6 de septiembre de 19
A M’ Lo Hicisteis
Joel 3:1-21
Introducci—n
Antes de su conversi—n a la fe, cuando Saulo, que mas tarde era Pablo,
atacaba a las iglesias, Cristo tenia una manera fascinante de expresar su
inconformidad con Žl.
Hechos 9:1-4 Saulo,
respirando aœn amenazas y muerte
contra los disc’pulos del Se–or, vino al sumo sacerdote, y le pidi—
cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o
mujeres de este Camino, los trajese presos a JerusalŽn.
Mas yendo por el camino, aconteci— que al llegar cerca de Damasco,
repentinamente le rode— un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra,
oy— una voz que le dec’a: Saulo, Saulo,
Àpor quŽ me persigues?
Cristo no dijo que Saulo estaba persiguiendo a su iglesia, sino a su
persona. Tan personal, Cristo lo
tomaba.
E igualmente en Mateo cuando los justos estaban reconocidos en el d’a
del juicio, por su manera de tratar a los hermanos, cristo dijo el mismo por el
bien tratamiento.
Mateo 25:37-40 Entonces los
justos le responder‡n diciendo:
Se–or, Àcu‡ndo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te
dimos de beber?
ÀY cu‡ndo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te
cubrimos? ÀO cu‡ndo te vimos
enfermo, o en la c‡rcel, y vinimos a ti?
Y respondiendo el Rey, les dir‡: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos m‡s peque–os, a m’ lo hicisteis.
Y el mensaje es muy claro, que todo lo que hacemos que sea bueno o
malo a los suyos, en el gran d’a del juicio, Cristo va a decir, a ti y a mi, Òa m’ lo hicisteisÓ. Y con esto podemos empezar.
1) Porque he aqu’ que en aquellos
d’as, y en aquel tiempo en que harŽ volver la cautividad de Jud‡ y de
JerusalŽn, reunirŽ a todas las
naciones, y las harŽ descender al valle de Josafat, y all’ entrarŽ en juicio
con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas
esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra;
Aunque era Dios que mandaba las aflicciones a su pueblo, como
represalias negativas del pacto, los que tratan mal, al pueblo de Dios, tendr‡n
que rendir cuentas.
Aun cuando los hermanos no andamos bien, somos de todos modos Òla ni–a
de su ojoÓ, su tesoro precioso.
Y much’simo mas cuando caminamos files a su pacto.
ƒxodo 19:5 Ahora, pues, si
diereis o’do a mi voz, y
guardareis mi pacto, vosotros serŽis mi especial tesoro sobre todos
los pueblos; porque m’a es toda la tierra.
Pero aun cundo estamos infieles, Dios anda muy celoso de nosotros.
Y en todos los grandes profetas, como Isa’as, Jerem’as, Ezequiel y
otros, despuŽs de reprender a su propio pueblo, Dios empezaba a castigar a las
naciones que aprovecharon de su miseria.
2-3) reunirŽ a todas las naciones, y
las harŽ descender al valle de Josafat, y all’ entrarŽ en juicio con ellas a
causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las
naciones, y repartieron mi tierra; y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron
los ni–os por una ramera, y vendieron las ni–as por vino para beber.
Aqu’ se ve los abusos hasta a los ni–os, como es muy conocido en
nuestros tiempos, en el trafico humano.
Los ni–os del pueblo de Dios, tratando de escapar, estaban tomados, y
vendidos, hasta en cambio por una prostituta, o por una borrachera.
Los ni–os estaban tratados como que eran de muy poco valor, de muy
poca importancia.
Ahora bien, sabemos que todos los ni–os merecen nuestra protecci—n,
aun si son ni–os de familias que sigan una religi—n falsa, o si son de familias
de ateos.
Pero el punto aqu’ es que lo que desprecian los ni–os, las ni–as, los
j—venes del pueblo de Dios, tienen graves problemas con el Todopoderoso. Y de ninguna manera van a salir con la
suya, con impunidad.
Y tenemos que observar hermanos, que Dios no est‡ indiferente a lo que
pasa. Es cierto que hasta los que
compongan el pueblo de Dios pueden sufrir en esta vida, pero no es como que
Dios ni est‡ prestando atenci—n.
Dios est‡ observando, monitoreando todo, y cuando se mete con los
suyos, hay un pago alto que se tienen que pagar.
3) y echaron suertes sobre mi pueblo,
y dieron los ni–os por una ramera, y vendieron las ni–as por vino para beber.
Unos soldados echaron suertes por la ropa de Cristo, y todo estaba
notado, grabado en la mente de Dios.
4) Y tambiŽn, ÀquŽ tengo yo con vosotras,
Tiro y Sid—n, y todo el territorio de Filistea? ÀQuerŽis vengaros de m’? Y si
de m’ os veng‡is, bien pronto harŽ yo recaer la paga sobre vuestra cabeza.
Acabamos de pasar tres semanas estudiando de Tiro, y un poco de Sid—n,
y como trataron mal al pueblo de Dios.
Pero aqu’ podemos ver que ellos tomaron a los hijos del pueblo, y los
vend’an como esclavos, pero de muy poco valor.
Y Dios, viene hablando como que Žl es parte de nuestro pueblo,
clamando ÀQue forma de venganza deseas tomar en contra de nosotros, acaso te
hemos hecho algo que merece esto?
Dios hablando como que es uno de nosotros.
Y Dios proclama en su furor, Òsi vienes a mi con una venganza, toda tu
venganza va a caer sobre tu propia cabezaÓ.
Proverbios 26:27 El
que cava foso caer‡ en Žl;
Y al que revuelve la piedra, sobre Žl le volver‡.
Es que estos enemigos ten’an que entender, como que con Saulo, antes
de venir a Cristo, los que se metan con el pueblo de Dios, en realidad est‡n
metiendo con el Dios del pueblo.
5-6) Porque habŽis llevado mi plata y
mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos;
y vendisteis los hijos de Jud‡ y los
hijos de JerusalŽn a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra.
Una vez mas, Dios toma todo es muy personalmente, como un ataque
directamente en contra de su ser.
Cuando Dios dice que somos Òla ni–a de sus ojosÓ, habla en serio.
Y nosotros podemos pasar por tiempos en que parece como que Dios no
vea nada, que Dios es indiferente a nuestros sufrimientos, pero no es cierto.
Y los que desean burlar del pueblo de Dios, o atacar a los siervos de
Cristo, o cualquier seguidor suyo, pueden f‡cilmente pasar una eternidad,
pagando por ese gran error.
Es cierto, que los Cristianos pueden sufrir, y las razones por esto es
otro tema, pero seas seguro, no lo van a salir con ninguna forma de impunidad.
7-8) He aqu’ yo los levantarŽ del
lugar donde los vendisteis, y volverŽ vuestra paga sobre vuestra cabeza; y
venderŽ vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Jud‡, y ellos los
vender‡n a los sabeos, naci—n lejana; porque Jehov‡ ha hablado.
Aqu’ Dios, como juez justo, prometa pagar, vida por vida, ojo por ojo,
diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Los que vendieron a los hijos de las familias santas a los
extranjeros, van a tener sus propios hijos vendidos.
La expresi—n es un poco metaf—rica, pero sabemos que en la ca’da de
Tiro y de Sid—n, muchos fueron a la esclavitud, cuando Dios tomaba su
venganza. pausa
Sabemos que nuestro Dios es un Dios de misericordia, pero tenemos que
preguntar ÀA quienes se va a expresar su misericordia?
Y las escrituras tienen la respuesta.
Salmos 103:17-18 Mas
la misericordia de Jehov‡ es desde
la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su
justicia sobre los hijos de los hijos; Sobre los que guardan su pacto, Y los
que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
En el d’a del juicio, en el d’a del Se–or, no todos reciban su gran
misericordia. Al contrario.
9) Proclamad esto entre las naciones,
proclamad guerra, despertad a los valientes, acŽrquense, vengan todos los
hombres de guerra.
Preparando los juicios sobre las naciones que trataron mal a sus
hijos, Dios anda anunciando una gran guerra.
Muchas veces Dios manda sus juicios por medio de guerras.
10) Forjad espadas de vuestros
azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el dŽbil: Fuerte soy.
Vimos el revŽs de esto en Isa’as, cuando el reino de Cristo iba a
producir la paz, pero en estos textos, la ira de Dios estaba produciendo
guerra.
Y el dŽbil, tendr’a que decir, fuerte soy? ÀPero por que?
Normalmente los que son fuertes, entrenados, preparados pelean las
guerras. Pero esto seria una
pesadilla mas grande en que hasta los ni–os, los ancianos del tercer edad, los
heridos, o sea todos, estar’an involucrados.
11) Juntaos y venid, naciones todas de
alrededor, y congregaos; haz venir all’, oh Jehov‡, a tus fuertes.
Dios estaba dispuesto a pelear con todas, f‡cilmente. Y vimos algo de esto en el libro de
Jerem’as, y otros profetas.
DespuŽs de que su pueblo estaba reprimida, los dem‡s recibieron el
suyo.
12) DespiŽrtense las naciones, y suban
al valle de Josafat; porque all’ me sentarŽ para juzgar a todas las naciones de
alrededor.
Muchos expositores aplican esto al juicio final, y veremos algo de sus
razones en un momento. Pero para
Dios es muy f‡cil, derramar los juicios sobre las naciones.
No importa si sean imperios grandes o ricos, o poderosos con sus
ejŽrcitos.
Dios puede acabar con ellos, como que no eran nada.
13) Echad la hoz, porque la mies est‡
ya madura. Venid, descended, porque el lagar est‡ lleno, rebosan las cubas;
porque mucha es la maldad de ellos.
Muchas veces en el nuevo testamento se hablan del juicio como que es
una cosecha.
ÀPero porque?
Es que para cosechar los productos del campo, se tienen que
esperar. No se puede cosechar
hasta que todo sea listo.
Vimos esto en GŽnesis, con las promesas a Abraham.
GŽnesis 15:16 Y en la
cuarta generaci—n volver‡n ac‡;
porque aœn no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aqu’.
Los amorreos, no pudieron estar cosechados en juicio, porque ten’an
que llenar su medida. Por esto se
ten’an que esperar.
Y despuŽs de la resurrecci—n de Cristo, los jud’os incrŽdulos estaban
poco a poco llegando a su colmo de cosecha.
San Pablo, que amaba a los jud’os, y dar’a cualquier cosa para verlos
salvados, dijo de ellosÉ
1 Tesalonicenses 2:15-16
los cuales mataron al Se–or Jesœs y a
sus propios
profetas, y a nosotros nos expulsaron;
y no
agradan a Dios, y se oponen a todos
los hombres,
impidiŽndonos
hablar a los gentiles para que
Žstos se salven; as’ colman ellos siempre la
medida de sus
pecados, pues vino sobre ellos la
ira hasta el extremo.
Y Cristo tambiŽn, en sus par‡bolas hablaba del juicio, como una
cosecha.
Mateo 13:36-39 Entonces,
despedida la gente, entr— Jesœs en
la casa; y acerc‡ndose a Žl sus disc’pulos, le dijeron: Expl’canos la
par‡bola de la ciza–a del campo.
Respondiendo Žl, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo
del Hombre.
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la
ciza–a son los hijos del malo.
El enemigo que la sembr— es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ‡ngeles.
Y por esto, muchos aplican esa parte de Joel, al juicio final.
14) Muchos pueblos en el valle de la
decisi—n; porque cercano est‡ el d’a de Jehov‡ en el valle de la decisi—n.
Este verso es un poco popular, porque muchos lo han empleado en el
evangelismo.
Yo he escuchado sermones sobre esto diciendo Òest‡s en el valle que
decisi—n, y tienes que decidir que vas a hacer con CristoÓ.
Pero para predicar as’, tienen que arrancar el verso de su
contexto. Est‡n en el valle de
decisi—n si, pero es Dios que anda tomando decisiones sobre el hombre.
As’ que, si no estas caminando en pacto con Cristo, la pregunta no es,
ÒÀQue vas a hacer tu con Cristo?Ó
sino que en realidad, la pregunta es ÒÀQue va a hacer Cristo contigo?
15) El sol y la luna se oscurecer‡n, y
las estrellas retraer‡n su resplandor.
Estas son las expresiones que hemos visto antes, sobre Dios levantando
se para juzgar.
16) Y Jehov‡ rugir‡ desde Sion, y dar‡
su voz desde JerusalŽn, y temblar‡n los cielos y la tierra; pero Jehov‡ ser‡ la
esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.
Dios va a aparecer como le—n, sumamente poderoso, para tomar el lado
de su pueblo.
Ser‡ un d’a sumamente espantoso, pausa,
pero no para los hermanos que andan, fielmente en pacto con su Se–or.
17) Y conocerŽis que yo soy Jehov‡
vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y JerusalŽn ser‡ santa, y
extra–os no pasar‡n m‡s por ella.
Cuando hablan de extra–os, aqu’, no es un asunto de la etnia ni del
color de las personas. El pueblo
de Dios siempre ha sido diverso en tŽrminos de diferente etnias.
Pero habla de los que son extra–os del pacto, como nosotros, antes, si
no crecimos en la fe.
Efesios 2:12 En aquel
tiempo estabais sin Cristo,
alejados de la ciudadan’a de Israel y ajenos a los pactos de la
promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Estos ser‡n excluidos, hasta que finalmente llegan arrepentidos. Pero hay muchos en las iglesias hoy en
d’a, hasta en el liderazgo, que ni crean lo que dice la palabra.
18) Suceder‡ en aquel tiempo, que los
montes destilar‡n mosto, y los collados fluir‡n leche, y por todos los arroyos
de Jud‡ correr‡n aguas; y saldr‡ una fuente de la casa de Jehov‡, y regar‡ el
valle de Sitim.
El valle de Sitim era un lugar muy seco, muy ‡rido, en que no se
plantaban nada.
Pero aqu’ Dios prometa tiempos pr—speros para su pueblo, y en tiempos
del nuevo testamento, esto habla de nosotros.
Los d’as del juicio, el d’a del Se–or es algo horrible, insoportable,
escuchando a Dios rugiendo mas fuerte que un le—n, pausa pero para sus fieles, se sentir‡n una seguridad.
Como durante las plagas en Egipto, el pueblo de Dios estaba protegido
de todo.
19) Egipto ser‡ destruido, y Edom ser‡
vuelto en desierto asolado, por la injuria hecha a los hijos de Jud‡; porque
derramaron en su tierra sangre inocente.
Dios es un Dios de venganza.
Solamente Žl sabe vengar con toda justicia. Pero lo har‡, y los que abusan a su santo pueblo, no pueden
escapar.
20) Pero Jud‡ ser‡ habitada para
siempre, y JerusalŽn por generaci—n y generaci—n.
Y es perfectamente correcto, aplicar esto a nosotros, la JerusalŽn de
arriba, celestial, madre de todos nosotros.
21) Y limpiarŽ la sangre de los que no
hab’a limpiado; y Jehov‡ morar‡ en Sion.
Esta es una extra–a manera de hablar, pero parece que est‡ hablando de
la santidad del pueblo.
Se puede preguntar porque los hermanos a veces se sufren, por asuntos
de salud, de finanzas, de relaciones, asuntos graves de familia.
Una de las razones, es para avanzar nos en la santidad, sin la cual,
nadie ver‡ al Se–or.
Hebreos 12:14 Seguid la paz
con todos, y la santidad,
sin la cual nadie ver‡ al Se–or.
Es mejor no resistir ese proceso de la santificaci—n, porque si
podemos avanzar mas r‡pidamente, podemos disfrutar una vida fruct’fera aqu’ en
vez de estar siempre bajo la mano santo de la correcci—n.
========================= Conclusi—n ======================
En fin, este ultimo capitulo ha sido
mayormente de animo.
Los que vienen en contra del pueblo de Dios,
van a enfrentar juicios severos.
Los que instruyen a nuestros hijos en
doctrinas falsas como la evoluci—n, u otra forma de moralidad que va en contra
de las escrituras. Los que seducen
a hijos Cristianos a las drogas u otros vicios.
Los que atreven a abusar a cualquier ni–o,
pero especialmente un ni–o de Dios, van a enfrentar un Dios que rugir‡ en sus
caras, aplicando les los juicios mas severos.
Y ustedes hermanos, que ayuden al pueblo de
Dios. Los que sirvan en
ministerios, ense–ando, evangelizando, trabajando en el edificio de la iglesia,
o la administraci—n.
Cristo va a decir a ti tambiŽn, en el gran
d’a de cuentas,
Mateo 25:40 De
cierto os digo que en cuanto lo hicisteis
a uno de estos mis hermanos m‡s peque–os, a
m’ lo hicisteis.
Vamos a orar!