12 de julio de 19
La Vida Sagrada
ƒxodo 20:13
Anoche, mas o menos a las nueve, en Filadelfia, un
ladr—n robaba un caro dejado andando por una mujer, con unos ni–os dentro.
El novio de la mujer que dejaba el caro andando, que
tambiŽn es padre de los ni–os corr’a tras el carro, y sac— el ladr—n del caro,
y muchos otros vinieron para ayudar, actualmente matando al ladr—n.
La polic’a ha examinado todo, pero no van a cargar a
nadie.
ÀEra correcto?
Se puede agarrar a un ladr—n ahora en los estados unidos, y lanzar un
linchamiento, matando lo, sin problema alguno? pausa
Ojala, podemos contestar esto parcialmente con el
mensaje de hoy. Estamos ya en el
sexto mandamiento..
ƒxodo 20:13 No matar‡s.
Es un mandamiento muy breve. Y por esto no es tan
f‡cil. Pero Dios nos ha dado
suficiente informaci—n en otros pasajes para entender lo bien. pausa
Para los que burlan de la Biblia, ha sido un punto
de rid’culo. Se pueden re’r
diciendo ÒUstedes los Cristianos ni pueden matar a una hormiga, ni una mosca,
ni los ratones o las cucarachas si entran en tu casa. Porque tu propia Biblia dice claramente, No matar‡sÓ. pausa
Pero los Cristianos sinceros han estudiado esto ya por
siglos y han desarrollado mucho entendimiento sobre el tema.
Antes que nada, la vida es sagrada, especialmente la
vida del ser humano.
GŽnesis 1:26-27 Entonces
dijo Dios: Hagamos al hombre a
nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza; y se–oree en los
peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y
en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Y cre— Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo cre—;
var—n y hembra los cre—.
Siendo cre’dos en el imagen de Dios, la vida de cada
ser humano es sagrada. La vida de
los animales cuenta, claramente, pero la vida del hombre es diferente.
DespuŽs del gran diluvio de NoŽ, Dios dijo que no
iba a tolerar los asesinos, como en el caso de Ca’n.
GŽnesis 9:5-6 Porque
ciertamente demandarŽ la sangre de
vuestras vidas; de mano de
todo animal la demandarŽ, y de mano del hombre; de mano del var—n su hermano
demandarŽ la vida del hombre.
El que derramare sangre de
hombre, por el hombre su sangre ser‡ derramada; porque a imagen de Dios es
hecho el hombre.
Pero en esto parece que un hombre matar‡ a otro
hombre como castigo. Pero no es
cualquier hombre vengador, o grupo de hombres en un linchamiento.
Aplicar los castigos fuertes es el papel del
gobierno. Y cuando veas a muchos
linchamientos en una cultura es porque el gobierno no est‡ llevando la espada
correctamente, siendo tan ocupado en otras cosas ilegitimas.
Pero Dios, aun en el nuevo testamento ha dado la
espada al los magistrados, para castigar los delincuentes. La espada no ha sido dada a la familia,
y seguramente no a sido dada a la iglesia pero dice enÉ
Romanos 13:3-4 Porque
los magistrados no est‡n para infundir
temor al que hace el bien,
sino al malo. ÀQuieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendr‡s
alabanza de ella; porque es servidor
de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva
la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo
malo.
Comparando las escrituras con las escrituras,
podemos empezar a entender la aplicaci—n de ese breve mandamiento.
Pero ningœn ser humano tiene el derecho de quitar la
vida de otro, aparte de algunas excepciones, claramente explicadas en las
escrituras.
Por ejemplo, sabemos que la Biblia misma ha llamado
a los hombres a defender se en las guerras.
Y el libro de ƒxodo dice que te puedes defender te,
en tu casa, si alguien entra en la noche.
ƒxodo 22:2-3 Si
el ladr—n fuere hallado forzando una casa,
y fuere herido y muriere,
el que lo hiri— no ser‡ culpado de su muerte.
Pero si fuere de d’a, el
autor de la muerte ser‡ reo de homicidio. El ladr—n har‡ completa restituci—n;
si no tuviere con quŽ, ser‡ vendido por su hurto.
Te puedes ver que esto r‡pidamente puede entrar en
muchas condiciones complejas. Pero
en el pasado, los legisladores, los abogados y los jueces, estudiaban los
detalles tŽcnicos de la ley de Dios para formar sociedades que funcionaban.
La justicia humana, jam‡s es perfecta, pero basando
todo en la palabra de Dios, se pudiera alcanzar lo mejor posible en este mundo.
Tocante a nuestro ejemplo, el ladr—n merec’a la
muerte, pero no por robar el caro.
Sino por el secuestro.
ƒxodo 21:16 Asimismo
el que robare una persona y la
vendiere, o si fuere
hallada en sus manos, morir‡.
Normalmente en las culturas B’blicas, se recibieron
la pena de la muerte por secuestrar personas. Pero seria necesario dejar que los expertos examinan las
circunstancias.
Pero aun si ese hombre merec’a la pena de la muerte,
no es permisible aplicar lo por medio de un linchamiento. Las personas normales no tienen esa
autoridad.
Es mas, se pueden f‡cilmente, en una rabia, hacer errores
en la identidad del culpable.
Bueno, esto cubre algo de lo b‡sico de ese
mandamiento. Se pudiera entrar en
muchos detalles complejos pero al fondo, la vida de un ser humano es sagrada. Y la mayor’a de los Cristianos
entiendan esto, y se sientan que no est‡n culpables de romper esa ley.
Pero estudiando lo que Cristo dijo sobre esa ley,
podemos entender r‡pidamente que es aun mas
profundo.
Porque Cristo vino ense–ando que no es solamente lo
que haces con tus manos, sino lo que pasa en tu mente, o con tu boca, con tu
coraz—n.
Cuando Cristo vino restaurando la ley a su pureza,
se luchaba mucho con los fariseos.
Los fariseos pensaban que si no se met’an con la esposa de otro, que
eran inocentes del adulterio, pero Cristo dijo que no era tan f‡cil.
Mateo 5:27-28 O’steis
que fue dicho: No cometer‡s adulterio.
Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulter— con ella en su
coraz—n.
La ley no solamente abarca lo que uno hacia, sino lo
que uno pensaba, y miraba. La ley
examina tambiŽn lo que pasa en el coraz—n de uno.
Ahora aplicando esto a nuestro mandamiento de hoy.
ƒxodo 20:13 No matar‡s.
Los fariseos pensaban que si ellos no mataban a uno
f’sicamente, con una navaja, o con un golpe, eran inocentes.
Pero Cristo dijo que no era tan simple.
Mateo 5:21-22 O’steis
que fue dicho a los antiguos: No
matar‡s; y cualquiera que
matare ser‡ culpable de juicio.
Pero yo os digo que
cualquiera que se enoje contra su hermano, ser‡ culpable de juicio; y
cualquiera que diga: Necio, a su hermano, ser‡ culpable ante el concilio; y
cualquiera que le diga: Fatuo, quedar‡ expuesto al infierno de fuego.
Cristo dijo que simplemente odiando, pensando o
hablando con malicia en contra de uno era la manera de romper ese mandamiento
tambiŽn.
Cristo empezaba esto diciendo ÒO’steis que fue dicho
a los antiguosÓ. Lo que estaba en
las escrituras era diferente de lo se dijeren en la religi—n, desde la
antigŸedad.
Los fariseos trataban de invalidar la ley de Dios,
dando la otro sentido, pero Cristo, como reformador, tenia que corregir todo
esto.
Y no fue un problema del testamento antiguo, porque
hasta el testamento antiguo ense–aba esto. Por ejemploÉ
Lev’tico 19:16-18 No
andar‡s chismeando entre tu pueblo. No
atentar‡s contra la vida
de tu pr—jimo. Yo Jehov‡.
Andar chismeando, de uno, es una manera de asesinar.
No aborrecer‡s a tu
hermano en tu coraz—n; razonar‡s con tu pr—jimo, para que no participes
de su pecado.
Andar odiando a uno, tambiŽn es una forma de
asesino. Cuando hay un problema,
hay que buscar la resoluci—n y la reconciliaci—n. De otra manera eres un asesino.
No te vengar‡s, ni
guardar‡s rencor a los hijos de tu pueblo, sino amar‡s a tu pr—jimo como a ti
mismo. Yo Jehov‡.
Toda forma de venganza personal, de rencor constante
es una violaci—n de este ley.
Y San Juan dijo casi el mismo en el nuevo
testamento.
1 Juan 3:15 Todo
aquel que aborrece a su hermano es
homicida; y
sabŽis que ningœn homicida tiene vida eterna permanente en Žl.
As’ que esa ley, este mandamiento abarca mucho mas
de un asesinato violento.
ƒxodo 20:13 No matar‡s.
Matando a un bebŽ con el aborto es evidencia de que
uno es asesino. Un hombre pagando
por el aborto de su amante es tambiŽn un asesino.
La ley abarca mucho mas que se espere. El suicido es un asesino de uno mismo y
est‡ prohibido por Dios.
Nuestra cultura ha olvidado de mucho de esto, y por
lo tanto hay derramamientos de sangre en todos lados.
Dios dice que la
vida es sagrada, especialmente la vida humana, pero ya se desean ayudar a
los enfermos matar a si mismos, s’ desean morir, o a los enfermos de la tercer
edad, y hasta desean matar a los ni–os despuŽs del nacimiento, si los padres no
est‡n satisfechos con algo.
Y toda esa sangre derramada tiene una voz. pausa
Tiene una voz que es molest’sima al o’do de Dios.
Esto pas— con el asesino de AbelÉ
GŽnesis 4:8-11 Y
dijo Ca’n a su hermano Abel: Salgamos al
campo. Y aconteci— que
estando ellos en el campo, Ca’n se levant— contra su hermano Abel, y lo mat—.
Y Jehov‡ dijo a Ca’n:
ÀD—nde est‡ Abel tu hermano? Y Žl respondi—: No sŽ. ÀSoy yo acaso guarda de mi
hermano?
Y Žl le dijo: ÀQuŽ has
hecho? La voz de la sangre de tu
hermano clama a m’ desde la tierra.
Ahora, pues, maldito seas
tœ de la tierra, que abri— su boca para recibir de tu mano la sangre de tu
hermano.
De alguna manera, la sangre, metaf—ricamente o
actualmente, la sangre inocente, derramada en la malicia, anda gritando a Dios
para una retribuci—n.
Y ahora, alrededor de mundo, hay billones de galones
de sangre, gritando en los o’dos de Dios, d’a y noche, por los abortos, por la
violencia de las pandillas, por los carteles, por las guerras injustas, e
innecesarias.
Y tarde o temprano Dios responder‡, y ser‡ terrible
para todos.
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Aplicaci—n -----------------------
En fin el mandamiento es muy breve, pero es muy
profundo.
ƒxodo 20:13 No matar‡s.
Exige no solamente que se dejan en paz, a los dem‡s,
sino que tienes que cuidar y proteger la vida de otros. Ca’n preguntaba en su insolencia. ÀSoy yo acaso guarda de mi hermano?
Y la respuesta es s’, como podemos ver enÉ
Deuteronomio 22:8 Cuando
edifiques casa nueva, har‡s pretil
a tu terrado, para que no
eches culpa de sangre sobre tu casa, si de Žl cayere alguno.
Tienes que cuidar de la seguridad de otros, y no
dejar que se da–an por tu negligencia.
Por esto los bomberos vienen a cada rato inspeccionando el edificio de
la iglesia. Tu seguridad importa.
Y cuando uno anda en el autopista con colchones o
cajas saliendo de su cami—n, causado accidentes, esto tambiŽn es una forma de
asesinato.
No es tan grave que ino
que mata a prop—sito, pero s’ es un crimen, y es un pecado en contra de esa
gran ley.
Y finalmente, no solamente tienes que cuidar de
otros, sino que tienes que cuidar de ti mismo.
1 Corintios 6:19-20 ÀO
ignor‡is que vuestro cuerpo es templo
del Esp’ritu Santo, el
cual est‡ en vosotros, el cual tenŽis de Dios, y que no sois vuestros?
Porque habŽis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
esp’ritu, los cuales son de Dios.
Los que pongan a sus propias vidas en peligro con
mucha comida o bebida, tambiŽn est‡n rompiendo ese mandamiento, con un suicidio
lento.
Lucas 21:34 Mirad
tambiŽn por vosotros mismos, que
vuestros corazones no se
carguen de glotoner’a y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de
repente sobre vosotros aquel d’a.
Y para cerrar, vamos a siempre estar atentos a las
obras del enemigo, tratando de poner nos en violaci—n de este mandamiento.
Observando bien este mandamiento podemos vivir en la
paz, en la armon’a, en la unidad.
Pero cuando el diablo logra sus Žxitos, hay amargura
y hay tensiones.
Efesios 4:31 Qu’tense
de vosotros toda amargura, enojo,
ira, griter’a y
maledicencia, y toda malicia.
Si algo de esto est‡ en tu vida, quiero orar para
ti, porque el diablo est‡ ganando territorio en tu vida.
Y finalmenteÉ
G‡latas 5:14-15 Porque
toda la ley en esta sola palabra
se cumple: Amar‡s a tu
pr—jimo como a ti mismo.
Pero si os mordŽis y os
comŽis unos a otros, mirad que tambiŽn no os consum‡is unos a otros.
El peligro, siempre est‡ presente.
Vamos a Orar