23 de junio de 19
ŔQuienes Somos?
Ezequiel 20:1-26
Introducci—n
Estudiando la Biblia ya por a–os, te puedes ver lo que Dios quiere
lograr, por medio de su pueblo.
El anuncio a Abraham, fue de que Žl seria una bendici—n a muchas
naciones. El pueblo de Dios siempre
ha tenido informaci—n, sobre quŽ es realmente una moralidad clara, ver’dica y
sana.
El pueblo de Dios siempre ha tenido las doctrinas supremas sobre la
familia, los negocios, los gobiernos, las relaciones internacionales.
Con el poder del Esp’ritu Santo, tenemos la capacidad de cambiar el
mundo para el bien.
Pero hay un problema. pausa Tenemos un enemigo, que no quiere
perder nada de su control, de su tiran’a sobre lo que Dios ha creado. Y por esto, la historia del pueblo de
Dios siempre es la historia de una lucha, una batalla.
1) Aconteci— en el a–o sŽptimo, en el
mes quinto, a los diez d’as del mes, que vinieron algunos de los ancianos de
Israel a consultar a Jehov‡, y se sentaron delante de m’.
La apariencia de todo esto era bien. Vinieron al profeta, para recibir instrucci—n de Dios. Pero solamente era una apariencia, Dios
sabia la condici—n de sus corazones.
Es como en los evangelios cuando vinieron a Cristo con pruebas que
eran trampas, y Cristo conoci— su coraz—n.
Y aqu’ tambiŽn, Dios no va jugar sus juegos.
2-3) Y vino a m’ palabra de Jehov‡,
diciendo: Hijo de hombre, habla a
los ancianos de Israel, y diles: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: ŔA consultarme
ven’s vosotros? Vivo yo, que no os responderŽ, dice Jehov‡ el Se–or.
Parece un poco brusco, pero Dios sabia que no eran sinceros, que ellos
deseaban continuar en su idolatr’a, viviendo en Babilonia, el capital de la
idolatr’a. Deseaban progresar,
agradeciendo a sus amos, como cuando JosŽ en Egipto juraba, por el nombre de
Fara—n, dando la apariencia que era uno de ellos.
4) ŔQuieres tś juzgarlos? ŔLos quieres
juzgar tś, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres,
Dios lo puso a Ezequiel como una pregunta. En actualidad era una orden. Pero viene como una pregunta, porque era algo desagradable,
lo que el profeta tenia que hacer.
Pero era algo necesario.
La situaci—n era como la de Esteban, en Hechos 7 en el nuevo
testamento. Esteban tenia que dar
una historia detallada, de c—mo Dios ha sido fiel con su pueblo, siglo tras
siglo, pero que ellos en cambio, eran siempre insolentes.
Era duro, y Esteban perdi— su vida, haciendo esto. Pero Saulo, escuchaba todo esto, y fue
impactado, sabiendo que era la pura verdad, y mas tarde Žl se lleg— a la fe, y
escrib’a gran parte del nuevo testamento.
Bueno, no voy a citar mucho de lo que dijo Esteban, pero vamos a ver
su conclusi—nÉ
Hechos 7:51-56 !!Duros de cerviz,
e incircuncisos de
coraz—n y de o’dos! Vosotros resist’s siempre al Esp’ritu Santo; como
vuestros padres, as’ tambiŽn vosotros.
ŔA cu‡l de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a
los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habŽis
sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley por disposici—n
de ‡ngeles, y no la guardasteis.
Oyendo estas cosas, se enfurec’an en sus corazones, y cruj’an los
dientes contra Žl.
Pero Esteban, lleno del Esp’ritu Santo, puestos los ojos en el cielo,
vio la gloria de Dios, y a Jesśs que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He
aqu’, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que est‡ a la diestra de
Dios.
Esteban relataba una larga, fea historia, pero era necesaria, y
fruct’fera, y algo semejante est‡ pasando en el capitulo de hoy.
4-7) ŔQuieres tś juzgarlos? ŔLos
quieres juzgar tś, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus
padres,
y diles: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or:
El d’a que escog’ a Israel, y que alcŽ mi mano para jurar a la descendencia de
la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando
alcŽ mi mano y les jurŽ diciendo: Yo soy Jehov‡ vuestro Dios; aquel d’a que les
alcŽ mi mano, jurando as’ que los sacar’a de la tierra de Egipto a la tierra
que les hab’a provisto, que fluye leche y miel, la cual es la m‡s hermosa de
todas las tierras; entonces les dije: Cada uno eche de s’ las abominaciones de
delante de sus ojos, y no os contaminŽis con los ’dolos de Egipto. Yo soy
Jehov‡ vuestro Dios.
Dios estaba regresando aqu’ muchos siglos, al tiempo de Egipto, porque
para Dios, todo esto era como ayer.
Y revelado aqu’ es algo que no tenemos en otras partes. En Egipto el pueblo ya estaba dedicado
a la idolatr’a. Ya han
perdido la esencia de su identidad, copiando los de su alrededor.
Y Dios les dio el mandato de romper con todo esto para caminar con
Žl. As’ que el becerro de oro, en
el desierto no era algo nuevo, sino una continuaci—n de sus practicas en
Egipto.
8) Mas ellos se rebelaron contra m’, y
no quisieron obedecerme; no ech— de s’ cada uno las abominaciones de delante de
sus ojos, ni dejaron los ’dolos de Egipto; y dije que derramar’a mi ira sobre
ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.
ÁAhora, aqu’ descubrimos que Dios ya estaba dispuesto a acabar con
ellos mientras aun estaban en Egipto! Estos son detalles que no tenemos en
otras partes de la Biblia.
Y hay que preguntar, si Dios deseaba acabar con ellos aun antes de
salir, pausa, porque no lo hizo.
9) Con todo, a causa de mi nombre,
para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales
estaban, en cuyos ojos fui conocido, actuŽ para sacarlos de la tierra de
Egipto.
Dios actuaba por la preservaci—n de su nombre. Y esto es sumamente importante. Porque el pueblo de los Hebreos pudo
estar muy orgulloso y arrogante, pensando que se merec’an algo.
Es que ten’an que entender que no eran sacados por sus meritos
personales, sino porque Dios tenia que preservar su nombre. Como estudiamos en viernes, el nombre
de Dios tiene mucho que ver con su reputaci—n.
Para controlar el orgullo de su pueblo dijo Dios en otra parteÉ
Deuteronomio 9:4-5 No
pienses en tu coraz—n cuando Jehov‡
tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me
ha tra’do Jehov‡ a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones
Jehov‡ las arroja de delante de ti.
No por tu justicia, ni por la rectitud de tu coraz—n entras a poseer
la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehov‡ tu Dios las
arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehov‡ jur— a tus
padres Abraham, Isaac y Jacob.
Confirmando la promesa con Abraham, Dios proteg’a a su nombre, que es
el nombre sobre todo nombre.
Ahora, continuando la historia, recordando que Dios no iba a escuchar
las preguntas de estos ancianos, sino que iba a juzgar los, como lo hizo por
medio de Esteban en el nuevo testamentoÉ
11) Los saquŽ de la tierra de Egipto,
y los traje al desierto, y les di mis estatutos, y les hice conocer mis
decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivir‡.
La Santa Ley de Dios es una bendici—n. Les mostraba la manera de prosperar, y de avanzar el dominio
de Dios en la tierra.
Este texto puede estar un poco controversial. Nosotros siendo evangŽlicos, no creemos
en la salvaci—n por ley, o por nuestros meritos. Pero nadie ha sido salvado jam‡s por sus propios meritos.
La salvaci—n del alma siempre ha sido por la gracia de Dios, por medio
de la fe. Por esto peleamos la gran
reforma hasta casi quinientos a–os.
Pero caminando en la ley es importante. La obediencia no es una alternativa a la fe, sino que la
obediencia es una expresi—n de la fe. ŔAmen?
12) Y les di tambiŽn mis d’as de
reposo, para que fuesen por se–al entre m’ y ellos, para que supiesen que yo
soy Jehov‡ que los santifico.
Ahora entramos en el tema del d’a del reposo. Y aprop—sito, este viernes estudiaremos
esto en el estudio de los diez mandamiento.
ňltimamente hemos tenido mucha asistencia en esto, y te invito. Es tambiŽn el tema de la escuela
B’blica de vacaciones.
Pero el d’a de reposo es algo fascinante. Hoy en d’a, como siempre, hay personas que piensan que no
hacer nada de trabajo en domingo es una perdida, Áuna locura!
Si tienen oportunidades de trabajar, muchos decidan simplemente romper
la ley. Hay muchos en estos
momentos trabajando, aun cuando no tienen que hacer lo.
Pero guardando el d’a de reposo, si esto est‡ en tu poder, es una
manera de mostrar a todos que tienes una confianza en Dios, y una relaci—n con
Žl. Es una se–al, como dice aqu’
en nuestro texto.
13) Mas se rebel— contra m’ la casa de
Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis
decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere, vivir‡; y mis d’as de
reposo profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramar’a sobre ellos
mi ira en el desierto para exterminarlos.
Otra vez Dios estaba dispuesto, con todo derecho, de acabar con
ellos. Pero no pudo, y veremos
porque.
Pero n—talo, otra ves que habla de la manera en que uno puede vivir
por la ley. Claro, nadie va a
vivir por la ley con la perfecci—n.
Solamente Cristo pudo hacer esto, pero esto s’ puede ser el tono de tu
vida, si entiendes bien tu identidad.
Y quiero parar aqu’ por un momento para hacer una aplicaci—n. Hermano, el diablo quiere atacar te en
tŽrminos quien eres, o sea de tu
identidad.
Muchos hermanas dicen, bueno, soy pecador, pero perdonado.
Y el diablo est‡ bien c—modo con esa descripci—n. Esto es la manera de mantenerte en la
derrota, como los hebreos de este capitulo.
En al Biblia, el pecador es la persona que aun sigue en la rebeli—n en
contra de su Dios, y si tu te identificas como un pecador, aun como nueva
criatura, el diablo dir‡ ÁAMEN!
Salmos 1:4-6 No as’
los malos, Que son como el tamo que
arrebata el viento. Por
tanto, no se levantar‡n los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregaci—n de los justos.
Porque Jehov‡ conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos
perecer‡.
Claro, nadie de entre nosotros vivimos sin pecado, pero identificar te
como un pecador dar‡ gran ventaje al diablo.
ŔEn la biblia, que es nuestra
identidad? pausa
San Pablo no escrib’a cartas a los pecadores de Corinto sino a los
santos de la iglesia de Corinto.
El diablo quiere vernos identificando nos como pecadores, perdonados,
pero la identidad b’blica es diferente.
B’blicamente somos santos redimidos, caminando en el poder de la
resurrecci—n, en otras palabras somos nuevas criaturas.
2 Corintios 5:17 De
modo que si alguno est‡ en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu’ todas son hechas
nuevas.
Es tiempo de preguntar, Ŕquienes
somos? actualmente, para escapar de la derrota que el diablo quiere para
nosotros.
Pero vamos a regresar a nuestro texto de derrotas.
14) Pero actuŽ a causa de mi nombre,
para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los hab’a
sacado.
Otra vez, Dios estar’a en todo su derecho acabando con estos rebeldes,
pero por causa de su nombre, no lo hizo.
15-16) TambiŽn yo les alcŽ mi mano en
el desierto, jurando que no los traer’a a la tierra que les hab’a dado, que
fluye leche y miel, la cual es la m‡s hermosa de todas las tierras; porque desecharon mis decretos, y no anduvieron
en mis estatutos, y mis d’as de reposo profanaron, porque tras sus ’dolos iba
su coraz—n.
Por su propio nombre, Dios no acababa con ellos. Pero dijo que la mayor’a de ellos iban
a morir en el desierto. Por esto
tomaban cuarenta a–os para llegar a la tierra prometida, aunque no era muy
lejos de Egipto. Es que una
generaci—n tenia que morir, antes de llegar.
Nśmeros 14:22-23 Todos
los que vieron mi gloria y mis
se–ales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya
diez veces, y no han o’do mi voz, no ver‡n la tierra de la cual jurŽ a sus
padres; no, ninguno de los que me han irritado la ver‡.
17-18) Con todo, los perdon— mi ojo,
pues no los matŽ, ni los exterminŽ en el desierto; antes dije en el desierto a sus hijos: No andŽis en los
estatutos de vuestros padres, ni guardŽis sus leyes, ni os contaminŽis con sus
’dolos.
Una generaci—n ca’a, pero Dios daba la oportunidad a sus hijos. Pero estos hijos ten’an que no copiar
la identidad de sus padres.
Los hijos ten’an que aprender por los errores de sus padres y asumir
una nueva identidad, no la de derrota, sino del dominio.
19-20) Yo soy Jehov‡ vuestro Dios;
andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra; y
santificad mis d’as de reposo, y sean por se–al entre m’ y vosotros, para que
sep‡is que yo soy Jehov‡ vuestro Dios.
Esa nueva generaci—n ten’a una gran oportunidad, ten’a toda la
informaci—n sobre la Santa Ley de Dios para impactar al mundo para el
bien. PeroÉ
21) Mas los hijos se rebelaron contra
m’; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por
obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivir‡; profanaron mis d’as de
reposo.
La historia aqu’ es como el testimonio de Esteban en Hechos, contando
de siglos de rebeli—n y de fracaso, y estaban continuando en el mismo. Por esto Dios no deseaba consultar con
ellos. No tenia sentido.
21-22) Mas los hijos se rebelaron
contra m’; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para
ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivir‡;
profanaron mis d’as de reposo. Dije
entonces que derramar’a mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en
el desierto.
Otra vez Dios estaba dispuesto a acabar con esa nueva generaci—n. Pero tenia que proteger su nombre.
22) Mas retraje mi mano a causa de mi
nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los
hab’a sacado.
23-24) TambiŽn les alcŽ yo mi mano en
el desierto, jurando que los esparcir’a entre las naciones, y que los
dispersar’a por las tierras, porque no pusieron por obra mis decretos, sino que
desecharon mis estatutos y profanaron mis d’as de reposo, y tras los ’dolos de
sus padres se les fueron los ojos.
La nueva generaci—n, enga–ada por el diablo, se hicieron el
mismo. Y tu tambiŽn puedes copiar
todo esto, si andes con una identidad equivocada.
Si tu pienses, Ňsi, so pecador, pero perdonadoÓ, ser‡s abierto a
repetir todo esto.
Pero si quieres pensar mas B’blicamente, puedes pensar, con toda
autoridad B’blica, Ňsoy un santo redimido, caminando en el poder de la
resurrecci—n, y por lo tanto, voy a vivir como nueva criaturaÓ.
Claro, no vas a vivir una vida perfecta, pero s’ vas a impactar este
mundo para el bien, con el poco tiempo que tenemos aqu’.
25) Por eso yo tambiŽn les di
estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podr’an vivir.
ŔQue quiere decir esto?
Dios no sali— con otro libro con leyes malas, sino que es una manera de
hablar, que podemos entender mirando al verso que sigue.
26) Y los contaminŽ en sus ofrendas
cuando hac’an pasar por el fuego a todo primogŽnito, para desolarlos y hacerles
saber que yo soy Jehov‡.
Cuando vino las costumbres de los idolatras, con sus doctrinas, Dios
finalmente dijo, ŇEst‡ bien, si quieres vivir en esto, rechazando la vida, la
bendici—n, la prosperidad, adelante, te voy a confirmar te en tu error.
Y esto es lo que pasa cuando el pueblo de Dios se rechace su ley, sus preceptos
por generaci—n tras generaci—n.
Como dice en Romanos uno, Dios los entreg—, a la mente reprobada.
======================== Conclusi—n =======================
ŔPorque tenemos estas historias tristes
delante de nuestros ojos? Pablo
explicaba esto bien claramente enÉ
1 Corintios 10:11-12 Y estas cosas les acontecieron
como ejemplo, y est‡n escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.
As’ que, el que piensa estar firme, mire que
no caiga.
ŔEn fin, quienes somos? ŔCual es tu identidad?
Vas a vivir tu vida Cristiana diciendo, ŇSi,
yo soy un pecador, pero un pecador perdonadoÓ. pausa
O prefieres adoptar una identidad mas
B’blica, pensando
ŇSi es cierto yo he pecado, pero ahora esto
no es mi identidad, sino que soy un santo, redimido por la sangre de Cristo,
caminando en el poder de la resurrecci—n, e impactando este mundo, como la sal
y la luz que Cristo dice que soy.Ó
Si esto es tu deseo, escapar de la derrota
de las generaciones presentadas en este capitulo. Puedes pasar en unos momentos, y oraremos contigo.
Vamos a Orar