11 de agosto de 19

Las Antiguas Enemistades

Ezequiel 25:1-17

Introducci—n

 

Cuando MoisŽs y JosuŽ vinieron a la tierra prometida, Dios ya tenia pueblos alrededor que deseaba proteger.

 

Deuteronomio 2:9     Entonces Jehov‡ me dijo: ŇNo molestes a

Moab ni le hagas la guerra, pues no te darŽ posesi—n de su tierra, porque yo he dado a Ar como heredad a los hijos de LotÓ.

 

Deuteronomio 23:7    No aborrecer‡s al edomita, porque es tu

hermano; no aborrecer‡s al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.

 

Es que hab’an en la tierra ya, descendientes de Esaś el hermano de Jacob, y hab’an tambiŽn descendientes de Lot, el sobrino de Abraham.

 

En un sentido, eran familia, por sus relaciones siglos antes.  En una ocasi—n, MoisŽs ped’a permiso de pasar por las tierras de los hijos de Esaś.

 

Nśmeros 20:14-18     Envi— MoisŽs embajadores al rey de Edom

desde Cades, diciendo: As’ dice Israel tu hermano: Tś has sabido todo el trabajo que nos ha venido; c—mo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres; y clamamos a Jehov‡, el cual oy— nuestra voz, y envi— un ‡ngel, y nos sac— de Egipto; y he aqu’ estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.

 

Te cree que si realmente eran ayudados por Dios, que los de su familia antigua tambiŽn le ayudar’a, pero no.

 

Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por vi–a, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.

 

Edom le respondi—: No pasar‡s por mi pa’s; de otra manera, saldrŽ contra ti armado.

 

19 Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiŽremos tus aguas yo y mis ganados, darŽ el precio de ellas; dŽjame solamente pasar a pie, nada m‡s.

 

Pero Žl respondi—: No pasar‡s. Y sali— Edom contra Žl con mucho pueblo, y mano fuerte.

 

No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvi— Israel de Žl.

 

MoisŽs estaba bajo ordenes de tratar bien a ellos, como hermanos, pero ellos no respondieron con la misma amistad.

 

Es que hab’an, enemistades antiguas, por la manera en que Jacob tomaba la herencia de Esaś, por enga–o, y aunque los hermanos, Jacob y Esaś se reconciliaron mas tarde, sus descendientes, andaban en sus enemistades antiguas.

 

Y con esa introducci—n podemos empezar

 

1-2) Vino a m’ palabra de Jehov‡, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Am—n, y profetiza contra ellos.

 

Hemos pasado 24 cap’tulos, mayormente hablando del juicio sobre el pueblo de Dios, pero ahora, el profeta hablar‡ de los juicios sobre algunos de sus vecinos.

 

Lo vimos algo semejante en el libro de Jerem’as, y tambiŽn en el libro de Isa’as, pero hay en el mensaje de hoy, unas aplicaciones nuevas.

 

Primeramente habr‡ juicios contra Am—n, que fue compuesto de los hijos de Lot, familia de Abraham

 

3-4) Y dir‡s a los hijos de Am—n: O’d palabra de Jehov‡ el Se–or. As’ dice Jehov‡ el Se–or: Por cuanto dijiste: !!Ea, bien!, cuando mi santuario era profanado, y la tierra de Israel era asolada, y llevada en cautiverio la casa de Jud‡;

 

por tanto, he aqu’ yo te entrego por heredad a los orientales, y pondr‡n en ti sus apriscos y plantar‡n en ti sus tiendas; ellos comer‡n tus sementeras, y beber‡n tu leche.

 

Es que por mucha de las historia de la regi—n, las enemistades antiguas eran muy fuertes, entre Israel, y Am—n.

 

Y cuando Jud‡, JerusalŽn, el templo finalmente estaban aplastados, en el juicio.  Los de Am—n se celebraban con gozo.  Estaban regocijando se por la destrucci—n de sus hermanos.

 

Vimos hace unos cap’tulos que cuando vino el ataque de los de Babilonia, no estaban seguros de quien se deben de atacar primeo, a Am—n o a Jud‡.

 

Decidieron ir primeramente a Jud‡, pero los de Am—n, iban a estar los pr—ximos.

 

Ezequiel 21:20-22    El camino se–alar‡s por donde venga la

espada a Rab‡ de los hijos de Am—n, y a Jud‡ contra JerusalŽn, la ciudad fortificada.

 

Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinaci—n; ha sacudido las saetas, consult— a sus ’dolos, mir— el h’gado.

 

La adivinaci—n se–al— a su mano derecha, sobre JerusalŽn, para dar la orden de ataque, para dar comienzo a la matanza, para levantar la voz en grito de guerra, para poner arietes contra las puertas, para levantar vallados, y edificar torres de sitio.

 

Pero despuŽs de esto, por la providencia de Dios, iban a atacar a Am—n.

 

5) Y pondrŽ a Rab‡ por habitaci—n de camellos, y a los hijos de Am—n por majada de ovejas; y sabrŽis que yo soy Jehov‡.

 

 

Los de Babilonia iban a convertir la tierra de Am—n, en un lugar para sus camellos y otros animales.  pausa

 

ŔPero que es la aplicaci—n para nosotros, muchos siglos mas tarde?

 

El pueblo antiguo de Dios, ten’a por sus enemistades antiguas, ten’a gente que regocijaban en su destrucci—n.

 

Y nosotros, de la iglesia Cristiana, tambiŽn tenemos enemigos semejantes.  Cristo eliminaba toda posibilidad de neutralidad cuando dijoÉ

 

Mateo 12:30    El que no es conmigo, contra m’ es;

y el que conmigo no recoge, desparrama.

 

Y especialmente en los estados unidos ahora, hay muchos que odian a la iglesia.

 

En mis a–os evangelizando en Santa Ana, yo notaba que entre los que hablan Ingles, que hab’an muchos que se despreciaban la fe Cristiana.  En la comunidad Latina, eran menos, eran mas respetuosos, pero esto puede cambiar con de desintegraci—n de la sociedad que estamos viendo.

 

Pero cuando un hermano se cae, en un esc‡ndalo, por ejemplo, estos se regocijan.

 

Si una muchacha Cristiana se descubren embarazada, sin estar casada, ellos dicen, Áaleluya!, aunque no emplean el mismo vocabulario.

 

Pero quieren ver a las familias Cristianas sufriendo, fracasando, viviendo bajos, como ellos.

 

Y esa actitud, hacia el pueblo de Dios, es muy provocante al Se–or.

 

Continuando en el textoÉ

 

6) Porque as’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Por cuanto batiste tus manos, y golpeaste con tu pie, y te gozaste en el alma con todo tu menosprecio para la tierra de Israel, por tanto, he aqu’ yo extenderŽ mi mano contra ti, y te entregarŽ a las naciones para ser saqueada; te cortarŽ de entre los pueblos, y te destruirŽ de entre las tierras; te exterminarŽ, y sabr‡s que yo soy Jehov‡.

 

 

Cuando los incrŽdulos regocijan por los fracasos de los hermanos, pausa, Dios se pone furioso.  Y esto, lejos de justificar a nuestros errores, es raz—n de estar mas cuidadosos.

 

Cuando David fue reprendido por Nat‡n, por su adulterio con BetsabŽ, dice que David daba raz—n a los incrŽdulos de blasfemar.

 

2 Samuel 12:14 Mas por cuanto con este asunto hiciste

blasfemar a los enemigos de Jehov‡, el hijo que te ha nacido ciertamente morir‡.

 

Cayendo nosotros, recibimos nuestros azotes, claro.  Y esto no es una exageraci—n, es la palabra usada en el libro de Hebreos, azotes.

 

Y vimos ya en el libro de Ezequiel, que el pueblo de Dios recibi— muchos azotes.  pausa

 

Pero cuando los incrŽdulos, los no arrepentidos, se blasfeman a Dios y su pueblo regocijando sobre esto, ellos est‡n castigados aun mas intensamente.

 

Y esto es el punto de este breve capitulo.

 

Ahora vamos a otro grupo, no de los descendientes de Am—n, sino los descendientes de Esaś.

 

8-9) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Por cuanto dijo Moab y Seir: He aqu’ la casa de Jud‡ es como todas las naciones;

por tanto, he aqu’ yo abro el lado de Moab desde las ciudades, desde sus ciudades que est‡n en su conf’n, las tierras deseables de Bet-jesimot, Baal-me—n y Quiriataim,

 

Esta es otra manera de blasfemar a Dios y su pueblo, que aun est‡ con nosotros.  Las antiguas enemistades, viendo el estado bajo de las iglesias, dicen que nosotros estamos exactamente como ellos.

 

Pero aun en los tiempos de Ezequiel, no todos estaban en la apostas’a sino que el profeta mismo estaba aun con Dios, y Daniel estaba viviendo al mismo tiempo, con sus tres compa–eros. 

 

ŔPero c—mo se expresan esto en los tiempos modernos?

 

 

 

Si los enemigos de Cristo vean muchos divorcios entre los hermanos, o muchas parejas viviendo juntos sin estar casadas, o muchos vicios entre los j—venes, o el peor de los peores, si se sale a la luz que una hermana Cristiana, tuvo un aborto, cosa que pasa, pausa, porque los que trabajan en frente de las cl’nicas tratan te persuadir las a no hacer lo.

 

Pero cuando esto est‡ conocido, los enemigos van a gritar, aleluya, pero claro, con otro vocabulario, bien vulgar.

 

Pero ellos, nos tienen bajo su lupa, siempre buscando unas pruebas, para finalmente gritarÉ

 

ÁEllos no son nada diferente!  Est‡n exactamente como nosotros.  Ellos no son mejores que nosotros, sino que son peores, porque encima de todas sus porquer’as, se a–aden la hipocres’a.  Quieren dar nos la ŇLa palabra de DiosÓ.

 

Y es completamente natural para nuestras antiguas enemistades, portar se as’, especialmente si ellos antes formaban parte del pueblo de Dios.  Es que desean siempre justificar su rechazo de Cristo.

 

Pero el punto de este capitulo, es que cuando esto pasa, Dios estar‡ en una rabia tambiŽn en contra de ellos. 

 

Es que si Dios ya estaba enojado con ellos, y nosotros podemos intensificar la ira de Dios en contra de ellos, por nuestra falta de santidad.

 

10) a los hijos del oriente contra los hijos de Am—n; y la entregarŽ por heredad, para que no haya m‡s memoria de los hijos de Am—n entre las naciones.

 

A ese grupo, los de Am—n, Dios promet’a borrar su memoria de la faz de la tierra.  Y ya ni existan como un pueblo.

 

Israel aun es un pa’s, tambiŽn Egipto, pero en algunos casos, Dios ha acabado completamente con los blasfemadores.

 

11) TambiŽn en Moab harŽ juicios, y sabr‡n que yo soy Jehov‡.

 

Aqu’ se ve que cuando los juicios de Dios vienen, no son solamente para castigar, sino son para revelar, el car‡cter de Dios.

 

 

12-13) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Por lo que hizo Edom, tomando venganza de la casa de Jud‡, pues delinquieron en extremo, y se vengaron de ellos; por tanto, as’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Yo tambiŽn extenderŽ mi mano sobre Edom, y cortarŽ de ella hombres y bestias, y la asolarŽ; desde Tem‡n hasta Ded‡n caer‡n a espada.

 

Esto tambiŽn tiene sus aplicaciones modernas.  A veces los homosexuales tratan de tomar una venganza de los Cristianos, como casos que hemos visto que unos panaderos no deseaba preparar un pastel matrimonial con dos hombres, y fueron arrastrados a la corte.

 

O como en las iglesias grandes que tienen ba–os grandes para los hombres y otros para las mujeres, se desean pasar sus perversos, hombres vestidos como mujeres, al ba–o de mujeres.

 

Y si las hermanas santas se sientan incomodas con esto, pues se arrastran la iglesia a la corte para gastar su tiempo en el estrŽs de defenderse, gastando la ofrenda en un sin fin de abogados.

 

Y a veces los perversos pueden ganar, por un rato, pausa, pero Dios se pone furioso, y regresar‡ en tiempo para aplicar su venganza verdadera.

 

14) Y pondrŽ mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y har‡n en Edom segśn mi enojo y conforme a mi ira; y conocer‡n mi venganza, dice Jehov‡ el Se–or.

 

Tarde o temprano, Dios levantar‡ magistrados Cristianos, para rectificar la situaci—n.

 

Y no olvidan, hermanos, que estas enemistades antiguas, realmente salieron de las mismas familias, todos eran de la familia de Abraham.

 

Y en neutros tiempos los enemigos mas feroces, mas destructivos, son las personas que antes estaban en las iglesias, pero ahora, saliendo, son enemigos de tiempo completo.

 

Ahora hay un grupo masÉ

 

15) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Por lo que hicieron los filisteos con venganza, cuando se vengaron con despecho de ‡nimo, destruyendo por antiguas enemistades;

 

por tanto, as’ ha dicho Jehov‡: He aqu’ yo extiendo mi mano contra los filisteos, y cortarŽ a los cereteos, y destruirŽ el resto que queda en la costa del mar.

 

Los filisteos no eran de la familia de Abraham, pero si se salieron de la misma familia de NoŽ.

 

Pero en gran parte del testamento antiguo se ve el pueblo de Dios luchando con los filisteos, como David, matando al Goliat.

 

Y estos, para nosotros, son como los ateos, que hacen todo en su poder de tomar control de las escuelas del gobierno, para destruir, con toda prisa, la fe de los estudiantes Cristianos.

 

Yo he escuchado varios testimonios de hermanas y hermanos que dijeron que era casi imposible mantener su fe en la universidad, pero por milagro se recuperaron despuŽs.

 

Pero ahora, por supuesto, la mayor’a de los j—venes han perdido su fe, aun antes de llegar a la universidad.

 

17) Y harŽ en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabr‡n que yo soy Jehov‡, cuando haga mi venganza en ellos.

 

Va a tomar tiempo, pero Dios ha prometido recompensar a los que atacan su iglesia, blasfemando su nombre.  Pero por la mientras nosotros tenemos que persistir en la lucha.

 

1 Corintios 3:17     Si alguno destruyere el templo de Dios,

Dios le destruir‡ a Žl; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

 

======================== Conclusi—n =======================

 

Hermanos, si amamos a nuestro pr—jimo como a nosotros mismos, vamos a no dar ocasi—n a los incrŽdulos de blasfemar.

 

Los incrŽdulos de tu familia, de tu trabajo, de tu vecindad, ya tienen a Dios en su contra, y no necesitan a nosotros, con nuestros errores intensificando su enemistad con Dios.

 

Por esto, San Pablo, bajo la gu’a del Esp’ritu Santo, no da mucha exhortaci—n.

 

Efesios 4:1    Yo pues, preso en el Se–or, os ruego que

andŽis como es digno de la vocaci—n con que fuisteis llamados.

 

Nosotros tenemos un llamamiento muy alto, vamos a aprender como caminar en una manera digna de este llamamiento.

 

Romanos 13:13-14     Andemos como de d’a, honestamente; no

en glotoner’as y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vest’os del Se–or Jesucristo, y no prove‡is para los deseos de la carne.

 

Cuando las enemistades antiguas vean a los hermanos participando en sus carnalidades, se van a gritar, aleluya, pero con otro vocabulario.  Y ser‡ peor para ellos.

 

1 Juan 2:6 El que dice que permanece en Žl,

debe andar como Žl anduvo.

 

Y finalmente, como hemos aprendido en el gran libro de MiqueasÉ

 

Miqueas 6:8    Oh hombre, Žl te ha declarado lo que es

bueno, y quŽ pide Jehov‡ de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

 

Y si es tu deseo, hermano, hermana, joven, caminar de manera digna de tu llamamiento alto, con una separaci—n razonable del mundo, puedes pasar en unos momentos, y oraremos, contigo.

 

Por el poder de la Sangre de Cristo Jesśs, derramada para ti, es posible vivir con un testimonio potente, que causar‡ a muchos, respetar lo que Dios est‡ haciendo en tu vida.

 

Vamos a Orar