13 de agosto de 19

Ningœn Plan B

Deuteronomio 29:29

 

Introducci—n

En este semana, se celebraban dieciocho a–os, desde el gran ataque de terrorismo en Nueva York, en que miles perdieron sus vidas.

 

Y yo recuerdo el d’a muy bien, era un lunes, porque el domingo antes, por la noche, estuve regresando de mi primer viaje a San Salvador, para ayudar con otra tragedia, el gran terremoto de 2001.

 

Y recuerdo como nos llevaron a diferentes lugares, all‡, para ver los da–os.  Y tuvimos con nosotros un juez de San Salvador.  Un magistrado que era miembro tambiŽn de la iglesia all‡, y nos dijo, que en tales grandes tragedias, en que se ve lugares en que muchas casas estaban cubiertas de derrumbes de tierra, el verso en que ese juez meditaba era nuestro verso de hoy.

 

Deuteronomio 29:29   Las cosas secretas pertenecen a Jehov‡

nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

 

Con Dios hay cosas secretas, inescrutables. 

 

ÀPorque el nueve once?

ÀPor quŽ los terremotos, los maremotos, las guerras o como hoy d’a como observŽ en las noticias de Espa–a, durante sus grandes diluvios en que los da–os ya son enormes y hay personas que han perdido sus vidas, y una mujer preguntaba,

Àser‡ por los cambios clim‡ticos o, o, o?Ó y no lo pudo pronunciar, pero yo creo que estaba pensando, o ser‡ la mano de Dios, sobre un pa’s que ha despreciado su palabra.

 

Y muchos se pongan muy religiosos, en estas tragedias diciendo ÒDios m’o, madre de Dios, Se–or, madre m’aÓ.

 

Y es el mismo aqu’, en las tragedias, hasta los ateos salgan con las expresiones religiosas, como ÒÁDios m’o!Ó.

 

Pero el juez sabio, de San Salvador, entend’a, que en todo esto, Dios tiene un plan.  A veces hay hermanos que no est‡n c—modos con este concepto del plan de Dios.

Pero los seres humanos casi siempre tienen sus planes.   Los que hacen sus vacaciones de camping, en estos tiempos tienen que decidir Àque van a llevar, que ropa, que comida, con que se van a dormir, y que pasa si uno es herido, o se quede enfermo?

 

Hacer un plan es normal, pero el hombre no puede anticipar todo, y a veces tiene que abandonar su plan ÒAÓ, y continuar con el plan ÒBÓ.  pausa

 

Pero con el plan de Dios, no hay ningœn plan ÒBÓ.

 

Un plan ÒBÓ para Dios no es necearlo, porque no hay nada que Dios no puede anticipar.

 

Isa’as 46:9-10 Acordaos de las cosas pasadas desde los

tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a m’, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigŸedad lo que aœn no era hecho; que digo: Mi consejo permanecer‡, y harŽ todo lo que quiero.

 

Aunque podemos entristecer al Esp’ritu Santo, en realidad, lo que pasa no es una sorpresa para Dios.

 

El hombre puede estudiar el pasado, puede tratar de calcular las probabilidades de que algo va a pasar, pero el hombre no puede saber el futuro, aparte de lo que Dios ha revelado en su palabra.

 

Deuteronomio 29:29   Las cosas secretas pertenecen a Jehov‡

nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

 

En la voluntad revelada hay mucho para nosotros, para asimilar quŽ es la moralidad B’blica, que es en realidad, una expresi—n del car‡cter santo de Dios.

 

Pero hay otras cosas que son simplemente secretas, y ni debemos de intentar saber las.  Esta es parte de la gran criminalidad del hechicerismo.  Hay gente que desean saber cosas del futuro de las cuales Dios no ha revelado, y acudiendo a los brujos, se terminan atrapados por los demonios.

 

 

Lev’tico 19:31 No os volv‡is a los encantadores ni a los

adivinos; no los consultŽis, contamin‡ndoos con ellos. Yo Jehov‡ vuestro Dios.

 

Es que no estamos permitidos a intentar forzar un acceso a las cosas secretas de Dios, sino conformar nos con lo que Dios ha actualmente revelado.

 

Deuteronomio 29:29   Las cosas secretas pertenecen a Jehov‡

nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

 

Normalmente los hermanos que andan llegando a la madurez espiritual, entiendan estas cosas, y conf’an en que Dios tiene un plan bueno, en que podemos confiar.

 

Romanos 8:28-30 Y sabemos que a los que aman a Dios,

todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su prop—sito son llamados.

 

Porque a los que antes conoci—, tambiŽn los predestin— para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Žl sea el primogŽnito entre muchos hermanos.

 

Y a los que predestin—, a Žstos tambiŽn llam—; y a los que llam—, a Žstos tambiŽn justific—; y a los que justific—, a Žstos tambiŽn glorific—.

 

Aqu’ se ve que la palabra predestinaci—n, no es simplemente una palabra teol—gica, sino que es una palabra B’blica, que aparece en muchos lugares, de las escrituras.

 

Y este pasaje no dice que Dios tiene control sobre muchas cosas, sino sobre todas las cosas que pasan.

 

Hay otros pasajes que dicen casi el mismo.

 

Efesios 1:11   En Žl asimismo tuvimos herencia, habiendo

sido predestinados conforme al prop—sito del que hace todas las cosas segœn el designio de su voluntad,

 

 

Otra vez, se habla de la manera en que Dios ha predestinado personas, y por lo tanto ha controlado todas las cosas para asegurar los detalles de su predestinaci—n.

 

ÀPero cuando predestino Dios todo esto?

 

Efesios 1:3-4  Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Se–or

Jesucristo, que nos bendijo con toda bendici—n espiritual en los lugares celestiales en Cristo, segœn nos escogi— en Žl antes de la fundaci—n del mundo, para que fuŽsemos santos y sin mancha delante de Žl.

 

Aqu’ dice que fuimos escogidos, en Cristo, antes de la fundaci—n del mundo, y todo esto para terminar santos.

 

Y ojala hermano, te puedes sentir algo del poder de esa doctrina, para ayudar te a aguantar los golpes de la vida.

 

Pero hay mas, all’ mismo en Efesios.

 

Efesios 1:11-12 En Žl asimismo tuvimos herencia,

habiendo sido predestinados conforme al prop—sito del que hace todas las cosas segœn el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esper‡bamos en Cristo.

 

Ahora podemos ver algo de la raz—n de todo esto. Es para la alabanza de la gloria de Dios.  Tenemos que entender que en Ad‡n, todos nosotros estuvimos ca’dos, muertos en pecado, contaminados por la corrupci—n, y corriendo tras el ritmo  de este mundo.

 

Efesios 2:1-3  Y Žl os dio vida a vosotros, cuando estabais

muertos en vuestros delitos y pecados, en

los cuales anduvisteis en otro tiempo,

siguiendo la corriente de este mundo,

conforme al pr’ncipe de la potestad del

aire, el esp’ritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales tambiŽn todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y Žramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los dem‡s.

 

 

Es bastante glorioso ver la manera en que Dios extendi— su misericordia a grandes nœmeros de hombres, mujeres, j—venes ni–os, poniendo su Esp’ritu Santo en ellos, y d‡ndoles el poder de escapar de las garras de Satan‡s.

 

Estas doctrinas son profundas, pero son gloriosas para exaltar a Dios en lo que est‡ haciendo en sus iglesias.   

 

pausa

 

Y hermanos, vas a ver esa doctrina en todos lados de la Biblia.  ÀAlguna vez has preguntado porque Cristo diceÉ?

 

Mateo 13:9 El que tiene o’dos para o’r, oiga.

 

Es que no todos tienen estos o’dos benditos.

 

Y Cristo hablaba mucho sobre ese tema en el libro de San Juan.

 

Juan 1:12-13   Mas a todos los que le recibieron, a los que

creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de var—n, sino de Dios.

 

Juan abri— su libro diciendo que esto no depende de la voluntad del hombre, ni de carne, sino que es obra de Dios.

 

Cristo dijo plenamente a sus disc’pulosÉ

 

Juan 15:16 No me elegisteis vosotros a m’, sino que yo

os eleg’ a vosotros, y os he puesto para que vay‡is y llevŽis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, Žl os lo dŽ.

 

La elecci—n, no era obra de hombre, sino obra de Dios, porque el hombre escoger‡ conforme a su naturaleza.

 

Si te pongas un mont—n de lechuga, y un mont—n de carne en frente de un le—n con hambre, pausa, de que mont—n va a comer?  La carne, porque esto es su naturaleza.

 

Y se te pongas actividades santas, y actividades mundanas en frente de un hombre pecador, que aun est‡ en Ad‡n, que aun est‡ en la carne, Àcual se escoger‡?

 

Es que la regeneraci—n del alma es una obra sobrenatural de Dios, que pasa siempre conforme a su plan.

 

Exactamente quien y cuando Dios va a regenerar, es parte de su voluntad secreta.  Nosotros podemos orar y trabajar, para esto, pero la decisi—n es soberana, y firmemente fundada en el consejo de Dios.

 

Y el hecho de que Dios ya es due–o de todos, hasta los perdidos fue comprobado por Cristo enÉ

 

Juan 6:39-40   Y esta es la voluntad del Padre, el que me

envi—: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el d’a postrero.

 

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquŽl que ve al Hijo, y cree en Žl, tenga vida eterna; y yo le resucitarŽ en el d’a postrero.

 

Y hay hermanos que tropiezan con esa doctrina e imaginan que alguien puede desear venir a Cristo, pero si es no es parte del plan inmutable de Dios, ser‡ frustrado.

 

Pero Cristo dice que esto jam‡s pasar‡.

 

Juan 6:37 Todo lo que el Padre me da, vendr‡ a m’;

y al que a m’ viene, no le echo fuera.

 

Los que ven a Cristo, ser‡n siempre recibidos. 

Pero reconozco que esta es una doctrina profunda, y dif’cil para algunos.

 

Objeci—n: Tal vez alguien est‡ pensando, Àbueno pastor, si ya sabes que esa doctrina puede hacer doler la cabeza, porque tienes que ense–ar la?

 

Respuesta: Es que yo se, que esa doctrina puede ayudar te.

Entendiendo todo esto, Job adoraba, cuando vino la tragedia a su vida.

 

          Y hablando de Job, jam‡s tienes que tener miedo

del diablo, porque el diablo no puede hacer nada que Dios no ha permitido.

 

          Y hay mucho en las escrituras que siempre ser‡

inescrutable, para ti, hasta que te puedes asimilar algo de esto.

Hay hermanos que est‡n c—modos con Dios siendo Dios, predestinando los planetas y las estrellas, animales, y trajerais.

pausa

 

Pero cuando llegamos a la salvaci—n de los seres humanos, se quejan, y se protestan.  Pero todo esto es la base de la gracia de Dios.

 

Efesios 2:8-9  Porque por gracia sois salvos por medio de

la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glor’e.

 

Si era por algo en nosotros, algo que nosotros hemos hecho o decidido, o orado, entonces merecer’amos algo de la gloria.  Pero esto es imposible.  Toda la gloria por nuestra salvaci—n va a Dios, y Dios no compartir‡ su gloria con otro.

 

Tito 3:4-7 Pero cuando se manifest— la bondad de Dios

nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salv—, no por obras de justicia que nosotros hubiŽramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneraci—n y por la renovaci—n en el Esp’ritu Santo,

 

el cual derram— en nosotros abundantemente

por Jesucristo nuestro Salvador, para que

justificados por su gracia, viniŽsemos a ser

herederos conforme a la esperanza de la vida

eterna.

 

As’ que estas doctrinas son necesarias, para exponer la gloria de Dios, el poder de Dios, y solamente Dios, en la producci—n de nuestra salvaci—n.

 

El Padre ha escogido, el Hijo ha pagado el precio, y el Esp’ritu Santo nos ha regenerado.  Todo de Dios, nada del hombre.

 

Ahora para cerrar, quiero mostrar la manera en que esa doctrina profunda puede ayudar te en el entendimiento de los pasajes dif’ciles de la Biblia.

 

*------------------------ Conclusi—n ---------------------*

 

Vamos a Romanos 9, para terminar.

Romanos 9:6-22 No que la palabra de Dios haya fallado;

porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te ser‡ llamada descendencia.

 

Esto es: No los que son hijos segœn la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos segœn la promesa son contados como descendientes.

 

En el pacto de Dios, siempre hay personas escogidas, y tambiŽn hay personas que no son escogidas.  No olvides, que hasta Judas Iscariote, tenia una relaci—n personal con Cristo.

Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendrŽ, y Sara tendr‡ un hijo.

 

Y no s—lo esto, sino tambiŽn cuando Rebeca concibi— de uno, de Isaac nuestro padre  (pues no hab’an aœn nacido, ni hab’an hecho aœn ni bien ni mal, para que el prop—sito de Dios conforme a la elecci—n permaneciese, no por las obras sino por el que llama),

 

Aqu’ hay dos bebŽs en el vientre de la madre, Rebeca, y Dios est‡ tomando decisiones sobre ellos.  Por esto habla de la Òelecci—nÓ, y n—talo, Òelecci—nÓ no es solamente una palabra teol—gica, sino que es una palabra B’blica.

 

se le dijo: El mayor servir‡ al menor.

Como est‡ escrito: A Jacob amŽ, mas a Esaœ aborrec’.

 

Esto es muy espantoso.  Una de estas criaturas est‡ amada, y la otra, ser‡ dejada en su pecado.  Y aqu’ mismo San Pablo sabe que alguien se va a quejar.

 

ÀQuŽ, pues, diremos? ÀQue hay injusticia en Dios? En ninguna manera.

 

Esto no es injusto porque los dos merecen pudrir en sus pecados, para una perdici—n eterna.  Pero la gracia de Dios viene a uno, como la gracia de Dios, vino a ti.

 

Pues a MoisŽs dice: TendrŽ misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadecerŽ del que yo me compadezca.

 

Dios no est‡ bajo obligaci—n de mostrar la misericordia a nadie.  Y si la muestra a uno, no tiene que mostrar a la otro.

As’ que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

 

Otra vez, nuestra salvaci—n es de Dios, y no de nosotros mismos.  ƒramos escogidos, dijo en Efesios, y esto antes de la fundaci—n del mundo.

 

Porque la Escritura dice a Fara—n: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.

 

Dios empleaba a Fara—n para sus propios prop—sitos.  Y Dios tenia todo el derecho del mundo amplificando su gloria, en la destrucci—n de este orgulloso.

 

De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

 

Dios tiene todo el derecho del mundo, dando la misericordia a una persona, y dejando la otra persona continuar en su pecado.

Y otra vez, San Pablo anticipa las quejas.

 

Pero me dir‡s: ÀPor quŽ, pues, inculpa? porque ÀquiŽn ha resistido a su voluntad?

 

Esto es tan profundo que la mente limitada del hombre no puede captar lo, sino que se queja, diciendo que si es as’, entonces somos robots, porque nadie puede resistir la voluntad secreta de Dios.

 

ÀEn vez de dar ahora una gran exposici—n filos—fica sobre ese tema tan profunda, San Pablo simplemente empiece a reprender!

 

Mas antes, oh hombre, ÀquiŽn eres tœ, para que alterques con Dios? ÀDir‡ el vaso de barro al que lo form—: ÀPor quŽ me has hecho as’?

 

Dice el ap—stol, Àquien te crees, imputando errores a las santas escrituras, solamente porque tu no puedes captar las?

ÀO no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?

 

Nosotros somos el barro, y Dios es el alfarero, y tiene todo el derecho hacer lo que quiere con los suyos.  Como Cristo dijo enÉ

 

Mateo 20:15    ÀNo me es l’cito hacer lo que quiero con lo

m’o? ÀO tienes tœ envidia, porque yo soy bueno?

 

Y ahora al verso finalÉ

 

ÀY quŽ, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soport— con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucci—n.

 

Si es el gran plan de Dios que ciertos van a pasar la eternidad pagando por sus pecados en el infierno, Ày quŽ, vas a levanta te, tu como juez sobre Dios?

 

Un juez verdadero en San salvador se humill— bajo todo esto diciendoÉ

Deuteronomio 29:29   Las cosas secretas pertenecen a Jehov‡

nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

 

Y si tu decides quejar y murmurar en contra de las doctrinas santas, solamente te quede el vero que San Pablo citaba.

 

Isa’as 45:9-10 !!Ay del que pleitea con su Hacedor!

!!el tiesto con los tiestos de la tierra! ÀDir‡ el barro al que lo labra: ÀQuŽ haces?; o tu obra: ÀNo tiene manos?

 

!!Ay del que dice al padre: ÀPor quŽ engendraste? y a la mujer: ÀPor quŽ diste a luz?!

 

En fin, vamos a humillar nos, delante del omnipotente, el todo poderoso, que sabe todas las cosas, confiando que podemos confiar en Žl, como un Padre bueno, y bondadoso.

 

Vamos a orar