20 de septiembre de 19

Luchando En El Vientre

Abd’as 1:1-21

 

Isaac, el hijo de Abraham, tuvo una mujer que no estaba concibiendo hijos.  Y rogando ayuda de arriba Isaac, fue al Se–or.

 

GŽnesis 25:21-23     Y or— Isaac a Jehov‡ por su mujer, que

era estŽril; y lo acept— Jehov‡, y concibi— Rebeca su mujer.

 

Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es as’, Ŕpara quŽ vivo yo? Y fue a consultar a Jehov‡;

 

 y le respondi— Jehov‡:

   Dos naciones hay en tu seno,

Y dos pueblos ser‡n divididos desde tus entra–as; El un pueblo ser‡ m‡s fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servir‡ al menor.

 

Tan fuerte era la enemistad entre estos dos, que aun antes de nacer se, estaban peleando, y la madre sent’a todo.

 

Pero esa enemistad no solamente se manifestaba durante la vida de Isaac, sino que por generaciones despuŽs, los descendientes de Esaś, continuaban la lucha con los descendientes de Jacob.  Y visa versa.

 

1-2) Visi—n de Abd’as.  Jehov‡ el Se–or ha dicho as’ en cuanto a Edom: Hemos o’do el preg—n de Jehov‡, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantŽmonos contra este pueblo en batalla.

 

En esa profec’a, el profeta Abd’as, anuncia que por unas atrocidades, los descendientes de Esaś, que llevan ahora el nombre de Edom, va a caer bajo un terrible juicio de Dios.

 

La semana pasada, estudiamos el verso en Romanos 9 que dice

 

Romanos 9:13   Como est‡ escrito: A Jacob amŽ,

               mas a Esaś aborrec’.

 

Y el mensaje de hoy es como una continuaci—n de la historia.

Estudiamos en otro profeta tambiŽn.

 

Malaqu’as 1:2-3 Yo os he amado, dice Jehov‡; y dijisteis:

ŔEn quŽ nos amaste? ŔNo era Esaś hermano de Jacob? dice Jehov‡. Y amŽ a Jacob, y a Esaś aborrec’, y convert’ sus montes en desolaci—n, y abandonŽ su heredad para los chacales del desierto.

 

Esto es un tema muy constante en las escrituras.

 

2) He aqu’, peque–o te he hecho entre las naciones; est‡s abatido en gran manera.

 

Ese pueblo de Edom se cre’a muy grande, pero Dios dice no, sino que eres peque–o, entre las naciones, y las naciones en que est‡s confiando, en poco tiempo estar‡n en tu contra.

 

3) La soberbia de tu coraz—n te ha enga–ado, tś que moras en las hendiduras de las pe–as, en tu alt’sima morada; que dices en tu coraz—n: ŔQuiŽn me derribar‡ a tierra?

 

Se viv’a en un lugar muy dif’cil de atacar, y por esto se cre’an invencibles.  Como Afganist‡n en nuestros tiempos.  Muchos grandes imperios han atacado all‡ como los Estados Unidos y Rusia, pero son dif’ciles de derrotar.

 

Pero estos estaban muy confiados, hablan como los hombres en el principio de la pel’cula El Titanic, que anunciaban, Ňesa barca en tan fuerte, que ni Dios pudiera hundir laÓ.

 

4) Si te remontares como ‡guila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ah’ te derribarŽ, dice Jehov‡.

 

Pero aqu’ tambiŽn, con Edom, Dios no estaba impresionado con sus jactancias.  Y claro esto aplica a todos los malvados en su orgullo.

 

5) Si ladrones vinieran a ti, o robadores de noche (!!c—mo has sido destruido!), Ŕno hurtar’an lo que les bastase? Si entraran a ti vendimiadores, Ŕno dejar’an algśn rebusco?

 

Normalmente, los ladrones, entrando en temor, agarran lo que pueden y se huyen, no deseando estar descubierto.  Y los que cosechan las uvas, siempre dejan algo, hasta para los pobres.

 

Pero Dios iba a mandar saqueadores que no iban a deja nada.

6) !!C—mo fueron escudri–adas las cosas de Esaś! Sus tesoros escondidos fueron buscados.

 

Es que ten’an muchos tesoros escondidos en las pe–as de los montes, pero Dios dice, ni modo, porque los que iban a venir, se encantar’an todo, porque Dios iba a ayudar a sus enemigos a encontrar todo.

 

La profec’a fue anunciada a Judea, pero es posible que los de Edom escucharon algo de este anuncio, por esp’as o por rumores.

 

7) Todos tus aliados te han enga–ado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que com’an tu pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento.

 

Esaś, su gran patriarca era circuncidado, como nieto de Abraham, pero no tuvo interŽs en los asuntos del reino de Dios.  Hasta que se vend’a su herencia santa por un guisado caliente, como muchos j—venes hoy en d’a que abandonan su herencia Cristiana, huyendo al mundo con toda velocidad.

 

Pero todo ese desprecio de Dios, y amor por el mundo lleve sus consecuencias.

 

8) ŔNo harŽ que perezcan en aquel d’a, dice Jehov‡, los sabios de Edom, y la prudencia del monte de Esaś?

 

Se confiaban en sus sabios, sus astutos, pero Dios promet’a que la astucia iba a estar quitada, porque su d’a de retribuci—n ha llegado.

 

9) Y tus valientes, oh Tem‡n, ser‡n amedrentados; porque todo hombre ser‡ cortado del monte de Esaś por el estrago.

 

Teman era uno de los grandes de Esaś, como vimos en GŽnesis.

 

GŽnesis 36:15  Estos son los jefes de entre los hijos de

Esaś: hijos de Elifaz, primogŽnito de Esaś: los jefes Tem‡n, Omar, Zefo, Cenaz.

 

Ten’an muchos, conocidos por sus capacidades con las armas.  Pero nada de esto iba a ayudar.

 

10) Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrir‡ vergźenza, y ser‡s cortado para siempre.

Muchas veces se mostraban su odio por los de Jacob.  Cuando MoisŽs sal’a de Egipto, Jacob se ped’a, un favor de su hermano, Esaś.

 

Nśmeros 20:14-21     Envi— MoisŽs embajadores al rey de Edom

desde Cades, diciendo: As’ dice Israel tu hermano: Tś has sabido todo el trabajo que nos ha venido; c—mo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres;

 

16 y clamamos a Jehov‡, el cual oy— nuestra voz, y envi— un ‡ngel, y nos sac— de Egipto; y he aqu’ estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.

 

17 Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por vi–a, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.

 

Edom le respondi—: No pasar‡s por mi pa’s; de otra manera, saldrŽ contra ti armado.

 

19 Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiŽremos tus aguas yo y mis ganados, darŽ el precio de ellas; dŽjame solamente pasar a pie, nada m‡s.

 

20 Pero Žl respondi—: No pasar‡s. Y sali— Edom contra Žl con mucho pueblo, y mano fuerte.

 

21 No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvi— Israel de Žl.

 

Jacob, o sea sus descendientes, estaban en su momento de necesidad, pero los de Esaś, no quisieron ayudar.  Ten’an resentimientos, amarguras, ya de generaciones.  Pero veremos algo aun peor en este libro peque–o que incitaba el furor de Dios.

11) El d’a que estando tś delante, llevaban extra–os cautivo su ejŽrcito, y extra–os entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre JerusalŽn, tś tambiŽn eras como uno de ellos.

 

Como los soldados echaban suertes por la poca propiedad que tuvo Cristo, delante de la cruz, los que sacaban bot’n de Judea, cuando vino su cautividad, ten’an a los de Edom entre ellos.

 

Se echaban suertes para la propiedad de su hermano cuando estaba en su momento de gran tragedia.

 

Y esto, Dios jam‡s va a olvidar.

 

12) Pues no debiste tś haber estado mirando en el d’a de tu hermano, en el d’a de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Jud‡ en el d’a en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el d’a de la angustia.

 

Los jud’os, estaban en su d’a peor, y sus primos estaban celebrando.

 

Salmos 137:7   Oh Jehov‡, recuerda contra los hijos de Edom

el d’a de JerusalŽn, Cuando dec’an: Arrasadla, arrasadla Hasta los cimientos.

 

Hay una entrevista con el famoso George Soros, en que el billonario, que vino de una familia jud’a, en su juventud, como aqu’, se hizo rico, fingiendo que era no jud’o, y robando a los jud’os que sufr’an en las opresiones de este de Europa.

 

Y hay muchos, hasta la fecha, que los jud’os toman mas como un Esaś, que como un Jacob.

 

13) No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el d’a de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el d’a de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el d’a de su calamidad.

 

Como Soros, estos aprovecharon del sufrimiento de sus hermanos, para aumentar sus fortunas.

 

14) Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste haber entregado a los que quedaban en el d’a de angustia.

 

Estos se ayudaban a los enemigos de sus hermanos, por su falta de compasi—n, por los que eran en realidad parte de su familia.

 

Y no olvides que Esaś estaba circuncidado, era miembro del pacto.  Pero como muchos hoy en d’a, que crecen en el pacto Cristiano, hasta bautizados, salgan mas tarde, deseando ser amigos del mundo, y enemigos de Dios.

 

15) Porque cercano est‡ el d’a de Jehov‡ sobre todas las naciones; como tś hiciste se har‡ contigo; tu recompensa volver‡ sobre tu cabeza.

 

Es que Dios no puede aguantar esa forma de apostas’a y traici—n.  Como Cristo dijo de Judas Iscariote.

 

Mateo 26:24    A la verdad el Hijo del Hombre va, segśn est‡

escrito de Žl, mas !!ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

 

16) De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beber‡n continuamente todas las naciones; beber‡n, y engullir‡n, y ser‡n como si no hubieran sido.

 

Aqu’, beber es como beber la copa de la ira de Dios, como Cristo hablaba, en el huerto de Getsemani, para salvar a ti y a mi.

 

Mateo 26:39    Yendo un poco adelante, se postr— sobre su

rostro, orando y diciendo: Padre m’o, si es posible, pase de m’ esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tś.

 

Y es la historia del mundo, para los creyentes, Cristo tomaba lo tuyo, pero los dem‡s sufren todo, en carne propia.

 

17) Mas en el monte de Sion habr‡ un remanente que se salve; y ser‡ santo, y la casa de Jacob recuperar‡ sus posesiones.

 

Y ahora, llegando a la conclusi—n, Dios dice que los mansos en realidad s’ van a estar los herederos de la tierra.

 

Los fuertes pueden fulminar en sus orgullos a todos, jactando se su posici—n de superioridad en el mundo, pero los que aman a Dios y sus preceptos, siempre ganaremos.

 

18) La casa de Jacob ser‡ fuego, y la casa de JosŽ ser‡ llama, y la casa de Esaś estopa, y los quemar‡n y los consumir‡n; ni aun resto quedar‡ de la casa de Esaś, porque Jehov‡ lo ha dicho.

 

En nuestra Žpoca las armas de nuestra malicia no son carnales, pero si estamos armados, armados fuertemente, para ganar la victoria.

 

Los mundanos pueden levantar se, por un rato, como los de Esaś en las escrituras, pero Dios tiene sus planes para ellos.

 

19) Y los del Neguev poseer‡n el monte de Esaś, y los de la Sefela a los filisteos; poseer‡n tambiŽn los campos de Efra’n, y los campos de Samaria; y Benjam’n a Galaad.

 

En el nuevo testamento, no se hablan de Abraham como uno que iba a ser heredero de una tierra peque–a en el medio oriente, sino que Abraham, y sus descendientes en realidad somos herederos del mundo.

 

Romanos 4:13   Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su

descendencia la promesa de que ser’a heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.

 

Y tu hermano, hermana como uno que est‡ en Cristo, te compartes en esa promesa.

 

G‡latas 3:29   Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente

linaje de Abraham sois, y herederos segśn la promesa.

 

20) Y los cautivos de este ejŽrcito de los hijos de Israel poseer‡n lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de JerusalŽn que est‡n en Sefarad poseer‡n las ciudades del Neguev.

 

Estamos en una gran victoria, pero la batalla aun es intensa, y tenemos que vivir como alertos, porque los Esaśs, est‡n en todos lados.

 

21) Y subir‡n salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaś; y el reino ser‡ de Jehov‡.

 

El libro es peque–o, un solo capitulo, pero termina prometiendo nos la victoria.

*-------------------------- Aplicaci—n ---------------------

La victoria es segura, pero podemos sufrir en la batalla.

 

En nuestra Žpoca, muchos Cristianos, vean a sus hijos abandonando su fe y vendiendo su herencia.

 

GŽnesis 25:29-34     Y guis— Jacob un potaje; y volviendo Esaś

del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom.

 

Y Jacob respondi—: VŽndeme en este d’a tu primogenitura.

 

Entonces dijo Esaś: He aqu’ yo me voy a morir; Ŕpara quŽ, pues, me servir‡ la primogenitura?

 

Y dijo Jacob: Jśramelo en este d’a. Y Žl le jur—, y vendi— a Jacob su primogenitura.

 

Entonces Jacob dio a Esaś pan y del guisado de las lentejas; y Žl comi— y bebi—, y se levant— y se fue. As’ menospreci— Esaś la primogenitura.

 

Como muchos hijos Cristianos, para un poco de la carne, para unos placeres sexuales, o pervertidos, se vendan su herencia.

 

De repente, los preceptos de Dios, no valgan nada, toda la herencia de la historia de la iglesia, sus himnos, sus disciplinas, se tiran al viento, para unos momentos de placer carnal.

 

Se van a la universidad, en muchos casos para una gran carrera, pausa, pero salgan como los soldados de George Soros, desmantelando una sociedad que ha funcionada bien.

 

Por esto, estamos en oraci—n constante por nuestros hijos, nuestros j—venes, que no se conviertan en Esaśs, sabiendo lo que Dios dijo.

 

A Jacob amŽ, mas a Esaś aborrec’.

 

Vamos a Orar