3 de febrero de 19

Una Satisfacci—n Divina

Ezequiel 5:1-17

Introducci—n

 

Cuando Cristo Jesśs empezaba su ministerio, en el libro de Mateo, nos dio una ense–anza breve sobre uno de los grandes prop—sitos que Dios tiene para su iglesia.  Estamos aqu’ para lograr algo.

 

Mateo 5:13-16  Vosotros sois la sal de la tierra; pero si

la sal se desvaneciere, Ŕcon quŽ ser‡ salada? No sirve m‡s para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

 

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

 

Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que est‡n en casa.

 

As’ alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que est‡ en los cielos.

 

Este mundo es un lugar oscuro, espiritualmente.  Es un lugar podrido.  pausa

 

Y toca a nosotros, mostrar al mundo algo diferente, algo mejor, algo divino.

 

Y esto tambiŽn era el prop—sito del pueblo del testamento antiguo.  Israel estaba puesto en  medio de grandes civilizaciones, en el ombligo del de tierra, segśn algunos, para brillar algo del esplendor de Dios.

 

Deuteronomio 4:5-7   Mirad, yo os he ense–ado estatutos y

decretos, como Jehov‡ mi Dios me mand—, para que hag‡is as’ en medio de la tierra en la cual entr‡is para tomar posesi—n de ella.

 

 

 

 

Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabidur’a y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oir‡n todos estos estatutos, y dir‡n: Ciertamente pueblo sabio y entendido, naci—n grande es esta.

 

Porque ŔquŽ naci—n grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo est‡ Jehov‡ nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?

 

Hasta la ley antigua tenia una funci—n evangel’stica, para servir como sal y luz en un mundo oscuro, y podrido, y de una manera u otra, Dios iba tener una satisfacci—n en esto.

 

Y con esto, podemos entender el punto principal de este capitulo.

 

1) Y tś, hijo de hombre, t—mate un cuchillo agudo, toma una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma despuŽs una balanza de pesar y divide los cabellos.

 

El profeta aun no ha profetizado nada, no con su boca.  Pero se empezaba con una extra–a dramatizaci—n, sobre lo que iba a pasar en JerusalŽn.

 

Ezequiel estaba en Babilonia, con otros, que esperaban regresar a JerusalŽn muy pronto, segśn las mentiras de unos profetas falsos, y tocaba a Ezequiel, derrumbar esa esperanza falsa.

 

Y esta vez se empezaba cortando su barba y su cabello.

 

1) Y tś, hijo de hombre, t—mate un cuchillo agudo, toma una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma despuŽs una balanza de pesar y divide los cabellos.

 

En nuestra cultura, cortar todo el pelo no es gran cosa, pero en la antigźedad, para un sacerdote, esto ser’a un esc‡ndalo, una causa de gran vergźenza.

 

Vimos ya en el libro de Isa’as que Dios se expresaba en estos tŽrminos cuando se hablaba de juicios terribles.

 

 

Isa’as 7:20    En aquel d’a el Se–or raer‡ con navaja

alquilada, con los que habitan al otro lado del r’o, esto es, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba tambiŽn quitar‡.

 

Y aqu’ nuestro profeta tenia que emplear una balanza para dividir ese mont—n de pelo en tres partes.  ŔPero porque?

 

Era para mostrar que Dios no estaba cayendo en una rabia incontrolada, sino que todo estaba medido, con una justicia estricta, y calculada.

 

2) Una tercera parte quemar‡s a fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan los d’as del asedio; y tomar‡s una tercera parte y la cortar‡s con espada alrededor de la ciudad; y una tercera parte esparcir‡s al viento, y yo desenvainarŽ espada en pos de ellos.

 

Tal vez hay una hermana aqu’ que ha quemado su pelo un poco en la cocina, y sabes que se puede producir un olor repugnante.

 

ŔPero que quiere decir todo esto?  No tenemos que adivinar, porque finalmente despuŽs de cuatro cap’tulos, el profeta va a hablar, y se va a explicar todo.

 

ŔY que va a decir el profeta cuando finalmente se abre su boca?  pausa

 

ŇŔDios te ama, y tiene un plan maravillo para tu vida?Ó

 

Esto es lo que la gente siempre quieren escuchar.  Pero no es el tema de este capitulo.  Sino que el tema de este capitulo es la satisfacci—n divina.

 

3) Tomar‡s tambiŽn de all’ unos pocos en nśmero, y los atar‡s en la falda de tu manto.

 

Siempre, en el pueblo de Dios, aun durante los tiempos peores, hay unos que sigan fieles a su padre celestial.

 

4) Y tomar‡s otra vez de ellos, y los echar‡s en medio del fuego, y en el fuego los quemar‡s; de all’ saldr‡ el fuego a toda la casa de Israel.

 

Pero aun los fieles sufren algo en los juicios grandes.  Daniel era un hombre siempre fiel, pero se sufr’a a veces en el cautiverio.

ÁPero ahora, finalmente el profeta va a abrir su boca y hablar!

 

5) As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: Esta es JerusalŽn; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella.

 

Dios plantaba su pueblo en medio de grandes civilizaciones.  Egipto conoci— de ellos, y Babilonia, y Asiria, y otros.

 

Estaban plantados en la intercesi—n de la çfrica, Europa, y Asia, para brillar la luz de Dios, para mostrar el efecto de la sal, espiritual

 

Y se lograban esto, por un tiempo.  Cuando Salom—n era joven, la reina del sur vino, visitando para entender algo de su gloria como rey sabio.

 

Pero ahora todo esto pas—, y no estaban funcionando ni como la sal, ni como la luz.

 

6) Y ella cambi— mis decretos y mis ordenanzas en impiedad m‡s que las naciones, y m‡s que las tierras que est‡n alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.

 

Es que los hebreos ten’an mas luz que todos, pero ahora, eran peores que los paganos.  Esto est‡ confirmado en el libro deÉ

 

Lamentaciones 4:6    Porque se aument— la iniquidad de la

hija de mi pueblo m‡s que el pecado de Sodoma, Que fue destruida en un momento, sin que acamparan contra ella compa–’as.

 

Y si te crees que esto no puede pasar en el los tiempos del nuevo testamento, hay ejemplos del mismo cuando los hermanos malentend’a la gracia de Dios.

 

1 Corintios 5:1-2    De cierto se oye que hay entre vosotros

fornicaci—n, y tal fornicaci—n cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre.

 

Y vosotros est‡is envanecidos. ŔNo debierais m‡s bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometi— tal acci—n?

Es que cuando la gangrena de la apostas’a est‡ empezando, las iglesia no solamente van copiando la maldad de los del mundo, sino que se llevan su iniquidad a nuevas extremas.

 

7) Por tanto, as’ ha dicho Jehov‡: ŔPor haberos multiplicado m‡s que las naciones que est‡n alrededor de vosotros, no habŽis andado en mis mandamientos, ni habŽis guardado mis leyes? Ni aun segśn las leyes de las naciones que est‡n alrededor de vosotros habŽis andado.

 

Y tenemos que recordar, quŽ es lo que Dios deseaba logar con su pueblo.  Ellos, como nosotros, estaban all’ para brillar la luz de la verdad.

 

Estaban all’ para mostrar al mundo que existe una mejor manera de vivir.  Pero a estas alturas estaban fracasando terriblemente.

 

Pero como siempre, Dios no puede estar robado de su satisfacci—n divina.

 

8) As’, pues, ha dicho Jehov‡ el Se–or: He aqu’ yo estoy contra ti; s’, yo, y harŽ juicios en medio de ti ante los ojos de las naciones.

 

Las naciones s’ iban a recibir el testimonio, no de una naci—n santa, sino de lo que pasa a un pueblo que ha traicionado su Dios tan horriblemente.

 

9) Y harŽ en ti lo que nunca hice, ni jam‡s harŽ cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones.

 

Esta es la manera b’blica de hablar de medidas que Dios casi nunca est‡ empleando.

 

10) Por eso los padres comer‡n a los hijos en medio de ti, y los hijos comer‡n a sus padres; y harŽ en ti juicios, y esparcirŽ a todos los vientos todo lo que quedare de ti.

 

Vimos la semana pasada, que cuando una cuidad estaba bajo sitio, y nadie pudiera ni entrar ni salir, que hab’a una escasez de todo lo b‡sico de la vida.

 

La comida poco a poco se acababa, el agua potable era cada vez mas preciosa.  Y si se tomaban el agua sucia, se multiplicaban las enfermedades.

 

En fin, los cuerpos de los muertos estaban consumidos por los que estaban casi muriendo de hambre.

 

Y aqu’ alguien puede preguntar, ŇŔPero es posible que Dios mandara esto a su propio pueblo?Ó.  pausa

 

Para satisfacer su justicia, Dios har‡ cosas peores, hasta a su propio hijo, como celebraremos, terminando el servicio, con la Santa CenaÓ.

 

11) Por tanto, vivo yo, dice Jehov‡ el Se–or, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantarŽ yo tambiŽn; mi ojo no perdonar‡, ni tampoco tendrŽ yo misericordia.

 

Es que el pueblo de Dios, en aquellos tiempos estaba metiendo en los servicios de alabanza todas las perversiones del mundo.

 

Como en nuestros tiempos, cuando las culturas en su alrededor estaba cayendo mas y mas bajo, el pueblo de Dios estaba adaptando se a estas culturas contaminadas, y trayendo todo aquello, al santuario de la alabanza.

 

Esto es parte de la raz—n de que el templo tenia que estar destruido.  Y es parte de la raz—n de que muchas iglesias se cierran, ahora, despuŽs de copiar las filosof’as del mundo.

 

12) Una tercera parte de ti morir‡ de pestilencia y ser‡ consumida de hambre en medio de ti; y una tercera parte caer‡ a espada alrededor de ti; y una tercera parte esparcirŽ a todos los vientos, y tras ellos desenvainarŽ espada.

 

Ahora se explique, lo del pelo cortado.  Dios tenia tres aspectos de su juicio.  Si algunos pensaron que se pudiera escapar de un aspecto, no quiere decir que otro aspecto no pudiera tocar le.

 

Dios tiene muchas flechas diferentes para su arco.  Aun los que escaparon de JerusalŽn, no estaban garantizados una impunidad.

 

Es que Dios est‡ garantizado una satisfacci—n.

 

Y si te lo pienses por un momento, en todo el mundo la gente quejan de los delincuentes que escapan con la impunidad.  Y esa indignaci—n se manifieste porque el ser humano est‡ creado en el imagen de Dios.

 

Y si los seres humanos desean, arduamente, ver una satisfacci—n adecuada por el crimen, Ŕcuanto mas Dios va a recibir su satisfacci—n?

 

Y estoy hablando mucho de esto hoy d’a, porque este concepto puede ayudar te a entender la profundidad que celebramos hoy en la Santa Cena.

 

13) Y se cumplir‡ mi furor y saciarŽ en ellos mi enojo, y tomarŽ satisfacci—n; y sabr‡n que yo Jehov‡ he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo.

 

All’ est‡, el coraz—n del mensaje de hoy.  Existe una satisfacci—n divina, y nadie, jam‡s, va a robar nuestro Dios de su satisfacci—n.

 

13) Y se cumplir‡ mi furor y saciarŽ en ellos mi enojo, y tomarŽ satisfacci—n; y sabr‡n que yo Jehov‡ he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo.

 

El texto de hoy tambiŽn va a repetir esto, ŇYo Jehov‡ he habladoÓ.  Y hay razones por esto.

 

Los que estaban en JerusalŽn iban a escuchar de todas estas profec’as, y como todo rebelde, iban a denunciar el profeta.

 

ŔQue?  ŔTe vas a escuchar este loco?  ŔNo te des cuenta de que hace cosas extra–as?  ÁA lo mejor tiene el esquizofrenia!

pausa

 

Es cierto que se hizo cosas extra–as, pero esto era necesario.

 

Pero Ezequiel no tenia problemas mentales, sino que los rebeldes mas bien ten’an los problemas mentales.

 

14) Y te convertirŽ en soledad y en oprobio entre las naciones que est‡n alrededor de ti, a los ojos de todo transeśnte.

 

Es que cuando el pueblo de Dios no quiere brillar la luz por su santidad y su amor por la verdad, entonces se pueden brillar la luz en la gloria de la justicia estricta de Dios.  De una manera u otra, Dios recibir‡ su satisfacci—n.

 

 

 

15) Y ser‡s oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las naciones que est‡n alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios con furor e indignaci—n, y en reprensiones de ira. Yo Jehov‡ he hablado.

 

Estas no eran las palabras de un esquizofrŽnico trastornado, sino que estas eran las palabras del Dios tres veces santo.

 

Y todo esto se cumpli— en la historia.  Y despuŽs Cristo nos dio amonestaciones de que algo semejante puede pasar aun en el nuevo testamento.

 

Mateo 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si

la sal se desvaneciere, Ŕcon quŽ ser‡ salada? No sirve m‡s para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

 

16) Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que ser‡n para destrucci—n, las cuales enviarŽ para destruiros, entonces aumentarŽ el hambre sobre vosotros, y quebrantarŽ entre vosotros el sustento del pan.

 

Hermanos esto pas—, y mas de una vez en la historia del pueblo escogido.  Muchos no saben nada de esto porque no es un tema popular.  Pero todo lo que existe en la Biblia est‡ all‡ para ense–ar nos algo.

 

2 Reyes 6:24-30 DespuŽs de esto aconteci— que Ben-adad

rey de Siria reuni— todo su ejŽrcito, y subi— y siti— a Samaria.

 

Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vend’a por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiŽrcol de palomas por cinco piezas de plata.

 

Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le grit—, y dijo: Salva, rey se–or m’o.

 

Y Žl dijo: Si no te salva Jehov‡, Ŕde d—nde te puedo salvar yo? ŔDel granero, o del lagar?

 

 

 

Y le dijo el rey: ŔQuŽ tienes? Ella respondi—: Esta mujer me dijo: Da ac‡ tu hijo, y com‡moslo hoy, y ma–ana comeremos el m’o.

 

Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El d’a siguiente yo le dije: Da ac‡ tu hijo, y com‡moslo. Mas ella ha escondido a su hijo.

 

Cuando el rey oy— las palabras de aquella mujer, rasg— sus vestidos, y pas— as’ por el muro; y el pueblo vio el cilicio que tra’a interiormente sobre su cuerpo.

 

De una manare u otra, nuestro Dios justo, va a recibir su satisfacci—n.

 

17) EnviarŽ, pues, sobre vosotros hambre, y bestias feroces que te destruyan; y pestilencia y sangre pasar‡n por en medio de ti, y enviarŽ sobre ti espada. Yo Jehov‡ he hablado.

 

Este es, unos de los cap’tulos mas terribles de toda la Biblia.  Los que hu’an para escapar, pudieron enfrentar bestias feroces que Dios mandaba por ellos.

 

Cuando los soldados de Nabucodonosor finalmente abrieron una brecha en la muralla de JerusalŽn, se entraron en una rabia para llevar acabo una masacre, en contra de los dŽbiles, los enfermos que ni ten’an la energ’a para montar una defensa.

 

Y en todo esto, Dios, nuestro Dios, estaba perfectamente justo.

 

======================== Aplicaci—n =======================

 

Hermanos es normal sentir un poco incomodo con las declaraciones de este capitulo.

 

Pero todo esto puede ayudarte a entender el tema de la Santa Cena.

 

De una manera u otra Dios tiene que recibir su satisfacci—n por la rebeld’a.  Y para ti, y para mi, Dios ha recibido una satisfacci—n completa, en la sangre de Cristo Jesśs.

 

Todas las indignaciones que hemos visto en este capitulo, y cosas peores, cayeron sobre tu sustituto.  Y en amor, Cristo daba su vida en rescate de muchos, porque Cristo sab’a que de otra manera, tu y yo, estar’amos pagando nuestra satisfacci—n, por toda la eternidad en el infierno.

 

El capitulo de hoy tenia mucha mala noticia, pero no se puede entender bien el evangelio, la buena nueva, hasta que has entendido la profundidad de la mala nueva, la realidad de la justicia de Dios, y su garant’a de una satisfacci—n completa, y estricta.

 

Y hermano si tu tienes que reconciliar te, con tu Se–or, sobre cualquier cosa, antes de tomar la santa Cena, pausa,

puedes pasar en unos momentos, y oraremos para ti.

 

Vamos a orar!