23 de febrero de 19

ÒEl Joven RicoÓ

Mark 10:17-22

 

Hay muchas personas que vivan en una confusi—n profunda sobre las cosas del reino de Dios, y la salvaci—n de Cristo Jesœs.

 

Pero pasando un tiempo con las Santa Escrituras, casi todos  estos conceptos falsos serian corregidos en poco tiempo.

 

Por ejemplo.

 

Marcos 10:17-22 Al salir Žl para seguir su camino,

vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de Žl, le pregunt—: Maestro bueno, ÀquŽ harŽ para heredar la vida eterna?

 

18 Jesœs le dijo: ÀPor quŽ me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino s—lo uno, Dios.

 

19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.

 

20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.

 

21 Entonces Jesœs, mir‡ndole, le am—, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendr‡s tesoro en el cielo; y ven, s’gueme, tomando tu cruz.

 

22 Pero Žl, afligido por esta palabra, se fue triste, porque ten’a muchas posesiones.

 

El muchacho estaba lleno de conceptos falsos sobre la fe.

 

Antes que nada, se pensaba que el hombre pudiera salvar a si mismo, con algo que se pudiera hacer.

 

 

Maestro bueno, ÀquŽ harŽ para heredar

la vida eterna?

 

Muchos ahora est‡n llenando los contornos del infierno por esa arrogancia y presunci—n, pensando que ellos puediera salvar a si mismos.

 

La Biblia dice que la salvaci—n de un alma es obra de Dios y no algo que el hombre puede comprar con sus limosnas.

 

Efesios 2:8-9  Porque por gracia sois salvos por medio de

la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glor’e.

 

TambiŽn enÉ

 

Tito 3:4-7 Pero cuando se manifest— la bondad de Dios

nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salv—, no por obras de justicia que nosotros hubiŽramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneraci—n y por la renovaci—n en el Esp’ritu Santo,

 

el cual derram— en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniŽsemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

 

As’ que el primer error B’blico de ese joven era su concepto de que se pudiera salvar a si mismo, por sus propios meritos.

 

Pero hay masÉ

 

Maestro bueno, ÀquŽ harŽ para heredar la

vida eterna?  Jesœs le dijo: ÀPor quŽ me

llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino s—lo

uno, Dios

 

Este joven rico pens— que los hombres son mayormente buenos, que Cristo, como un maestro era bueno, y que Žl mismo era bueno.  Cristo era bueno, claro, porque era Dios en carne.  Pero la Biblia no ense–a que los hombres son buenos, al contrario, somos medio diablos.

 

 

Como dijo Jerem’asÉ

 

Jerem’as 17:9  Enga–oso es el coraz—n m‡s que todas las

cosas, y perverso; ÀquiŽn lo conocer‡?

 

TambiŽn la mente del hombre est‡ naturalmente en contra de Dios.

 

Romanos 8:7    Por cuanto los designios de la carne son

enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;

 

El muchacho tenia muchos conceptos falsos, porque simplemente no ha estudiado las escrituras.

 

Cristo estaba ayudando le a entender, hablando de unos aspectos de la Santa Ley de Dios.

 

19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.

 

Pensando en esto, sabemos que todos nosotros hemos fallado, todos nosotros hemos sido infieles de una manera u otra.  Como Cristo dijo en Mateo 5.

 

Mateo 5:27-29  O’steis que fue dicho: No cometer‡s

adulterio.  Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulter— con ella en su coraz—n.

 

29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasi—n de caer, s‡calo, y Žchalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

 

Considerando la santa ley, todos sabemos que jam‡s podemos estar justos con Dios por nuestros propios meritos.  Hay que encontrar otra manera.

 

19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.

 

Cristo dijo no mates, y aunque muchos de nosotros no somos culpables de un asesino actual, dice en 1 JuanÉ

 

1 Juan 3:15    Todo aquel que aborrece a su hermano es

homicida; y sabŽis que ningœn homicida tiene vida eterna permanente en Žl.

 

ÀY cuantos de nosotros estamos destruyendo a nuestros propios cuerpos con excesiva comida o bebida?

 

19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.

 

ÀCuantos de nosotros hemos robado, en forma de impuestos no pagados, o llegando tarde al trabajo, o comprando o vendiendo art’culos de la pirater’a?

 

19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.

 

ÀY cuantos de nosotros hemos faltado respeto a nuestros padres y nuestras madres, temprano en nuestras vidas, mereciendo la pena de la muerte?

 

Este Joven estaba sumamente enga–ado.

 

19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.

 

20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.

 

Y as’ muchos andan en el auto enga–o, pensando que est‡n bien mientras en realidad tienen montones y montones de deudas con Dios.  Y as’ el diablo est‡ tratando de llenar su infierno con los que enga–an a ellos mismos.

 

 

Romanos 2:5-11 Pero por tu dureza y por tu coraz—n no

arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el d’a de la ira y de la revelaci—n del justo juicio de Dios, el cual pagar‡ a cada uno conforme a sus obras.

 

Cristo am— a este joven rico, y le dio un escape de su idolatr’a.

20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.

 

21 Entonces Jesœs, mir‡ndole, le am—, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendr‡s tesoro en el cielo; y ven, s’gueme, tomando tu cruz.

 

El muchacho no quiso, su dinero era su Dios, como muchos en nuestros tiempos.  Y cuando no se pueden separar se de este ’dolo perverso, se van al infierno por romper el primer mandamiento.

 

ƒxodo 20:2-4   Yo soy Jehov‡ tu Dios, que te saquŽ de la

tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

No tendr‡s dioses ajenos delante de m’.

 

No te har‡s imagen, ni ninguna semejanza de lo que estŽ arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

 

Cristo est‡ llamando a muchos a separarse de sus ’dolos, y algunos lo hacen, pero otros se quedan con su destrucci—n, rechazando la luz del evangelio.

 

Juan 3:16-19   Porque de tal manera am— Dios al mundo, que

ha dado a su Hijo unigŽnito, para que todo aquel que en Žl cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

17 Porque no envi— Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Žl.

 

18 El que en Žl cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha cre’do en el nombre del unigŽnito Hijo de Dios.

 

19 Y esta es la condenaci—n: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron m‡s las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

 

 

Es triste ver a miles de personas continuando en su auto enga–o, escuchando la llamada de Dios, pero quedando en sus diferentes formas de idolatr’a, amontonando monta–as de pecados no perdonados hasta que viene la muerte de repente, no esperado, y se van a un juicio terrible.

 

Hebreos 9:27   Est‡ establecido para los hombres que mueran

una sola vez, y despuŽs de esto el juicio.

 

DespuŽs de la muerte, no hay mas remedio, lo hecho, hecho est‡.

 

Pero sigamos proclamando la palabra porque sabemos que algunos, que han sido comprados por la sangre de Cristo derramada en la cruz, se van a creer.

 

Algunos s’ van a escuchar la verdad, y responder en fe. 

 

Y estos, tarde o temprano van a entrar en una vida nueva.

 

Van entrar en una vida limpia, que realmente vale la pena.

 

Y estos terminar‡n gozosos, sabiendo que los pecados que lastimosamente han cometido, han sido completamente perdonados, lavados por su sustituto.

 

Y amigo, ojala esto es tu caso.

 

Amen