29 de septiembre de 2019

La Compa–’a De Los Muertos

Ezequiel 32:1-32

Introducci—n

 

Hoy, hemos llegado al fin de mucha instrucci—n sobre Egipto, y la manera en que su gran imperio llegaba a su fin.  Y esta secci—n terminar‡ hablando de la manera en que muchos hombres malgastan sus vidas.

 

En comparaci—n con la eternidad, nuestras vidas est‡n muy cortas, y la muerte siempre es triste.  Pero por la locura del hombre, a veces se inventan maneras de hacer sus vidas aun mas cortas.

 

Con sus guerras, sus pandillas y carteles, sus vicios, el maltrato del cuerpo, y especialmente hoy en d’a con sus suicidios, el don de la vida puede ser malgastado.

 

Y debemos de tomar todo esto como una gran tristeza, porque nosotros debemos de vivir como los campeones de la vida.

 

Bueno, David y Salom—n escribieron mucho sobre el tema.

 

Salmos 55:23   Mas tś, oh Dios, har‡s descender aquŽllos al

pozo de perdici—n.  Los hombres sanguinarios y enga–adores no llegar‡n a la mitad de sus d’as; Pero yo en ti confiarŽ.

 

Cuando uno est‡ dedicado a la maldad, como veremos en el capitulo, Dios puede ayudar le a llegar bien r‡pido al fin de su vida.

 

Proverbios 21:16     El hombre que se aparta del camino de

la sabidur’a vendr‡ a parar en la compa–’a de los muertos.

 

Y si te pides, Ŕque quiere decir esto, la compa–’a de los muertos?, pues, veremos una ilustraci—n clara, llegando al fin del capitulo.

 

1) Aconteci— en el a–o duodŽcimo, en el mes duodŽcimo, el d’a primero del mes, que vino a m’ palabra de Jehov‡, diciendo:

 

Estamos cumpliendo cuatro cap’tulos sobre los juicios de Egipto.  Son seis diferentes profec’as, y hoy cumpliremos los ultimo dos.

2) Hijo de hombre, levanta endechas sobre Fara—n rey de Egipto, y dile: A leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el drag—n en los mares; pues secabas tus r’os, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas.

 

Un le—n joven tiene mucha energ’a para atacar, para matar, para derramar sangre.  Y as’ viv’a ese rey, tratando de avanzar su dominio carnal, como muchos hombres energŽticos avanzan en su vanidad.

 

Pero veremos en este capitulo, que su vida era solamente esta, vanidad, que al fin de cuentas no val’a nada.  Andaba causando estrŽs y agon’a que realmente no era necesaria.

 

Y la reacci—n del profeta era de tristeza, de lamentaci—n, por otra vida malgastada.

 

3) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Yo extenderŽ sobre ti mi red con reuni—n de muchos pueblos, y te har‡n subir con mi red.

 

Dios tenia que atraparlo, porque era como una bestia loca,  llena de la rabia.

 

4) Y te dejarŽ en tierra, te echarŽ sobre la faz del campo, y harŽ posar sobre ti todas las aves del cielo, y saciarŽ de ti a las fieras de toda la tierra.

 

Aqu’ tenemos que recordar, que los faraones de Egipto siempre deseaban morir bien, estar enterado en una pir‡mide gloriosa, llevando consigo joyas, y otros tesoros.

 

Es que estaban tratando de establecer un significado, o un prop—sito grande para sus vidas.  Pero veremos aqu’ que todo seria en vano.

 

5-6) PondrŽ tus carnes sobre los montes, y llenarŽ los valles de tus cad‡veres.  Y regarŽ de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los arroyos se llenar‡n de ti.

 

Su vida no iba a terminar en gloria, sino en la vergźenza mas baja, en la derrota, como un gran fracaso.

 

7) Y cuando te haya extinguido, cubrirŽ los cielos, y harŽ entenebrecer sus estrellas; el sol cubrirŽ con nublado, y la luna no har‡ resplandecer su luz.

 

Esto iba a estar un shock, algo alarmante, para muchos.

8) HarŽ entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondrŽ tinieblas sobre tu tierra, dice Jehov‡ el Se–or.

 

Esto estaba recordando las tinieblas, siglos atr‡s, en las plagas de MoisŽs.  El fara—n antiguo dijo que no conoc’a a Jehov‡.

 

Pero en realidad, teniendo el pueblo de Dios viviendo en su territorio, viendo la sabidur’a de JosŽ, y sufriendo por las plagas de MoisŽs, Egipto s’ sabia algo de Dios.

 

Era como muchos que han vivido cerca de Cristianos verdaderos, y conocen la verdad, y el impacto del Esp’ritu Santo sobre las vidas de los hermanos. 

 

Y si se tratan de rechazar esa verdad, corriendo tras las vanidades de este mundo, su culpabilidad est‡ multiplicada.

 

9) Y entristecerŽ el coraz—n de muchos pueblos, cuando lleve al cautiverio a los tuyos entre las naciones, por las tierras que no conociste.

 

Muchos pueblos iban a estar tristes, no por un amor al rey de Egipto, sino porque ese rey era un Žxito en los ojos del mundo.

 

Es que muchos otros deseaban copiar ese rey, para tener poderes, dominios y riquezas semejantes.  Pero cuando vieron que todo esto era en vano, seria una amenaza a la direcci—n de sus vidas.

 

10) Y dejarŽ at—nitos por ti a muchos pueblos, y sus reyes tendr‡n horror grande a causa de ti, cuando haga resplandecer mi espada delante de sus rostros; y todos se sobresaltar‡n en sus ‡nimos a cada momento en el d’a de tu ca’da.

 

ŇSi las vidas carnales en busca de poderes, y la fama, y fortuna solamente llevaban el juicio de DiosÓ, pensaron muchos, ŇŔPara que estamos viviendo as’?Ó

 

Y seria una pregunta sabia.  Y seria una misericordia considerar esto antes de gastar todos tus a–os en la vanidad de esta vida.

 

11) Porque as’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: La espada del rey de Babilonia vendr‡ sobre ti.

 

Dios tiene miles de maneras de terminar con la vida de uno.

 

En aquellos tiempos Dios estaba empleando el rey de Babilonia, pero Dios tiene otras opciones.

 

Los vanidosos de hoy pueden caer en accidentes, o enfermedades, ataques del coraz—n, o embolias de sangre.

 

Y en las sociedades mas violentas, un cartel puede acabar con los poderosos de otro cartel.  O como con el gran Chapo Guzm‡n, se puede gastar sus a–os en una peque–a jaula, como una bestia atrapa.

 

Pero de una manera u otra, Dios puede acabar con sus locuras.

 

12) Con espadas de fuertes harŽ caer tu pueblo; todos ellos ser‡n los poderosos de las naciones; y destruir‡n la soberbia de Egipto, y toda su multitud ser‡ deshecha.

 

Ese rey iba a no solamente morir, sino que Dios iba a acabar con su cartel al mismo tiempo.  Y esto era triste, ver tantos hombres haciendo sus vidas cortas, aun mas cortas.

 

13) Todas sus bestias destruirŽ de sobre las muchas aguas; ni m‡s las enturbiar‡ pie de hombre, ni pezu–a de bestia las enturbiar‡.

 

En el r’o Nilo, hab’a normalmente mucha actividad.  Hab’an ni–os jugando y nadando.  Hab’an pescadores sacando provecho.  Animales se entraban para escapar del calor del verano.

 

Pero dice Dios que de repente, no habr’a nada.  Los animales serian tomados como bot’n de guerra, y hasta los ni–os pudieron estar vendidos.

 

14) Entonces harŽ asentarse sus aguas, y harŽ correr sus r’os como aceite, dice Jehov‡ el Se–or.

 

Es un dibujo de la muerte de una sociedad, alegre y feliz, porque estaba dedicada a la rebeli—n y al desprecio del Dios verdadero.  Y el mismo puede pasar hoy en d’a.

 

15) Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada de todo cuanto en ella hay, cuando mate a todos los que en ella moran, sabr‡n que yo soy Jehov‡.

 

Egipto por muchos siglos tenia experiencias con el Dios de Israel, pero no aprendiendo nada, confiando en sus hechiceros y sus ’dolos, ten’an que aprender otra vez, pero con plagas y juicios aun mas insoportables.

 

16) Esta es la endecha, y la cantar‡n; las hijas de las naciones la cantar‡n; endechar‡n sobre Egipto y sobre toda su multitud, dice Jehov‡ el Se–or.

 

Cuando los juicios se caigan, cuando las personas se desciendan al infierno, nadie est‡ regocijando.

 

Los pastores autŽnticos, no quieren ver a nadie muriendo sin Cristo.  Y por esto se predican la santidad, con el deseo de ver el poder de Dios en las vidas de sus congregaciones.

 

Cuando los Cristianos viven en el poder de Dios, mostrando su amor, entonces se pueden convencer a otros, de que su fe representa una realidad, y no una manipulaci—n religiosa.

 

2 Pedro 3:9    El Se–or no retarda su promesa, segśn

algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

 

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Bueno, esto ha sido la primera mitad del capitulo, y solamente viene una profec’a mas sobre Egipto, y en esta, veremos algo de la compa–’a de los muertos.

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17-18) Aconteci— en el a–o duodŽcimo, a los quince d’as del mes, que vino a m’ palabra de Jehov‡, diciendo: Hijo de hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despŽ–alo a Žl, y a las hijas de las naciones poderosas, a lo profundo de la tierra, con los que descienden a la sepultura.

 

Ahora viene una visi—n de los muertos.  Es una visi—n de pueblos que pasaban sus a–os tratando de agarrar el poder, el domino, la gloria como el mundo la entiende.

 

19) Porque eres tan hermoso, desciende, y yace con los incircuncisos.

 

Ese rey de Egipto, se consideraba muy exaltado, pero ahora en la muerte, ser‡ exactamente como otros.  No habr‡ nada de funerales costoso, ni de pir‡mides gloriosas.

Sino que entrar‡ en una congregaci—n de entupidos que malgastaban sus vidas, y ahora pasen su eternidad lamentando.

 

Y hermanos, tenemos que recordar que la revelaci—n en las escrituras es progresiva.  En el testamento antiguo se saben algo de la vida eterna, pero no tienen muchos detalles.

 

Por ejemplo vimos en el libro de DanielÉ

 

Daniel 12:2    Y muchos de los que duermen en el polvo de

la tierra ser‡n despertados, unos para vida eterna, y otros para vergźenza y confusi—n perpetua.

 

No era muy, muy claro, pausa, pero ten’an fragmentos de informaci—n, hasta sobre la resurrecci—n.

 

En el plan de Dios, las doctrinas muy claras sobre el infierno vinieron con Cristo Jesśs, el profeta del amor.

 

Es que sabiendo algo mas sobre los terrores del infierno, es el deseo ver mas personas, despertando se a la realidad de que no tiene nada de sentido, malgastar el poco tiempo que tienen aqu’.

 

20) Entre los muertos a espada caer‡; a la espada es entregado; traedlo a Žl y a todos sus pueblos.

 

Las multitudes que cayeron con el rey de Egipto, se fueron con otras grandes cantidades de seres humanos que hicieron sus vidas mas cortas.

 

21) De en medio del Seol hablar‡n a Žl los fuertes de los fuertes, con los que le ayudaron, que descendieron y yacen con los incircuncisos muertos a espada.

 

Aqu’, van a hablar mucho de los incircuncisos. 

ŔPero porque?  Es que en esa visi—n, veremos los que mueren fuera del pacto con Dios. 

 

Estos son las multitudes que rechazan a Dios y sigan sus hechiceros y sus ’dolos.

 

Y la circuncisi—n aqu’ no es simplemente de la carne sino del coraz—n, como siempre fue el plan de Dios.

 

Era mucho mas que un rito, vac’o.

Deuteronomio 30:6    Y circuncidar‡ Jehov‡ tu Dios tu

coraz—n, y el coraz—n de tu descendencia, para que ames a Jehov‡ tu Dios con todo tu coraz—n y con toda tu alma, a fin de que vivas.

 

Jerem’as 4:4   Circuncidaos a Jehov‡, y quitad el prepucio

de vuestro coraz—n, varones de Jud‡ y moradores de JerusalŽn; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.

 

O, hasta en el nuevo testamentoÉ

 

Romanos 2:28-29 Pues no es jud’o el que lo es

exteriormente, ni es la circuncisi—n la que se hace exteriormente en la carne;  sino que es jud’o el que lo es en lo interior, y la circuncisi—n es la del coraz—n, en esp’ritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

 

As’ que, hablando aqu’ de los incircuncisos, habla de los que mueren muy, pero muy lejos de Dios.

 

22) All’ est‡ Asiria con toda su multitud; en derredor de Žl est‡n sus sepulcros; todos ellos cayeron muertos a espada.

 

Ahora estamos entrando en los detalles sobre la compa–’a de los muertes.  Grandes cantidades de hombres que gastaron sus vidas, sus vidas cortas, por la pura vanidad.  Como Cristo dijoÉ

 

Mateo 26:52    Vuelve tu espada a su lugar; porque todos

los que tomen espada, a espada perecer‡n.

 

Como dije antes, la vida es muy corta, pero los hombres en con sus locuras, la hace aun mas corta.

 

23) Sus sepulcros fueron puestos a los lados de la fosa, y su gente est‡ por los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los cuales sembraron el terror en la tierra de los vivientes.

 

Se sembraron el terror, y por lo tanto Dios tenia que acabar con ellos, de manera relativamente temprana.

24) All’ Elam, y toda su multitud por los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los cuales descendieron incircuncisos a lo m‡s profundo de la tierra, porque sembraron su terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusi—n con los que descienden al sepulcro.

 

Te puedes encontrar los de Elam, en los tiempos de Abraham.

Eran muy violentos, y por lo tanto Dios tenia que bajar los como grupo, para pasar su eternidad en la confusi—n y la vergźenza.

 

25) En medio de los muertos le pusieron lecho con toda su multitud; a sus alrededores est‡n sus sepulcros; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque fue puesto su espanto en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusi—n con los que descienden al sepulcro; Žl fue puesto en medio de los muertos.

 

Lo que estamos viendo aqu’, es una visi—n del infierno, pero durante el testamento antiguo cuando se ten’an menos detalles sobre los sufrimientos.  Como dijo CristoÉ

 

Mateo 13:49-50 As’ ser‡ al fin del siglo: saldr‡n los

‡ngeles, y apartar‡n a los malos de entre los justos, y los echar‡n en el horno de fuego; all’ ser‡ el lloro y el crujir de dientes.

 

26) All’ Mesec y Tubal, y toda su multitud; sus sepulcros en sus alrededores; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque hab’an sembrado su terror en la tierra de los vivientes.

 

Se andaban en la vanidad, estos pa’ses del norte, y se murieron en la confusi—n, lejos de Dios, para sufrir eternamente.

 

Y n—talo, en esta congregaci—n de los muertos, no hablan del pueblo de Dios.

 

27) Y no yacer‡n con los fuertes de los incircuncisos que cayeron, los cuales descendieron al Seol con sus armas de guerra, y sus espadas puestas debajo de sus cabezas; mas sus pecados estar‡n sobre sus huesos, por cuanto fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes.

 

 

 

Era una costumbre de los necios, estar enterados con sus espadas como almohadas, como que esto iba a ayudarles a descansar bien.

 

Pero llegando al infiero, como el gran rey de Egipto, ni las pir‡mides, ni las espadas ni los funerales elegantes eran ayuda alguna, empezando el largo proceso de sufrimiento, eterno.

 

28) Tś, pues, ser‡s quebrantado entre los incircuncisos, y yacer‡s con los muertos a espada.

 

Esto fue a fara—n.  Tu te crees muy elevado, muy exaltado, en el Seol, en el infiero, ser‡ uno entre muchos, dedicados al sufrimiento, y a la vergźenza, perpetua.

 

29) All’ Edom, sus reyes y todos sus pr’ncipes, los cuales con su poder’o fueron puestos con los muertos a espada; ellos yacer‡n con los incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro.

 

Estos, como hemos estudiado, eran descendientes de Esaś, que ten’an a Abraham como abuelo.

 

Y estos hasta practicaban la circuncisi—n, pero no del coraz—n.

 

Serian como Cristianos bautizados que no sab’an nada de la santidad, sin la cual nadie vera al Se–or.

 

Hebreos 12:14  Seguid la paz con todos, y la santidad,

sin la cual nadie ver‡ al Se–or.

 

30) All’ los pr’ncipes del norte, todos ellos, y todos los sidonios, que con su terror descendieron con los muertos, avergonzados de su poder’o, yacen tambiŽn incircuncisos con los muertos a espada, y comparten su confusi—n con los que descienden al sepulcro.

 

Hay mucha repetici—n aqu’, pero el punto es que el infierno ser‡ muy lleno, de personas que malgastaron sus pocos d’as, este lado del sepulcro.  ŔY tu?

 

31) A Žstos ver‡ Fara—n, y se consolar‡ sobre toda su multitud; Fara—n muerto a espada, y todo su ejŽrcito, dice Jehov‡ el Se–or.

 

Esto es un poco ir—nico.  Llegando, Fara—n ser‡ consolado porque no ser‡ solo.

Esto es como se burlan de la fe cuando evangelizamos, diciendo que desean ir al infierno, porque all‡ con sus amigos se van a festejar.

 

Pero es un poco dif’cil festejar cuando est‡ mordiendo su lengua por el dolor.  Como dice en el libro de ApocalipsisÉ

 

Apocalipsis 16:10    El quinto ‡ngel derram— su copa sobre

el trono de la bestia; y su reino se cubri— de tinieblas, y mord’an de dolor sus lenguas.

 

32) Porque puse mi terror en la tierra de los vivientes, tambiŽn Fara—n y toda su multitud yacer‡n entre los incircuncisos con los muertos a espada, dice Jehov‡ el Se–or.

 

Bueno, nada de esto es muy alegre, pero respetando la palabra de Dios, reconocemos que est‡ aqu’ con un buen prop—sito.

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ŔQue podemos sacar de estos momentos de turismo entre la compa–’a de los muertos?

 

Proverbios 21:16     El hombre que se aparta del camino de

la sabidur’a vendr‡ a parar en la compa–’a de los muertos.

 

Podemos concluir, que grandes cantidades de hombres, de mujeres, de j—venes andan malgastando sus vidas, en las puras vanidades de esta vida.

 

Pero tu, como hermano, como hermana en la fe, si andas invirtiendo bien, si vives sirviendo al Se–or.  Nada de lo que haces est‡ en vano.

 

Cosas peque–asÉ

Marcos 9:41    Y cualquiera que os diere un vaso de agua en

mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perder‡ su recompensa.

 

Y finalmente la firmeza.

1 Corintios 15:58    As’ que, hermanos m’os amados, estad

firmes y constantes, creciendo en la obra del Se–or siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Se–or no es en vano.

Vamos a Orar