como recinto sagrado para el santuario.

 

Vimos la ultima vez que los sacerdotes no iban a tener grandes herencias de tierras, porque Dios era su herencia.

 

Pero s’ ten’an que tener un lugar de vivir, y esto cerca del templo.

 

5) Asimismo veinticinco mil ca–as de longitud y diez mil de ancho, lo cual ser‡ para los levitas ministros de la casa, como posesi—n para s’, con veinte c‡maras.

 

El plan era completo y muy practico.  Y el pueblo debe de tener sus reuniones para hablar de todo esto, sabiendo que Dios iba a cumplir su promesa.

 

6) Para propiedad de la ciudad se–alarŽis cinco mil de anchura y veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apart— para el santuario; ser‡ para toda la casa de Israel.

 

La tierra tenia que estar dividida con orden, porque en los asuntos de buenas ra’ces, por la codicia, hasta las familias Cristianas han peleado, desafortunadamente.

 

7) Y la parte del pr’ncipe estar‡ junto a lo que se apart— para el santuario, de uno y otro lado, y junto a la posesi—n de la ciudad, delante de lo que se apart— para el santuario, y delante de la posesi—n de la ciudad, desde el extremo occidental hasta el extremo oriental, y la longitud ser‡ desde el l’mite occidental hasta el l’mite oriental.

 

Ahora se habla otra vez del pr’ncipe, un hombre del gobierno.  Y se pudiera preguntar, ÒÀPorque estamos hablando del gobierno civil, en medio de unos cap’tulos sobre el templo?Ó  pausa

 

Pero en los ojos de Dios, esto es muy relevante.  Porque para tener una alabanza valida, hay que tener la justicia en la vida.

 

Los fariseos eran lideres de la religi—n, pero aunque estaban diezmando hierbas baratas, estaban robando las casas de las viudas.

 

Y con estas injusticias, todo su sistema religioso era invalido, y Cristo tenia que desmantelar lo.

 

8) Esta tierra tendr‡ por posesi—n en Israel, y nunca m‡s mis pr’ncipes oprimir‡n a mi pueblo; y dar‡n la tierra a la casa de Israel conforme a sus tribus.

 

Dios sabia de la tendencia de los reyes de abusar su poder, como hemos visto en el las vidas, hasta de David y de Salom—n.

 

Y Dios no deseaba regresar al mismo.  Dios tiene un gran amor por su pueblo y no deseaba ver los reyes, en su soberbia oprimiendo a la gente santa.

 

Hay uno de los profetas menores que aun no hemos estudiado, y el hablaba de la manera en que la injusticia en el gobierno puede afectar la alabanza de Dios.

 

Am—s 8:4-7 O’d esto, los que explot‡is a los

menesterosos, y arruin‡is a los pobres de la tierra, diciendo: ÀCu‡ndo pasar‡ el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con enga–o la balanza,

 

para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo?

 

Jehov‡ jur— por la gloria de Jacob: No me olvidarŽ jam‡s de todas sus obras.

 

Cuando la codicia era tan fuerte en los corazones de los hombres de negocios, y los pr’ncipes estaban unidos con ellos en sus abusos, Dios estaba furioso.

 

Y seguramente estos hombres de negocio, y estos pr’ncipes entraron en los servicios de alabanza, como que no ha pasado nada.

 

En el mismo libro de Amos dice DiosÉ

 

 

Am—s 5:21-24   Aborrec’, abominŽ vuestras solemnidades, y

no me complacerŽ en vuestras asambleas.

 

Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibirŽ, ni mirarŽ a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados.

 

Quita de m’ la multitud de tus cantares, pues no escucharŽ las salmodias de tus instrumentos.

 

Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.

 

Y esto es el punto.  El pueblo iba a estar restaurado, en su tierra, pero era necesario tambiŽn tener una justicia restaurada.

 

De otra manera, gran parte de la alabanza seria invalida.

 

9) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: !!Basta ya, oh pr’ncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapi–a. Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice Jehov‡ el Se–or.

 

Dios ama a su pueblo, y no quiere ver lo oprimido, por pr’ncipes corruptos.  Hay un gran ejemplo de un justo Nabot, que ten’a sus tierras robadas por un mal rey Acab, y su pesadilla de mujer, Jezabel.

 

Pero estos robos eran comunes, antes del cautiverio, cuando el pueblo de Dios copiaba mas y mas a sus vecinos paganos.

 

10) Balanzas justas, efa justo, y bato justo tendrŽis.

 

Dios quiere la justicia por el amor de su gente, y dice muchas veces que la obediencia es mejor que el sacrificio.

 

11) El efa y el bato ser‡n de una misma medida: que el bato tenga la dŽcima parte del homer, y la dŽcima parte del homer el efa; la medida de ellos ser‡ segœn el homer.

 

Para medir la cantidad de la mercanc’a era necesario tener balanzas que eran justas, que los hombres de negocio no andaban robando un poquito aqu’, y otro poquito all‡.

 

Tales injustitas destruyen todo.  Cuando tu compras unos seis galones de gasolina, debes de recibir seis galones.

Y nadie tiene el derecho de robar te un poquito por cada gal—n. ÀAmen?

 

12) Y el siclo ser‡ de veinte geras. Veinte siclos, veinticinco siclos, quince siclos, os ser‡n una mina.

 

Dios no iba a tolerar las corrupciones en su pueblo.  Y era importante que todos sepan de esto.

 

A veces cuando los hermanos escuchan sobre los deberes de los magistrados, se creen que no tiene nada que ver con ellos, siendo personas de poco poder en estas cosas.

 

Pero como veremos mas tarde tu tienes mas poder que crees.

 

13-14) Esta ser‡ la ofrenda que ofrecerŽis: la sexta parte de un efa por cada homer del trigo, y la sexta parte de un efa por cada homer de la cebada.  La ordenanza para el aceite ser‡ que ofrecerŽis un bato de aceite, que es la dŽcima parte de un coro; diez batos har‡n un homer; porque diez batos son un homer.

 

Y Dios exig’a una exactitud aun en las ofrendas.  Ense–ado otra vez que en los asuntos de la alabanza, los hombres no est‡n libres de dar rienda suelta a sus imaginaciones, sino que tienen que intentar hacer lo que Dios ha mandado.

 

15) Y una cordera del reba–o de doscientas, de las engordadas de Israel, para sacrificio, y para holocausto y para ofrendas de paz, para expiaci—n por ellos, dice Jehov‡ el Se–or.

 

Esta visi—n larga de un templo misterioso, est‡ presentando el futuro, pero por medio de ojos del testamento antiguo.

 

Y por esto habla en tŽrminos de los sacrificios de animales.

 

Y sobre este pasaje, aun hay grandes controversias en la iglesia de este pa’s.

 

Y los seguidores de Manuel Lacunza, van a decir que el templo ser‡ reedificado en JerusalŽn, y todo esto ser‡ hecho, literalmente.

 

Y dicen que hasta los sacrificios de animales ser‡n reinstituidos, pero ser‡n solamente sacrificios memoriales.

 

Pero en nuestro verso, se dice que son para expiaci—n.

 

Y esto es el problema del error de Lacunza, ni es consistente consigo mismo.

 

16) Todo el pueblo de la tierra estar‡ obligado a dar esta ofrenda para el pr’ncipe de Israel.

 

Otra vez, el pr’ncipe est‡ involucrado en la iglesia, y no puede ser un corrupto, o se invalidar’a todo.

 

17) Mas al pr’ncipe corresponder‡ el dar el holocausto y el sacrificio y la libaci—n en las fiestas solemnes, en las lunas nuevas, en los d’as de reposo y en todas las fiestas de la casa de Israel; Žl dispondr‡ la expiaci—n, la ofrenda, el holocausto y las ofrendas de paz, para hacer expiaci—n por la casa de Israel.

 

En esta visi—n hay una armon’a entre la iglesia y el estado.  Cosa que est‡ ausente en nuestras culturas modernas que van mas y mas r‡pidamente a la ruina.

 

18) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: El mes primero, el d’a primero del mes, tomar‡s de la vacada un becerro sin defecto, y purificar‡s el santuario.

 

19) Y el sacerdote tomar‡ de la sangre de la expiaci—n, y pondr‡ sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ‡ngulos del descanso del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior.

 

Podemos ver practicas que suenan como las dadas en el libro de Lev’tico, pero hay diferencias.

 

20) As’ har‡s el sŽptimo d’a del mes para los que pecaron por error y por enga–o, y har‡s expiaci—n por la casa.

 

As’ era tambiŽn en el libro de Lev’tico.  Los pecados por error, o por la ignorancia ten’an su expiaci—n, pero el que pecaba en su arrogancia, rechazando el Se–or’o de Dios estaba expulsado del pueblo.

 

21-22) El mes primero, a los catorce d’as del mes, tendrŽis la pascua, fiesta de siete d’as; se comer‡ pan sin levadura.  Aquel d’a el pr’ncipe sacrificar‡ por s’ mismo y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado.

 

Esto es interesante.  Es la pascua, pero no se dicen nada del cordero de la pascua.  Habla de un becerro, pero un becerro no es un cordero.

Es que el tiempo estaba llegando en que Cristo, seria el cordero.  Y en vez de celebrar el pascua, la celebraci—n se convertir‡ en la Santa Cena.

 

Juan 1:29 El siguiente d’a vio Juan a Jesœs que ven’a a Žl,

y dijo: He aqu’ el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

 

y

 

1 Corintios 5:7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura,

para que se‡is nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.

 

23) Y en los siete d’as de la fiesta solemne ofrecer‡ holocausto a Jehov‡, siete becerros y siete carneros sin defecto, cada d’a de los siete d’as; y por el pecado un macho cabr’o cada d’a.

 

Otra vez los animales eran sin defecto, como s’mbolo de Cristo que era siempre sin pecado.  Era la œnica persona en la historia del mundo que jam‡s pecaba, ni una sola vez.

 

24) Y con cada becerro ofrecer‡ ofrenda de un efa, y con cada carnero un efa; y por cada efa un hin de aceite.

 

Ni esto era exactamente como los ritos bajo MoisŽs.  El pueblo tenia que entender que en las ceremonias, los cambios iban a venir.

 

25) En el mes sŽptimo, a los quince d’as del mes, en la fiesta, har‡ como en estos siete d’as en cuanto a la expiaci—n, en cuanto al holocausto, en cuanto al presente y en cuanto al aceite.

 

Otra vez, para los seguidores de Manuel Lacunza, estos sacrificios no son memoriales, sino que son, expl’citamente para la expiaci—n.

 

Y establecer todo esto otra vez con sacrificios de animales, DespuŽs de Cristo, seria un gran insulto al Se–or.

======================== Doctrina ========================

 

Bueno, la cosa nueva, la cosa sorprendente en este capitulo era la relaci—n entre el pr’ncipe, y el templo.

 

En nuestras culturas modernas y sumamente corrompidas, se vean una gran brecha entre los gobiernos civiles y la Biblia.

 

Pero esto es solamente par permitir mas y mas robo y rapi–a.

 

Unos ejemplos.

 

Aunque en este pa’s, hemos estado suficientemente fieles en cuanto a las balanzas y las medidas por ejemplo en la compra de gasolina, o de carne, el gobierno est‡ robando por otras maneras, y no solamente aqu’ sino alrededor del mundo.

 

El d—lar es una medida de valor, pero si siempre anda perdiendo su valor, alguien est‡ robando.

 

Vimos en el principio de Isa’asÉ

 

Isa’as 1:22    Tu plata se ha convertido en escorias,

tu vino est‡ mezclado con agua.

 

Antes del cautiverio, los magistrados estaban robando, sacando la plata del dinero.  Robando el vino mezclando lo con el agua.

 

Bueno los pol’ticos alrededor del mundo prometan mucho para estar elegidos.  Pero no tienen el dinero suficiente para cumplir sus promesas ni para pelear todas sus guerras, y por lo tanto lo mas f‡cil es robar un poquito de cada persona del pa’s, esperando en que no se van a notar.

 

Y ahora ese robo est‡ en la forma de la inflaci—n.  Su afecto tambiŽn mencionado en el libro de Isa’as.

 

Isa’as 3:15    ÀQuŽ pens‡is vosotros que maj‡is mi pueblo y

molŽis las caras de los pobres? dice el Se–or, Jehov‡ de los ejŽrcitos.

 

Con la inflaci—n, los ladrones oficiales, andan moleando las caras de los pobres.  Y de hecho aun en este pa’s, hay mas y mas personas viviendo en las calles, o viviendo en sus caros, porque el precio de un apartamento y muy lejos de su alcance.  pausa

 

Ayer, entrando a un centro comercial hab’a una mujer de la tercer edad, con un letrero rogando dinero.  La di algo, y ped’a que pasaba con ella. 

Me dijo que se perdi— su trabajo, y por su edad fue muy dif’cil encontrar otro.

 

Y con las rentas subiendo mas y mas, se dijo que estaba como un infierno, estar tan cerca de la vida en la calle.

 

El otro d’a mi esposa vino quejando de que compraba un gal—n de leche, el precio ha subido casi un d—lar.

 

Y yo notŽ que comprando un plato de la comida china, en la Panda que el precio subi— treinta centavos en unos meses.

 

Y esto no es solamente aqu’ sino alrededor del mundo es peor.  Hay violencia en las calles de Beirut Lebanon y en Francia.

 

Los gobiernos, los pr’ncipes, prometen mas y mas pero no tienen los recursos adecuados para entregar lo que prometan.  Y la soluci—n viene en simplemente imprimar mas dinero, y ahora todo es electr—nico.  El robo est‡ muy sutil, y no se escuchan nada.  Pausa  Hasta que la gente salgan a las calles, cuando se descubran que su dinero compra cada vez menos.

 

Objeci—n: Y tal vez alguien est‡ pensando: ÒPero pastor,

porque predicar esto a nosotros, nosotros no tenemos ningœn poder sobre estos asuntos econ—micos o pol’ticos.

 

Respuesta: Como dije, tienes mas poder que crees, y

quiero comprobar lo, cerrando.

 

En el segundo Salmo, los pr’ncipes malvado querr’an escapar de los preceptos y de las leyes del Dios Santo.  Su deseo era gobernar conforme a su antoja, robando, abusando, avanzando sus fortunas personales.

 

Salmos 2:1-4   ÀPor quŽ se amotinan las gentes,

Y los pueblos piensan cosas vanas?

Se levantar‡n los reyes de la tierra,

Y pr’ncipes consultar‡n unidos

Contra Jehov‡ y contra su ungido, diciendo:

 

Rompamos sus ligaduras,

Y echemos de nosotros sus cuerdas.

 

El que mora en los cielos se reir‡;

El Se–or se burlar‡ de ellos.

 

Las leyes buenas, para el pueblo son una molestia para los corruptos.  Ahora bien, te puedes preguntar, ÒÀPero que puedo hacer yo, en todo esto?Ó.   A esto voy.

Esto fue el salmo segundo, del primero, ahora vamos al segundo del ultimo, o sea el Salmo 149.

 

Salmos 149:5-9 Regoc’jense los santos por su gloria,

Y canten aun sobre sus camas.

 

Exalten a Dios con sus gargantas,

Y espadas de dos filos en sus manos,

 

Para ejecutar venganza entre las naciones,

Y castigo entre los pueblos;

 

Para aprisionar a sus reyes con grillos,

Y a sus nobles con cadenas de hierro;

 

Para ejecutar en ellos el juicio decretado;

Gloria ser‡ esto para todos sus santos.

Aleluya.

 

ÀPero como lo podemos hacer?  Puedes aprender de estas cosas b’blicamente, porque hay mucho sobre esto en la Biblia.  Puedes hablar de estas cosas informando a otros, y sobre todo puedes orar, porque hay much’simo poder en la oraci—n.  ÀAmen?

 

De hecho Pablo nos ordenaba orar para todos en la eminencia, todos los pr’ncipes en el gobierno civil, si es nuestro deseo, continuar viviendo en la paz.

 

1 Timoteo 2:1-2 Exhorto ante todo, a que se hagan

rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que est‡n en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.

 

Si quieres un futuro de paz, para ti, para tus hijos, tus nietos, esto debe formar parte de tus oraciones.

 

Porque el deseo de Dios es ver hasta

la justicia, restaurada.

 

Vamos a Orar