20 de enero de 19

No Seas Un Perro Mudo

Ezequiel 3:1-27

Introducci—n

ÁYa hemos estudiado unos cap’tulos, y veremos aun mas, en que Ezequiel no ha profetizado nada!

 

Es que aun est‡ pasando por un entrenamiento intensivo.  Si los que pasan tiempo en el ejercito de su pa’s, pasan por entrenamientos rigurosos, Àcuanto mas un profeta de Dios, que va a enfrentar una oposici—n dura?

 

B‡sicamente lo que veremos aqu’ hoy, es que el profeta no puede actuar como un perro mudo.

 

ÀBueno, que quiere decir esto de un perro mudo?  Es una expresi—n que he agarrado de nuestros estudios en Isa’as.

 

Hablando de los que vigilaban sobre la cuidad, fue declaradoÉ

 

Isa’as 56:10   Sus atalayas son ciegos, todos ellos

ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; so–olientos, echados, aman el dormir.

 

Est‡ hablando de la manera en que un perro puede dar noticias de un ladr—n, entrando en tu propiedad, o de otros peligros.  En esto un perro puede ser un buen amigo, fiel a sus amos, y dispuesto hasta de arriesgar su vida para proteger tu familia.

 

Pero si es un perro mudo, ha perdido gran parte de su valor como protecci—n y ayudador de la familia.

 

Y n—talo, que se habla de atalayas, que guardan, o vigilan sobre algo, porque esta palabra ser‡ importante en el mensaje de hoy.

 

1-2) Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.  Y abr’ mi boca, y me hizo comer aquel rollo.

 

Para hablar, para decir algo de valor, el profeta tiene que tener un conocimiento amplio de la palabra de Dios.  Esto est‡ representado metaf—rico con un rollo que se come.  Esto vimos tambiŽn en nuestros estudios del libro de Apocalipsis.

Apocalipsis 10:9-10  Y fui al ‡ngel, diciŽndole que me diese

el librito. Y Žl me dijo: Toma, y c—melo; y te amargar‡ el vientre, pero en tu boca ser‡ dulce como la miel.

 

Entonces tomŽ el librito de la mano del ‡ngel, y lo com’; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amarg— mi vientre.

 

Y esto es un buen punto.  Para la persona que tiene el Esp’ritu de Dios, guiando le, toda palabra de Dios es dulce, pero cuando tienes que comunicar esto a otros, la experiencia puede ser un poco amarga.

 

3) Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entra–as de este rollo que yo te doy. Y lo com’, y fue en mi boca dulce como miel.

 

Es un gozo estudiar la palabra de Dios cuando todo tiene sentido, y veas todas las cosas en su belleza.

 

4) Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras.

 

Ahora no es tan f‡cil, porque actuando como atalaya, proclamando las amonestaciones sobre los peligros, no es siempre tan dulce.

 

5-6) Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua dif’cil, sino a la casa de Israel.

No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua dif’cil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran.

 

Este pueblo iba a entender exactamente lo que el profeta estaba diciendo.  De hecho, han escuchado mucho de las amonestaciones antes, por medio de otros profetas.

 

El problema no ser‡ uno de comunicaci—n.   Al contrario, van a entender, simplemente no van a responder.  O peor, vana responder mal.

 

7) Mas la casa de Israel no te querr‡ o’r, porque no me quiere o’r a m’; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de coraz—n.

 

Aqu’ entra la frustraci—n del profeta.  Se puede preguntar, ÒÀBueno si no van a escuchar, porque me mandas a ellos?Ó

ÒEs que no entiendo.  Esto no tiene sentido.Ó

 

Pero esto es lo que tenemos que aprender aqu’.  No importa si podemos entender o no.   Lo importante es obedecer a Dios y confiar en su plan.

 

8) He aqu’ yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes.

 

Esto es mas de su preparaci—n.  Antes de salir y profetizar, tenia que entender que nada de esto ser’a f‡cil.

 

Y esto era el conflicto en el coraz—n del profeta.  Por un lado sabia que era un gran honor, tener la gran visi—n de Dios, que aun va a continuar en este capitulo.

 

Por otro lado, era incomodo saber que todo el mundo iba a rechazar su mensaje.

 

Y con todo este conflicto, no estaba dispuesto a salir profetizando.  Dios tenia que pasar mas tiempo con el, en el entrenamiento intensivo.

 

9) Como diamante, m‡s fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde.

 

A veces los padres tienen que tener un frente de diamante, para resistir la rebeli—n de sus hijos.

 

Esto es gran parte del problema en nuestros tiempos.  Muchos ni–os o no tienen padres, o se tienen padres que  portan como perros mudos que no pueden ladrar, cuando vean el peligro llegando.

 

Sino que dejan a sus hijos como peces muertos llevado por el r’o de la muerte que es nuestra cultura presente.

 

10) Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu coraz—n todas mis palabras que yo te hablarŽ, y oye con tus o’dos.

 

Otra vez para el profeta, para los pastores y los ancianos, para los padres de familia, y para todo hermano, si no quiere vivir como un perro mudo, tienes que tener un conocimiento amplio de la palabra de Dios.

 

Mira como San Pablo expresaba esto a Timoteo.

 

1 Timoteo 4:16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina;

persiste en ello, pues haciendo esto, te salvar‡s a ti mismo y a los que te oyeren.

 

Se ve aqu’ que la doctrina B’blica es sumamente importante.  No est‡ diciendo que tu ser‡s el salvador en vez de Cristo.  Simplemente dice que ser‡s empleado como un medio potente en las manos de Dios.

 

11) Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y h‡blales y diles: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or; escuchen, o dejen de escuchar.

 

Ahora se repita una expresi—n de la semana pasada.   Pero esto nos ayuda a entender la responsabilidad profŽtica.

 

Lo importante para el profeta es dar sus amonestaciones.  Si est‡n recibidas o no, es asunto de Dios.   Pero no se puede quedar se mudo, como un perro mudo, cuando Dios est‡ llamando por las amonestaciones.

 

12) Y me levant— el Esp’ritu, y o’ detr‡s de m’ una voz de gran estruendo, que dec’a: Bendita sea la gloria de Jehov‡ desde su lugar.

 

Estos son los ‡ngeles otra vez, de su visi—n.  Ellos glorificaban lo que Dios estaba haciendo, aunque era algo que tal vez era incomprensible para los hombres.

 

A veces los hombres se quejan, de los juicios de Dios, de su moralidad, de sus exigencias.  Pero los ‡ngeles vean todo esto como es, completamente glorioso.

 

13) O’ tambiŽn el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo.

 

Toda la visi—n estaba regresando, porque el profeta necesitaba esto como parte de su preparaci—n.

 

14) Me levant—, pues, el Esp’ritu, y me tom—; y fui en amargura, en la indignaci—n de mi esp’ritu, pero la mano de Jehov‡ era fuerte sobre m’.

 

Ahora vemos su conflicto.  Era honrado, por su gran llamamiento, por su comunicaci—n directo con Cristo.  Pero se sent’a un poco de indignaci—n por el hecho de que iba a hablar a gente que no deseaban escuchar.

 

Y como estudiamos sobre Mar’a la madre de Cristo hace unas semanas, Dios no mand— a un reclutador para preguntar a Mar’a si ella deseaba participar en la primera navidad.

 

No, sino vino el anuncio de que ella ser’a la madre del Salvador.  Y como era una mujer buena, no se resist’a.

 

Y aqu’ tambiŽn.  No vino ningœn reclutador para preguntar a Ezequiel si deseaba ser el gran profeta del cautiverio.

 

No.  Nade de esto.  Sino que vino la visi—n diciendo que seria su tarea, y se pudiera responder, s’ o s’.

 

Y esto es completamente razonable si reconozcamos que Dios es el alfarero, y nosotros el barro.  El alfarero no tiene que pedir permiso del barro, para nada.

 

15) Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al r’o Quebar, y me sentŽ donde ellos estaban sentados, y all’ permanec’ siete d’as at—nito entre ellos.

 

Ahora estaba en la presencia de su audiencia.  ÀSe va a empezar a profetizar?   pausa

 

ÁDe ninguna manera!  Aun no est‡ listo, tiene mas tiempo de preparaci—n, hasta cap’tulos enteros.

 

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Ahora vamos a entrar al grano del mensaje de hoy, que habla de la responsabilidad del profeta, de las amonestaciones, y de los perros mudos.

 

16-17) Y aconteci— que al cabo de los siete d’as vino a m’ palabra de Jehov‡, diciendo:  Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oir‡s, pues, tœ la palabra de mi boca, y los amonestar‡s de mi parte.

 

Su responsabilidad antes que nada, y es la responsabilidad de muchos de nosotros, su responsabilidad era de amonestar, como San Pablo dijoÉ

 

Hechos 20:31   Por tanto, velad, acord‡ndoos que por tres

a–os, de noche y de d’a, no he cesado de amonestar con l‡grimas a cada uno.

 

Se amonestaba a todos, a los justos, y a los injustos.

 

 

18) Cuando yo dijere al imp’o: De cierto morir‡s; y tœ no le amonestares ni le hablares, para que el imp’o sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el imp’o morir‡ por su maldad, pero su sangre demandarŽ de tu mano.

 

ÀQue est‡ diciendo nuestro Dios aqu’?  Es muy claro, no podemos vivir como el pero mudo, que no puede ladrar. 

 

Cuando Dios quiere ver nos amonestando, hay que amonestar.  De otra manera tendremos que rendir cuentas por la irresponsabilidad.

 

Los lideres, los padres especialmente van a rendir cuentas.

 

Hebreos 13:17  Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a

ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegr’a, y no quej‡ndose, porque esto no os es provechoso.

 

19) Pero si tœ amonestares al imp’o, y Žl no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, Žl morir‡ por su maldad, pero tœ habr‡s librado tu alma.

 

Esto no es nada complicado.  Es claro que no estas responsable por la reacci—n de la otra persona.   Claro, tienes que hablar con respeto, con calma, y con amor, pero si la otra persona decide rechazar la verdad, ni modo, tu has descargado tu obligaci—n.

 

20) Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de Žl, Žl morir‡, porque tœ no le amonestaste; en su pecado morir‡, y sus justicias que hab’a hecho no vendr‡n en memoria; pero su sangre demandarŽ de tu mano.

 

Otra vez, si vivimos como los perros mudos, estaremos culpables de nuestra propia rebeld’a.  Pero no es problema nuestro, si la persona rechaza la verdad.

 

Esto es muy relevante para las iglesias modernas que en muchos casos, basan todo en una buena reacci—n de los hermanos.

 

Pero en realidad no estamos aqu’ principalmente para agradecer a los hermanos, sino que tenemos que agradecer a Dios, antes que nada, proclamando la verdad, si quieren escuchar, o si quieren rechazar todo.

 

21) Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivir‡, porque fue amonestado; y tœ habr‡s librado tu alma.

 

Y esto es el punto claro del mensaje de hoy.  Hay que proclamar la palabra de Dios, amonestando tanto a los justos como a los injustos, si escuchan o si rehœsan escuchar.

 

22-23) Vino all’ la mano de Jehov‡ sobre m’, y me dijo: Lev‡ntate, y sal al campo, y all’ hablarŽ contigo.

Y me levantŽ y sal’ al campo; y he aqu’ que all’ estaba la gloria de Jehov‡, como la gloria que hab’a visto junto al r’o Quebar; y me postrŽ sobre mi rostro.

 

Y aun ahora, estamos casi cerrando el tercer capitulo, y el profeta no ha proclamado nada al pueblo.

 

Es que se necesita mas visi—n, mas instrucci—n, mas reexaminaci—n de sus conflictos personales sobre el asunto.

 

24-25) Entonces entr— el Esp’ritu en m’ y me afirm— sobre mis pies, y me habl—, y me dijo: Entra, y enciŽrrate dentro de tu casa.  Y tœ, oh hijo de hombre, he aqu’ que pondr‡n sobre ti cuerdas, y con ellas te ligar‡n, y no saldr‡s entre ellos.

 

Dios tenia que repetir, de muchas maneras el hecho de que la tarea no seria nada f‡cil.  No es muy claro si se iban a usar cuerdas actuales, o si esto era metaf—rico.   Pero es mas instrucci—n, mas preparaci—n, antes de empezar la gran tarea.

 

26) Y harŽ que se pegue tu lengua a tu paladar, y estar‡s mudo, y no ser‡s a ellos var—n que reprende; porque son casa rebelde.

 

El profeta no iba a hablar todo el tiempo, sino solamente cuando fue mandado por Dios.  Esto era otra cosa que se tenia que aprender. 

 

A veces Dios no manda mensaje alguno, como durante los cuatro cientos a–os entre Malaqu’as y Cristo.

 

27) Mas cuando yo te hubiere hablado, abrirŽ tu boca, y les dir‡s: As’ ha dicho Jehov‡ el Se–or: El que oye, oiga; y el que no quiera o’r, no oiga; porque casa rebelde son.

 

 

Como siempre, el profeta no iba a proclamar sus propias opiniones, sino la pura palabra de Dios.

 

======================== Doctrina ========================

 

Surgen dos preguntas que podemos considerar como puntos de Doctrina.

 

1) ÀEs claro que el imp’o debe de recibir amonestaci—n, pero porque tenemos que amonestar al justo?

 

2) ÀSi hay un hermano que es justo, como es posible que se caiga?  Acaso Dios no va a cumplir lo que ha empezado.

 

Vamos a concluir contestando estas dos preguntas a la vez.

 

ÀQuŽ es un justo, y quŽ es un imp’o en el contexto de este capitulo?

 

Muchas veces en las iglesias modernas se hablan de los salvados y los perdidos.  Pero es mas B’blico hablar de los justos y los imp’os.   Por ejemplo.

 

Proverbios 28:1      Huye el imp’o sin que nadie lo persiga;

Mas el justo est‡ confiado como un

le—n.

 

Proverbios 10:32     Los labios del justo saben hablar lo

que agrada; Mas la boca de los imp’os habla perversidades.

 

Proverbios 12:13     El imp’o es enredado en la prevaricaci—n de sus labios; Mas el justo saldr‡ de la tribulaci—n.

 

Y as’ la Biblia habla mucho, no de los salvados y los

perdidos, sino de los justos y los imp’os.

 

ÀAhora bien, quien es el justo, y porque tenemos que

amonestar lo, y como es posible que se caiga?

 

El justo es uno que hace profesi—n de la fe, es bautizado,

y est‡ tratando de vivir conforme a los preceptos de Dios.

 

Aunque su cumplimiento no ser‡ perfecto, est‡ avanzando en

su santidad.

 

Pero en realidad, no sabemos si todos son eternamente

salvados o no.  Esto est‡ en la voluntad secreta de Dios.

Judas Iscariote era un ministro, predicaba, echaba fuera

demonios, pero mas tarde era evidente que no era ningœn un

justo sino un traidor.

 

Demas era muy activo en el ministerio, pero mas tarde se

abandonaba todo por su amor al mundo.

 

2 Timoteo 4:9-10     Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesal—nica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.

 

Entre los justos, hay personas que caigan por un rato como

David y mas tarde como Salom—n, y hay otros que prueban mas

tarde que ni eran justos sino imp’os.

 

1 Juan 2:19          Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habr’an permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.

 

Pero es importante que todos recibimos las amonestaciones.

 

Ojala esto contesta las preguntas, pero ahora cerrarŽ con

unos ejemplos de las amonestaciones.

 

La primera viene de Hebreos, y hay muchas amonestaciones en

el libro de Hebreos.

 

Hebreos 4:1          Temamos, pues, no sea que permaneciendo aœn la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.

 

Aqu’ es claro que las amonestaciones tienen mucho que ver

con el temor de Dios.

 

Hebreos 10:35-36     No perd‡is, pues, vuestra confianza, que tiene grande galard—n; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obteng‡is la promesa.

 

Aqu’ veamos que hay exhortaciones a la perseverancia.

 

 

Y hay otra, muy fuerte en el capitulo once de Romanos, hablando de la manera en que muchos jud’os eran desgajados del pacto de Dios.

 

Romanos 11:19-22     Pues las ramas, dir‡s, fueron

desgajadas para que yo fuese injertado.

 

Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tœ por la fe est‡s en pie. No te ensoberbezcas, sino teme.

 

Porque si Dios no perdon— a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonar‡.

 

Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tœ tambiŽn ser‡s cortado.

 

Estas son amonestaciones, necesarias, y saludables, y si somos atalayas fieles, tenemos que emplear las.

 

Y es correcto, hasta con los justos, mantener las amonestaciones delante de sus conciencias.

 

De otra manera no seremos atalayas, sino que nos convertiremos, como muchos en nuestra generaci—n, nos convertiremos en lo perros mudos.

 

 

Vamos a orar!