23 de agosto de 19
ÁO’d Y Despertad!
Joel 1:1-20
Introducci—n
En el d’a de PentecostŽs, en el libro de Hechos, Pedro estaba
despertando la gente a lo que Dios estaba haciendo. Eran tiempos hist—ricos en que Dios estaba acabando con el
sistema del testamento antiguo, poniendo la iglesia evangŽlica en su lugar.
Y bajo la gu’a del Esp’ritu Santo, Pedro relacionaba todo a la
profec’a de Joel.
Hechos 2:14-21 Entonces Pedro,
poniŽndose en pie con los
once, alz— la voz y les habl— diciendo:
Varones jud’os, y todos los que habit‡is en JerusalŽn, esto os sea
notorio, y o’d mis palabras.
Porque Žstos no est‡n ebrios, como vosotros suponŽis, puesto que es la
hora tercera del d’a.
Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Y en los postreros d’as, dice Dios,
DerramarŽ de mi Esp’ritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizar‡n; Vuestros j—venes ver‡n
visiones, Y vuestros ancianos so–ar‡n sue–os;
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos d’as DerramarŽ
de mi Esp’ritu, y profetizar‡n.
Y darŽ prodigios arriba en
el cielo,
Y se–ales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
El sol se convertir‡ en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el d’a del Se–or,
Grande y manifiesto; Y
todo aquel que invocare el nombre del Se–or, ser‡ salvo.
Eran tiempos de salvaci—n para muchos, pero para otros eran tiempos de
juicio. Y siempre es as’. NoŽ encontraba gran salvaci—n, durante
tiempos de cat‡strofe, mientras otros estaban aplastados.
DespuŽs del tiempo de Pedro, los Romanos vinieron a Israel,
destruyendo el templo, matando a miles, y llevando los dem‡s a la esclavitud.
Pero los que o’an la
palabra, despertando se de su
estupor, estaban rescatados por la misericordia del Dios que prefiere salvar,
que juzgar.
Hoy estamos empezando el libro de Joel, el śnico del los profetas que
no hemos estudiado, y como Jon‡s, ser‡ muy breve.
1-2) Palabra de Jehov‡ que vino a
Joel, hijo de Petuel.
O’d esto, ancianos, y escuchad, todos
los moradores de la tierra. ŔHa acontecido esto en vuestros d’as, o en los d’as
de vuestros padres?
El profeta tenia un mensaje urgente. Dios estaba mandando prodigios, cosas extraordinarias para
ojala despertar a la gente de su
estupor.
En muchos de los profetas se hablan del d’a del Se–or, en que Dios
anda cambiando las cosas de manera muy extraordinaria.
Pero hab’a un peligro de no tomar esto en cuenta. Hab’a un peligro, como en el d’a de
PentecostŽs, hab’a un peligro de decir, Ňestos son borrachos, no saben de que
hablanÓ.
Porque muchos prefieren quedar se dormidos de las realidades
espirituales.
Es como en nuestros tiempos.
Dios puede mandar terremotos, maremotos, plagas y derrumbes econ—micos,
y muchos creen que todos son simplemente cosas extra–as que pasan en la
naturaleza. O se atribuyen todo a
los cambios clim‡ticos.
Pero durante la vida de Joel, Dios estaba realmente moviendo,
sacudiendo el orden natural.
3) De esto contarŽis a vuestros hijos,
y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generaci—n.
Algo extraordinario estaba pasando, algo hist—rico.
Y no era el momento de simplemente atribuir todo a los cambios de
clima.
4) Lo que qued— de la oruga comi— el
salt—n, y lo que qued— del salt—n comi— el revolt—n; y la langosta comi— lo que
del revolt—n hab’a quedado.
Dios ha mandado una variedad de insectos para consumir absolutamente
todo. El pueblo de Dios iba a
terminar como Venezuela, con casi nada.
Y en la antigźedad, casi la econom’a entera estaba basada en la
agricultura. Con una gran crisis
de agricultura, se desplomaba toda la cultura.
Vimos algo de las langostas en las plagas de MoisŽs en contra de
fara—n, siglos antes, pero esto era peor, y duraba mas tiempo, tal vez por
a–os.
5) Despertad, borrachos, y llorad;
gemid, todos los que bebŽis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de
vuestra boca.
Esto es la reacci—n que el profeta deseaba producir, que se despiertan de su estupor.
Habla a los borrachos literales, pero otros estaban borrachos
espiritualmente hablando, intoxicados con las vanidades de este mundo,
precisamente cuando Dios estaba acabando con todas estas vanidades.
No era el momento de estar sordos a la palabra de Dios, ni so–olientos
en cuanto a su reacci—n.
Y no era simplemente o’r y
despertar que el profeta deseaba,
sino que ten’an que clamar a Dios como se hicieron cuando Jon‡s predicaba a
N’nive. Donde aun el Rey se
despertaba de su fascinaci—n con las cosas de este mundo.
Jon‡s 3:7-9 E
hizo proclamar y anunciar en N’nive, por
mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes
y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dŽ alimento, ni beban agua; sino
cśbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y
conviŽrtase cada uno de su mal camino, de la rapi–a que hay en sus manos.
ŔQuiŽn sabe si se volver‡ y se arrepentir‡ Dios, y se apartar‡ del
ardor de su ira, y no pereceremos?
Y esto funcionaba. Porque
realmente no es el deseo de Dios castigar y juzgar. ňltimamente hemos estudiado mucho sobre los juicios de Dios
en todos los profetas.
Pero el mundo pasa gran parte de su tiempo en paz, relativamente
hablando.
Tenemos los juicios grabados para informar nos, para amonestar nos,
para ayudar nos a vivir en el temor de Dios, para evitar estas desgracias.
Pero cuando los hombres se quedan en su estupor, ni oyendo ni despertando, es como que andan forzando la mano de Dios al juicio.
6) Porque pueblo fuerte e innumerable
subi— a mi tierra; sus dientes son dientes de le—n, y sus muelas, muelas de
le—n.
Aqu’, las langostas est‡n presentadas como una naci—n. Porque vinieron con gran devastaci—n.
Tan numerosos eran, que hicieron mas da–o que un gran ejercito humano.
7) Asol— mi vid, y descortez— mi
higuera; del todo la desnud— y derrib—; sus ramas quedaron blancas.
Esto era un desastre total, con grandes consecuencias. Todos los que plantaban vi–as,
costosas, con a–os de cuidado, iban a perder todo, en un momento.
Los que ten’an ‡rboles de cualquiera forma de fruto, tambiŽn una
inversi—n de toda la vida, o de generaciones, pausa, estos tambiŽn iban a perder todo.
Y se creen que esto ya estaba pasando, y el profeta estaba tratando de
guiar al pueblo para que se responde de la manera correcta, implorando a Dios
por un remedio.
8) Llora tś como joven vestida de
cilicio por el marido de su juventud.
Es siempre catastr—fico para una mujer perder su esposo por un
accidente o por un asesino, y era peor antes, cuando las mujeres casi ni
trabajaban fuera del hogar.
Pero para una joven, reciŽn casada, o hasta solamente prometida,
haciendo los planes grandes de su vida, so–ando de sus hijos y una vida
bendecida.
Cuando una mujer as’ de joven perd’a a su hombre era casi
insoportable.
Y el profeta Joel, estaba diciendo al pueblo, as’ debes de estar
llorando.
9) Desapareci— de la casa de Jehov‡ la
ofrenda y la libaci—n; los sacerdotes ministros de Jehov‡ est‡n de duelo.
Ni en la casa de Dios iban a tener lo b‡sico para llevar acabo los
ritos mandados por el testamento antiguo.
Es que todos iban a estar sin comida. E ir a la casa de Dios para alabar seria como un lujo,
demasiado costoso.
10) El campo est‡ asolado, se enlut—
la tierra; porque el trigo fue destruido, se sec— el mosto, se perdi— el
aceite.
B‡sicamente el profeta llamaba a todos a o’r, a abrir sus o’dos a lo que estaba pasando, y a concluir que
nada de esto vino como casualidad, o como un accidente de la naturaleza, sino
que estaban plenamente bajo el juicio de Dios, y por lo tanto se ten’an que despertar de una vez y poner se en serio,
en las oraciones y los ayunos.
11) Confund’os, labradores; gemid, vi–eros,
por el trigo y la cebada, porque se perdi— la mies del campo.
Toda la cosecha estaba perdida.
Todo el tiempo invertido, los ahorros gastados esperando grandes
celebraciones durante el tiempo de la cosecha, todo esto era como un sue–o
bonito, que de repente ha convertido en la mas horrible pesadilla.
12) La vid est‡ seca, y pereci— la
higuera; el granado tambiŽn, la palmera y el manzano; todos los ‡rboles del
campo se secaron, por lo cual se extingui— el gozo de los hijos de los hombres.
Esto era la crisis m‡xima, para las econom’as antiguas,
y el profeta va a concluir que todo esto vino, de la mano del Se–or.
Y tenemos que tomar un momento para reflexionar. Un pueblo no puede apartar se mas y
mas, de los caminos de Dios, dedicando se a lo material solamente y esperar las
bendiciones.
En la Biblia, las bendiciones vienen por estar fiel al pacto del
Se–or, y para los que rechazan el pacto, aborreciendo al Se–or, pausa, es que estos ya tienen su promesa
firme.
Deuteronomio 28:38-41 Sacar‡s
mucha semilla al campo, y
recoger‡s poco, porque la langosta lo consumir‡.
Plantar‡s vi–as y labrar‡s, pero no beber‡s vino, ni recoger‡s uvas,
porque el gusano se las comer‡.
Tendr‡s olivos en todo tu territorio, mas no te ungir‡s con el aceite,
porque tu aceituna se caer‡.
Hijos e hijas engendrar‡s, y no ser‡n para ti, porque ir‡n en
cautiverio.
Esto es muy semejante a lo que estaba pasando en los tiempos de Joel.
La gran trampa que el diablo desea poner para el hombre es tener lo
deseando los frutos de la obediencia, mientras est‡ viviendo como los que
merecen el contrario.
13) Ce–’os y lamentad, sacerdotes;
gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios;
porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libaci—n.
Hasta los siervos de Dios tienen que estar bien afectados, porque su
oficio est‡ en peligro. Nosotros
que podemos ver claramente lo que est‡ pasando, debemos de estar muy activos en
la oraci—n y en la amonestaci—n.
Lastimosamente, mucho vivan como que todo anda bien, en su mundo de
fantas’a.
14) Proclamad ayuno, convocad a
asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la
casa de Jehov‡ vuestro Dios, y clamad a Jehov‡.
Esto es la repuesta correcta y adecuada. Es que cuando vienen los juicios grandes, como en los
tiempos de Pedro, habr‡ algunos que realmente van a clamar a Dios, con todo su
poder, hasta con ayunas, o vigilias.
Otros van a continuar como que no es nada, van a vivir sus vidas como
normal, como que Dios ni existiera.
Y estos normalmente sufren todo el peso de la tragedia.
14) Proclamad ayuno, convocad a
asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la
casa de Jehov‡ vuestro Dios, y clamad a Jehov‡.
Yo voy a una reuni—n de oraci—n con unos hombres de otras iglesias, cada lunes por la
noche. Y hemos visto Dios
respondiendo a nuestras peticiones de gran manera.
Pero es casi imposible motivar a otros hombres a salir, dedicando su tiempo
a la oraci—n.
A veces tenemos cuatro, tres, hombres. A veces somos solamente dos.
Con todo lo que est‡ pasando en la cultura, los j—venes apartando se
de la fe, la inmoralidad en todos lados, los abortos y otra violencia, y ahora
parece que la econom’a otra vez tiene problemas.
Se creer’a que las reuniones de oraci—n serian mas llenas que
nunca. Que todos serian
r‡pidos en venir, y hasta a los ayunos, o a las vigilias.
Pero no, cuando mas se necesitan la oraci—n, en este pa’s, los hombres
simplemente est‡n ocupados en otros asuntos.
15) !!Ay del d’a! porque cercano est‡
el d’a de Jehov‡, y vendr‡ como destrucci—n por el Todopoderoso.
El d’a de Jehov‡ no habla siempre del fin del mundo. Puede ser, como en el libro de hechos,
un tiempo de prodigios, de guerras, de cat‡strofes, de problemas graves en la
econom’a. Pero sobre todo, son
tiempos en que Dios quiere despertar
a sus seguidores a la necesidad de orar y ayunar como jam‡s antes.
16) ŔNo fue arrebatado el alimento de
delante de nuestros ojos, la alegr’a y el placer de la casa de nuestro Dios?
Esto seria como un profeta moderno gritando,
ŇŔNo te vez la cantidad de j—venes apartando se de la fe?Ó
ŇŔNo has visto el numero de hermanos que ni asistan a ninguna iglesia
ya?Ó
ŇŔNo has visto la cantidad de iglesia que casi ni predican la palabra
de Dios, sino que solamente se piensan en su crecimiento?Ó pausa
Y claro, serian muchos que no serian afectados, porque concluir’an que
todo esto es normal. Pero no
hermano, no es normal.
El Esp’ritu Santo aun est‡ con nosotros, y tiene el mismo poder que
tenia en el d’a de PentecostŽs, en el primer siglo.
17) El grano se pudri— debajo de los
terrones, los graneros fueron asolados, los alfol’es destruidos; porque se sec—
el trigo.
Muchos perdieron sus inversiones y sus ahorros. Y el mismo puede pasar en neutros
tiempos. Es tiempo para las
iglesias de tomar todo esto en serio.
18) !!C—mo gimieron las bestias!
!!cu‡n turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos!
TambiŽn fueron asolados los reba–os de las ovejas.
Hay muchos torpes en este pa’s, que claro, no van a escuchar un
mensaje semejante.
Pero tal vez cuando ni tienen el dinero para la comida de sus perros
queridos, cuando sus perros gritan por un poco de comida, llorando a Dios, por
los dolores de sus est—magos, tal vez entonces se despertaran un poco, y estar‡n dispuestos a o’r.
19) A ti, oh Jehov‡, clamarŽ; porque
fuego consumi— los pastos del desierto, y llama abras— todos los ‡rboles del
campo.
El profeta concluye anunciando que aun si nadie mas iba a orar, clamar
y ayunar, pausa, Žl lo har’a. Porque el profeta Joel, ve’a, los
desastres sobre en el horizonte
20) Las bestias del campo bramar‡n
tambiŽn a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumi— las
praderas del desierto.
Esto es un poco ret—rico, ir—nico. Es como que el profeta dijo que por los menos las bestias,
ten’an el sentido de rogar a Dios por lo que estaba pasando.
Y que los hombres, que continuaban en su indiferencia, eran mas
brutos, pausa, que las bestias.
========================= Conclusi—n ======================
Bueno, el profeta Joel, es un poco
diferente. Pero si tu has sentido
algo de su urgencia, y si es tu deseo caminar mas cerca de Cristo en estos
tiempos, cada vez mas inciertos, puedes pasar en unos momentos, y oraremos
contigo.
Vamos a orar!