16 de diciembre de 18
La Libertad
Navide–a
Romanos 14:1-23
Introducci—n
Nosotros estamos viviendo en tiempos muy interesantes. Muchos tienen, por medio de sus
computadores y hasta por sus telŽfonos, tienen acceso a una enorme cantidad de
ense–azas Cristianas.
Otros escuchan a diferentes predicadores por la radio y pueden recibir
instrucci—n b’blica hasta cuando manejan su caros al trabajo.
En este ambiente un hermano nuevo, si quiere, puede crecer r‡pidamente
en su conocimiento de las escrituras.
Es mas, nuestras predicaciones tambiŽn est‡n disponibles en el
Internet, y hay personas que los escuchan desde otros continentes.
Todo esto es una gran maravilla de nuestros tiempos, pero tambiŽn
puede abrir confusiones.
Y la manera de manejar estas confusiones, ser‡ el tema del mensaje de
hoy.
1) Recibid al dŽbil en la fe, pero no
para contender sobre opiniones.
San Pablo estaba, en este capitulo, estableciendo una manera de
mantener la unidad de las iglesias.
Y se va a hablar de dos grupos de personas, los dŽbiles, y los
fuertes.
En los ejemplos en el texto, los dŽbiles ser‡n los que vivan vidas mas
estrictas, y los fuertes ser‡n los que ejercen mas libertad, y veremos porque.
Pero no es siempre as’.
Hay asuntos, cuado el cultura es sumamente corrupta, en que los fuertes
pueden estar los mas estrictos en el asunto.
1) Recibid al dŽbil en la fe, pero no
para contender sobre opiniones.
Hay que recibir a todos, extendiendo la bienvenida.
Pero si uno es nuevo, o viene de una denominaci—n extra–a, no es el momento
de atacar sus doctrinas extra–as, sino dale tiempo. Tal vez tiene conceptos extra–os, sobre cosas que la Biblia
ni proh’ba ni condena, pero que eran importantes en su iglesia de antes.
Unos ejemplos para claramente presentar el peligro.
Hay iglesia que tienen opiniones extra–as sobre la joyerilla. Cuando estuvimos en Chiapas, la mujeres
estaban prohibidas a llevar ciertas formas de aretes.
Aqu’ y en Tijuana, hermanas nuestras han sido fuertemente reprendidas,
por pasar folletos evangŽlicos mientras se llevaban pantalones.
Hay personas que hacen esto su obligaci—n, atacar a hermanas que no se
vistan conforme a sus opiniones.
Hay una iglesia en que nadie tiene un televisor en la casa, o lo tiene
secretamente, y el pastor lo llama Ňla caja del diabloÓ, mientras el pastor
mismo tiene un programa publicado por la televisi—n.
Y hermanos, la lista es larga, y no puedo dar todo.
Hay hermanos que naturalmente van a bailar con sus esposas, en una
boda, o en un evento si la mśsica no es muy carnal.
Mientras hay otros hermanos que no van a bailar nunca jam‡s. Un pastor en San Salvador me dijo ŇPara
nosotros en centro America, el baile decente, no existeÓ,
Y ahora al grano. Pasando
mucho tiempo con el Se–or vas a encontrar hermanos muy en contra de celebrar el
d’a de las madres en las iglesias, o el d’a de los padres, o un cumplea–os, o
hasta el d’a de la pascua, y si lo puedes creer, pausa, la navidad.
Y todos estos hermanos tienen sus razones, y est‡n muy convencidos de
que tienen raz—n.
El prop—sito del mensaje de hoy, no es resolver ninguna de estas
controversias, sino que lo que San Pablo presente aqu’ es la manera de manejar
todo esto, y continuar viviendo en paz y en armon’a.
1-2) Recibid al dŽbil en la fe, pero
no para contender sobre opiniones.
Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es dŽbil, come
legumbres.
Bueno, podemos ver que uno de los asuntos graves en el primer siglo
era la comida.
Los jud’os ya por siglos ten’an una dieta especial que estaba
establecida por medio de las escrituras, por el pacto de MoisŽs.
Y la mayor’a de los Cristianos en el principio eran jud’os.
Los fuertes aprendieron r‡pidamente que estas leyes se acabaron con la
resurrecci—n.
Hasta San Pedo tenia problemas con los cambios y el Esp’ritu Santo le
mand— una revelaci—n especial para convencer lo.
Hechos 10:9-16 Al d’a siguiente,
mientras ellos iban de
camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subi— a la azotea a orar. Era
casi el mediod’a. Tuvo hambre y quiso algo de comer.
Mientras se lo preparaban, le sobrevino un Žxtasis. Vio el cielo
abierto y algo parecido a una gran s‡bana que, suspendida por las cuatro
puntas, descend’a hacia la tierra. En ella hab’a toda clase de cuadrśpedos,
como tambiŽn reptiles y aves.
—Lev‡ntate, Pedro; mata y come —le dijo una voz.
—ÁDe ninguna manera, Se–or! —replic— Pedro—. Jam‡s
he comido nada impuro o inmundo.
Por segunda vez le insisti— la voz:
—Lo que Dios ha purificado, tś no lo llames impuro.
Esto sucedi— tres veces, y en seguida la s‡bana fue recogida al cielo.
Pedro, como pescador humilde, era un poco mas dŽbil, en cuanto a estos
cambios, pero San Pablo no. El
sabia que si el evangelio iba a ir a todos los gentiles, los no jud’os, que las
leyes sobre la comida ya estaban cambiadas.
Pero para muchos jud’os esto era dif’cil. Hasta el d’a de hoy hay jud’os que no comen el puerco. pausa
Y escuchŽ un dicho que ellos, los jud’os tienen. Dicen que si tienes que comer el
puerco, pausa, asegśrate de que
recibes una buena chuleta.
3) El que come, no menosprecie al que
no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
Hab’an otros que sal’an de las idolatr’as terribles en que la carne
estaba ofrecida a diferentes dioses.
Y estos hermanos nuevos, querr’an evitar esa carne a toda costa.
No iban a sentir c—modos comiendo la comida ofrecida a los ’dolos.
Y Pablo dice que esto era una debilidad, pero de todos modos era
necesario acomodar a los hermanos que creyeron esto, y no empujar los a hacer
algo en contra de sus conciencias.
El punto principal en todo esto es establecer la paz, la unidad, un
ambiente c—modo hasta para los nuevos, hasta para los dŽbiles.
En la carne, hay una tentaci—n para el que sabe algo, atacar a la
persona ignorante, e intentar mostrar su superioridad.
4) ŔTś quiŽn eres, que juzgas al
criado ajeno? Para su propio se–or est‡ en pie, o cae; pero estar‡ firme, porque
poderoso es el Se–or para hacerle estar firme.
Hay hermanas, y hermanos en nuestra iglesia que trabajan limpiando
oficinas, o casas, y imag’nate si una vecina de la due–a de la casa vino a ti
diciendo, ŇMira, esto no es la manera de limpiar el vidrio, dŽjame mostrar te
lo que mi mam‡ me ense–aba. Es
mas, ustedes vienen muy temprano y es mucho ruido, ser’a preferible que vienen
dos horas mas tarde.Ó
Seguramente responder’as cortŽsmente, pero estar’as pensando en tu
mente, ŇQuien es usted para darme ordenes y instrucciones. Usted no firma mi cheche, ya tengo una
jefa aqu’!Ó
Pero es semejante cuando nosotros atacamos a un hermano, o una hermana
que es apenas creciendo en los asuntos del Se–or.
Todo va a tomar su tiempo, y Cristo ya lo tiene bajo su control.
Santiago 3:1 Hermanos
m’os, no os hag‡is maestros muchos
de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenaci—n.
Si hay un hermano con opiniones extra–as, dŽjalo crecer con el ritmo
que Dios ha establecido.
5) Uno hace diferencia entre d’a y
d’a; otro juzga iguales todos los d’as. Cada uno estŽ plenamente convencido en
su propia mente.
Los que salieron de los jud’os ten’an muchos d’as especiales. Los que eran Cat—licos antes, ten’an
d’as especiales de diferentes Santos.
Por los tiempos de la transici—n, segśn Pablo, guiado por el Esp’ritu
Santo, por los tiempos de la transici—n hay que dar ciertas libertades a todos.
Y bajo esta categor’a viene el d’a de los padres, de los madres, la
pascua y hasta la navidad. Dios
nos ha dado libertad en estas ‡reas.
Una vez alguien me felicitaba por el d’a de los pastores. Yo ni sabia que hab’a un d’a de los
pastores.
6) El que hace caso del d’a, lo hace
para el Se–or; y el que no hace caso del d’a, para el Se–or no lo hace. El que come,
para el Se–or come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Se–or
no come, y da gracias a Dios.
Ahora entramos en el asunto.
Muchos aman la navidad como una celebraci—n de la llegada del
Salvador, y como esto ha cambiado el mundo para siempre. Y hay muchas canciones navide–as que
son puras alabanzas.
Otros hermanos vean las presi—n de conseguir regalos, los festejos
mundanos, las tradiciones paganas, y los gastos incontrolables, y prefieren
abstenerse de todo, y los hacen para el Se–or.
La Biblia ni dice que tienes que celebrar, ni dice que est‡ prohibido. As’ que el punto es que hay que tolerar
los hermanos con las opiniones diferentes.
7-8) Porque ninguno de nosotros vive
para s’, y ninguno muere para s’. Pues
si vivimos, para el Se–or vivimos; y si morimos, para el Se–or morimos. As’
pues, sea que vivamos, o que muramos, del Se–or somos.
Sirviendo a Cristo, vamos a mantener la paz, vamos a extender el amor
a los que compartan nuestras opiniones sobre cosas indiferentes, y con los que
tienen opiniones opuestas.
9-10) Porque Cristo para esto muri— y
resucit—, y volvi— a vivir, para ser Se–or as’ de los muertos como de los que
viven. Pero tś, Ŕpor quŽ juzgas a
tu hermano? O tś tambiŽn, Ŕpor quŽ menosprecias a tu hermano? Porque todos
compareceremos ante el tribunal de Cristo.
Cristo no quiere ver pleitos sobre estas cosas, sino que quiere ver la
paz en su iglesia.
Hermano, un d’a tal vez ver‡s a un hermano en un restaurante, que
tiene una tasa de vino con su comida.
Claro, ningśn hermano tiene el derecho de emborrachar se. Esto es
claramente un pecado en las escrituras, pero San Pablo dijo a Timoteo que seria
bien para su salud, tomar un poco de vino.
1 Timoteo 5:23 Ya no bebas agua,
sino usa de un poco de
vino por causa de tu est—mago y de tus frecuentes enfermedades.
El hermano, la hermana que puede manejar un poquito de vino est‡
ejerciendo su libertad. Pero como
veremos mas tarde, tiene que tener cuidado como, y cuando hace esto.
11-12) Porque escrito est‡: Vivo yo,
dice el Se–or, que ante m’ se doblar‡ toda rodilla, Y toda lengua confesar‡ a
Dios. De manera que cada uno de
nosotros dar‡ a Dios cuenta de s’.
El punto aqu’ es que no debemos de juzgar ni entrar en contiendas
sobre asuntos que no son moralmente claros en las escrituras.
Y muchas preguntas pueden entrar en tu mente.
ŔY que de los deportes,
el cine,
la mśsica,
los trajes del ba–o,
y a que edad debe de recibir un joven su telŽfono?
Hermanos hay que dejar muchos de estos asuntos en las manos de Cristo,
y en las manos de los padres que son responsables por sus propios j—venes.
Si andamos atacando a nuestros hermanos sobre opiniones, Cristo va a
recordar nos que cuando viene, se va a juzgar nos por romper la unidad, y la
paz de su iglesia mientras Žl estaba trayendo, poco a poco, sus hijos a la
madurez, a su manera.
13) As’ que, ya no nos juzguemos m‡s
los unos a los otros, sino m‡s bien decidid no poner tropiezo u ocasi—n de caer
al hermano.
Claro, estudiamos la semana pasada, de que si tu hermano peca contra
ti, te puedes ir y hablar con Žl, y hay tramites para resolver todo. Pero esto es diferente.
Si un hermano no tiene tu nivel de madurez en algo, tienes que tener
mucha paciencia con Žl, y sobre todo, tienes que extender le el amor, y no
venir mostrando a todo el mundo lo que tu has aprendido.
Y si ya tienes ciertas libertades, tambiŽn tienes que tener un poco de
cuidado en la manera en que ejerces tu libertad, para no poner tropiezo en
frente de tu hermano.
14) Yo sŽ, y conf’o en el Se–or Jesśs,
que nada es inmundo en s’ mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo,
para Žl lo es.
Esto est‡ regresando a la comida ofrecida a los ’dolos. La comida est‡ limpia, en s’, pero si
uno siente algo de duda en su conciencia, mejor que no lo comes.
Si no est‡s seguro, puede ser pecado para ti, aunque la comida no
tiene nada de malo.
15) Pero si por causa de la comida tu
hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la
comida tuya se pierda aquel por quien Cristo muri—.
Si tu tienes ciertas libertades, no debes de empujar a otros hermanos
a ejercer estas libertades si no lo pueden hacer lo sin ir en contra de sus
conciencias.
Haciendo esto te puedes causar mucho da–o.
16-17) No sea, pues, vituperado
vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia,
paz y gozo en el Esp’ritu Santo.
Si tu intentes presionar a otros a disfrutar tu libertad, cuando no
est‡n listos, tu libertad que el bueno puede estar vituperado, por tu falta de
sabidur’a, y por tu falta de amor.
18) Porque el que en esto sirve a
Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.
Si Cristo ha recibido tu hermano menos maduro, tu tambiŽn puedes
recibir lo, sin contienda, amando lo con paciencia.
19) As’ que, sigamos lo que contribuye
a la paz y a la mutua edificaci—n.
Esto es la conclusi—n sobre todas las cosas indiferentes, o a veces
dice que son amorales, ni prohibidos ni mandados en las escrituras.
Cuando las iglesias sigan este cap’tulos, hay menos contiendas y el
impacto de la iglesia es mas fuerte en el mundo.
Cuando los hermanos se caigan en conflictos calientes sobre opiniones,
el diablo est‡ all’ calentando sus manos por el fuego, y mostrando una gran
sonrisa, burlando de nosotros.
20) No destruyas la obra de Dios por
causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que
el hombre haga tropezar a otros con lo que come.
Otra vez, el fuerte, el maduro tiene que tener cuidado en no ofender al
dŽbil, con sus libertades avanzadas.
21) Bueno es no comer carne, ni beber
vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.
Ahora, terminando, el ap—stol habla del vino, o sea las bebidas de
alcohol.
Si tu tienes libertad en esa ‡rea, es tu obligaci—n no poner tropiezo
delante de tu hermano que tal vez no va a tener esa libertad jam‡s.
22) ŔTienes tś fe? Tenla para contigo
delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a s’ mismo en lo que
aprueba.
Esto simplemente est‡ diciendo que tenemos que andar con cautela. El mundo te est‡ mirando, aun cuando tu
no te das cuenta.
Los j—venes, los ni–os est‡n mirando a todo lo que tu haces. No permites que tus libertades se
conviertan en tu condena, en los ojos de otros.
23) Pero el que duda sobre lo que
come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe,
es pecado.
Si tienes la menor duda sobre algo, es mejor quedar te lejos del
asunto. Porque aunque es algo no
malo, el hecho de que lo vas a hacer sin seguridad, es evidencia de una
rebeld’a. Cuando aun hay dudas
sobre cualquier cosa, es mejor esperar, hasta que todo sea mas claro.
Hebreos 11:6 Pero sin
fe es imposible agradar a Dios;
porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que
es galardonador de los que le buscan.
*------------------------ Conclusi—n ---------------------*
A travŽs de los a–os, nuestra iglesia ha sido relativamente
unida. Y esto es lo que el Se–or
quiere de nosotros.
Un a–o, unas hermanas entraban cuando no hab’a nadie, en el otro
edificio y se metieron muchos adornos navide–os, aunque no todos eran de
acuerdo, nadie dijo nada, ni una palabra.
Es que nadie deseaba romper la paz sobre esto, y en esto era glorioso.
Mi esposa crec’a en una iglesia en que algunos estaban en contra de
una cocina, conectada a la iglesia, y construyendo tal cocina, algunas familias
se salieron de la congregaci—n para siempre.
Era triste, y era sobre opiniones, no claras en las escrituras. Esto es lo que el Se–or quiere evitar.
En los asuntos esenciales, las doctrinas claras de la fe, hay unidad,
y correcci—n sobre los errores.
Pero sobre los asuntos no muy claros, es sabio ejercer bastante
paciencia y sobre todo un amor, digno del que nos compr—, dando su vida en
rescate de muchos.
Y si es tu deseo pasar una navidad pacifica, sin contiendas en la
casa, sin mucho estrŽs, en amor y en armon’a, puedes pasar en unos momentos, y
oraremos, juntos, contigo.
Vamos a orar