10 de febrero de 19

 

Robando La Alabanza

Ezequiel 6:1-14

Introducci—n

 

Cuando Cristo estaba tentado por el diablo, en el principio de su ministerio, algo importante estaba revelado del enemigo nuestro.

 

Mateo 4:8-10   Otra vez le llev— el diablo a un monte muy

alto, y le mostr— todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te darŽ, si postrado me adorares.

 

Entonces Jesœs le dijo: Vete, Satan‡s, porque escrito est‡: Al Se–or tu Dios adorar‡s, y a Žl s—lo servir‡s.

 

El diablo, en su odio por Dios, desea ser adorado, alabado, servido.   Y no quiere simplemente la alabanza de cualquiera, porque ya tiene el servicio de los imp’os, sino que desea robar, la alabanza de los que ya est‡n en pacto con Dios.

 

Y ese gran enga–ador tiene muchas manera de conseguir esto, mayormente por la idolatr’a.

 

1 Corintios 10:20    Antes digo que lo que los gentiles

sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hag‡is part’cipes con los demonios.

 

Es por esto, que la idolatr’a, las im‡genes, los hechizos est‡n tan destructivos.  Es que son la manera en que el diablo sigue robando la alabanza.

 

Y cuando San Pablo ense–aba sobre esto, solamente estaba sacando verdades del libro deÉ

 

Deuteronomio 32:17   Sacrificaron a los demonios, y no a

Dios; A dioses que no hab’an conocido,

A nuevos dioses venidos de cerca,

Que no hab’an temido vuestros padres.

 

Hasta la fecha hay muchos que emplean sus im‡genes, como la santa muerte o las estatuas de la santer’a.

Y para muchos de ellos, si tu vienes con la ley de Dios, ellos van pensar que tal ley, es una cosa extra–a.

 

Y para Efra’n, parte de Israel, era el mismo, en el tiempo de Ezequiel.

 

Oseas 8:11-12  Porque multiplic— Efra’n altares para pecar,

tuvo altares para pecar.  Le escrib’ las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extra–a.

 

As’ que, en el pasaje breve de hoy, veremos como el diablo, rob—, exitosamente, la alabanza no de cualquier grupo, sino de los que estaban en pacto con Dios.

 

Y estaba sumamente destructivo.

 

1-2) Vino a m’ palabra de Jehov‡, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos.

 

Antes el profeta profetizaba en contra de JerusalŽn, y como iba estar bajo sitio, sufriendo la escasez de todas las cosas b‡sicas de la vida.

 

Pero hoy habla de los que estaban fuera de la ciudad.  Actualmente habla a los montes, sabiendo que los seres humanos, atrapados en su perversi—n, jam‡s iban a escuchar.

 

3) Y dir‡s: Montes de Israel, o’d palabra de Jehov‡ el Se–or: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: He aqu’ que yo, yo harŽ venir sobre vosotros espada, y destruirŽ vuestros lugares altos.

 

Los lugares altos eran dedicados al servicio de los ’dolos.  Es que el pueblo de Israel, como muchas iglesias en nuestros tiempos, empezaba a copiar al mundo, mas y mas, hasta que el diablo, en toda sus astucia, lograba robar las alabanzas.

 

Y como siempre el resultado era un desastre.  Esto siempre es un desastre.  Por esto en los diez mandamientos, la luz de esto est‡ presentada antes que nada.

 

Porque los que fracasan en esto, fracasan en todo.  Si la alabanza va a los demonios, todo est‡ perdido.

 

ƒxodo 20:3-6   No tendr‡s dioses ajenos delante de m’.

No te har‡s imagen, ni ninguna semejanza de lo que estŽ arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

 

No te inclinar‡s a ellas, ni las honrar‡s; porque yo soy Jehov‡ tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generaci—n de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

 

Y como siempre, la ley de Dios aqu’ era una protecci—n, en contra de los enga–os del enemigo.

 

4) Vuestros altares ser‡n asolados, y vuestras im‡genes del sol ser‡n quebradas; y harŽ que caigan vuestros muertos delante de vuestros ’dolos.

 

Interesante que se mencionen im‡genes del sol.  En las AmŽricas muchos adoraban al sol.  Pero esto no se esperaba del pueblo de Dios.

 

Pero mezclando se, poco a poco, cada a–o, mezclando se con el mundo, y copiando su manera de pensar, su manera de entender la moralidad, se puede llegar a ese robo.

 

Y como vimos que por un rato el libro de la ley estaba perdido, los hebreos, en pacto con Dios, se moraban en la misma oscuridad de la gente ind’gena de las AmŽricas.

 

Y esto era un gran logro para el diablo, porque quiere robar la alabanza no de cualquiera persona o grupo, quiere robar la alabanza de los que est‡n en pacto con Dios.

 

Y ese peligro siempre estaba all’.  Y era por esto que Dios dijo que no se pudiera entrar en alianzas o en matrimonios con la gente ya contaminada con esa corrupci—n.

 

1 Reyes 11:1-2 Pero el rey Salom—n am—, adem‡s de la hija

de Fara—n, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Am—n, a las de Edom, a las de Sid—n, y a las heteas; gentes de las cuales Jehov‡ hab’a dicho a los hijos de Israel: No os llegarŽis a ellas, ni ellas se llegar‡n a vosotros; porque ciertamente har‡n inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A Žstas, pues, se junt— Salom—n con amor.

 

Pero esto pas— en el pueblo de Dios, y ahora, en el tiempo de Ezequiel, muchos estaban completamente contaminados.  Y podemos ver el resultado, pausa, la destrucci—n extrema.

 

5) Y pondrŽ los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ’dolos, y vuestros huesos esparcirŽ en derredor de vuestros altares.

 

Es que, a estas alturas, como en este pa’s, muchos eran creyentes, pero solamente en nombre.  Se formaban parte del pueblo santo, pero no hab’a nada de santidad en ellos.

 

No hab’a ya interŽs en la palabra de Dios, la santa ley para ellos, era como es para grandes nœmeros de Cristianos hoy, una cosa extra–a.

 

Y cuando el pueblo de Dios anda copiando mas y mas los pensamientos, los h‡bitos, la moralidad sexual del mundo, la destrucci—n es inevitable.

 

Santiago 4:4   !!Oh almas adœlteras! ÀNo sabŽis que la

amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

 

Y los que sigan viviendo como enemigos de Dios, van a terminar mal.

 

6) Dondequiera que habitŽis, ser‡n desiertas las ciudades, y los lugares altos ser‡n asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y vuestros ’dolos ser‡n quebrados y acabar‡n, vuestras im‡genes del sol ser‡n destruidas, y vuestras obras ser‡n deshechas.

 

Puede ser que Dios dar‡ mucho tiempo, muchas oportunidades de recapacitar se.  Dios puede mostrar que es paciente, muy paciente con su pueblo.

 

Pero siempre llegar‡ el momento en que no se puede soportar la traici—n mas, y su furor ser‡ derramada.

 

Y esa forma de pecado es tan grave que puede afectar hasta los nietos y los bisnietos.  Es algo que los hermanos tienen que evitar a toda costa.

 

ƒxodo 20:5 No te inclinar‡s a ellas, ni las honrar‡s;

porque yo soy Jehov‡ tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generaci—n de los que me aborrecen.

Y esto es algo que se puede observar, ayudando a personas con el impacto de toda forma de hechicer’a, cuando las consecuencias pasan a sus hijos.

 

Cuando se dejan que el enemigo, el enemigo sucio, logra en robar la alabanza, hay mucho trabajo necesario para corregir la situaci—n.  Esto es si llegan finalmente a un arrepentimiento sincero.

 

7) Y los muertos caer‡n en medio de vosotros; y sabrŽis que yo soy Jehov‡.

 

DespuŽs de jugar mucho, con los dioses falsos, se llegan a conocer algo del poder del Dios verdadero, pero solamente en su destrucci—n.

 

8) Mas dejarŽ un resto, de modo que teng‡is entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando se‡is esparcidos por las tierras.

 

Como Dios est‡ comprometido a su pacto, siempre hay un resto, o sea, un remanente, aun durante los peores tiempos de la apostas’a.

 

Vimos empezando el libro de Isa’as, que casi todos estaban ya corrompidos.  Pero se quedaba un remanente peque–o, que estaba preservado.

 

Isa’as 1:9 Si Jehov‡ de los ejŽrcitos no nos hubiese

dejado un resto peque–o, como Sodoma fuŽramos, y semejantes a Gomorra.

 

En Sodoma y Gomorra, todos estaban aniquilados.  Y Isa’as dice que en su tiempo, el remanente era tan peque–o, que era casi como Sodoma y Gomorra.

 

Y hermano, cuando vives en tiempos de gran apostas’a, como nosotros nos encontramos ahora, es importante asegurar que eres parte del remanente, y no parte de los enga–ados, que son Cristianos, solamente en nombre.

 

Cristo hablaba mucho de esto, de personas que pensaron que eran hermanos, pero en realidad eran enga–ados.

 

Las v’rgenes sabias y las necias eran un ejemplo de esto.  Todas parec’an creyentes, pero solamente la mitad ten’an el aceite del asunto en sus corazones.

 

Y tambiŽn en Lucas, Cristo hablaba de manera muy grafica.

Lucas 13:22-28 Pasaba Jesœs por ciudades y aldeas,

ense–ando, y encamin‡ndose a JerusalŽn.

 

Y alguien le dijo: Se–or, Àson pocos los que se salvan? Y Žl les dijo:

 

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurar‡n entrar, y no podr‡n.

 

DespuŽs que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecŽis a llamar a la puerta, diciendo: Se–or, Se–or, ‡brenos, Žl respondiendo os dir‡: No sŽ de d—nde sois.

 

Entonces comenzarŽis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas ense–aste.

 

Pero os dir‡: Os digo que no sŽ de d—nde sois; apartaos de m’ todos vosotros, hacedores de maldad.

 

All’ ser‡ el llanto y el crujir de dientes, cuando ve‡is a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estŽis excluidos.

 

Es que estos deseaban morir como los del remanente, pero no eran parte del remanente.  Eran parte de los enga–ados.  Y Cristo hablaba as’, en amor, para despertar los que solamente estaban jugando con la fe Cristiana, pero no eran hermanos en serio.

 

Y si hay personas aqu’ hoy d’a, que ni han sido bautizadas, pausa, en el d’a de la Pascua, tendr‡s tu oportunidad de mostrar a todos, que es tu deseo morar entre el remanente, aun en los tiempos de grandes apostas’as.

 

9) Y los que de vosotros escaparen se acordar‡n de m’ entre las naciones en las cuales ser‡n cautivos; porque yo me quebrantŽ a causa de su coraz—n fornicario que se apart— de m’, y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ’dolos; y se avergonzar‡n de s’ mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones.

 

Esto es un verso bastante interesante.  Claro, la idolatr’a est‡,  presentada como una forma de fornicaci—n.

Y tienes que recordar que el diablo desea robar tu alabanza, tu adoraci—n, tu servicio. 

 

Imag’nate un hombre perverso, que no solamente desea una relaci—n con una mujer, sino que desea que ella sea la esposa de otro.   pausa

 

Y as’ es cuando el diablo puede captar el coraz—n de los que ya est‡n en pacto con Dios.  Es un logro extraordinario en su suprema perversi—n.

 

Y en este verso es interesante, dice que hasta Dios estaba quebrantado de alguna manera.

 

9) Y los que de vosotros escaparen se acordar‡n de m’ entre las naciones en las cuales ser‡n cautivos; porque yo me quebrantŽ a causa de su coraz—n fornicario que se apart— de m’, y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ’dolos; y se avergonzar‡n de s’ mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones.

 

Dios dice yo me quebrantŽ, como que Dios mismo era da–ado por la traici—n.  pausa

 

Hermanos, cuando estamos muy nuevos en la fe, muy ingenios en las verdades espirituales, podemos estar motivados a evitar la traici—n del pecado, porque esto puede estorbar a nosotros mismos, y arruinar nuestras reputaciones.

 

Pero con la madurez, y mirando a textos como este, te puedes empezar a entender que deseamos evitar el pecado no solamente por lo que hace a nosotros mismos, sino que por lo que hace el pecado a nuestro Dios.

 

Y si tu no crees que tus pecados pueden afectar a Dios, solamente tienes que recordar la manera en que Cristo sufr’a, Cristo, Dios en carne, se sufr’a en la cruz por tus pecados.

 

As’ que esto es un punto importante.  ÁTus pecados no solamente afectan a ti mismo, y a los tuyos, sino que con tus pecados, estas afectando a tu Dios!

 

Y por supuesto, como un Dios justo, se tiene que responder.

 

10) Y sabr‡n que yo soy Jehov‡; no en vano dije que les hab’a de hacer este mal.

 

 

Muchos creen que cuando escuchan de las consecuencias del pecado, por generaciones, o por una eternidad en el infierno, pausa, que solamente son amenazas vac’as, como las de un padre enojado que no sabe como controlar a sus hijos.  ÁVas a quedar te en tu cuarto por una semana!

 

Pero no es as’.  Por su reputaci—n, Dios tiene que estar fiel a sus amenazas.  Y esto es un punto claro en este capitulo triste y breve.

 

11) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Palmotea con tus manos, y golpea con tu pie, y di: !!Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de Israel! porque con espada y con hambre y con pestilencia caer‡n.

 

Dios dijo al profeta que no debe de presentar ese mensaje como un ejercicio acadŽmico, sino que tenia que hablar con contundencia porque estaba hablando de asuntos de vida y muerte, incluyendo la segunda muerte.

 

12) El que estŽ lejos morir‡ de pestilencia, el que estŽ cerca caer‡ a espada, y el que quede y sea asediado morir‡ de hambre; as’ cumplirŽ en ellos mi enojo.

 

Estos son ejemplos de la destrucci—n extrema producida por  la idolatr’a.  Y no era una idolatr’a cualquiera, sino que era la idolatr’a de los que profesaban un conocimiento del Dios verdadero.

 

Es que el diablo lograba, ya por tiempo, se lograba su robo de la alabanza que debe de ser para el Dios verdadero, pero se fue, a los dioses falsos.

 

Y no es realmente un mensaje de gran gozo, pero s’ es un mensaje de gran necesidad, siendo nosotros, tambiŽn viviendo en medio de la apostas’a actual, y la corrupci—n, la contaminaci—n extrema.

 

13) Y sabrŽis que yo soy Jehov‡, cuando sus muertos estŽn en medio de sus ’dolos, en derredor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de todo ‡rbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron incienso a todos sus ’dolos.

 

En fin hermanos, tenemos que evitar como una plaga, cualquier forma de hechicer’a, de astrolog’a, de brujer’a, de santer’a o de la macumba.  Porque por medio de estas blasfemias, el enemigo desea robar la alabanza santa.

14) Y extenderŽ mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten harŽ la tierra m‡s asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocer‡n que yo soy Jehov‡.

 

En la casa de Dios hay vida.  Por esto a veces se siente la presencia de Dios durante las alabanzas.

 

Y hay personas que reciban hasta sanidades espirituales durantes la alabanza pura y santa.

 

Pero esto es algo que siempre tenemos que proteger, porque es algo que el diablo siempre quiere robar.

 

Hay que orar por todos los hermanos que participan en el coro de la alabanza, porque pueden estar blancos para las flechas del enemigo.

 

Hay que rogar a Dios por su protecci—n, por su santidad, por su escape de toda forma de enga–o.

 

Porque cuando el enemigo puede ver la alabanza pura, saliendo al cielo, se puede poner se furioso, y puede buscar, como le—n rugiente, puede buscar a quien sea, f‡cil de derrumbar.

 

======================== Aplicaci—n =======================

 

Hermano, si tu has caminado con un pie en el reino, y un pie en el mundo, quiero orar para ti.  Ahora no es el momento de arriesgar.

 

Ahora, durante los tiempos oscuros, tenemos que asegurar de que estemos en el remanente, en el camino correcto.

 

Mateo 7:13-14 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha

es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdici—n, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

 

Estas dos puertas, estos dos caminos, est‡n dentro de las iglesias.  Y segœn Cristo, muchos se van a equivocar se.

 

Y si el mensaje de hoy te ha impactado, quiero orar para ti.  Y si aun no ha sido bautizado, tu momento viene, en el d’a de la Pascua, pero ahora es el momento para todos a vivir un poco separado de las contaminaciones de este mundo.

2 Corintios 6:14-18  No os un‡is en yugo desigual con los

incrŽdulos; porque ÀquŽ compa–erismo tiene la justicia con la injusticia? ÀY quŽ comuni—n la luz con las tinieblas?

 

ÀY quŽ concordia Cristo con Belial? ÀO quŽ parte el creyente con el incrŽdulo?

 

(Esto fue el cat‡strofe de Salom—n, en su vejez.  ÀTe crees que tu eres mas sabio que Žl?)

 

16 ÀY quŽ acuerdo hay entre el templo de Dios y los ’dolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:

 

    HabitarŽ y andarŽ entre ellos,

    Y serŽ su Dios,

    Y ellos ser‡n mi pueblo.

 

Por lo cual,

Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Se–or,

 

Y no toquŽis lo inmundo; Y yo os recibirŽ, Y serŽ para vosotros por Padre, Y vosotros me serŽis hijos e hijas, dice el Se–or Todopoderoso.

 

Si tu te sientes como que el mundo te est‡ llamando, arrastrando, que tu deseo, a veces, es all‡ afuera con ellos, pausa, est‡s en peligro, y quiero orar para ti.

 

Vamos a orar!