22 de febrero de 19

El Carpintero Invencible

Zacar’as 2:1-13

 

Llegando casi al fin del testamento antiguo, el Esp’ritu habla mas y mas de la venida de Cristo.  Y en este capitulo breve veremos dos personas con la identidad de Dios.

 

Y Zacar’as es un libro de gran animo porque habla de algo sumamente glorioso que iba a empezar muy pronto.  pausa

 

La salida de Egipto en el tiempo de MoisŽs era bien glorioso.  Hasta muchos ni–os han aprendido de las plagas formidables  que Dios mand— por la torpeza del fara—n.

 

Y por supuesto cuando el mar rojo abri—, era un milagro jam‡s visto en la historia del mundo.

 

Pero estudiando estos œltimos libros del testamento antiguo, se ve la impresi—n de que la salida de Babilonia, debe de ser mucho mas gloriosa que la salida de Egipto.  pausa

 

Para algunos esto es dif’cil de asimilar, no viendo nada como las diez plagas o el mar rojo abriendo.

 

Pero ojala ser‡ evidente en el mensaje de hoy, c—mo es esto.

 

1) AlcŽ despuŽs mis ojos y mirŽ, y he aqu’ un var—n que ten’a en su mano un cordel de medir.

 

En las profec’as, una personas tomando medidas de la ciudad pudo ser algo bueno, o algo espantoso.  A veces era se–al de una gran destrucci—n, pero en otros tiempos se representaba una construcci—n gloriosa.

 

Y tenemos que recordar que en el ultimo capitulo vimos visiones de una gran reconstrucci—n.

 

2) Y le dije: ÀA d—nde vas? Y Žl me respondi—: A medir a JerusalŽn, para ver cu‡nta es su anchura, y cu‡nta su longitud.

 

Estaba tomando medidas, pero aun no es claro para quŽ.  Y como esto pudiera inspirar un poco de inseguridad, el ‡ngel tenia que clarificar todo.

 

 

Hay que recordar el contexto.   Unos cincuenta mil fieles han regresado de su cautiverio bajo babilonia, y eran dŽbiles como pa’s.  Vimos en el libro de Hageo, que pas— al mismo tiempo, que Zorobabel, el pr’ncipe del pueblo no tenia grandes fuerzas para proteger el pueblo.

 

3-4) Y he aqu’, sal’a aquel ‡ngel que hablaba conmigo, y otro ‡ngel le sali— al encuentro, y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros ser‡ habitada JerusalŽn, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella.

 

No estaba tomando medidas para una destrucci—n, sino para una gran construcci—n.  Dice que el pueblo iba a habitar sin muros.

 

Pero esto era muy extra–o porque en aquellos tiempos los muros eran la defensa principal, y por esto Nehem’as trabajaba tan duramente en levantar el muro, para la seguridad de todos.

 

Y los enemigos, los detractores trataban de desanimar los diciendo que su muro era de muy mala calidad.

 

Nehem’as 4:3   Y estaba junto a Žl Tob’as amonita, el cual

dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribar‡.

 

Pero ahora, la palabra habla como que el muro ni era necesario, que la cuidad seria muy grande para sus muros.

 

3-4) Y he aqu’, sal’a aquel ‡ngel que hablaba conmigo, y otro ‡ngel le sali— al encuentro, y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros ser‡ habitada JerusalŽn, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella.

 

Esto era una declaraci—n de prosperidad para el pueblo de Dios.  Y sabemos que esto es lo que Dios quiere, porque Cristo mismo anunci— ÒedificarŽ mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecer‡n contra ellaÓ.

 

Y en la gran comisi—n, Cristo nos mandaba a todas las naciones para hacer disc’pulos, no fracasando sino extendiendo su pueblo, su dominio en el mundo.

 

5) Yo serŽ para ella, dice Jehov‡, muro de fuego en derredor, y para gloria estarŽ en medio de ella.

 

 

El pueblo no estaba solo, tampoco tenia que vivir en temor de los hombres.  Dios promet’a a ser con ellos como muro fe fuego.  Y la misma promesa es para nosotros.

 

Dicen que en las selvas de çfrica cuando un grupo de personas est‡ caminando por los lugares mas peligrosos, se ponen un circulo de fuego alrededor de su campamento, para mantener los leones y otras bestias lejos de las personas.

 

Y esa promesa es algo semejante.  Si Dios es como un muro de fuego alrededor de tu vida, hermana, ni el diablo ni nadie mas puede da–ar te.

 

De hecho cuando el diablo deseaba atacar Job, dijo a Dios que no pudo porque Dios ha puesto una protecci—n alrededor de todo lo que ten’a.

 

Job 1:8-10 Y Jehov‡ dijo a Satan‡s: ÀNo has considerado a

mi siervo Job, que no hay otro como Žl en la tierra, var—n perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?

 

Respondiendo Satan‡s a Jehov‡, dijo: ÀAcaso teme Job a Dios de balde?

 

ÀNo le has cercado alrededor a Žl y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendici—n; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.

 

Hermano, hermana, cuando Dios es el muro de protecci—n alrededor de ti y de los tuyos, te puedes dormir muy bien en la noche, no hay ninguna maldad que puede tocar te.

 

Es cierto que Dios daba un permiso al diablo a meter se con Job, pero Dios tenia grandes razones por esto.

 

Pero por casi toda la vida de Job, antes y despuŽs des sus trajerais, ese muro de protecci—n estaba intacto.

 

Y esto es una de las razones de caminar en pacto con Dios, muy cerca, luchando para avanzar en la fe y en la obediencia, porque no hay nada como teniendo el Se–or, como su muro de fuego, alrededor.

 

6) Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehov‡, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparc’, dice Jehov‡.

 

El pueblo de Dios ha sufrido, ha sido esparcido, por romper su pacto con Dios.  Pero ahora esto ya pasaba y era tiempo de regresar y de prosperar.

 

Y aqu’ te puedes ver la raz—n de que muchos no vean ese regreso como tan glorioso.  Menos de cincuenta mil han regresado, y otros ya estaban c—modos, lejos de JerusalŽn, lejos del templo, y lejos de Dios.

 

Cuando MoisŽs escap— de Egipto exclamaba que ni una pezu–a quedar’a, sino que todos iban a salir para ir a al tierra prometida.

 

ƒxodo 10:24-26 Entonces Fara—n hizo llamar a MoisŽs, y dijo:

Id, servid a Jehov‡; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan tambiŽn vuestros ni–os con vosotros.

 

Y MoisŽs respondi—: Tœ tambiŽn nos dar‡s sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehov‡ nuestro Dios.

 

Nuestros ganados ir‡n tambiŽn con nosotros; no quedar‡ ni una pezu–a; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehov‡ nuestro Dios, y no sabemos con quŽ hemos de servir a Jehov‡ hasta que lleguemos all‡.

 

El primer Žxodo era mas limpio, pero tengo que insistir que este segundo Žxodo es mas glorioso.

 

6) Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehov‡, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparc’, dice Jehov‡.

 

Dios estaba llamando a todo su pueblo a regresar, aunque sea dif’cil en el principio, empezando de nuevo.  Y el mismo pasa con la gente que vienen a Cristo ahora.

 

Muchos ya se sientan c—modos en el mundo, lejos de la iglesia y lejos de Dios.  Y cuando vienen a Cristo, es como que tienen que empezar de nuevo, aprendiendo hasta lo mas b‡sico.

 

Esta es una de la razones de que se dicen que estamos nacidos de nuevo, hay que empezar como un reciŽn nacido, y para mucho esto es debajo de su gran orgullo.  Pero vale la pena.

 

7) Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, esc‡pate.

 

Cristo ahora est‡ llamando a muchos, y ojala por medio de ti, est‡ llamando a la gente de escapar de la Babilonia del mundo moderno con todas sus abominaciones.

 

Y en el d’a de PentecostŽs cuando San Pedro terminaba su gran predicaci—n, se daba a la gente una llamada semejante.

 

Hechos 2:38-40 Pedro les dijo: Arrepent’os, y baut’cese cada

uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perd—n de los pecados; y recibirŽis el don del Esp’ritu Santo.

 

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que est‡n lejos; para cuantos el Se–or nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generaci—n.

 

Como no tenia sentido para los jud’os del tiempo de Zacar’as, quedar se en Babilonia, tampoco tiene sentido para ningœn ser humano, quedar se en el mundo podrido, mientras Cristo te llama a una vida superior, en que Dios ser‡ tu protecci—n, o sea Dios ser‡ tu muro de fuego.  pausa

 

Es mas, la misma llamada aparece en el libro de Apocalipsis.

 

Apocalipsis 18:4     Y o’ otra voz del cielo, que dec’a: Salid

de ella, pueblo m’o, para que no se‡is part’cipes de sus pecados, ni recib‡is parte de sus plagas.

 

El mundo podrido est‡ gritando por plagas y por juicios, y por lo tanto, ahora no es el momento de coquetear con todo aquello.

 

8) Porque as’ ha dicho Jehov‡ de los ejŽrcitos: Tras la gloria me enviar‡ Žl a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la ni–a de su ojo.

 

La persona mandada es Dios, pero a la misma vez Dios lo mandaba.  Esto era muy misterioso para los jud’os, un texto en que parece que Dios, estaba mandando a Dios a una tarea.

 

Pero para el Cristiano esto es lo mas b‡sico de conceptos teol—gicos.  Dios el padre puede mandar al Dios el hijo para cumplir algo totalmente glorioso.

Juan 3:16 Porque de tal manera am— Dios al mundo, que ha dado

a su Hijo unigŽnito, para que todo aquel que en Žl cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

Ojala te puedes empezar a ver que este segundo Žxito era mas glorioso que el primero, porque iba a inaugurar la obra de Cristo que iba a impactar al mundo entero, como declarada en la promesa que Dios hizo a Abraham.

 

GŽnesis 22:16-18     Por m’ mismo he jurado, dice Jehov‡, que

por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu œnico hijo;

 

de cierto te bendecirŽ, y multiplicarŽ tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que est‡ a la orilla del mar; y tu descendencia poseer‡ las puertas de sus enemigos.

 

En tu simiente ser‡n benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.

 

La persona que no quiere participar en esto tiene que ser completamente enga–ada, o completamente loca.  ÀAmen?

 

8) Porque as’ ha dicho Jehov‡ de los ejŽrcitos: Tras la gloria me enviar‡ Žl a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la ni–a de su ojo.

 

Cuando la biblia dice que tu eres la ni–a de su ojo, quiere decir que eres sumamente precioso en los ojos de tu Dios.

 

Eres como su gran tesoro.

 

9) Porque he aqu’ yo alzo mi mano sobre ellos, y ser‡n despojo a sus siervos, y sabrŽis que Jehov‡ de los ejŽrcitos me envi—.

 

Para Dios es bastante f‡cil, derrumbar sus enemigos y tus enemigos a la vez.  Simplemente alzando su mano y est‡n derribados.  pausa

 

Hermanos cuando Dios est‡ con su iglesia, quiere decir que la iglesia tiene que prosperar, tiene que avanzar impactando las vidas de muchos. 

 

Vimos unos anuncios de esto en el libro de Isa’as.

Isa’as 54:2-3  Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas

de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.

 

Porque te extender‡s a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredar‡ naciones, y habitar‡ las ciudades asoladas.

 

A veces nosotros tenemos expectativas muy limitadas y muy reducidas porque no entendemos cuanto Dios quiere extender su iglesia en el mundo.

 

10) Canta y alŽgrate, hija de Sion; porque he aqu’ vengo, y morarŽ en medio de ti, ha dicho Jehov‡.

 

Hermanos, cuando estamos aqu’ orando, cantando, estudiando la palabra, el Esp’ritu de Cristo est‡ aqu’ entre nosotros, Žsta es la promesa.

 

Y si caminamos en una fe que glorifica a Dios, tenemos que esperar grandes logros en el futuro.

 

No olvides, que el poder de este Dios es infinito.

 

11) Y se unir‡n muchas naciones a Jehov‡ en aquel d’a, y me ser‡n por pueblo, y morarŽ en medio de ti; y entonces conocer‡s que Jehov‡ de los ejŽrcitos me ha enviado a ti.

 

Otra vez, aqu’, Dios est‡ hablando, pero fue mandado por Jehov‡ Dios.

 

Esto es algo dif’cil o imposible para los que niegan que Cristo es Dios, pero para el ni–o mas peque–o de la escuela dominical, es algo normal y natural.

 

Este segundo Žxodo es bastante mas glorioso que el primero, porque este segundo Žxodo, nos presenta la llegada gloriosa de Emanuel, Dios con nosotros.

 

12) Y Jehov‡ poseer‡ a Jud‡ su heredad en la tierra santa, y escoger‡ aœn a JerusalŽn.

 

Esto pas— al fin del testamento antiguo, pero tambiŽn aplica a nosotros porque la iglesia est‡ presentada en las escrituras como la JerusalŽn celestial.

 

 

Ahora, donde hay hermanos caminando fielmente con el Se–or, pausa all’ est‡ la tierra santa.

 

13) Calle toda carne delante de Jehov‡; porque Žl se ha levantado de su santa morada.

 

La venida de Cristo es algo tan glorioso que debe de inspirar la mas profunda adoraci—n.  Por esto dice Calle toda carne delante de Jehov‡.

 

Pero tristemente cuando Cristo vino, muchos de los suyos lo rechazaba.

 

Juan 1:11-13   A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de var—n, sino de Dios.

 

------------------------- Conclusi—n -----------------------

 

Hermanos, Cristo vino como el gran carpintero, como el carpintero invencible, y Žl mismo est‡ edificando su iglesia en todas partes.

 

He escuchado reportes de miles de personas viniendo a Cristo cada d’a en la çfrica.  No es lo que veas en la noticia porque no es algo el mundo desea observar.

 

TambiŽn hay miles y miles de musulmanes que dejan su oscuridad atr‡s para venir a Cristo, aun cundo es sumamente peligroso.

 

Es el plan del enemigo meternos en el desanimo, en la indiferencia, pensando que los poderes del mundo son muy, muy fuertes.   Pero no es cierto.  Voy a terminar este mensaje como el ultimo, la semana pasada.  El mundo esta temblando por lo que est‡ pasando en las iglesias.

 

JosuŽ 2:8-11   Antes que ellos se durmiesen, ella subi— al

terrado, y les dijo:

 

SŽ que Jehov‡ os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha ca’do sobre nosotros, y todos los moradores del pa’s ya han desmayado por causa de vosotros.

 

 

 

Porque hemos o’do que Jehov‡ hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habŽis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jord‡n, a Seh—n y a Og, a los cuales habŽis destruido.

 

Oyendo esto, ha desmayado nuestro coraz—n; ni ha quedado m‡s aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehov‡ vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.

 

Hermana, hermano, con todo lo que has aprendido de la palabra, semana tras semana, eres la luz del mundo y eres la sal de la tierra, esta es tu identidad.

 

Y si es tu deseo ser usado, sentir el poder de tu Dios operando en tu vida, e impactando las vidas de otras personas, puedes pasar en un momento, y oraremos para ti.

 

 

Vamos a Orar