12 de enero de 2020
El Gobierno Del
Templo
Ezequiel 44:1-31
Introducci—n
En la historia de Israel, Saśl era el primer
rey, y David era el segundo. La historia de Saśl era bien tr‡gica. Su vida terminaba mal, y el rey
terminaba buscando la ayuda de una bruja, cosa rotundamente prohibida en la ley
de Dios.
David tambiŽn tenia sus errores, un
adulterio, que resultaba en un gran abuso de su poder, en que un hombre fue
matado.
Pero David era muy diferente. David era un hombre conforme al coraz—n
de Dios, y actualmente era autor de gran numero de los salmos.
Y Dios hizo una gran promesa con David. Es que David deseaba levantar un templo
para Dios, pero Dios dijo que aunque David no pudo levantar lo, su hijo Salom—n
s’.
2 Samuel 7:13-15 El edificar‡ casa a mi nombre, y yo
afirmarŽ para siempre el trono de su reino.
Yo le serŽ a Žl padre, y Žl me ser‡ a m’
hijo. Y si Žl hiciere mal, yo le castigarŽ con vara de hombres, y con azotes de
hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartar‡ de Žl como la apartŽ de
Saśl, al cual quitŽ de delante de ti.
Y en esa parte final, se ve el amor, y la
misericordia de Dios. Aun cuando
hubiera trasgresi—n en la descendencia de David, Dios no iba a abandonar
la. Se pudiera caer, claro, bajo
disciplinas, bien desagradables, pero siempre serian bajo el amor, y la
misericordia de su Dios.
Y hermanos, nosotros, en Cristo, estamos
bajo la misma bendici—n.
1) Me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira
hacia el oriente; y estaba cerrada.
Tenemos que recordar, que desde Babilonia,
Ezequiel estaba recibiendo una larga visi—n sobre un templo, misterioso.
Y como MoisŽs recibi— leyes y ordenanzas,
aqu’ nuestro profeta va a recibir leyes sobre el gobierno del templo.
2) Y me dijo Jehov‡: Esta puerta estar‡ cerrada; no se abrir‡, ni
entrar‡ por ella hombre, porque Jehov‡ Dios de Israel entr— por ella; estar‡,
por tanto, cerrada.
Empezamos con una puerta, permanentemente
cerrada. Era, como el lugar en que
MoisŽs ve’a el arbusto que quemaba.
Se tenia que quitar sus sandalias, porque la
tierra era santa.
Era como el ‡rbol en el huerto de edŽn. Era separado del hombre, aunque pudo
disfrutar todo lo dem‡s en el para’so.
Y los que aman a Dios, van a concluir que es
perfectamente justificado para Žl, establecer ciertas restricciones y
reglas. DespuŽs de todo, el es el
Se–or.
3) En cuanto al pr’ncipe, por ser el pr’ncipe, Žl se sentar‡ all’ para
comer pan delante de Jehov‡; por el vest’bulo de la puerta entrar‡, y por ese
mismo camino saldr‡.
El pr’ncipe, siendo de oficio elevado, pudo
comer all‡, pero no pudo entrar por la puerta. Es que a veces los pr’ncipes y reyes deseaba emplear el
templo como su propiedad personal.
Pero estaba prohibido.
4) Y me llev— hacia la puerta del norte por delante de la casa; y
mirŽ, y he aqu’ la gloria de Jehov‡ hab’a llenado la casa de Jehov‡; y me
postrŽ sobre mi rostro.
Caer sobre tu rostro, es la manera normal de
responder a la presencia palpable del Se–or.
Temprano en el libro esa gloria se apartaba
del templo. Pero mostrando su
amor, su misericordia, y su compromiso con su pueblo, Dios y su gloria ahora
estaba regresando.
5) Y me dijo Jehov‡: Hijo de hombre, pon atenci—n, y mira con tus
ojos, y oye con tus o’dos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las
ordenanzas de la casa de Jehov‡, y todas sus leyes; y pon atenci—n a las
entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario.
Estamos ya muy cerca del fin del testamento
antiguo. Y unos cambios iban a
venir. Dios no abandonaba su
pueblo.
Se iban a regresar del cautiverio, pero la
situaci—n seria diferente, aun en el gobierno del templo.
6) Y dir‡s a los rebeldes, a la casa de Israel: As’ ha dicho Jehov‡ el
Se–or: Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel;
Esto parece una reprenda brusca, de parte de
Dios, pero actualmente es otra evidencia de su amor.
Dios seria perfectamente justificado
expulsando estos rebeldes de su presencia para siempre. pausa
Pero no, en su misericordia, estaba reformando les, en un pueblo santo, otra
vez.
7) de traer extranjeros, incircuncisos de coraz—n e incircuncisos de
carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa; de ofrecer mi pan,
la grosura y la sangre, y de invalidar mi pacto con todas vuestras
abominaciones.
Es que cuando la corrupci—n era muy extensa,
se daban el trabajo del templo a quien sea. Ten’an sacerdotes que no eran calificados. Y se pusieron personas en otras
posiciones, que ni eran creyentes.
Esto serian como si nosotros no ten’an nadie
para cantar en el coro, y decidimos poner unos musulmanes en el coro, porque
estaban disponibles, y se cantaban bien.
O si nadie deseaba organizar la Escuela
B’blica de Vacaciones, y uno suger’a, ŇAqu’ hay un ateo, que est‡ dispuesto a
organizar lo. ŔPorque no dar le a
Žl?Ó
Seria absurdo, y Dios seria perfectamente
justificado en registrar su queja.
8) Pues no habŽis guardado lo establecido acerca de mis cosas santas,
sino que habŽis puesto extranjeros como guardas de las ordenanzas en mi
santuario.
A Dios le importa, la manera en que se gobiernan
el templo, porque el templo es santo. Pero n—talo, Dios no estaba deshaciendo se de ellos, sino
guiando les, en la manera de hacer todo esto correctamente.
El compromiso de Dios con su pueblo era
firme, y se tomaba su tiempo, con paciencia para instruir los.
9) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Ningśn hijo de extranjero,
incircunciso de coraz—n e incircunciso de carne, entrar‡ en mi santuario, de
todos los hijos de extranjeros que est‡n entre los hijos de Israel.
En la iglesia del nuevo testamento, estamos
circuncidados, de una circuncisi—n no con manos.
Colosenses 2:11 En Žl tambiŽn fuisteis circuncidados
con circuncisi—n no hecha a mano, al echar
de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisi—n de Cristo.
Ahora no es asunto de ciertos pa’ses o
etnias, ahora es un asunto de la fe en Cristo, y estar dispuesto a andar en
pacto con Žl.
10) Y los levitas que se apartaron de m’ cuando Israel se alej— de m’,
yŽndose tras sus ’dolos, llevar‡n su iniquidad.
En la gran apostas’a, hab’an levitas,
sacerdotes que no eran fieles a Dios.
Sino que se fueron con las contaminaciones de la cultura, y introduc’an
la iniquidad al templo.
Y se iban a sufrir una consecuencia. Pero otra vez aqu’, se ve el amor de
Dios, porque por lo menos no eran expulsados del pueblo.
11) Y servir‡n en mi santuario como porteros a las puertas de la casa
y sirvientes en la casa; ellos matar‡n el holocausto y la v’ctima para el
pueblo, y estar‡n ante Žl para servirle.
Estos que eran infieles, aun pudo servir en
algo. Dios es sumamente
misericordioso, pero no se puede ignorar las trasgresiones flagrante de su ley.
Aun Cristo ense–aba algo semejante a esto
enÉ
Mateo 5:19 De
manera que cualquiera que quebrante uno
de estos mandamientos muy peque–os, y as’
ense–e a los hombres, muy peque–o ser‡ llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los ense–e, Žste ser‡ llamado grande en el reino de
los cielos.
Cristo no dijo que serian excluidos del
reino, pero s’ tendr’an posiciones diferentes, por despreciar los mandamientos
y los preceptos de Dios.
12) Por cuanto les sirvieron delante de sus ’dolos, y fueron a la casa
de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano y jurado,
dice Jehov‡ el Se–or, que ellos llevar‡n su iniquidad.
Es claro, por rechazar la santa ley de Dios,
hay consecuencias, y aunque se quedan en el pueblo, sus cicatrices se quedan
tambiŽn.
13-14) No se acercar‡n a m’ para servirme como sacerdotes, ni se
acercar‡n a ninguna de mis cosas santas, a mis cosas sant’simas, sino que llevar‡n
su vergźenza y las abominaciones que hicieron. Les pondrŽ, pues, por guardas encargados de la custodia de
la casa, para todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya de
hacerse.
Lejos de quejar se de esto, deber’an de
apreciar el hecho de que Dios no ha sido mas duro. Aun se ten’an posiciones de servicio, en el templo.
15) Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el
ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de m’, ellos
se acercar‡n para ministrar ante m’, y delante de m’ estar‡n para ofrecerme la
grosura y la sangre, dice Jehov‡ el Se–or.
Entre la tribu de los levitas, hab’a una
familia que s’ manten’a la fidelidad, cuando todos los dem‡s se fueron con la
corrupci—n.
Los hijos de Sadoc, se insist’an en la
santidad, aun cuando no era nada popular.
Y esto no era f‡cil. pausa
Pero ahora Dios va a reconocer los, en las
nuevas reglas sobre el gobierno del templo.
16) Ellos entrar‡n en mi santuario, y se acercar‡n a mi mesa para
servirme, y guardar‡n mis ordenanzas.
Es muy simple, Dios es misericordioso, pero
Dios tambiŽn es justo, y era justo, reconocer la fidelidad de estos hijos de
Sadoc.
17) Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestir‡n
vestiduras de lino; no llevar‡n sobre ellos cosa de lana, cuando ministren en
las puertas del atrio interior y dentro de la casa.
Esto es otro punto interesante. ŔPor quŽ siempre lino, y no lana?
Es que con el lino, uno no iba a sudar. Con la lana s’.
Y el sudor era s’mbolo de la maldici—n.
GŽnesis 3:17-19 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste
a la voz de tu mujer, y comiste del ‡rbol de
que te mandŽ diciendo: No comer‡s de Žl; maldita ser‡ la tierra por tu causa;
con dolor comer‡s de ella todos los d’as de tu vida.
Espinos y cardos te producir‡, y comer‡s
plantas del campo.
Con el sudor de tu rostro comer‡s el
pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo
eres, y al polvo volver‡s.
El sudor era s’mbolo de la maldici—n, y
cerca de Dios, est‡s lejos de la maldici—n. Y otra evidencia del amor de Dios para ti, era la manera en
que Cristo sudaba, para salvar te a ti.
Lucas 22:41-44 Y Žl se apart— de ellos a distancia como de
un tiro de piedra; y puesto de rodillas or—,
diciendo: Padre, si quieres, pasa
de m’ esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y se le apareci— un ‡ngel del cielo para
fortalecerle.
Y estando en agon’a, oraba m‡s intensamente;
y era su sudor como grandes gotas de sangre que ca’an hasta la
tierra.
Cristo sudaba, cuando estaba cerca de la
medici—n, para rescatar te, y para ponerte lejos de la maldici—n.
18) Turbantes de lino tendr‡n sobre sus cabezas, y calzoncillos de
lino sobre sus lomos; no se ce–ir‡n cosa que los haga sudar.
Y all’ est‡ otra vez. En la presencia de Dios, uno no daba
se–ales de la maldici—n.
19) Cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo, se
quitar‡n las vestiduras con que ministraron, y las dejar‡n en las c‡maras del
santuario, y se vestir‡n de otros vestidos, para no santificar al pueblo con
sus vestiduras.
Estos vestidos santos no eran para afuera,
sino que formaban parte del gobierno del templo.
20) Y no se rapar‡n su cabeza, ni dejar‡n crecer su cabello, sino que
lo recortar‡n solamente.
Hay religiones en que se quitan todo el pelo
de las cabezas de sus monjes, hay otros en que los hombres llevan el pelo muy
largo.
Dios no deseaba nada de esto. De hecho Pablo ense–aba de esto en el
nuevo testamento.
1 Corintios 11:14 La naturaleza misma Ŕno os ense–a que
al var—n le es deshonroso dejarse crecer el
cabello?
Pablo mismo dijo que es deshonroso para el
hombre llevar su pelo muy largo. Y
por esto es una ofensa, tremenda, hacer dibujos de Cristo con el pelo muy
largo.
21) Ninguno de los sacerdotes beber‡ vino cuando haya de entrar en el
atrio interior.
Ten’an que estar alertos, y pensar en lo que
estaban haciendo.
Dijo Salom—nÉ
Proverbios 31:4-5 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de
los reyes beber vino, Ni de los pr’ncipes la
sidra; No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los
afligidos.
Lo que era la verdad para los magistrados
tambiŽn era para los sacerdotes.
22) Ni viuda ni repudiada tomar‡ por mujer, sino que tomar‡ virgen del
linaje de la casa de Israel, o viuda que fuere viuda de sacerdote.
La mujer de uno que est‡ en el ministerio,
es muy importante. Si ella no est‡
conforme a lo que Dios exige, habr‡ problemas.
Personalmente doy gracia por mi esposa. Es que ella crec’a en una casa en que
su Padre era anciano de la iglesia.
Y para ella, siempre era normal tener el hombre de la casa, estudiando y
pasando tiempo en el ministerio.
Esto no es siempre el caso con cada hermana.
23) Y ense–ar‡n a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo
profano, y les ense–ar‡n a discernir entre lo limpio y lo no limpio.
Esto es otro punto importante. Cabe repetir, que la ley de Dios no
puede salvar te. No estamos
salvados por obras de la ley, sino por la sangre de Cristo Jesśs, derramada en
la cruz para rescatar a muchos. Pausa
Pero la ley, hasta los diez mandamientos
pueden ayudar te a entender quŽ es santo, y quŽ es profano.
Estudiando los preceptos de Dios, en toda la
Biblia, conocer‡ la diferencia entre lo limpio y lo no limpio
24) En los casos de pleito ellos estar‡n para juzgar; conforme a mis
juicios juzgar‡n; y mis leyes y mis decretos guardar‡n en todas mis fiestas
solemnes, y santificar‡n mis d’as de reposo.
Los sacerdotes no eran magistrados para dar
sentencias.
Pero si se pudieron avisar a los jueces, a
los gobernadores lo que era conforme a la palabra de Dios.
Antes, aun en este pa’s, la palabra tenia su
lugar en las cortes, como Dios ha mandado. Pero ahora no. Quieren
la palabra de Dios, y el Dios de la palabra, cada vez mas lejos del corte, y de
todo el gobierno civil. Y por
esto, la sociedad se baja mas y mas a su ruina.
25-26) No se acercar‡n a hombre muerto para contaminarse; pero por
padre o madre, hijo o hija, hermano, o hermana que no haya tenido marido, s’
podr‡n contaminarse. Y despuŽs de
su purificaci—n, le contar‡n siete d’as.
La muerte tambiŽn, como el sudor, es s’mbolo
de la maldici—n. Otra vez en
GŽnesisÉ
GŽnesis 3:19 Con
el sudor de tu rostro comer‡s el pan
hasta que vuelvas a la tierra, porque de
ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volver‡s.
La muerte no exist’a antes de la ca’da de
Ad‡n y Eva.
Vino como parte de la maldici—n. Y cerca de Dios estamos lejos de la
maldici—n.
En la Biblia, la muerte es algo sucio, algo
repugnante, una contaminaci—n.
Por esto el concepto de la ŇSanta MuerteÓ es
una infamia de blasfemias.
27) Y el d’a que entre al santuario, al atrio interior, para ministrar
en el santuario, ofrecer‡ su expiaci—n, dice Jehov‡ el Se–or.
Aun en el testamento antiguo, el sacrificio
de animales era normal. Pero ahora
con Cristo, el sacrificio de animales ha acabado para siempre.
28) Y habr‡ para ellos heredad; yo serŽ su heredad, pero no les darŽis
posesi—n en Israel; yo soy su posesi—n.
Los sacerdotes jam‡s ten’an grandes
propiedades sobre los cuales ten’an que preocupar se. Dios era su herencia, y esto era el mismo con la ley de
MoisŽs.
29) La ofrenda y la expiaci—n y el sacrificio por el pecado comer‡n, y
toda cosa consagrada en Israel ser‡ de ellos.
Cuando de daban cosas de comida a Dios, pues,
Dios no com’a nada porque Dios es Esp’ritu. Pero estas ofrendas se quedaban como propiedad de los
sacerdotes. De esto se viv’an,
ellos y sus familias..
Cuando la iglesia era fuerte, se viv’an
bien. Cuando hab’a indiferencia,
se pudieron sufrir hambre.
30) Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda
ofrenda de todo lo que se presente de todas vuestras ofrendas, ser‡ de los
sacerdotes; asimismo darŽis al sacerdote las primicias de todas vuestras masas,
para que repose la bendici—n en vuestras casas.
Honrando al ministerio, conforme a la
promesa de Dios, siempre hab’a una bendici—n.
Malaqu’as 3:10 Traed todos los diezmos al alfol’ y haya
alimento en mi casa; y probadme ahora en
esto, dice Jehov‡ de los ejŽrcitos, si no os abrirŽ las ventanas de los cielos,
y derramarŽ sobre vosotros bendici—n hasta que sobreabunde.
31) Ninguna cosa mortecina ni desgarrada, as’ de aves como de
animales, comer‡n los sacerdotes.
Cuando el pueblo era muy bajo, antes del
cautiverio, la gente realmente no deseaban apoyar al ministerio, porque todos
sus ingresos fueron a sus ’dolos.
Por esto no hab’a dinero para los que
realmente serv’an a Dios. Y por
esto, se creen muchos, por esto se pusieron extranjeros en los oficios del templo.
Hasta los hijos de Sadoc, seguramente
sufr’an necesidad. Pero como
fieles, jam‡s comieron carne sucia como en este vers’culo. Seria su preferencia, dormir con
hambre.
Pero toda la escasez, para ellos, iba a
terminar para siempre.
======================== Conclusi—n =======================
Estos cap’tulos sobre un nuevo templo
daban esperanza a los cautiverios en Babilonia, para convencerlos de que no
estaban abandonados por Dios.
Dios siempre est‡ fiel a su pueblo, aun con todas nuestras
imperfecciones y errores.
Habr‡ aflicciones, claro, y habr‡ tiempos de
trisaza. Pero Dios estar‡ con
nosotros, como Cristo nos promet’a, hasta el fin del mundo.
Vamos a Orar