5 de diciembre de
19
Sśbete A La
Madurez
Efesios
4:1-32
Para muchos hermanos, nuevos en la fe, sus primeros a–os como
Cristianos, pueden estar los mas dif’ciles.
Es que llegando a Cristo, despuŽs de muchos a–os de andar con los
mundanos, llegamos con h‡bitos pŽsimos, con conceptos, y con maneras de
responder que realmente no honran a Dios.
Por esto es lo mas natural, para Pablo, en amor, llamar a los
hermanos, los griegos, que no crecieron con el conocimiento del Se–or, lo mas
natural era llamar los, a subir, a una existencia mas divina, que seria
conforme a uno llamado a la familia de Dios.
Efesios 2:19 As’ que
ya no sois extranjeros ni advenedizos,
sino conciudadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios.
Y como en la mayor’a de sus ep’stolas, San Pablo empezaba con
cap’tulos gloriosos, sobre lo que Dios ha hecho, en amor para nosotros.
Y despuŽs se concluye con exhortaciones, direcciones sobre c—mo
debemos de responder.
1) Yo pues, preso
en el Se–or, os ruego que andŽis como es digno de la vocaci—n con que fuisteis
llamados,
Pablo, pudriendo en la c‡rcel, no estaba pensando en si mismo, no
estaba hundiendo se en la auto conmiseraci—n, sino que estaba bien activo en su
gu’a a los hermanos de afuera.
Si hemos sido llamados, por una vocaci—n divina de estar la familia de
Dios, hay cosas que se esperan de nosotros.
1) Yo pues, preso
en el Se–or, os ruego que andŽis como es digno de la vocaci—n con que fuisteis
llamados, con toda humildad y mansedumbre, soport‡ndoos con paciencia los unos
a los otros en amor,
Cuando la humildad, est‡ mezclada con la paciencia, no es tan dif’cil
vivir en paz son otros. La mayor’a
de los problemas en las iglesias, surgen del orgullo de alguien.
Proverbios 13:10 Ciertamente
la soberbia concebir‡
contienda; Mas con los avisados est‡
la sabidur’a.
Y el texto tambiŽn se habla en tŽrminos de Ňlos unos a los otrosÓ. Y un buen estudio seria colectar todos
los pasajes en que se hablan as’ de Ňlos unos a los otrosÓ y se pudiera ver una
buena resuman de la fe Cristiana.
Por ejemploÉ
G‡latas 5:15 Pero si
os mordŽis y os comŽis unos a otros,
mirad que tambiŽn no os consum‡is unos
a otros.
Colosenses 3:13 Soport‡ndoos unos
a otros, y perdon‡ndoos
unos a otros si alguno
tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdon—, as’ tambiŽn
hacedlo vosotros.
Santiago 4:11 Hermanos, no
murmurŽis los unos de los otros.
El que murmura del hermano y juzga a
su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tś juzgas a la ley, no
eres hacedor de la ley, sino juez.
Y hay bastante mas. Tanto
que se ve que no es posible vivir la vida Cristiana, aislado de otros
hermanos. Tienes que tener
relaciones con otros hermanos. Y
por esto dice en el libro de hebreosÉ
Hebreos 10:24-25 Y
considerŽmonos unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas
obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhort‡ndonos; y tanto m‡s, cuanto veis que aquel d’a se acerca.
En fin es imposible, realmente crecer en la fe sin tu asistencia en la
iglesia. Si vas a avanzar a la madurez, tu asistencia ser‡ crucial.
Hay hermanos, que creen que se pueden visitar a la iglesia a cada
cuando, y a estos Pablo est‡ clamando ŇSśbete
a la madurezÓ.
3-5) Sol’citos en
guardar la unidad del Esp’ritu en el v’nculo de la paz; un cuerpo, y un
Esp’ritu, como fuisteis tambiŽn llamados en una misma esperanza de vuestra
vocaci—n; un Se–or, una fe, un bautismo.
La unidad de la iglesia debe de ser el objetivo de todos,
especialmente para formar un ambiente sano para los nuevos.
Hasta en el convenio de la membres’a, es nuestro compromiso luchar por
la unidad de la iglesia, sabiendo que esto es algo que el diablo siempre desea
romper.
Tito 3:10 Al hombre que cause
divisiones,
despuŽs de una y otra amonestaci—n
desŽchalo,
6) un Dios y
Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Si Dios es nuestro Padre, en la familia de Dios, entonces todos
nosotros somos hermanos santos, protegiendo la paz de la familia. ŔAmen?
7-8) Pero a cada
uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.
Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llev—
cautiva la cautividad,
Y dio dones a los hombres.
Muchos hermanos cuando reciban una exhortaci—n, se respondan diciendo,
ŇPero as’ soy, no tengo de otra, simplemente no puedoÓ.
Pero el ap—stol aqu’ dice que todos nosotros hemos recibido la gracia,
el poder de avanzar, de subir. El mismo poder que borraba el castigo
de tus pecados, tambiŽn va a matar el poder del pecado, los malos h‡bitos no
obstante.
Cristo ya gan— la victoria sobre el diablo, el pecado, el mundo con
sus atracciones. Y los llevaba
estos como cautivos despuŽs de una gran batalla.
9) Y eso de que
subi—, ŔquŽ es, sino que tambiŽn hab’a descendido primero a las partes m‡s
bajas de la tierra?
Cuando Cristo se bajaba de su gloria, para tomar la forma de hombre, y
vivir en estŽ mundo tan corrompido, esto en si era un sacrificio tremendo.
Pero entregando se en la cruz para ti, era el colmo, de la
humillaci—n. Y de este acto, tu
hermano, hermana has recibido gran poder para cambiar, para avanzar.
Ahora sśbete, pues a la madurez. Ya no hay pretextos.
10-12) El que
descendi—, es el mismo que tambiŽn subi— por encima de todos los cielos para
llenarlo todo.
Y Žl mismo
constituy— a unos, ap—stoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificaci—n del cuerpo de Cristo,
Cristo nos ha constituido personas con dones, para ense–ar, para
guiar, para aconsejar.
Tenemos los recursos, y estos recursos han sido bendecidos por el poder
de Dios, porque es su deseo, ver a los hermanos saliendo de la ignorancia,
saliendo de los h‡bitos del mundo, y subiendo en la madurez, para brillar su gloria.
13) hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
var—n perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
No es el plan de que algunos se avanzan r‡pidamente mientras otros se
quedan en un estado muy atrasado, sino que somos un cuerpo, y Dios desea ver la
madurez en todos.
14) para que ya
no seamos ni–os fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina,
por estratagema de hombres que para enga–ar emplean con astucia las artima–as
del error,
Esto es otra prueba de que el punto aqu’ es la madurez.
Sśbete a la
madurez. Los ni–os pueden creer
cualquier cosa, mito o leyenda, y son f‡ciles de manipular. Por eso Dios ha puesto padres sobre
ellos para guiar los. Pero aqu’
dice que en los asuntos de la doctrina, no debemos de vivir como ni–os.
15) sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto
es, Cristo,
El pastor no es la cabeza de la iglesia, el papa no es cabeza de
ninguna iglesia, sino que Cristo es cabeza de la iglesia.
Y estamos creciendo en Žl, empleando todos los recursos que Dios ha
suplido, ricamente.
Pero con el cuidado de ejercer el discernimiento.
16) de quien todo
el cuerpo, bien concertado y unido entre s’ por todas las coyunturas que se
ayudan mutuamente, segśn la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edific‡ndose en amor.
Somos un cuerpo, cada hermano, cada hermana es importante. Y es bello ver como en esta iglesia,
los ni–os tambiŽn son importantes, y muchos hacen su contribuci—n a la obra.
Todos son ministros, mas y mas equipados para ministrar, como ojala
veremos ma–ana en el ministerio del evangelismo.
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Bueno esa fue la primera parte del cap’tulo, pero ahora el ap—stol
ser‡ aun mas especifico, en su descripci—n de nuestra trayectoria a la madurez.
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17-18) Esto,
pues, digo y requiero en el Se–or: que ya no andŽis como los otros gentiles,
que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de
su coraz—n;
Esta es la raz—n de que muchos en las iglesias jam‡s avanzan a la madurez. Reciban casi toda su informaci—n del mundo. Sus entretenimientos, la noticia, la
mśsica, casi todo viene del mundo.
Y para los j—venes y los ni–os puede ser aun peor, porque en las
escuelas del gobierno, est‡n entrenados en las filosof’as del mundo.
Y no es ninguna sorpresa ver tantos fracasando en cuanto a la fe. Sśbete,
pues, a la madurez.
Colosenses 2:8 Mirad que nadie os enga–e por medio de
filosof’as y huecas sutilezas, segśn
las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no segśn
Cristo.
Pero esto es exactamente lo que est‡ pasando, con esta generaci—n. Que Dios nos ayude.
17-19) Esto,
pues, digo y requiero en el Se–or: que ya no andŽis como los otros gentiles,
que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de
su coraz—n; los cuales, despuŽs
que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con
avidez toda clase de impureza.
Toda forma de impureza, toda forma de inmoralidad ser‡ normal, natural,
para los que ya han estado discipulado en los caminos del mundo.
20-21) Mas
vosotros no habŽis aprendido as’ a Cristo, si en verdad le habŽis o’do, y
habŽis sido por Žl ense–ados, conforme a la verdad que est‡ en Jesśs.
Los Cristianos van a estar diferentes. Somos ya de la familia de Dios. Cristo espera algo diferente de nosotros, y nos ha dado el
poder de conseguir lo.
Mateo 5:13-14 Vosotros sois
la sal de la tierra; pero si la
sal se desvaneciere, Ŕcon quŽ ser‡ salada?
No sirve m‡s para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una
ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Y nada de esto es irrazonable.
Cristo nos ha llamado, y nos ha dado el poder necesario. Sśbete, pues, a la madurez.
22-23) En cuanto
a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que est‡ viciado
conforme a los deseos enga–osos, y renovaos en el esp’ritu de vuestra mente,
Fuimos nacidos con la naturaleza de Ad‡n, sucia, corrompida,
rebelde. Pero esto ya fue
crucificado por la Cruz de Cristo.
Ya hemos estado lavado por la aguas del bautismo.
Tito 3:3-6 Porque nosotros
tambiŽn Žramos en otro tiempo
insensatos, rebeldes, extraviados,
esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles, y aborreciŽndonos unos a otros.
Pero cuando se manifest— la bondad de
Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salv—, no por obras
de justicia que nosotros hubiŽramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneraci—n y por la renovaci—n en el Esp’ritu Santo, el cual
derram— en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador.
Ya tienes el poder hermano, Sśbete
a la madurez.
24) y vest’os del
nuevo hombre, creado segśn Dios en la justicia y santidad de la verdad.
La tunica blanca del bautismo representa una justicia ajena, la de
Cristo, que ahora est‡ sobre ti.
Parte de la armadura de Dios es Ňla coraza de justiciaÓ que veremos en
unos cap’tulos mas tarde.
Pero toca a nosotros tirar de nosotros la suciedad, como ropa
repugnante, y poner sobre nosotros la justicia de Cristo. Y esto no solamente para un d’a en el
bautismo, sino que es para toda la vida.
Y esto implicar‡ muchos cambios.
25) Por lo cual,
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su pr—jimo; porque somos
miembros los unos de los otros.
Hermanos, en la familia de Dios, no hay mentiras piadosas. No hay mentiritas chiquititas, sino que
todos los mentirosos tendr‡n su lugar en el lago de fuego.
Apocalipsis 21:8 Pero
los cobardes e incrŽdulos, los
abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los id—latras y todos los mentirosos tendr‡n su parte
en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Si tu aun est‡s pensando en tŽrminos de mentiras piadosas o mentiritas chiquititas, entonces has
resistido la llamada a la madurez. Sśbete,
pues, a la madurez, es la
exhortaci—n aqu’.
26-27) Airaos,
pero no pequŽis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al
diablo.
Sobre este texto se pudiera dedicar varios mensajes enteros, pero aqu’
se reconoce que la ira, en si no es pecaminoso, pero puede ser peligroso, si te
faltas la madurez.
Pero por rencores en la familia, que quedan sin resoluci—n, est‡s
actualmente extendiendo una invitaci—n al diablo.
Y puede ser dif’cil expulsar lo despuŽs, porque Žl va a decir, ŇEllos
me invitaron, y por lo tanto aqu’ tengo derechoÓ.
Sśbete, pues, a la madurez.
Y por supuesto ha otras maneras de dar lugar a Žl, como con los
vicios, los hechizos, la pornograf’a, y toda forma de rencor no resuelto.
28) El que
hurtaba, no hurte m‡s, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno,
para que tenga quŽ compartir con el que padece necesidad.
El ladr—n no deja de ser ladr—n porque no est‡ robando ahorita. Tal vez hay polic’as o seguridad
presentes.
El ladr—n deja de ser ladr—n cuando se empiece a trabajar, y hasta
donar algo de su ganancia a los menos afortunados.
El punto es que, cuando te dejes un habito malo, para tener Žxito, hay
que reemplazar lo con un habito bueno.
29) Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificaci—n, a fin de dar gracia a los oyentes.
Si pases mucho tiempo con el mundo, con sus entretenimientos, su
mśsica, sus programas de televisi—n, te puedes terminar hablando como ellos, y
ser‡ evidente a todos.
Pero en la familia de Dios, no hay lugar para los chistes rojos, las
expresiones de doble sentido, ni toda la suciedad que sale de la boca de los
mundanos.
Si vas a hablar, que sea algo edificante.
30) Y no
contristŽis al Esp’ritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el
d’a de la redenci—n.
Hemos visto, estudiando a los profetas, que es posible ofender al
Esp’ritu de Dios, tanto que hasta su protecci—n, por un rato puede ser quitada.
Nuestra llamada hoy d’a es a la madurez,
que es una manera mas c—moda de vivir la vida Cristiana.
Pero para los que insistan en tomar el camino mas duro, pausa, te aseguro, que Dios puede
acomodar te.
Pero yo tengo otra sugerencia. Sśbete,
a la madurez.
31) Qu’tense de
vosotros toda amargura, enojo, ira, griter’a y maledicencia, y toda malicia.
Hay muchas maneras de buscar la reconciliaci—n con los que est‡n fuera
o dentro de la iglesia.
Normalmente es posible, pero no siempre. Pablo reconoc’a esto en el libro de Romanos.
Romanos 12:18 Si es
posible, en cuanto dependa de vosotros,
estad en paz con todos los hombres.
A veces un hermano ha sido mal tratado, y no hay manera de
reconciliar. Tal vez la
persona est‡ muy lejos, o hasta fallecida.
Y hay una trampa, que el enemigo puede ofrecer te, diciendo, ŇSi, este
te hizo mal, y tu tienes el derecho de vivir en esta amargura, as’ que es tu
derecho, comparta la con todosÓ.
Y si tu te caigas en tales trampas del enemigo, pausa, esto ser‡ tu pecado, aunque otro realmente era el culpable,
ahora tu eres el culpable, por cuidar y alimentar tu amargura.
32) Antes sed
benignos unos con otros, misericordiosos, perdon‡ndoos unos a otros, como Dios
tambiŽn os perdon— a vosotros en Cristo.
El perd—n es otro gran tema, y no es autom‡ticamente
incondicional. Cuando tienes un
problema con un hermano, una hermana en la iglesia, hay un tramite que debes de
seguir.
Pero siempre buscando la reconciliaci—n, y la unidad.
Mateo 18:15-17 Por tanto, si tu hermano
peca contra ti, ve y
reprŽndele estando tś y Žl solos; si
te oyere, has ganado a tu hermano.
El primer paso no es correr al liderazgo de la iglesia, con tu queja,
ni es empezar una cadena, jugosa de chismes, sino es ir, tu, personalmente para
hablar con tu hermano, si has alcanzado un poco de madurez.
16 Mas si no te oyere, toma aśn
contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda
palabra.
Ojala, tienes hermanos en la iglesia que son confiables, que pueden ir
contigo. Notando fechas, y quŽ
pas—. Y si esto no funcionaÉ
17 Si no los oyere a ellos, dilo a la
iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
Cuando finalmente llegas al liderazgo de la iglesia, ya tienes fechas,
testigos, de la manera en que has tratado en buena fe, llegar a una
reconciliaci—n, pero no fue posible.
32) Antes sed
benignos unos con otros, misericordiosos, perdon‡ndoos unos a otros, como Dios
tambiŽn os perdon— a vosotros en Cristo.
Si alguien te pide perd—n como hermano, no pienses dos veces sino que
perdone le, como Dios ha perdonado a ti.
*-------------------------- Conclusi—n ---------------------
Finalmente, para los que prefieren no ir tan r‡pidamente a la madurez, sino que prefieren copiar un
poco mas los preceptos del mundo, en el mismo capitulo 18 de Mateo, Cristo
ense–aba lo que pasa con los que prefieren no perdonar.
Mateo 18:31-35 Viendo sus
consiervos lo que pasaba, se
entristecieron mucho, y fueron y
refirieron a su se–or todo lo que hab’a pasado.
Entonces, llam‡ndole su se–or, le
dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdonŽ, porque me rogaste.
ŔNo deb’as tś tambiŽn tener
misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?
Entonces su se–or, enojado, le entreg—
a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le deb’a.
Ahora la promesa de CristoÉ
As’ tambiŽn mi Padre celestial har‡
con vosotros si no perdon‡is de todo coraz—n cada uno a su hermano sus ofensas.
Hermano, hermana, si tu deseas vivir en la tranquilidad espiritual,
llegando a la madurez, para la
gloria de Dios, puedes pasar en unos momentos, y oraremos para ti.
Vamos a Orar