4 de octubre de 19

Muriendo Para Vivir

G‡latas 2:1-21

 

Teniendo a Cristo Jesśs, como el centro de tu vida, siendo nueva creatura, es algo tan maravilloso, tan poderoso que es algo que el diablo siempre desea negar y hasta ocultar. pausa

 

Vimos en el ultimo estudio la manera en que la doctrina del evangelio, de la salvaci—n en Cristo estaba bajo ataque.  La distorsi—n estaba presentada muy claramente en el libro deÉ

 

Hechos 15:1    Entonces algunos que ven’an de Judea ense–aban

a los hermanos: Si no os circuncid‡is conforme al rito de MoisŽs, no podŽis ser salvos.

 

Y solamente San Pablo entend’a quŽ peligroso era esa forma de ataque.  Muchos de los otros ap—stoles eran pescadores, o hombres de negocio antes.

 

Pero Pablo viv’a como fariseo, gran parte de su vida, y por lo tanto entend’a sus trucos y sus enga–os.

 

Si solamente se pudieron poner los Cristianos bajo las leyes de MoisŽs, con sus restricciones dietitas, su circuncisi—n, su calendario de festivales, la fe Cristiana seria sofocada.

 

Antes de Cristo, el pacto de MoisŽs realmente era un pacto de gracia, pero con la muerte y la resurrecci—n de Cristo, era un pacto abolido.

 

Y los que aun segu’an este pacto, rechazando a Cristo, trataban de establecer su propia justicia, por medio de una ley, ahora obsoleta.  

 

Como en muchas religiones del mundo, estaban tratando de llegar a Dios, por medio de su propio merito.

 

Romanos 10:1-3 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi coraz—n,

y mi oraci—n a Dios por Israel, es para salvaci—n.  Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.  Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.

 

Y ahora veremos que mientras otros hermanos andaban disfrutando su salvaci—n, y un gran crecimiento en las iglesias, San Pablo tenia que estar siempre, avanzando en la lucha, protegiendo la sana doctrina.

 

1) DespuŽs, pasados catorce a–os, sub’ otra vez a JerusalŽn con BernabŽ, llevando tambiŽn conmigo a Tito.

 

Aqu’ tenemos mas testimonio, de Pablo, hablando de si mismo.

ŔPero porque?  Es que se tenia que establecer que realmente tenia la autoridad de un ap—stol de Cristo, al mismo nivel de los dem‡s.

 

2) Pero sub’ segśn una revelaci—n, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que ten’an cierta reputaci—n el evangelio que predico entre los gentiles.

 

Pablo, habiendo recibido su doctrina directamente del cielo, deseaba confirmar con los lideres de la iglesia que su mensaje era el mismo que el de ellos.

 

3) Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse;

 

Sintiendo la presi—n, de los fariseos, a forzar todos a vivir bajo el sistema anticuada de MoisŽs, Pablo se resist’a ferozmente, enterado de las consecuencias de tal error.

 

3-5) Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesśs, para reducirnos a esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.

Era una lucha verdadera, y Pablo sabia exactamente de lo que se trataba.  Habiendo pasado gran parte de su vida con los fariseos, Pablo pudo imaginar sus objetivos.

 

Hab’an falsos hermanos, que entraban en las iglesias, con el objetivo de apagar la luz del evangelio.

 

Hermanos, tenemos que dar gracias a Dios de que siempre ha levantado hombres para esto, para estudiar profundamente, y para detectar los peligros, perpetrados por malvados, que odian la iglesia de Cristo.  Pero por supuesto tu tambiŽn tienes que estudiar.

 

Es que la salvaci—n en Cristo es algo tan maravilloso, tan glorioso, que el diablo har‡ cualquier cosa para robar la gente de ese rescate.

 

6) Pero de los que ten’an reputaci—n de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepci—n de personas, a m’, pues, los de reputaci—n nada nuevo me comunicaron.

 

Pablo, no por motivos de orgullo, sino para establecer su oficio, y su autoridad, dice que no estaba muy impresionado con los que ya eran los lideres.

 

Es que Pablo era toda su vida en las escrituras, en debates y en an‡lisis de doctrinas.

 

Todos los ap—stoles ten’an el Esp’ritu Santo, pero no todos tenian el mismo tiempo en las escrituras, con profundidad.

 

7-8) Antes por el contrario, como vieron que me hab’a sido encomendado el evangelio de la incircuncisi—n, como a Pedro el de la circuncisi—n  (pues el que actu— en Pedro para el apostolado de la circuncisi—n, actu— tambiŽn en m’ para con los gentiles),

 

Era evidente que Dios estaba ya dividiendo el trabajo para diferentes grupos de obreros.  Y Pablo, con su capacidad de idiomas y su amor por los estudios, era dirigido a los gentiles, o sea los que no eran jud’os.

 

Y como Pablo tampoco era casado, pudo pasar mucho tiempo estudiando.  Hasta se llegaba a un conocimiento de las filosof’as de los griegos paganos, y pudiera citar de ellos.

 

Predicando en Atenas, a los epicśreos y de los estoicos dijoÉ

 

Hechos 17:26-28 Y de una sangre ha hecho todo el linaje

de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los l’mites de su habitaci—n; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no est‡ lejos de cada uno de nosotros.

 

 

Porque en Žl vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas tambiŽn han dicho: Porque linaje suyo somos.

 

As’ que Pablo era el hombre perfecto para entender los griegos y otros, que ten’an una cosmovisi—n no B’blica y poner todo en palabras que ellos pidieron entender.

 

9) y reconociendo la gracia que me hab’a sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a m’ y a BernabŽ la diestra en se–al de compa–erismo, para que nosotros fuŽsemos a los gentiles, y ellos a la circuncisi—n.

 

Ten’an ya un acuerdo.  Los lideres de la iglesia escucharon a Pablo, se oraban con Žl seguramente, y se partieron con un gran amor y amistad.

 

Es que no hab’an muchos que eran ya preparados de ir a Grecia, o lo que ahora es Turqu’a, a roma, y Pablo aun tenia ambiciones de llagar a Espa–a.

 

Y los dem‡s estaban totalmente de acuerdo, con una petici—n.

 

10) Solamente nos pidieron que nos acord‡semos de los pobres; lo cual tambiŽn procurŽ con diligencia hacer.

 

Los pobres eran en JerusalŽn, en Israel, porque los jud’os all’ que estaban ya renacidos en Cristo, estaban bajo mucha persecuci—n.

 

Se pudieron perder sus propiedades, sus trabajos, sus negocios.  Pero conociendo a Cristo, era tanto mas valioso, que la gran mayor’a estaban dispuestos a perder todo por la salvaci—n eterna de sus almas.

 

Y Pablo estaba c—modo con ese compromiso, y hab’a una raz—n.

 

Romanos 15:27  Pues les pareci— bueno, y son deudores a

ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben tambiŽn ellos ministrarles de los materiales.

 

 

 

Dice que si los gentiles recibieron grandes dones espirituales, de parte de los jud’os, entonces los jud’os, pobres en JerusalŽn deben de recibir algo de lo material, de los nuevos hermanos en otras partes.

 

*-------------------------------------------------------*

 

Todo esto era para establecer la autoridad de Pablo, como ap—stol en Cristo, al nivel de los dem‡s.  Porque unos falsos estaban atacando esto, tratando de esclavizar a los hermanos en las iglesias de G‡latas.

 

Pero ahora, tiene que dar otro testimonio, sobre la manera en que tenia que corregir a Pedro, pśblicamente, en frente de todos, por la misa causa, la protecci—n del evangelio.

 

*-------------------------------------------------------*

11) Pero cuando Pedro vino a Antioqu’a, le resist’ cara a cara, porque era de condenar.

 

Esto es un pasaje bastante extra–o, especialmente para la iglesia cat—lica que dice que Pedro era el primer Papa e infalible.

 

Pero aqu’ Pedro comet’a un error grave, no pensando en lo que hacia, y esta vez, Pablo tenia que corrigir lo, pśblicamente.

 

12) Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, com’a con los gentiles; pero despuŽs que vinieron, se retra’a y se apartaba, porque ten’a miedo de los de la circuncisi—n.

 

Normalmente en las nuevas iglesias, los jud’os y los no jud’os se com’an juntos, todos iguales.  Pero cuando vinieron algunos jud’os de JerusalŽn, que siempre com’an aparte ya por siglos, Pedro, sin pensar, tambiŽn se com’a aparte de los hermanos que jam‡s eran jud’os.

 

ÁY una vez haciendo esto, otros empezaron a copiar el error!

 

13) Y en su simulaci—n participaban tambiŽn los otros jud’os, de tal manera que aun BernabŽ fue tambiŽn arrastrado por la hipocres’a de ellos.

 

ŔPorque era una hipocres’a?  pausa  Es que Pablo predicaba, correctamente que en Cristo ya no hay jud’o ni griego, sino somos un solo pueblo. 

Y algunos creen que este problema aun est‡ activo.  Yo preguntaba a un anciano de otra iglesia esta semana si se cr’a que es correcto tener iglesias mesi‡nicas para los jud’os, para honrar sus costumbres, y su respuesta era rotundamente un NO.

 

Es que la separaci—n daba la impresi—n de que todos los hermanos, para estar al mismo nivel, deber’an honrar sus costumbres, ya anticuadas por la venida de Cristo.

 

Pedro obviamente no entend’a el peligro. pausa Pero Pablo tenia que actuar.

 

14) Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tś, siendo jud’o, vives como los gentiles y no como jud’o, Ŕpor quŽ obligas a los gentiles a judaizar?

 

Para no ser muy, muy brusco, lo puso como una pregunta.

 

ŔEstaba Pedro realmente obligando a los gentiles a judaizar?

 

En un sentido s’, porque si no eran totalmente jud’os, se sent’an como que eran inferiores.

 

Y Pablo sabia que esto era exactamente lo que estaba atacando el evangelio, por medio de los hermanos falsos, que entraron secretamente.

 

Pedro no estaba con ellos, a su lado, claro, pero sin pensar estaba ayudando los.

 

Y Pedro sabia que Pablo tenia, raz—n, porque Pedro recib’a visiones sobre todo esto.

 

Hechos 10:9-17 Al d’a siguiente, mientras ellos iban por el

camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subi— a la azotea para orar, cerca de la hora sexta.

 

Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un Žxtasis;  y vio el cielo abierto, y que descend’a algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual hab’a de todos los cuadrśpedos terrestres y reptiles y aves del cielo.

 

Y le vino una voz: Lev‡ntate, Pedro, mata y come.  Entonces Pedro dijo: Se–or, no; porque ninguna cosa comśn o inmunda he comido jam‡s.

 

Volvi— la voz a Žl la segunda vez: Lo que Dios limpi—, no lo llames tś comśn.

 

Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvi— a ser recogido en el cielo.

 

Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de s’ sobre lo que significar’a la visi—n que hab’a visto, he aqu’ los hombres que hab’an sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Sim—n, llegaron a la puerta.

 

Esa vision le ayudaba a entender que se pudo ir con los no jud’os, y ministrar, sin problema.

 

Pero por el momento aqu’, se sent’a algo del temor del hombre, pausa pero tomaba bien la correcci—n, y no se llenaba de nada de amargura.

 

Es que Pedro estaba acostumbrado a estar corregido mucho por Cristo.

 

Pero mas tarde en su libro, hablaba bien de San Pablo.

 

2 Pedro 3:15-16 Y tened entendido que la paciencia de

nuestro Se–or es para salvaci—n; como tambiŽn nuestro amado hermano Pablo, segśn la sabidur’a que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus ep’stolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas dif’ciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como tambiŽn las otras Escrituras, para su propia perdici—n.

 

Pedro aqu’ reconoce que Pablo era experto en las doctrinas profundas.  Pero Pedro nos dio un gran ejemplo aqu’, de c—mo recibir la correcci—n de otro, sin caer ni en resentimientos ni amarguras.

 

 

Continuando los argumentos de San PabloÉ

 

15-16) Nosotros, jud’os de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros tambiŽn hemos cre’do en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie ser‡ justificado.

 

Esto siempre ha sido as’.  David, Abraham, Jacob eran todos salvados por la fe.  Pero el pacto de MoisŽs ahora era muerto, obsoleto, Cristo habiendo llegado.

 

Y era totalmente inśtil como instrumento de salvaci—n.

Hasta los tiempos de Abraham, la salvaci—n ha sido por la fe.

 

Romanos 4:2-8  Porque si Abraham fue justificado por las

obras, tiene de quŽ gloriarse, pero no para con Dios.

 

Porque ŔquŽ dice la Escritura? Crey— Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.

 

Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al imp’o, su fe le es contada por justicia.

 

Como tambiŽn David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo:

              Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades

               son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos.

               Bienaventurado el var—n a quien el Se–or no

               inculpa de pecado.

 

Esto siempre era el evangelio del testamento antiguo, pero habiendo llegado Cristo, el pacto de MoisŽs ya no sirve.

 

17) Y si buscando ser justificados en Cristo, tambiŽn nosotros somos hallados pecadores, Ŕes por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.

 

Ya en Cristo, los jud’os salvados no sigan con las ceremonias de MoisŽs, y si esto era pecado, entonces Cristo seria ministro de pecado.  Cosa imposible.

18) Porque si las cosas que destru’, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.

 

Pablo estaba destruyendo, desmantelando las tradiciones de los jud’os incrŽdulos.  Reconstruyendo las seria una gran inconsistencia.

 

Mira como se hablaba en el segundo de Romanos.

 

Romanos 2:28-29 Pues no es jud’o el que lo es

exteriormente, ni es la circuncisi—n la que se hace exteriormente en la carne;  sino que es jud’o el que lo es en lo interior, y la circuncisi—n es la del coraz—n, en esp’ritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

 

Pablo ni quiere dar les el nombre de jud’o, si sigan en sus pecados.  Y Cristo era aun mas directo hablando con los fariseos.

 

Juan 8:39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es

Abraham. Jesśs les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham har’ais.

 

La implicaci—n era, de que si rechazaban a Cristo, ni eran hijos de Abraham.

 

Y Cristo era aun mas directo en el libro de Apocalipsis.

 

Apocalipsis 3:9 He aqu’, yo entrego de la sinagoga de

Satan‡s a los que se dicen ser jud’os y no lo son, sino que mienten; he aqu’, yo harŽ que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.

 

Y esto es el punto de San Pablo.  Estaban desmantelando el sistema obsoleto, y no tratando de alimentar lo.

 

19) Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.

 

La ley, ayudaba a Pablo a morir a la ley.

 

 

 

Romanos 7:7-9 ŔQuŽ diremos, pues? ŔLa ley es pecado? En

ninguna manera. Pero yo no conoc’ el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciar‡s.

 

Mas el pecado, tomando ocasi—n por el mandamiento, produjo en m’ toda codicia; porque sin la ley el pecado est‡ muerto.

 

Y yo sin la ley viv’a en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivi— y yo mor’.

 

Los diez mandamientos pueden ayudar te a sentir que eres muerto, pero nadie alcanza la salvaci—n, por su obediencia a los diez mandamientos.

 

*-----------------------------------------------------------*

Ahora, cerrando, Pablo va ha hablar profundamente, por medio de las paradojas.

*-----------------------------------------------------------*

 

20) Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en m’; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me am— y se entreg— a s’ mismo por m’.

 

Es un verso, lleno de poder.  Dice que, de alguna manera, yo mor’ con Cristo, en la cruz.  Pero tengo vida, y la vida no es realmente m’a, sino que es el Hijo de Dios, viviendo en m’.

 

Y habla de la fidelidad de Cristo, muriendo en nuestro lugar. Esto es el mero, mero del evangelio.

 

Y m’ralo, cuidadosamente, no dice la fe en Cristo, sino la fe del hijo de Dios, o sea estamos salvados, y mantenidos, por la fidelidad de Cristo, y no por ningśn poder propio.

 

Y ciertamente, no por ningśn merito propio, sino por el merito, de la muerte de Cristo.

 

Esto es la verdad Cristiana, que no aparece en ninguna religi—n del mundo.  En todas las religiones, el hombre est‡ salvado por lo que hace, pero en la verdad B’blica, nosotros estamos salvados por lo que otro hizo, de nuestra parte.  Por esto, no hay nada, nunca como la fe Cristiana.

Y para confirmar todo esto, un verso mas.

 

21) No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por dem‡s muri— Cristo.

 

Los jud’os incrŽdulos, que b’blicamente ni son jud’os, creen que no necesitan a Cristo, porque van tratando de merecer su salvaci—n, por sus propios meritos, que es siempre un fracaso.

 

*-------------------------- Aplicaci—n ---------------------

 

As’ que hermano, hermana, si es tu deseo, morir en Cristo para vivir en su poder, si es tu deseo escapar de tu propio ego’smo, para entender la realidad de la fe hist—rica que ha cambiado el mundo, y continuar‡ impactando este mundo oscuro, puedes pasar adelante y oraremos por ti.

 

Vamos a Orar