5 de octubre de 19
ŔHay Alguna
Esperanza?
Ezequiel 33:1-33
Introducci—n
Muchas veces con un profeta como Ezequiel, el contenido de su mensaje
puede ser un poco complicado. Se
habla a veces de visiones extra–as, se habla de pueblos antiguos que ya ni
existan, y de idolatr’as perversas.
pausa
Pero el mensaje de hoy, en preparaci—n por la Santa Cena, realmente no
es as’. Tenemos varios temas
delante de nosotros, que son claros, pausa,
tan claros que hasta un ni–o debe de entender casi todo.
Y con esto podemos empezar.
1-2) Vino a m’ palabra de Jehov‡,
diciendo: Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando
trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de
su territorio y lo pusiere por atalaya,
Dice que cuando vienen los peligros de guerra, es porque Dios lo ha
mandado. Dios siempre tiene sus
razones. Pero era normal, poner
una guardia, tal vez en una torre alto, para anticipar el ataque y so–ar alguna
forma de alarma, dando a todos una oportunidad de preparar se para la guerra, o
simplemente esconder se, o hasta huir a un lugar mas seguro.
3) y Žl viere venir la espada sobre la
tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo,
Esto era su tarea, y era muy simple. Tenia que observar, y no dormir, y cuando el enemigo venia,
tenia que sonar su trompeta. Nada
complicado.
3-4) y Žl viere venir la espada sobre
la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo, cualquiera que oyere el
sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su
sangre ser‡ sobre su cabeza.
Si todos escucharon la alarma, entonces todos ten’an su oportunidad de
prepararse. Si algunos no la
tomaron en serio, entonces era su propia negligencia, la guarda, la
atalaya, cumpli— su tarea, con fidelidad.
5) El sonido de la trompeta oy—, y no
se apercibi—; su sangre ser‡ sobre Žl; mas el que se apercibiere librar‡ su
vida.
Ojala esto es muy claro.
Si todos recibieron la amonestaci—n, y unos se prepararon y otros no,
entonces los que no buscaban su escape, llevaban la culpa de su desgracia. Pero
otros, seguramente pudieron salvar se.
6) Pero si el atalaya viere venir la
espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la
espada, hiriere de Žl a alguno, Žste fue tomado por causa de su pecado, pero
demandarŽ su sangre de mano del atalaya.
Si esa persona puesta como guardia se dorm’a por ejemplo, o viendo las
topas llegando se lleno de miedo y no so–aba su alarma, por trompeta, entonces
Žl seria responsable por todos los da–os intensos de un ataque sorpresivo. pausa
Es un ejemplo claro, de la situaci—n en los tiempos antiguos de
guerra. Pero ahora, el Esp’ritu
Santo va a aplicar esta situaci—n a los asuntos espirituales.
7) A ti, pues, hijo de hombre, te he
puesto por atalaya a la casa de Israel, y oir‡s la palabra de mi boca, y los
amonestar‡s de mi parte.
Asistiendo a una iglesia que predica fielmente el contenido de las
escrituras, vas a escuchar muchas amonestaciones. Es normal, es lo que hace un predicador fiel.
Se puede, claramente, aplicar esto a los que suben al pulpito. ŔPero hay acaso otras aplicaciones?
ŔQuŽ tal los padres que entiendan los peligros de nuestra sociedad,
que es cada vez mas corrupta, y tienen hijos que poco a poco est‡n encontrando
su lugar en este mundo?
ŔSer’a igualmente criminal para padres, para los abuelos modernos no
so–ar su trompeta sobre ciertos peligros que vean delante de sus nietos
queridos, o por negligencia o simplemente porque est‡n durmiendo en su
indiferencia?
Pero hay otras aplicaciones que se hacen normalmente con esa
exhortaci—n.
ŔQuŽ tal los hermanos que entiendan bien el evangelio, y lo que es
pecado grave, segśn la palabra de Dios, y vean personas en todos lados, que
sigan el rumbo al infierno eterno, pero en su indiferencia, nunca dicen nada?
ŔSer‡n culpables, responsables por tener su trompeta, por ser la sal y
la luz del mundo y viendo los peligros en todos lados, simplemente se callen la
boca por temor y por la pura indiferencia? pausa
Es algo de considerar en esta ma–ana, mientras preparamos nuestros
corazones por la Santa Cena, de nuestro Se–or quien dijo a sus disc’pulos...
Marcos 16:15-16 Id por todo el
mundo y
predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, ser‡ salvo; mas el que no
creyere, ser‡ condenado.
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Bueno, esto fue el primer punto claro, de este texto, pero ahora viene
otro, que ser‡, ojala, igualmente claro.
Y es como una continuaci—n del mismo.
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8) Cuando yo dijere al imp’o: Imp’o,
de cierto morir‡s; si tś no hablares para que se guarde el imp’o de su camino,
el imp’o morir‡ por su pecado, pero su sangre yo la demandarŽ de tu mano.
Cuando Dios dice Imp’o, de
cierto morir‡s, existe siempre la implicaci—n de una condicionalidad. Si el imp’o recibe la amonestaci—n, y
se reaccione, entonces hay esperanza
para Žl.
Vimos esto en el mensaje de Jon‡s, y la cuidad de N’nive.
El profeta dijoÉ
Jon‡s 3:4 De aqu’ a cuarenta d’as
N’nive ser‡ destruida.
Esto era como proclamar, Imp’o,
de cierto morir‡s, pero la gente de N’nive,
y hasta el mismo rey tomaba las palabras como un amonestaci—n, en que hab’a esperanza para los que estaban dispuestos
a reaccionar, y arrepentirse. pausa
Y claro, tenemos que recordar que en el principio Jon‡s no quiso
funcionar como atalaya, sino que era su preferencia correr, a toda velocidad en
la direcci—n opuesta. ŔY tu?
Continuando.
9) Y si tś avisares al imp’o de su
camino para que se aparte de Žl, y Žl no se apartare de su camino, Žl morir‡
por su pecado, pero tś libraste tu vida.
Es triste ver personas que no respondan a la llamada de Dios, pero por
lo menos habiendo compartido la amonestaci—n, podemos sentir que hemos
descargado nuestra responsabilidad como atalayas.
10) Tś, pues, hijo de hombre, di a la
casa de Israel: Vosotros habŽis hablado as’, diciendo: Nuestras rebeliones y
nuestros pecados est‡n sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos;
Ŕc—mo, pues, viviremos?
ŔQuŽ est‡n preguntando aqu’?
Era un gran desanimo. En su
idolatr’a, con sus hechizos, su avaricia el pueblo preguntaba ŇŔHay Alguna Esperanza?Ó
Tu dices que tenemos que arrepentir nos, de otra manera habr‡
consecuencias terribles, pausa pero
no podemos arrepentir nos, la idolatr’a, la codicia, el vicio es nuestra vida.
Y hay personas que piensan as’ hoy d’a. Se escuchan la llamada de Dios, a una vida santa, una vida
separada, y se creen ŇSuena muy bien, pero simplemente no puedo.Ó
O por vicios, o por relaciones il’citas o hasta perversas, y por
supuesto por su amor al dinero, responden en puro desanimo, pensando,
ŇSimplemente no puedo.Ó
Pero Dios tiene una respuesta a todo esto.
11) Diles: Vivo yo, dice Jehov‡ el
Se–or, que no quiero la muerte del imp’o, sino que se vuelva el imp’o de su
camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; Ŕpor quŽ
morirŽis, oh casa de Israel?
Esto es una prueba de que s’ hay esperanza. Dios no quiere ver la muerte del imp’o. Dice en la versi—n de ingles, que Dios
no tiene ningśn placer en esto. Y
aqu’ Dios hasta est‡ jurando en su propio nombre, que no quiere ver te perecer
en tus pecados.
11) Diles: Vivo yo, dice Jehov‡ el
Se–or, que no quiero la muerte del imp’o, sino que se vuelva el imp’o de su
camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; Ŕpor quŽ
morirŽis, oh casa de Israel?
Y claro, la muerte aqu’, es la muerte eterna, la muerte segunda, en
otras palabras, el lago de fuego, como est‡ presentado en el libro de
Apocalipsis.
Pero Dios no quiere verte descendiendo all’. Y por esto te ha dado tantas amonestaciones, en amor.
El pueblo b‡sicamente preguntaba, ŇŔAcaso
hay esperanza alguna?Ó Y Dios
dice que si, no quiere ver te destruido.
Y Dios responde con otra pregunta, Ŕpor quŽ morirŽis? ŔPorque sigues en tu rebeli—n? no tiene sentido.
Y tambiŽn en este verso Dios te ha dado un mandato.
Volveos, volveos de vuestros malos
caminos.
Y para los que desean responder con el normal, ŇNo puedo, no puedo, es
imposibleÓ.
Hay que recordar que una vez Cristo dijo a uno que tenia la mano seco,
ŇExtiende tu manoÓ. Y el hombre
hizo lo imposible, extendiendo su mano en sanidad.
O sea, si Dios te manda algo, Dios dar‡ te tambiŽn el poder de hacer
lo imposible.
Cundo Dios mandaba a MoisŽs a partir el mar rojo, se extend’a su vara,
y el mar se abri—, pausa, porque con
el mandato, vino el poder.
As’ que cuando sientes la amonestaci—n de Dios en tu coraz—n, en vez
de responder con un ŇNo puedoÓ, mejor respondes con un ŇTodo lo puede en Cristo
que me fortalece.Ó
12) Y tś, hijo de hombre, di a los
hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librar‡ el d’a que se rebelare;
y la impiedad del imp’o no le ser‡ estorbo el d’a que se volviere de su
impiedad; y el justo no podr‡ vivir por su justicia el d’a que pecare.
Esto tampoco es muy complicado.
Hay algunos como Judas Iscariote, que andaba como justo, hasta en el
ministerio.
Pero apartando se al mundo, se pierda todo.
Esto es la apostas’a, y de esto hemos hablado mucho.
Y el otro caso es como el del hijo prodigo, que andaba mal, pero se
regresaba, humilde y en un arrepentimiento autentico.
Nada complicado aqu’.
13) Cuando yo dijere al justo: De
cierto vivir‡s, y Žl confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus
justicias no ser‡n recordadas, sino que morir‡ por su iniquidad que hizo.
Eso es el caso de uno que andaba bien con el Se–or, pero pasando el
tiempo se apartaba. Tenemos mucho
sobre esto en el nuevo testamento.
Por ejemplo en la par‡bola del sembrador.
Mateo 13:20-22 Y el que fue
sembrado en pedregales, Žste es
el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene
ra’z en s’, sino que es de corta duraci—n, pues al venir la aflicci—n o la
persecuci—n por causa de la palabra, luego tropieza.
El que fue sembrado entre espinos, Žste es el que oye la palabra, pero
el af‡n de este siglo y el enga–o de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa.
Y en el libro de Hebreos.
Hebreos 3:14 Porque
somos hechos participantes de Cristo,
con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del
principio,
Hebreos 10:35-36 No
perd‡is, pues, vuestra confianza,
que tiene grande galard—n; porque os es necesaria la paciencia,
para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obteng‡is la promesa.
Otra vez, las amonestaciones B’blicas son amonestaciones del amor. Son medicina para tu alma.
14-15) Y cuando yo dijere al imp’o: De
cierto morir‡s; si Žl se convirtiere de su pecado, e hiciere segśn el derecho y
la justicia, si el imp’o restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere
robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivir‡
ciertamente y no morir‡.
Esto tambiŽn estaba en las ense–azas de Cristo. En el caso de Zaqueo, era evidente de
que su conversi—n era autentica, y no solamente unas palabras baratas.
Lucas 19:8-9 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Se–or: He aqu’, Se–or,
la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno,
se lo devuelvo cuadruplicado.
Jesśs le dijo: Hoy ha venido la salvaci—n a esta casa; por cuanto Žl
tambiŽn es hijo de Abraham.
Cristo pudo confirmar la salvaci—n de Zaqueo, porque hab’a evidencias,
claras de los frutos del arrepentimiento.
ŔY tu? ŔHay algo
semejante en la vida tuya?
16) No se le recordar‡ ninguno de sus
pecados que hab’a cometido; hizo segśn el derecho y la justicia; vivir‡
ciertamente.
Y esto es lo que celebraremos en unos momentos, que todos nuestros
pecados han sido borrados en la sangre de Cristo.
17) Luego dir‡n los hijos de tu
pueblo: No es recto el camino del Se–or; el camino de ellos es el que no es recto.
Cuando la gente quejan de los caminos de Dios, como aqu’, Dios ni dice
que son su pueblo, sino el pueblo del profeta.
Hizo algo semejante con MoisŽs.
Pero hermano, si tu te quejas de la justicia de Dios, cual Ŕser‡ tu
est‡ndar?
Con que moralidad vas a juzgar el autor de toda moralidad.
O como Pablo dijo en el capitulo nueve de romanos.
Romanos 9:20 Mas
antes, oh hombre, ŔquiŽn eres tś, para
que alterques con Dios? ŔDir‡ el vaso de barro al que lo form—: ŔPor
quŽ me has hecho as’?
18-19) Cuando el justo se apartare de
su justicia, e hiciere iniquidad, morir‡ por ello. Y cuando el imp’o se apartare de su impiedad, e hiciere
segśn el derecho y la justicia, vivir‡ por ello.
20) Y dijisteis: No es recto el camino
del Se–or. Yo os juzgarŽ, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.
El punto de todo esto es la realidad de que el arrepentimiento, la
vida santa es esencial, si deseas escapar de los fuegos del infierno. En proverbios.
Proverbios 28:13 El
que encubre sus pecados no
prosperar‡; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzar‡ misericordia.
Estamos estudiado en G‡latas, en viernes que estamos justificado por
la fe. Pero la fe verdadera,
siempre vendr‡ con un arrepentimiento.
No ser‡ perfecto, claro, pero s’ ser‡ presente.
2 Pedro 3:9 El
Se–or no retarda su promesa, segśn
algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.
No dijo aqu’ que todos proceden a la fe, sino al arrepentimiento. Porque la fe verdadera siempre ser‡
acompa–ada de arrepentimiento.
ŔAmen?
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Bueno, ahora tenemos unos temas mas antes de terminar.
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21) Aconteci— en el a–o duodŽcimo de
nuestro cautiverio, en el mes dŽcimo, a los cinco d’as del mes, que vino a m’
un fugitivo de JerusalŽn, diciendo: La ciudad ha sido conquistada.
22) Y la mano de Jehov‡ hab’a sido
sobre m’ la tarde antes de llegar el fugitivo, y hab’a abierto mi boca, hasta
que vino a m’ por la ma–ana; y abri— mi boca, y ya no m‡s estuve callado.
23-24) Y vino a m’ palabra de Jehov‡,
diciendo:
Hijo de hombre, los que habitan aquellos
lugares asolados en la tierra de Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y
posey— la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra
en posesi—n.
Hab’an malvados en JerusalŽn, que escaparon de los fuegos.
Y ellos concluyeron, que si Abraham era uno, y empezaba a tomar la
tierra, ellos siendo mas seguramente se pudieron tomar la tierra.
Y se cre’an que como hijos de Abraham, era su derecho.
Y Cristo dijo a algunos, que no eran de la fe, dijo que ni eran hijos
de Abraham.
Juan 8:39 Respondieron y le
dijeron: Nuestro padre es
Abraham. Jesśs les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de
Abraham har’ais.
Y veremos en viernes, Dios mediante, que solamente los que son de la
fe, son hijos de Abraham.
G‡latas 3:7 Sabed,
por tanto, que los que son de fe,
Žstos son hijos de Abraham.
Entonces, para los que sobrevivieron en JerusalŽn, nada iba a salir
bien.
25-26) Por tanto, diles: As’ ha dicho
Jehov‡ el Se–or: ŔComerŽis con sangre, y a vuestros ’dolos alzarŽis vuestros
ojos, y derramarŽis sangre, y poseerŽis vosotros la tierra?
Estuvisteis sobre vuestras espadas,
hicisteis abominaci—n, y contaminasteis cada cual a la mujer de su pr—jimo; Ŕy
habrŽis de poseer la tierra?
Otra vez, la fe, el arrepentimiento verdadero es esencial. Dios no quiere ver tu destrucci—n, pero
en tu rebeli—n, te puedes forzar su mano.
27) Les dir‡s as’: As’ ha dicho Jehov‡
el Se–or: Vivo yo, que los que est‡n en aquellos lugares asolados caer‡n a
espada, y al que est‡ sobre la faz del campo entregarŽ a las fieras para que lo
devoren; y los que est‡n en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia
morir‡n.
Vimos el mismo empezando el libro de Isa’as.
Isa’as 3:10-11 Decid al justo que
le ir‡ bien, porque
comer‡ de los frutos de sus manos. !!Ay del
imp’o! Mal le ir‡, porque segśn las
obras de
sus manos le ser‡ pagado.
La verdad es que s’ hay esperanza
en Dios, pero tienes que responder a las amonestaciones, y no seguir en la
maldad.
28) Y convertirŽ la tierra en desierto
y en soledad, y cesar‡ la soberbia de su poder’o; y los montes de Israel ser‡n
asolados hasta que no haya quien pase.
29) Y sabr‡n que yo soy Jehov‡, cuando
convierta la tierra en soledad y desierto, por todas las abominaciones que han
hecho.
Otra vez, si hay alguien aqu’ en esta ma–ana, viviendo en pecado
secreto, es tiempo de abandonar lo.
ŔPorque morirŽis?, esto no tiene sentido.
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Ahora, terminando, hay unos puntos finales.
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30) Y tś, hijo de hombre, los hijos de
tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y
habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y o’d
quŽ palabra viene de Jehov‡.
Pśblicamente se hablaban bien de Ezequiel. Eran muy respetuosos.
Pero en privado, se burlaban de el. Todo el mundo vino a sus servicios, pero en realidad sus
corazones estaban en sus codicias, sus negocios, sus tierras, aun en Babilonia. Muchos prosperaban all’, y por esto no
regresaron en el tiempo de Nehem’as.
31) Y vendr‡n a ti como viene el
pueblo, y estar‡n delante de ti como pueblo m’o, y oir‡n tus palabras, y no las
pondr‡n por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el coraz—n de ellos anda
en pos de su avaricia.
Tenemos que recordar que Ca’n vino al servicio con Abel, hasta se hizo
su ofrenda.
Herodes escuchaba a Juan Bautista, mucho, pero era como una forma de
entretenimiento.
Y para muchos as’ es la predicaci—n hoy en d’a. Muchos van a venir, y van a decir, ŇQue
bonito mensajeÓ. Pero no van a
cambiar nada en sus vidas, porque su coraz—n, su idolatr’a est‡ en la avaricia.
32) Y he aqu’ que tś eres a ellos como
cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oir‡n tus palabras, pero
no las pondr‡n por obra.
Eran muy respetuosos en publico.
Se hablaban bien del siervo de Dios, en publico.
Se hablaban bien de la palabra, y las predicaciones, pero en sus
vidas, nada cambiaba.
33) Pero cuando ello viniere (y viene
ya), sabr‡n que hubo profeta entre ellos.
Pero cuando finalmente vino los juicios anunciados, ellos iban a
entender que el profeta hablaba en serio, y que esto no era un juego.
======================== Aplicaci—n =======================
Bueno en conclusi—n estamos preparando nos
por la Santa Cena, y es para los que realmente reconocen a Cristo Jesśs como el
Se–or de tu vida.
Y para cerrar, solamente quiero citar un
pasaje mas de Cristo, para sellar el mensaje de hoy.
Mateo 7:24-29 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras,
y las hace, le compararŽ a un hombre
prudente, que edific— su casa sobre la roca.
Descendi— lluvia, y vinieron r’os, y
soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cay—, porque estaba
fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y
no las hace, le compararŽ a un hombre insensato, que edific— su casa sobre la
arena;
y descendi— lluvia, y vinieron r’os, y
soplaron vientos, y dieron con ’mpetu contra aquella casa; y cay—, y fue grande
su ruina.
Y cuando termin— Jesśs estas palabras, la
gente se admiraba de su doctrina; porque les ense–aba como quien tiene
autoridad, y no como los escribas.
ŔHay alguna esperanza?
ÁSi! Y la prueba es que
Dios no quiere ver tu destrucci—n, lo ha jurado. Y ha confirmado su juramento, mandando a su hijos querido para
morir en tu lugar.
Vamos a Orar