17 de marzo de 19

Los Carbones Encendidos

Ezequiel 10:1-22

Introducci—n

 

En los śltimos dos a–os, hemos pasado mucho tiempo en los profetas, en nuestra trayectoria por todas las escrituras.

 

Y hemos aprendido que antes de que algo grande pasara, que todo ya est‡ decidido en los cielos, bajo la soberan’a absoluta de Dios.

 

Fue interesante en Isa’as, que en la presencia del Se–or, se hablaban de carbones encendidos.

 

Isa’as 6:5-7   Entonces dije: !!Ay de m’! que soy muerto;

porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehov‡ de los ejŽrcitos.

 

Y vol— hacia m’ uno de los serafines, teniendo en su mano un carb—n encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con Žl sobre mi boca, dijo: He aqu’ que esto toc— tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

 

El carb—n encendido, ten’an la capacidad de purificar.

 

Y en el primer capitulo de Ezequiel, tambiŽn estos carbones est‡n mencionados.

 

Ezequiel 1:13  Cuanto a la semejanza de los seres

vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visi—n de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandec’a, y del fuego sal’an rel‡mpagos.

 

Estas visiones vienen normalmente antes de una purificaci—n, una purificaci—n por fuego, que puede incluir grandes juicios.

 

1) MirŽ, y he aqu’ en la expansi—n que hab’a sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parec’a como semejanza de un trono que se mostr— sobre ellos.

Este profeta es muy cuidadoso de usar las palabras ŇsemejanzaÓ y ŇcomoÓ, porque est‡ hablando de algo que es muy dif’cil reducir a palabras.  Y todo era una visi—n mandada para comunicar, y no una representaci—n f’sica de lo que es puramente espiritual.

 

Esto es algo como Cristo empleando las par‡bolas para comunicar realidades espirituales.

 

Bueno, el profeta ve’a lo que era un trono, de gran gloria y de suma belleza.

 

2) Y habl— al var—n vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y esp‡rcelos sobre la ciudad. Y entr— a vista m’a.

 

El Padre Dios estaba dando ordenes a lo que unos creen que era un ‡ngel de alto rango y otros creen que era actualmente Cristo Jesśs, antes de tomar su forma humana.

 

ŔPero quŽ estaba pasando?  Toda esa visi—n es una larga, lenta descripci—n de la destrucci—n de JerusalŽn.

 

El profeta estaba en su casa, ya en Babilonia, pero fue transportado, en el cuerpo o fuera del cuerpo, no se sabe, pero fue llevado a JerusalŽn, primeramente para ver todas las abominaciones que hicieron dentro del templo.

 

Se estaban practicando mucho ocultismo, hechicer’as y idolatr’as, en el mero templo de Dios, y por esto, en esta visi—n, la gloria de Dios estaba apartando se, pero muy lentamente.

 

2) Y habl— al var—n vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y esp‡rcelos sobre la ciudad. Y entr— a vista m’a.

 

En el ultimo capitulo ese mismo ser marcaba a los que no iban a morir en la matanza, pero ahora est‡ llevando los carbones para quemar la cuidad, en un s’mbolo de la purificaci—n.

 

3) Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este var—n entr—; y la nube llenaba el atrio de adentro.

 

 

Los querubines estaban a la mano derecha porque en el otro lado, hab’a un ’dolo odioso y no deseaban a estar cerca de Žl.

 

4) Entonces la gloria de Jehov‡ se elev— de encima del querub’n al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llen— del resplandor de la gloria de Jehov‡.

 

La gloria de Dios lleg— all‡ siglos atr‡s, en el tiempo de Salom—n, pero ahora, muy lentamente, por una seria de cap’tulos, la gloria de Dios estaba apartando se de su templo.

 

Vimos en los cap’tulos anteriores la manera en que Dios justificaba su huida.

Ezequiel 8:6   Me dijo entonces: Hijo de hombre, Ŕno ves lo

que Žstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aqu’ para alejarme de mi santuario? Pero vuŽlvete aśn, y ver‡s abominaciones mayores.

 

Y hermanos podemos parar aqu’ por un momento para aplicar esto a nosotros, y a nuestros tiempos.

 

Hay una historia interesante que pas— en los tiempos del famoso predicador Charles Spurgeon.  Ese gran predicador tenia un amigo, pastor de otra iglesia, y los dos intentaban mantener se fieles a la palabra de Dios.

 

Pero en la cultura de su tiempo, hab’a mucha presi—n de abandonar muchas de las doctrinas principales de la Biblia.  Y los dos pastores hicieron la misma auto imprecaci—n sobre sus iglesias.

 

Dijeron que si viniera el d’a en que no estaban predicando fielmente la palabra de Dios, que se pintara sobre la puerta de la casa de Dios, ichabod.

 

Ichabod siendo el nombre que puso una nuera de la casa de El’ sobre su hijo, en el momento en que la gloria se apartaba del pueblo, en el primero de Samuel.  Esto quiere decir, la Gloria de Dios se ha apartada.

 

Bueno, pasando los a–os los dos pastores murieron, y en la iglesia del amigo de Spurgeon, se invitaron a un pastor que parec’a bien, pero poco a poco se apartaba de la palabra, tratando de acomodar las corrupciones de la cultura de su alrededor.   Y de repente, un domingo llegando todosÉ

Alguien a o algo ha venido en la noche, y se pintaron en letras muy grandes, y rojas, sobre las puertas de la iglesia, ICHOBOD, que querr’a decir que la gloria de Dios se ha apartada de este lugar.

 

5) Y el estruendo de las alas de los querubines se o’a hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.

 

Las alas de los ‡ngeles ten’an un ruido de gran poder.  Pero la gloria de Dios tenia que mover, aunque todo esto era tan lento.

 

ŔY porque tan lentamente? Es que, hermanos, Dios jam‡s tiene prisa de abandonar a una iglesia, o a una denominaci—n, o de una persona.

 

Dios es muy paciente, tiene longanimidad con todos, pero si tiene que huir, lo har‡.  Y hermana, hermano si aun no ha sido bautizado tu oportunidad se acerca, en el d’a de la Pascua.

 

6) Aconteci—, pues, que al mandar al var—n vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, Žl entr— y se par— entre las ruedas.

 

7) Y un querub’n extendi— su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tom— de Žl y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tom— y sali—.

 

Aun esto de preparar para quemar la cuidad, no es instant‡neo, es como que todos est‡n esperando a ver si haya algo de arrepentimiento o de intercesi—n.  Pero nada.

 

En la historia del hijo prodigo, el Padre se corr’a a su hijo para recibir lo en reconciliaci—n, simb—licamente mostrando que Dios s’ tiene prisa para esto.  Pero en el juicio, Dios siempre es lento.  Como veremos mas tarde en este gran libro.

 

Ezequiel 33:11 Diles: Vivo yo, dice Jehov‡ el Se–or, que no

quiero la muerte del imp’o, sino que se vuelva el imp’o de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; Ŕpor quŽ morirŽis, oh casa de Israel?

 

La justicia de Dios es muy lenta, pero es muy segura.

 

8) Y apareci— en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.

 

La mano era para comunicar que aunque todo esto era decidido, actuado en los cielos, eran las manos de los caldeos que iban a llevar acabo el orden en la historia actual.

 

Y esto nos ense–a que nada en este mundo est‡ pasando por accidente.

 

9) Y mirŽ, y he aqu’ cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querub’n una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de cris—lito.

 

10) En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuviera una en medio de otra.

 

Estas son la ruedas que vimos en el primer capitulo, y representan la providencia de Dios.   El comentarista Matthew Henry, dijo que no son como una rueda de fortuna que es ciego, sino que son ruedas cubiertas de ojos, que vean todo.

 

11) Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volv’an cuando andaban, sino que al lugar adonde se volv’a la primera, en pos de ella iban; ni se volv’an cuando andaban.

 

12) Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededor en sus cuatro ruedas.

 

Toda esa actividad misteriosa simplemente nos informa que aunque lo que pasa en este mundo parece muy complicado, y  a veces sin raz—n, pausa, todo est‡ completamente bajo el control de Dios.

 

Y de esto surge muchas preguntas, por ejemplo, Ŕporque Dios permit’a el levantamiento del estado isl‡mico durante las vidas de la mayor’a de nosotros, con toda su crueldad y porque ahora, en tan poco es casi completamente aplastado?

 

Todo esto era en el plan de Dios, todo llevado acabo por medio de ‡ngeles poderosos y gobernando por estas ruedas.

 

13) A las ruedas, oyŽndolo yo, se les gritaba: !!Rueda!

 

Aunque hab’an muchas ruedas, se gritaban !!Rueda!

Es que con las ruedas, y las ruedas dentro de ruedas hab’an un sin fin de actividades pasando en el mundo.  Pero en la mente de Dios, es como que todo era una gran rueda. Singular.

 

Es como en la teolog’a se hablan a veces de los decretos de Dios, lo que Dios ha puesto en su gran plan de la historia del mundo, pausa, pero en otros lugares se hablan como que Dios solamente tuvo un gran decreto.  De todo.

 

La gran voluntad secreta de Dios es una, y jam‡s tiene que cambiar.

 

14) Y cada uno ten’a cuatro caras. La primera era rostro de querub’n; la segunda, de hombre; la tercera, cara de le—n; la cuarta, cara de ‡guila.

 

15) Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el r’o Quebar.

 

Ya cubrimos mucho de esto en el primer cap’tulos, pero el punto aqu’ es que todo esto estaba, lentamente, levantando se, simbolizando que toda esa gloria estaba abandonando la casa de Dios.

 

16) Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se apartaban de ellos.

 

17) Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se alzaban con ellos; porque el esp’ritu de los seres vivientes estaba en ellas.

 

18) Entonces la gloria de Jehov‡ se elev— de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines.

 

Hay mucha repetici—n en todo esto y es a prop—sito.

 

Muy, pero muy lentamente Dios estaba abandonando a su casa, y si tu hermana, si tu hermano, joven, si te llenas tu vida con el pecado, con la indiferencia con la cultura alrededor que es cada vez mas sucia y hasta loca, pausa Dios te va a abandonar, no con prisa, no en un instante, sino muy, pero muy lentamente, pero si tu insistes, se va a huir de tu vida. 

 

San Pablo nos dio una amonestaci—n muy relevante sobre todo esto.

 

Filipenses 2:12-13  Por tanto, amados m’os, como siempre

habŽis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho m‡s ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvaci—n con temor y temblor,

 

porque Dios es el que en vosotros produce as’ el querer como el hacer, por su buena voluntad.

 

Pregunta: ŔHay un poco de temor y de temblor en tu vida, o realmente no sabes nada de esto?

 

19) Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, tambiŽn las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehov‡, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.

 

ŔEl punto?  Fue revelado al profeta, que Dios, con todos sus ‡ngeles que serv’an al pueblo, y todas la ruedas que implican su gran providencia y su control, pausa, todo esto estaba finalmente abandonando el lugar.

 

20) Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al r’o Quebar; y conoc’ que eran querubines.

 

Los querubines no son ‡ngeles peque–os o desnudos que a veces se pintan por todos lados en el d’a de San Valent’n, sino que son fuertes, y muy cerca de Dios y guardan el acceso a su presencia.

 

Y la primera menci—n de estos es significativo.

 

GŽnesis 3:21-24 Jehov‡ Dios hizo al hombre y a su mujer

tśnicas de pieles, y los visti—.

 

Y dijo Jehov‡ Dios: He aqu’ el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome tambiŽn del ‡rbol de la vida, y coma, y viva para siempre.

 

Y lo sac— Jehov‡ del huerto del EdŽn, para que labrase la tierra de que fue tomado.

 

Ech—, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de EdŽn querubines, y una espada encendida que se revolv’a por todos lados, para guardar el camino del ‡rbol de la vida.

 

Los querubines, en su primera menci—n B’blica, guardaban el acceso al ‡rbol de la vida.

 

Ad‡n y Eva estaba echados del para’so, como Israel estaba echado de la tierra prometida.  Y los querubines siempre tienen algo que ver con esto, con el acceso a Dios y a su gloria.

 

Es interesante que cuando Ad‡n y Eva sab’an que eran desnudos, que se cubrieron de hojas de higuera.

 

GŽnesis 3:7    Entonces fueron abiertos los ojos de ambos,

y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

 

Pero esto no era suficiente, para regresar algśn d’a iban a necesitar algo mejor, y Dios tenia que matar a un animal para darles tśnicas de pieles, introduciendo por primera vez la muerte, en su creaci—n.  (Y tambiŽn el sacrificio de Cristo, por implicaci—n)

 

Todo esto empezaba porque los seres humanos escuchaban mas bien la voz del diablo, que la voz de Dios.

 

Ahora a la ultima parte.

 

21) Cada uno ten’a cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas.

 

22) Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al r’o Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.

 

Una vez mas, la apariencia de las manos humanos debajo de las alas de los ‡ngeles, recordando nos que lo que Dios ha decidido que pasara, puede pasar por medio de las acciones de seres humanos, que ni saben que andan cumpliendo la voluntad secreta de Dios.

 

======================== Conclusi—n =======================

 

ŔBueno, que es el punto de todo esto para nosotros? pausa

 

Hermanos, el mundo, la cultura, la econom’a, todo est‡ constantemente en una gran guerra espiritual.  Y es un poco peligroso cuando la gran mayor’a de los hermanos ni est‡n en la batalla.  Pero quiero cerrar con unos puntos breves.

 

En los siglos pasados, este pa’s de los estados unidos ten’amos una presencia muy fuerte del conocimiento de Dios.  De hecho la mayor’a de las universidades de gran prestigio eran formadas por Cristianos y para avanzar el reino de Dios.

 

Harvard, Dartmouth, Princeton, Rutgers y much’simos mas eran fundadas para el gloria de Dios, expl’citamente. 

 

Ahora est‡n llenos de ateos, de marxistas, y de homosexuales.  ŔPero que paso? 

 

La gran mayor’a de los hermanos ni estaban en la batalla.  La gran mayor’a de los hermanos estaban mas pegados a su gran prosperidad material, y poco a poco Dios abandonaba todo.

 

Y esto no solamente pasaba en las grandes universidades sino tambiŽn en muchas otras instituciones.  Y hasta denominaciones enteras de iglesias, que poco a poco abandonaron la palabra de Dios como la m‡xima autoridad en de sus vidas.

 

Es que hab’a y hay ahora mas intensamente que nunca, hay presiones de acomodar la cultura apostata, y dejar poco a poco la moralidad B’blica.

 

En los tiempos de Ezequiel hab’a mucha idolatr’a.  Y seguramente unos ŇprogresÓ estaban pensando ŇSi, si la ley dice mucho sobre las im‡genes, pero ahora es el momento de suavizar esto un poco, claro a Dios no le gusta las im‡genes, pero tal vez esto era solamente una sugerencia, y despuŽs de todo, estamos ya viviendo en otra Žpoca, etc., etc.

 

Pero como esto pasaba entre los hebreos, hoy en d’a, est‡ pasando entre los Cristianaos.  Y ojala, cuando el liderazgo de esta iglesia se ponen viejos, y se vayan a la mas all‡, que no se vengan un domingo para ver pintando, en letras grandes, en letras rojas, en la puerta de la iglesia, Ichabod, pausa, la gloria de Dios se ha apartada.

Y despuŽs de aquello, los carbones encendidos. Vamos a Orar