9 de noviembre de 19

Los Huesos Activados

Ezequiel 37:1-28

Introducci—n

 

Nosotros estamos viviendo en tiempos extra–os.  Es como que el futuro ha llegado.  Hay mas y mas robots, trabajando en las fabricas, y mas y mas gente protestando en las calles.

 

El cambio est‡ en todos lados.

 

Pero la iglesia de Cristo Jesœs, tambiŽn ha sido afectada, por el maremoto de cambios.  Y mucha de la noticia no es buena.

 

Las estad’sticas sobre iglesias cerrando es alarmante.  Algunas ten’an edificios viejos y s—lidos, hasta de piedra y se han convertido en teatros o en restaurantes.

 

Hay predicadores en este Domino, que no van a predicar en solamente una iglesia, sino que terminando un servicio, van manejando a otra ciudad, donde no tienen pastor.

 

Hay iglesias en los estados unidos que tienen un presupuesto, son due–os de su edificio, pero no han encontrando un pastor, aunque han pasado tiempo buscando.

Normalmente un anciano predica o se lean un serm—n famoso, delante de la congregaci—n.

 

Cuando estoy hablando con hermanos de las otras iglesias en que se hablan ingles, y hablo de c—mo salgamos evangelizando, o como hay reuniones de oraci—n en que los hermanos actualmente asistan, se sorprendan.  Porque ahora esto es raro para ellos.

 

Y ni se tiene que mencionar el ayuno, por que, para ellos, esto algo de las edades medias.

 

Y casi todos tienen ni–os o nietos que han abandonado la fe, cuando tenia la oportunidad de hacer lo, sin consecuencias graves en la familia.

 

Y para los que aman a la iglesia de Cristo Jesœs, es triste, es alarmante, y la trayectoria del movimiento Cristiano parece incierta.  Se sientan como que todo es cada vez mas seco, en esta cultura que prefiere sus telŽfonos, sus videos y sus muchas formas de los medios sociales, y los deportes por supuesto.

Pero hablo de todo esto hoy d’a, no para deprimir te, sino para introducir el tema de hoy en el libro de Ezequiel porque en la historia del pueblo de Dios, no es la primera vez.

 

1) La mano de Jehov‡ vino sobre m’, y me llev— en el Esp’ritu de Jehov‡, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.

 

Los huesos aqu’, representan la muerte, y una muerte vergonzosa, en que ni estaban sepultados.

 

2) Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aqu’ que eran much’simos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.

 

Cuando los huesos est‡n sobre la tierra, normalmente hay algo de carne, de mœsculo, de coyunturas o de tuŽtanos, que aun est‡n pegados.

 

Pero aqu’ no, eran bien secos, y ni estaban conectados ya.  Sino que estaban esparcidos por todas partes.  Como que la matanza que produc’a tantos huesos, paso a–os, o hasta dŽcadas atr‡s.

 

3) Y me dijo: Hijo de hombre, Àvivir‡n estos huesos? Y dije: Se–or Jehov‡, tœ lo sabes.

 

A lo mejor el profeta pensaba que era imposible.  Pero hablando con Dios todo era posible.

 

Y siendo profeta ya por a–os, sabia que Dios no iba a presentar le una visi—n si no tenia un punto profundo detr‡s de ella.  ÒTu los sabes Se–orÓ.

 

4) Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, o’d palabra de Jehov‡.

 

Parece un poco absurdo, dar ordenes a huesos secos.  Cristo ordenaba a L‡zaro a ven fuera, pero solamente era muerto unos cuatro d’as, y sus huesos estaban en una tumba.

 

Pero estos huesos eran bien desorganizados, y muy secos.

 

ÀQuŽ sentido tenia profetizar sobre algo tan deprimente?

 

Pero el profeta tambiŽn ha aprendido a obedecer la vos de Dios.

 

5) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or a estos huesos: He aqu’, yo hago entrar esp’ritu en vosotros, y vivirŽis.

 

Es que lo imposible, con Dios, de repente es posible.

 

Parecer’a absurdo para un predicador ir al cementerio, para predicar a los muertos, pausa, pero Cristo Jesœs lo hizo con L‡zaro, para ense–ar nos algo.

 

Y hay muchos te—logos que dicen que es siempre as’ cuando predicamos a los pecadores que aun no han sido regenerados, por el Esp’ritu Santo, porque espiritualmente est‡n muertos.

 

Efesios 2:1    Y Žl os dio vida a vosotros, cuando estabais

muertos en vuestros delitos y pecados.

 

Y los muertos no pueden entender ni las palabras que hablan de cosas espirituales.

 

1 Corintios 2:14     Pero el hombre natural no percibe las

cosas que son del Esp’ritu de Dios, porque para Žl son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

 

6) Y pondrŽ tendones sobre vosotros, y harŽ subir sobre vosotros carne, y os cubrirŽ de piel, y pondrŽ en vosotros esp’ritu, y vivirŽis; y sabrŽis que yo soy Jehov‡.

 

Como te dije, el profeta era obediente, y cuando tenia que hablar, sea a los montes, o sea a los huesos secos, lo hizo, sin preguntar Àpor que?

 

Es que tenia que simplemente confiar en su Dios, como Abraham, que confiaba saliendo de su tierra, aunque no sabia a donde iba.

 

7) ProfeticŽ, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aqu’ un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.

 

Imagino que con los huesos bien secos, que han pasado a–os debajo del sol, que cuando se empezaron a mover se, y a conectar se, pausa, hab’a un gran ruido, y era algo bastante espantoso.

 

Y ten’an que mover se r‡pidamente para regresar al cuerpo en que antes se formaron parte de una persona.

8) Y mirŽ, y he aqu’ tendones sobre ellos, y la carne subi—, y la piel cubri— por encima de ellos; pero no hab’a en ellos esp’ritu.

 

Bueno, Ezequiel no tenia los videos que nosotros tenemos, pero obviamente tenia cosas extra–as de observar.

 

Es que en este momento, los huesos estaban de nuevo conectados, aun con carne y todo, pero los cuerpos eran aun sin vida.

 

9) Y me dijo: Profetiza al esp’ritu, profetiza, hijo de hombre, y di al esp’ritu: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Esp’ritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivir‡n.

 

Aqu’ la ultima vez Esp’ritu est‡ mencionado empieza con un eme en mayœsculo, que quiere decir estaba orando a una de las tres personas de Dios.

 

Era como unas de las canciones que dice ÒVen Esp’ritu VenÓ, y no es realmente una orden, sino que es una oraci—n.

 

Pero est‡ hablando de una nueva creaci—n, como en el principio.

 

GŽnesis 2:7    Entonces Jehov‡ Dios form— al hombre del

polvo de la tierra, y sopl— en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

 

10) Y profeticŽ como me hab’a mandado, y entr— esp’ritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejŽrcito grande en extremo.

 

Y ahora Dios va a explicar lo que significa todo esto.  El pueblo de Dios, sea en el testamento antiguo, o en el nuevo es un gran ejŽrcito, para avanzar su reino, y luchar en contra de la maldad y en contra de la ignorancia.

 

Pero desviando se, puede ser, como en muchas partes del mundo occidental ahora, puede estar en la condici—n de un campo de huesos secos.

 

11) Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aqu’, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereci— nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.

 

Ahora tenemos que regresar al contexto de este libro.  Estamos en la parte en que el profeta est‡ animando al pueblo sobre su futuro.

 

Estaban ellos bien deprimidos, sus tierras quemadas, y hasta su templo en escombros.

 

Empezar de nuevo parec’a imposible, y por esto ten’an muy pocas esperanzas.  Y antes del cautiverio andaban en la idolatr’a terrible, y estaban divididos en dos naciones ya por siglos.

 

El concepto de otra unificaci—n era solamente un sue–o ingenuo.

 

Pero en el ultimo capitulo, Dios promet’a darles un coraz—n nuevo, y su Santo Esp’ritu.  La vida nueva era posible, como todo es posible, cuando tienes a Dios a tu lado.  ÀAmen?

 

Es que ten’an que regresar a sus tierras porque Cristo Jesœs iba a nacer se all‡.

 

Isa’as 9:6-7   Porque un ni–o nos es nacido, hijo nos es

dado, y el principado sobre su hombro; y se llamar‡ su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Pr’ncipe de Paz.

 

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendr‡n l’mite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiŽndolo y confirm‡ndolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehov‡ de los ejŽrcitos har‡ esto.

 

Hab’an much’simas mas profec’as para cumplirse con este pueblo de Dios, y por esto no se pudieron tirar la toalla en su desesperanza.

 

12) Por tanto, profetiza, y diles: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: He aqu’ yo abro vuestros sepulcros, pueblo m’o, y os harŽ subir de vuestras sepulturas, y os traerŽ a la tierra de Israel.

 

No eran literalmente en sepulturas, pero eran tan secos, como muchas iglesias en este pa’s ahora, eran tan secos que era como que ya han sido muertos por mucho tiempo. 

 

 

13-14) Y sabrŽis que yo soy Jehov‡, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo m’o.

Y pondrŽ mi Esp’ritu en vosotros, y vivirŽis, y os harŽ reposar sobre vuestra tierra; y sabrŽis que yo Jehov‡ hablŽ, y lo hice, dice Jehov‡.

 

ÀComo vino el Esp’ritu sobre estos?  ÀC—mo vino el Esp’ritu sobre ti? Por la predicaci—n de la palabra.  Es la œnica manera de dar vida a los espiritualmente muertos.

 

Tenemos que proclamar la palabra, creyendo en ella, sea lo que sea la condici—n de los oyentes.

 

Y ustedes padres y abuelos, hay que andar ense–ando a sus hijos, a sus nietos la palabra de Dios.

 

Deuteronomio 6:5-7   Y amar‡s a Jehov‡ tu Dios de todo tu

coraz—n, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.

 

Y estas palabras que yo te mando hoy, estar‡n sobre tu coraz—n; y las repetir‡s a tus hijos, y hablar‡s de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

 

Objeci—n: Tal vez alguien est‡ pensando.  ÁHay! Pastor, tu

no entiendes, mis hijos no van a escuchar, tienen otras intereses, y no van a responder a la palabra.

 

Respuesta: ÀY?  Tu crees hermano que estos huesos secos

en la visi—n ten’an interŽs en el mensaje? ÀTu crees que estos huesos ten’an la capacidad de responder en si.

 

Hay que vivir como Abraham con esperanza contra esperanza.  Obediente en lo importante, y confiando en que Dios mandar‡ el poder.

 

Romanos 4:18   El crey— en esperanza contra esperanza, para

llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le hab’a dicho: As’ ser‡ tu descendencia.

 

Y hay otro punto aqu’ con los huesos.

 

 

8) Y mirŽ, y he aqu’ tendones sobre ellos, y la carne subi—, y la piel cubri— por encima de ellos; pero no hab’a en ellos esp’ritu.

 

Esto era algo de mi experiencia, llegando a la fe.  Estuve despertado, con los huesos conectados, pero no hab’a esp’ritu.

 

Pasaba yo tiempo agonizando en la oraci—n, rogando a Dios, ÒSe–or, yo se que tu eres real, que tu palabra es la verdad, pero no tengo el poder de caminar en la santidad, ÀQue me pasa Se–or, y por cuanto tiempo va a durar esto?Ó

 

Esto pasa a veces cuando el Esp’ritu Santo est‡ moviendo en una iglesia.  Hay personas que empiezan a despertar se, pero aun no tienen el nuevo coraz—n. 

 

Y si esto es tu caso, puedes pasar al frente, terminando el servicio, y lo llevaremos al Se–or en oraci—n.

 

Es que nadie quiere terminar como los abandonados del libro de Jerem’as que dijeronÉ

 

Jerem’as 8:20  Pas— la siega, termin— el verano,

y nosotros no hemos sido salvos.

 

Y si aun no has sido bautizado, hermano, hermana, joven, pausa tu d’a ha llegado.

 

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Ahora hay otra parte mas para animar al pueblo seco.

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15-16) Vino a m’ palabra de Jehov‡, diciendo: Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en Žl: Para Jud‡, y para los hijos de Israel sus compa–eros. Toma despuŽs otro palo, y escribe en Žl: Para JosŽ, palo de Efra’n, y para toda la casa de Israel sus compa–eros.

 

Los que saben la historia, despuŽs del rey Salom—n, recuerdan como el pueblo de Dios era dividido en dos partes, el norte y el sur, o sea Israel y Jud‡.

 

Hab’an muchos resentimientos y hasta odios, que estaban all’ ya por siglos.  Y era otra raz—n de pensar que el pueblo jam‡s iba estar reconstruido.  Pero Dios tiene una soluci—n aun a esto.

 

 

17) Jœntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y ser‡n uno solo en tu mano.

 

El profeta ya tenia dos palos, unidos en su mano.  ÀPero para que?

 

18) Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ÀNo nos ense–ar‡s quŽ te propones con eso?,

 

Es que todos sab’an que Ezequiel era un hombre serio, y no se jugaba con palos como un ni–o, sino que todo lo que hizo tenia un prop—sito.

 

Y ahora, habiendo visto todos sus profec’as cumpliendo se, ten’an un poco mas temor de Žl.

 

18) Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ÀNo nos ense–ar‡s quŽ te propones con eso?, diles: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: He aqu’, yo tomo el palo de JosŽ que est‡ en la mano de Efra’n, y a las tribus de Israel sus compa–eros, y los pondrŽ con el palo de Jud‡, y los harŽ un solo palo, y ser‡n uno en mi mano.

 

Esta era la promesa de la unidad, que tenemos en el nuevo testamento tambiŽn.  Hay muchas denominaciones, y mucha confusi—n por ciertas doctrinas, pero Dios ha prometido una unidad.

Efesios 4:11-13 Y Žl mismo constituy— a unos,

ap—stoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificaci—n del cuerpo de Cristo,  hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un var—n perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

 

Puede tomar tiempo, y parece imposible, pero hablando, estudiando, madurando podemos llegar a un acuerdo con otros en la fe Cristiana, porque Dios la puede avanzar con el poder sobrenatural.

 

20-22) Y los palos sobre que escribas estar‡n en tu mano delante de sus ojos, y les dir‡s: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: He aqu’, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogerŽ de todas partes, y los traerŽ a su tierra;

 

y los harŽ una naci—n en la tierra, en los montes de Israel, y un rey ser‡ a todos ellos por rey; y nunca m‡s ser‡n dos naciones, ni nunca m‡s ser‡n divididos en dos reinos.

 

Cuando regresaron de Babilonia, ya no ten’an dos naciones sino una.  ÀPero quien es ese rey de que se habla?

 

23) Ni se contaminar‡n ya m‡s con sus ’dolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvarŽ de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiarŽ; y me ser‡n por pueblo, y yo a ellos por Dios.

 

El pueblo tenia sus problemas, pero por lo menos abandonaron para siempre su amor por los ’dolos f’sicos.

 

24) Mi siervo David ser‡ rey sobre ellos, y todos ellos tendr‡n un solo pastor; y andar‡n en mis preceptos, y mis estatutos guardar‡n, y los pondr‡n por obra.

 

Ahora podemos concluir sobre la identidad de este rey.  David ya estaba muerto por siglos, pero uno de sus descendientes tenia la promesa del reino eterno.

 

Y esto tiene que ser, por supuesto, Cristo Jesœs.

 

25) Habitar‡n en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitar‡n ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David ser‡ pr’ncipe de ellos para siempre.

 

Sobre el cumplimiento de esto, aun hay controversias.  Pero sin duda es algo glorioso.

 

26) Y harŽ con ellos pacto de paz, pacto perpetuo ser‡ con ellos; y los establecerŽ y los multiplicarŽ, y pondrŽ mi santuario entre ellos para siempre.

 

Sabemos una cosa, si el rey es Cristo, estamos hablando de los tiempos del nuevo testamento.

 

27-28) Estar‡ en medio de ellos mi tabern‡culo, y serŽ a ellos por Dios, y ellos me ser‡n por pueblo.  Y sabr‡n las naciones que yo Jehov‡ santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre.

 

Estaremos empezando muy pronto el libro de Efesios en viernes.  Y all’ Pablo habla de otra gran unificaci—n.

 

Entre los jud’os y lo no jud’os, que se llaman los gentiles, ha habido mucho conflicto, hist—ricamente.

 

Pero en el segundo de Efesios, se hablan de nuestra unificaci—n.

 

Efesios 2:14-18 Porque Žl es nuestra paz, que de ambos

pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separaci—n,

 

aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en s’ mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

 

Y vino y anunci— las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de Žl los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Esp’ritu al Padre.

 

As’ que no predicamos una doctrina de reemplazo, sino una doctrina de unificaci—n, esperando el cumplimento de todo lo que ha profetizado, Ezequiel.

 

======================== Conclusi—n =======================

 

Bueno, si tu te sientes lejos de Cristo, seco en tu caminar Cristiano, puedes pasar en unos momentos y oraremos que este avivamiento empiece contigo.

 

Y si tu jam‡s has recibido a Cristo como tu salvador, o si jam‡s has sido, bautizado, como Dios ha mandado, no te esperes para siempre, porque hay una fuerte amonestaci—n que hemos visto ya en Jerem’asÉ

 

Jerem’as 8:20  Pas— la siega, termin— el verano,

y nosotros no hemos sido salvos.

 

Vamos a Orar