15 de marzo de 19

La Maldad Femenina

Zacar’as 5:1-11

 

El profeta Zacar’as vio mucho en sus visiones, pero las visiones aun no han terminada.  pausa Hubo anuncios sobre el sumo sacerdote, sobre el pr’ncipe, Zorobabel y como iba a triunfar en su gran trabajo, pero ahora el mensaje toma la forma de una amonestaci—n, en contra de los excesos de algunos en el pueblo.

 

Unos hermanos con el poder econ—mico estaban aprovechando se de otros, que ten’an desventajas.  Esto fue evidente en el libro de Nehem’as.  Recordando que Nehem’as viv’a en el mismo tiempo de Zacar’as, despuŽs de regresar de Babilonia.

 

Nehem’as 5:1-5 Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus

mujeres contra sus hermanos jud’os.

 

Hab’a quien dec’a: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir.

 

Y hab’a quienes dec’an: Hemos empe–ado nuestras tierras, nuestras vi–as y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre.

 

Y hab’a quienes dec’an: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y vi–as.

 

Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aqu’ que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas lo est‡n ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras vi–as son de otros.

 

Dentro del pueblo santo, unos estaban aprovechando se de otros.  TambiŽn vimos en Hageo, no deseaban levantar la casa de Dios, porque estaban siempre en el Home Depot, arreglando sus propias casas.

 

Y finalmente, en el libro de Malaqu’as, tambiŽn al mismo tiempo, hab’an hermanos que simplemente robaban a Dios.

Malaqu’as 3:8-9 ÀRobar‡ el hombre a Dios? Pues vosotros

me habŽis robado. Y dijisteis: ÀEn quŽ te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.

 

Malditos sois con maldici—n, porque vosotros, la naci—n toda, me habŽis robado.

 

Antes de estar arrastrados a Babilonia, su pecado era la idolatr’a de las naciones paganas.  Ahora estaban curados de esa ofensa, pero otra ofensa estaba apareciendo.  Muchos estaban cayendo en las corrupciones econ—micas.

 

Y Zacar’as recib’a visiones al respeto a todo esto..

 

1) De nuevo alcŽ mis ojos y mirŽ, y he aqu’ un rollo que volaba.

 

Esta vez no era necesario despertar al profeta, pero la apariencia de un rollo, especialmente un rollo volando era normalmente se–al de un juicio.

 

Si te puedes recordar, empezando el libro de Ezequiel, el profeta hasta tenia que comer un rollo terrible, para pronunciar los juicios.

 

Ezequiel 2:9-10 Y mirŽ, y he aqu’ una mano extendida

hacia m’, y en ella hab’a un rollo de libro.  Y lo extendi— delante de m’, y estaba escrito por delante y por detr‡s; y hab’a escritas en Žl endechas y lamentaciones y ayes.

 

Y por supuesto Zacar’as sabia todo de la historia de Ezequiel, entonces un rollo volando era probablemente el anuncio de una forma de juicio.

 

2) Y me dijo: ÀQuŽ ves? Y respond’: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho.

 

Ese tama–o, segœn muchos, representaba diferentes dimensiones del templo en donde se aplicaban la ley a diferentes ofensas.

 

Entonces con todo esto, era natural pensar que este anunci— algo espantoso, probablemente sobre las ofensas econ—micas que exist’an en el pueblo.

 

3) Entonces me dijo: Esta es la maldici—n que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta (como est‡ de un lado del rollo) ser‡ destruido; y todo aquel que jura falsamente (como est‡ del otro lado del rollo) ser‡ destruido.

 

Puede ser que esto era la misma ofensa.  Cuando uno estaba tomado en un robo con testigos y todo, era muy f‡cil de comprobar lo.

 

Pero si solamente estaba en la ‡rea, si solamente se sospechaban a uno de estar involucrado, sin evidencias contundentes, se tenia que jurar de su inocencia.

 

Pero si se juraba, en el nombre de Jehov‡, y no era cierto lo que dijo, esto siempre produc’a una maldici—n, por tomar el nombre de Dios en vano.

 

ƒxodo 20:7 No tomar‡s el nombre de Jehov‡ tu Dios en

vano; porque no dar‡ por inocente Jehov‡ al que tomare su nombre en vano.

 

El punto de todo esto es que Dios estaba estableciendo a su pueblo otra vez en su tierra, y no iba a tolerar las t‡cticas que eran normales cuando vivieron en la Babilonia.

 

Ahora continuando con la visi—nÉ

 

4) Yo la he hecho salir, dice Jehov‡ de los ejŽrcitos, y vendr‡ a la casa del ladr—n, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecer‡ en medio de su casa y la consumir‡, con sus maderas y sus piedras.

 

La corrupci—n estaba en los asuntos econ—micos.  Hab’an robos y abusos de diferentes formas.  Pero la visi—n, con su maldici—n, anunciaba que no iban a salir con la suya.

 

Muchos estaban motivados por la oportunidad de tener casas lujosas, adornadas, de gran prestigio.  Y estaban logrando.  Pero la visi—n divina anunciaba que estas mismas casas iban a estar consumidas, por la maldici—n eficaz.  Y hemos visto el mismo en otras partes.

 

Proverbios 3:33 La maldici—n de Jehov‡ est‡ en la casa

del imp’o, Pero bendecir‡ la morada de los justos.

 

 

Y en Habacuc, otro profeta del mismo tiempo las casas mismas iban a testificar en su contra

 

Habacuc 2:11-12 Porque la piedra clamar‡ desde el muro,

y la tabla del enmaderado le responder‡.

!!Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad!

 

As’ que esta es la primera parte de la visi—n de hoy.  El testamento antiguo estaba llegando a su fin, y Cristo iba a venir trayendo la salvaci—n esperada.  No era el momento de continuar en sus corrupciones antiguas.  Tampoco era el momento de practicar la cultura de suprema contaminaci—n que experimentaban en Babilonia.

 

La gran traer’a de la historia, es que Cuando Cristo vino, aunque hab’an hermanos sinceros que lo reconoc’an como el gran redentor, pausa,  muchos jud’os lo rechazaba, diciendo que Cesar era su œnico rey.

 

Juan 19:12-15  Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero

los jud’os daban voces, diciendo: Si a Žste sueltas, no eres amigo de CŽsar; todo el que se hace rey, a CŽsar se opone.

 

Entonces Pilato, oyendo esto, llev— fuera a Jesœs, y se sent— en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata.

 

Era la preparaci—n de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los jud’os: !!He aqu’ vuestro Rey!

 

Pero ellos gritaron: !!Fuera, fuera, crucif’cale! Pilato les dijo: ÀA vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos m‡s rey que CŽsar.

 

As’ que como siempre, aunque Dios mandaba muchos profetas, hab’an hermanos que simplemente no estaban escuchando.

 

Ahora a la segunda parte de la visi—n.

 

5) Y sali— aquel ‡ngel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos, y mira quŽ es esto que sale.

 

Ahora apareci— otra cosa extra–a, para agarrar su atenci—n.

6) Y dije: ÀQuŽ es? Y Žl dijo: Este es un efa que sale. Adem‡s dijo: Esta es la iniquidad de ellos en toda la tierra.

 

Una efa era una medida.  En otras traducciones dice una canasta, de cierto tama–o.  Pero tenia que ver con la iniquidad o sea la maldad que estaba aun en el pueblo.  Pero era una maldad que no iba a estar tolerada.

 

7-8) Y he aqu’, levantaron la tapa de plomo, y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa.  Y Žl dijo: Esta es la Maldad; y la ech— dentro del efa, y ech— la masa de plomo en la boca del efa.

 

Bueno, algunos preguntan, ÀPorque tienen que representar la maldad con una mujer?

 

Y ha diferentes razones.  Cuando la esposa de Dios, el pueblo santo, era infiel, los profetas lo representaba como una mujer infiel.

 

Jerem’as 3:6-8 Me dijo Jehov‡ en d’as del rey Jos’as: ÀHas

visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo ‡rbol frondoso, y all’ fornica.

 

Y dije: DespuŽs de hacer todo esto, se volver‡ a m’; pero no se volvi—, y lo vio su hermana la rebelde Jud‡.

 

Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la hab’a despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Jud‡ su hermana, sino que tambiŽn fue ella y fornic—.

 

Entonces esta es una posibilidad.  La iniquidad estaba representada como mujer, porque los profetas empleaba esa alegor’a casi siempre.

 

Otra es la manera en que las religiones paganas casi siempre ten’an mujeres diosas de la fertilidad.  Y seguramente esto estaba comœn en Babilonia, y posiblemente entre los que regresaban algunos deseaban copiar las mismas supersticiones.

 

Y en el libro de hechos, vimos como la gente estaban tan devotadas a esa forma de barbaridad.

 

 

 

Hechos 19:24-28 Porque un platero llamado Demetrio, que

hac’a de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los art’fices;

 

a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabŽis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; pero veis y o’s que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasi—n, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos.

 

Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino tambiŽn que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.

 

Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: !!Grande es Diana de los efesios!

 

Entonces esto era como la santa muerte, en nuestros tiempos, que tambiŽn se representan como mujer, un esqueleto en vestido.

 

Y era la base de mucha brujer’a, muchos hechizos, y todo lo que viene con esa forma de abominaci—n.

 

Algo semejante estaba en aquella canasta.

 

7-8) Y he aqu’, levantaron la tapa de plomo, y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa.  Y Žl dijo: Esta es la Maldad; y la ech— dentro del efa, y ech— la masa de plomo en la boca del efa.

 

En la visi—n, est‡ un poco brusco con ella.  Es como que estaba tirada en la cansaste y la tapa de plomo estaba tirada sobre ella.  Es que ella representaba algo que no iba a estar tolerado entre los del pueblo de Dio.

 

9) AlcŽ luego mis ojos, y mirŽ, y he aqu’ dos mujeres que sal’an, y tra’an viento en sus alas, y ten’an alas como de cigŸe–a, y alzaron el efa entre la tierra y los cielos.

 

La cigŸe–a tiene alas muy fuertes, y puede volar por largas distancias.  Y esto no quiere decir que estas eran ‡ngeles, fŽminas, porque es una visi—n, es algo metaf—rico.  Pero significa algo.

 

10) Dije al ‡ngel que hablaba conmigo: ÀA d—nde llevan el efa?

 

Esa mujer en el efa, iba a estar transportada, y bien lejos, porque representaba una forma de abominaci—n que jam‡s puede estar soportada dentro del pueblo de Dios.

 

11) Y Žl me respondi—: Para que le sea edificada casa en tierra de Sinar; y cuando estŽ preparada lo pondr‡n sobre su base.

 

No hemos escuchado de Sinar, desde los estudios de GŽnesis.

 

En Sinar se levantaron la torre de Babel, el principio de Babilonia, y se creen que era el principio de todas las religiones falsas, y de toda forma de magia y de hechicer’a.

 

Y fuera del pueblo de Dios, ella iba a tener su lugar, pero dentro, jam‡s.   Dios tiene sus razones de no acabar con toda esa basura ahora, pero no puede existir en el pueblo de Dios.

 

------------------------- Aplicaci—n -----------------------

 

ÀBueno cual es el punto de todo esto?

 

Dios estaba estableciendo su pueblo otra vez en la tierra, y su pueblo tenia que vivir en la santidad.

 

Hebreos 12:14  Seguid la paz con todos, y la santidad,

               sin la cual nadie ver‡ al Se–or.

 

Los que estaban viviendo por el dinero, y haciendo cualquier cosa para ganar lo, iban a caer bajo la maldici—n.

 

Posiblemente se pudieron conseguir la casa de sus sue–os, pero las casas mismas iban a estar consumidas con la maldici—n.

 

4) Yo la he hecho salir, dice Jehov‡ de los ejŽrcitos, y vendr‡ a la casa del ladr—n, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecer‡ en medio de su casa y la consumir‡, con sus maderas y sus piedras.

 

Y tambiŽn en proverbios.

 

Proverbios 3:33 La maldici—n de Jehov‡ est‡ en la casa

del imp’o, Pero bendecir‡ la morada de los justos.

 

Y finalmente, despuŽs de pasar gran parte de sus vidas en Babilonia, no iban a poder regresar con las supersticiones de all‡, que eran representadas con la mujer en la canasta.

 

El pueblo de Dios jam‡s puede tolerar esa forma de suciedad.

 

Lev’tico 20:6  Y la persona que atendiere a encantadores o

adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondrŽ mi rostro contra la tal persona, y la cortarŽ de entre su pueblo.

 

De hecho acabamos de ver eso en el libro de

 

Miqueas 5:12   Asimismo destruirŽ de tu mano las hechicer’as,

y no se hallar‡n en ti agoreros.

 

As’ que si tu, hermano, hermana, has jugado con algo semejante en el pasado, y te sientes como que esto aun tiene un control en tu vida, puedes pasar y oraremos para ti.  O si prefieres, puedes venir y hablar conmigo sobre el asunto mas tarde, en privado.

 

Vamos a Orar