15 de mayo de 19

Antes De Una Gran Liberaci—n

Zacar’as 12:1-14

 

Llegando, poco a poco al fin de este libro de Zacar’as, aun hay mucho animo para el pueblo de Dios.

 

Hablando de la cuidad de Dios en el capitulo dos dijo.

 

Zacar’as 2:5   Yo serŽ para ella, dice Jehov‡, muro de fuego

en derredor, y para gloria estarŽ en medio de ella.

 

Y esto es algo que nosotros podemos orar, sobre nuestros seres queridos, cuando pasan por los peligros.  Pero el concepto est‡ muy amplificado en este capitulo.

 

1) Profec’a de la palabra de Jehov‡ acerca de Israel. Jehov‡, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el esp’ritu del hombre dentro de Žl, ha dicho:

 

Todas estas descripciones del creador est‡n aqu’ para fijar  nuestras mentes en el poder infinito de nuestro Dios, y su capacidad de cumplir sus promesas.

 

2) He aqu’ yo pongo a JerusalŽn por copa que har‡ temblar a todos los pueblos de alrededor contra Jud‡, en el sitio contra JerusalŽn.

 

En muchos casos, la cuidad de Dios causaba temor para otros.  En el libro de Isa’as, un gran general de Senaquerib vino en contra de JerusalŽn, insultando a su Dios, y despuŽs perdi— casi todo su ejercito.  Mas tarde aquel rey estaba matado por su propio hijo.

 

Pero esto era antes de Zacar’as.  Un poco despuŽs de Zacar’as, en el libro de Ester, otro malvado Am‡n, deseaba exterminar a todos los jud’os.

 

Pero cuando Mardoqueo estaba encargado del gobierno, una vez mas el pueblo de Dios era una copa que hacia temblar a todos los pueblos alrededor.

 

3) Y en aquel d’a yo pondrŽ a JerusalŽn por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren ser‡n despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntar‡n contra ella.

Estamos entrando en profec’as bien populares aqu’, que hasta Cristo citaba en su ministerio.

 

Mateo 21:43-44 Por tanto os digo, que el reino de Dios ser‡

quitado de vosotros, y ser‡ dado a gente que produzca los frutos de Žl.

 

Y el que cayere sobre esta piedra ser‡ quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzar‡.

 

En el ultimo estudio, hablamos de la manera en que los jud’os que rechazaban a Cristo, estaban horriblemente juzgados.

 

Y aunque es muy popular aplicar las profec’as de este capitulo a la JerusalŽn moderna en el medio oriente, tenemos que observar la manera en que, en el nuevo testamento, se hablan de dos JerusalŽnes.

 

Era San Pablo, que entend’a estas cosas que dijo en el libro deÉ

 

G‡latas 4:25-26 Porque Agar es el monte Sina’ en Arabia,

y corresponde a la JerusalŽn actual, pues Žsta, junto con sus hijos, est‡ en esclavitud.

 

Mas la JerusalŽn de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.

 

En el nuevo testamento se hablan de una JerusalŽn nueva, celestial, de arriba, que es madre de todo creyente.

 

As’ que es permisible aplicar estas promesas a nosotros, y no a los jud’os modernos que aun sigan, firmes, en su rechazo de Cristo.

 

4) En aquel d’a, dice Jehov‡, herirŽ con p‡nico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la casa de Jud‡ abrirŽ mis ojos, y a todo caballo de los pueblos herirŽ con ceguera.

 

En el tiempo de Ester, y mas tarde en los tiempos de los Macabeos, antes de Cristo, grandes fuerzas vinieron en contra del pueblo de Dios.  Pero ni modo, Dios mismo puso p‡nico en sus caballos.  Caballos con mucha experiencia de la batalla, eran como ciegos.

 

Antes el gran Alejandro Magno, cuando vino para atacar a JerusalŽn, se ca’a sobre sus rodillas cuando sali— el sumo sacerdote, habiendo visto un hombre vestido as’ en un sue–o, y sabia que estaba delante de la gente de Dios.

 

ŔBueno, cual es el punto de todo esto?

 

Cuando la iglesia est‡ bajo mucha persecuci—n, y ataque, como en los primeros siglos, o como ahora, en este pa’s.  Tenemos que recordar que Dios siempre ha venido a nuestro lado, a veces en el ultimo momento, pero Dios ha venido para liberar a los suyos.

 

Pero en este capitulo veremos que algo pasa, antes de una gran liberaci—n.

 

5) Y los capitanes de Jud‡ dir‡n en su coraz—n: Tienen fuerza los habitantes de JerusalŽn en Jehov‡ de los ejŽrcitos, su Dios.

 

Y esto se puede aplicar a nosotros.  Cuando estamos caminando cerca de Dios, hay fuerza, hay confianza de que Dios estar‡ a nuestro lado.

 

Sea lo que sea la amenaza, en un liderazgo santo, cerca de Cristo, hay fuerzas grandes.

 

6) En aquel d’a pondrŽ a los capitanes de Jud‡ como brasero de fuego entre le–a, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumir‡n a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y JerusalŽn ser‡ otra vez habitada en su lugar, en JerusalŽn.

 

Hay muchos ejemplos de esto en las escrituras y en la historia de la iglesia.

 

Pero poco despuŽs del tiempo de Zacar’as, en el libro de Ester, el pueblo estaba en gran peligro.  Hab’a hasta un decreto, sellado, en contra de todos los jud’os.

 

Ester 3:8-11   Y dijo Am‡n al rey Asuero: Hay un pueblo

esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir.

 

 

Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesarŽ diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean tra’dos a los tesoros del rey.

 

Entonces el rey quit— el anillo de su mano, y lo dio a Am‡n hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los jud’os, y le dijo: La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de Žl lo que bien te pareciere.

 

El pueblo de Dios estaba en un peligro fatal.  Pero antes de la gran liberaci—n, el Esp’ritu Santo hizo algo, con Ester y con los suyos.

 

La situaci—n cambiaba con el asenso de Mardoqueo, su t’o, a un oficio de poder, y como l’der, era de repente como antorcha ardiendo entre gavillas

 

Muchos conocen la historia, y la manera en que estaban todos rescatados.  Pero el mensaje de hoy va a enfatizar lo que pasaba antes.

 

Pero los jud’os llegaban a tener tanto poder, y tanta reputaci—n, que otros deseaban ayudarlos, porque ten’an tanto miedo de ellos.

 

Ester 9:3 Y todos los pr’ncipes de las provincias, los

s‡trapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los jud’os; porque el temor de Mardoqueo hab’a ca’do sobre ellos.

 

Es mas, muchos se convirtieron a la fe jud’a, tan grande era su poder.

 

Ester 8:17 Y en cada provincia y en cada ciudad donde

lleg— el mandamiento del rey, los jud’os tuvieron alegr’a y gozo, banquete y d’a de placer. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hac’an jud’os, porque el temor de los jud’os hab’a ca’do sobre ellos.

 

El pueblo de Dios estaba al borde de la exterminaci—n, pero en poco tiempo, ten’an gran poder en el gobierno de todo el imperio.

 

Pero algo pasaba antes.

 

7) Y librar‡ Jehov‡ las tiendas de Jud‡ primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de JerusalŽn no se engrandezca sobre Jud‡.

 

Hab’a una forma de igualdad para la casa de David.  ŔPero en el nuevo testamento quienes son la casa de David?  Entre los jud’os modernos, ni se saben sus tribus ni sus or’genes.

 

Pero Cristo es el hijo de David, y nosotros estamos su familia.

 

Mateo 12:46-50 Mientras Žl aśn hablaba a la gente, he aqu’ su

madre y sus hermanos estaban afuera, y le quer’an hablar.

 

Y le dijo uno: He aqu’ tu madre y tus hermanos est‡n afuera, y te quieren hablar.

 

Respondiendo Žl al que le dec’a esto, dijo: ŔQuiŽn es mi madre, y quiŽnes son mis hermanos?

 

Y extendiendo su mano hacia sus disc’pulos, dijo: He aqu’ mi madre y mis hermanos.

 

Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que est‡ en los cielos, Žse es mi hermano, y hermana, y madre.

 

Queda te cerca de Cristo, y estar‡s en el equipo ganador. ŔAmen?

 

8) En aquel d’a Jehov‡ defender‡ al morador de JerusalŽn; el que entre ellos fuere dŽbil, en aquel tiempo ser‡ como David; y la casa de David como Dios, como el ‡ngel de Jehov‡ delante de ellos.

 

Con Cristo a tu lado hermano, hermana, joven, eres extremamente fuerte.  Tu con Cristo, es una mayor’a.

 

9) Y en aquel d’a yo procurarŽ destruir a todas las naciones que vinieren contra JerusalŽn.

 

Hay muchas religiones, muchos sistemas pol’ticos que desean acabar con los Cristianos, con su moralidad, supuestamente anticuada, pero solamente hay un problema.  No se puede.

 

 

La moralidad B’blica es una reflecci—n del car‡cter de Dios, y esto es algo que jam‡s va a cambiar.

 

10) Y derramarŽ sobre la casa de David, y sobre los moradores de JerusalŽn, esp’ritu de gracia y de oraci—n; y mirar‡n a m’, a quien traspasaron, y llorar‡n como se llora por hijo unigŽnito, afligiŽndose por Žl como quien se aflige por el primogŽnito.

 

Este es la parte muy conocida del pasaje. 

 

Antes de la gran liberaci—n, vino un esp’ritu de gracia y de oraci—n. 

 

Como en el libro de Ester, muchos estaban orando y hasta ayunando, antes de que vino la liberaci—n.

 

Dios sabia que iba a rescatar los, pero antes, tenia que venir ese esp’ritu humilde, de contrici—n, y de ruego.

 

10) Y derramarŽ sobre la casa de David, y sobre los moradores de JerusalŽn, esp’ritu de gracia y de oraci—n; y mirar‡n a m’, a quien traspasaron, y llorar‡n como se llora por hijo unigŽnito, afligiŽndose por Žl como quien se aflige por el primogŽnito.

 

Este pasaje aparece en el nuevo testamento.  Pero all‡ es diferente.

 

Juan 19:37 Y tambiŽn otra Escritura dice:

               Mirar‡n al que traspasaron.

 

En el nuevo testamento, unos jud’os, en el d’a de PentecostŽs, lloraban sobre la persona que traspasaron.

 

Hechos 2:36-37 Sepa, pues, ciert’simamente toda la casa de

Israel, que a este Jesśs a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Se–or y Cristo.

 

Al o’r esto, se compungieron de coraz—n, y dijeron a Pedro y a los otros ap—stoles: Varones hermanos, ŔquŽ haremos?

 

Pero en el testamento antiguo, en nuestro verso, dice y mirar‡n a m’, a quien traspasaron.

 

 

De alguna manera Dios Padre, estaba traspasado, hablando figurativamente.

 

Cuando el pueblo se portaba como una ramera, como veremos mas y mas en el libro de Ezequiel, el mismo Padre estaba herido, en un sentido.

 

Pero cuando vino sobre el pueblo, un sentido de contrici—n, y de arrepentimiento, era tiempo de una gran liberaci—n.

 

11) En aquel d’a habr‡ gran llanto en JerusalŽn, como el llanto de Hadadrim—n en el valle de Meguido.

 

Bueno, ŔQuŽ tiene que ver esta cuidad Hadadrim—n?  ŔY que quiere decir aqu’?

 

Bueno hab’a un rey bueno, con el nombre Jos’as, que hizo muchas buenas reformas cuando la palabra de Dios estaba descubierta, despuŽs de estar perdida por un buen tiempo.

 

Y cuando ese rey bueno se muria, en Hadadrim—n, todos lloraban con amarga profunda sabiendo que por sus pecados se perdi— la vida.

 

Y en esto era un tipo de Cristo, que tambiŽn era un buen reformador, el mejor, y por el pecado tuyo, y el m’o, estaba traspasado.

 

12) Y la tierra lamentar‡, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por s’, y sus mujeres por s’; los descendientes de la casa de Nat‡n por s’, y sus mujeres por s’;

 

En el resto del capitulo, se hablan de lamentaciones y de remordimientos.

 

Parece mucha repetici—n, pero est‡ all’ por una raz—n.  La gran liberaci—n solamente viene, despuŽs de este esp’ritu cayendo sobre el pueblo.

 

Recuerde como en el libro de Ester, como ella y los suyos estaban ayunando y orando, rogando la misericordia de su Dios.

 

Y aun en nuestras vidas, vimos un rescate de Samuelito, quien estaba al borde de la muerte, si entiendes la enfermedad que tenia.

 

Pero con lamentaci—n, y con lagrimas, y con bastante oraci—n, vino la gran libraci—n.

 

13) los descendientes de la casa de Lev’ por s’, y sus mujeres por s’; los descendientes de Simei por s’, y sus mujeres por s’;

 

A veces para ver una gran liberaci—n de Dios, todos tienen que estar orando, en sus familias y en sus sitios.  Pero este esp’ritu ser‡ presente, cuando Dios esta preparando a venir en poder.

 

14) todos los otros linajes, cada uno por s’, y sus mujeres por s’.

 

En fin, esto es el capitulo.  Hay mucha esperanza de que el poder de Dios estar‡ con nosotros.  Pero antes de venir, mandar‡ ese esp’ritu de gracia y de oraci—n.

------------------------ Conclusi—n -----------------------

Y si tu hermano, hermana, necesitas una gran liberaci—n en tu vida, puedes pasar en unos momentos y oraremos para ti.

 

Pero piense en el mensaje de hoy.  Antes de venir en poder, Dios mandar‡ un esp’ritu de seriedad.

 

En el ministerio de Cristo, la salvaci—n del alma era siempre lo mas importante, y antes de la sanidad del cuerpo.

 

Mateo 9:2 Y sucedi— que le trajeron un paral’tico, tendido

sobre una cama; y al ver Jesśs la fe de ellos, dijo al paral’tico: Ten ‡nimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

 

Ese hombre no pudo caminar.  Pero Cristo fue a lo mas importante primero, la sanidad de su alma.

 

Y si tu, hermano, hermana, amigo deseas ver el poder de Dios en tu liberaci—n, no olvides estos versos.

 

Salmos 34:18   Cercano est‡ Jehov‡ a los quebrantados de

               coraz—n; Y salva a los contritos de esp’ritu.

 

Y otroÉ

 

Salmos 51:17   Los sacrificios de Dios son el esp’ritu

quebrantado; Al coraz—n contrito y humillado no despreciar‡s tś, oh Dios.

Vamos a Orar