4 de enero de 2019
Alegr’a
Inquebrantable En Los Tiempos Turbulentos
Habacuc 3:1-19
Introducci—n
Este peque–o libro de Habacuc tiene versos bien conocidos por los
hermanos maduros en la fe.
Ya hemos visto un en el ultimo capitulo que supuestamente inspir— a
Mart’n Luther, a avanzar la gran reforma que cambio la iglesia para siempre.
Habacuc 2:4 He
aqu’ que aquel cuya alma no es recta,
se enorgullece; mas el justo por su fe vivir‡.
Esto tambiŽn est‡ citado tres veces en el nuevo testamento, y ha mantenido
a muchos en la doctrina pura, de la justicia ajena en la salvaci—n del alma.
Hoy tambiŽn veremos varios pasajes conocidos, que han ayudado a los
hermanos, siempre, durante los tiempos
turbulentos.
1-2) Oraci—n del profeta Habacuc,
sobre Sigionot.
Oh Jehov‡, he o’do tu palabra, y tem’.
Oh Jehov‡, aviva tu obra en medio de
los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
En la ira acuŽrdate de la
misericordia.
Esa oraci—n viene en forma de una canci—n. En muchos sentidos ser‡ como uno de los salmos. Es que esa oraci—n tenia que servir
como una ayuda para todos los fieles, que fueron al cautiverio en Babilonia.
Y esto es un punto real que tenemos que reconocer. Aunque los juicios caigan por las
trasgresi—n de los mal’simos, es inevitable que los que han sido fieles, van a
sufrir algunos de los impactos.
Daniel y sus tres amigos, eran files a Dios, pero por los tiempos
graves, ellos tambiŽn pasaron gran parte de sus vidas en el cautiverio.
Pero Dios estaba con ellos, y se vivieron vidas sumamente
gloriosas. Y esto es el punto del
capitulo de hoy. Si tu est‡s
viviendo en los tiempos bien turbulentos,
no es el fin del mundo, y te puedes vivir una vida gloriosa, bajo la
protecci—n, y la bendici—n de Dios.
1-2) Oraci—n del profeta Habacuc,
sobre Sigionot.
Oh Jehov‡, he o’do tu palabra, y tem’.
Oh Jehov‡, aviva tu obra en medio de
los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
En la ira acuŽrdate de la
misericordia.
El profeta, entendiendo el plan de Dios, escuchando su palabra, se
sent’a temor. Como estudiamos en
el domingo, el temor de Dios era su sabidur’a. Y tambiŽn enÉ
Salmos 119:120 Mi carne se ha
estremecido por temor de ti,
Y de tus juicios tengo miedo.
Y cuando se vive en los tiempos en que hay poco temor de Dios,
normalmente los juicios vienen.
Pero aqu’ el profeta tambiŽn pide por un avivamiento.
Oh Jehov‡, aviva tu obra en medio de
los tiempos.
Y esto pas—, la oraci—n estaba contestada.
Porque en Babilonia, Mesac Sadrac y Abednego eran salvados del horno
de fuego, mas tarde el rey Nabucodonosor fue humillado, y mas tarde aun David
estaba rescatado de la fosa de los leones. Todo esto produc’a un avivamiento entre los fieles, d‡ndoles
el poder de seguir adelante como fuertes.
1-2) Oraci—n del profeta Habacuc,
sobre Sigionot.
Oh Jehov‡, he o’do tu palabra, y tem’.
Oh Jehov‡, aviva tu obra en medio de
los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
En la ira acuŽrdate de la
misericordia.
Y yo he escuchado esta oraci—n muchas veces, no sabiendo que vino de
este libro. Cuando los maduros
oren, sabiendo que los juicios vienen, y que van a producir grandes miserias,
se pidan a Dios que recordara su misericordia a los files, en medio de los
acontecimientos turbulentos.
Ahora, por varios versos, el profeta va a recordar la manera en que
Dios estaba con su pueblo en el pasado.
3) Dios vendr‡ de Tem‡n,
Y el Santo desde el monte de Par‡n.
Selah
Su gloria cubri— los cielos,
Y la tierra se llen— de su alabanza.
Esto habla de la manera en que se mostraba su gloria cuando MoisŽs
recibi— la ley en el desierto.
Es que ten’an que recordar todo esto porque en la ca’da de Jud‡ con la
destrucci—n del templo, y la perdida de su libertad, muchos iban a concluir que
ahora Dios estaba ausente, o que estaba dormido.
Vimos algo semejante, tarde en el libro de Isa’asÉ
Isa’as 45:15 Verdaderamente
tś eres Dios que te encubres,
Dios de Israel, que salvas.
Es como que Dios estaba encubierto, no tan visible en sus obras, pero
de todos modos el Dios que salva estaba con ellos.
4) Y el resplandor fue como la luz;
Rayos brillantes sal’an de su mano,
Y all’ estaba escondido su poder.
Otra vez estos son expresiones poŽticas como en una canci—n. Los rayos brillantes eran como las
plagas que Dios mand— a Egipto por el ministerio de MoisŽs y su hermano Aar—n.
5) Delante de su rostro iba mortandad,
Y a sus pies sal’an carbones
encendidos.
Para los egipcios, el poder de Dios era irresistible. Hasta el fara—n, probablemente el
hombre mas fuerte del mundo, no pudo hacer nada en su contra. Sino que se perdi— su hijo en la ultima
plaga, y probablemente su vida en el mar rojo.
6) Se levant—, y midi— la tierra;
Mir—, e hizo temblar las gentes;
Los montes antiguos fueron
desmenuzados,
Los collados antiguos se humillaron.
Sus caminos son eternos.
Aqu’ habla de la manera en que Dios dio la tierra prometida a su
pueblo, exterminando a los habitantes que all’ contaminaba todo, con sus
hechicer’as y sus abominaciones.
Es interesante que aunque los egipcios deseaban acabar con los
hebreos, los egipcios no estaba exterminados, pero los de Cana‡n si, porque
eran mil veces mas contaminados.
7) He visto las tiendas de Cus‡n en
aflicci—n;
Las tiendas de la tierra de Madi‡n
temblaron.
Esto fue b‡sicamente una revisi—n de la historia de todas las
victorias del pueblo.
Es que durante los tiempos bien
turbulentos, era necesario recordar lo que Dios ha hecho para nosotros en
el pasado, y despuŽs concluir que Dios no ha cambiado nada.
Hebreos 13:8 Jesucristo
es el mismo ayer,
y hoy, y por los siglos.
8) ŔTe airaste, oh Jehov‡, contra los
r’os?
ŔContra los r’os te airaste?
ŔFue tu ira contra el mar
Cuando montaste en tus caballos,
Y en tus carros de victoria?
Em su escape de Egipto el mar se abri—, y hasta el r’o Jord‡n se
abri—. La pregunta era para guiar
a los fieles a pensar que Dios no estaba enojado con el mar ni con el r’o, sino
que estos simplemente ten’an que abrir, por el amor que Dios siempre tiene para
su pueblo.
9) Se descubri— enteramente tu arco;
Los juramentos a las tribus fueron
palabra segura. Selah
Hendiste la tierra con r’os.
El arco era como una arma invisible de Dios que produc’a efectos bien
visibles. Y cuando dice Selah, es
como dije, esa parte es como uno de los salmos, porque esa palabra solamente
aparece en los cantos.
10) Te vieron y tuvieron temor los
montes;
Pas— la inundaci—n de las aguas;
El abismo dio su voz, A lo alto alz—
sus manos.
Estas simplemente son descripciones del poder que Dios tiene sobre
toda la naturaleza. Con el sentido
de que si era f‡cil para Dios, sacar su pueblo de Egipto, y establecer lo en
una tierra quitada de otros, seria muy f‡cil para Žl, regresar los otra vez a
JerusalŽn, despuŽs de sufrir su sentencia bajo los caldeos.
11) El sol y la luna se pararon en su
lugar;
A la luz de tus saetas anduvieron,
Y al resplandor de tu fulgente lanza.
Una vez en las batallas de JosuŽ, el d’a estaba acabando y JosuŽ necesitaba
mas tiempo para conseguir la victoria y oraba que el sol se parara, y Dios,
mostrando su poder, contestaba la oraci—n de manera extraordinaria.
JosuŽ 10:12-13 Entonces JosuŽ
habl— a Jehov‡ el d’a en que
Jehov‡ entreg— al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en
presencia de los israelitas:
Sol, detente
en Gaba—n;
Y tś, luna,
en el valle de Ajal—n.
Y el sol se detuvo y la luna se par—,
Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ŔNo est‡ escrito esto en el libro de
Jaser? Y el sol se par— en medio del cielo, y no se apresur— a ponerse casi un
d’a entero.
El punto es que el pueblo tenia que recordar todas estas maravillas,
porque cuando vino los tiempos
turbulentos iban a necesitar cada detalle de la fe.
12-13) Con ira hollaste la tierra,
Con furor trillaste las naciones.
Saliste para socorrer a tu pueblo,
Para socorrer a tu ungido.
Traspasaste la cabeza de la casa del
imp’o,
Descubriendo el cimiento hasta la
roca. Selah
Otra vez Selah, como en los salmos. Pero se ve aqu’ como nuestro Dios es terrible, y digno de
todo temor. Se dejaba a los
malvados, llenando la medida de su trasgresi—n por siglos, pero cuando vino su
tiempo, la matanza era horrifica.
14) Horadaste con sus propios dardos
las cabezas de sus guerreros, Que como tempestad acometieron para dispersarme,
Cuyo regocijo era como para devorar al
pobre encubiertamente.
Esto habla de la manera en que ciertos enemigos que vino en contra del
pueblo de Dios, terminaron matando a su propia gente en la confusi—n
providencial.
15) Caminaste en el mar con tus
caballos,
Sobre la mole de las grandes aguas.
Se est‡n repitiendo eventos como en un coro, viendo que detr‡s de
todas las victorias era el Esp’ritu de Dios.
Pero ahora, llegando al fin, el profeta va a dar unos de los versos
mas poderosos para los tiempos
turbulentos.
16) O’, y se conmovieron mis entra–as;
A la voz temblaron mis labios;
Pudrici—n entr— en mis huesos, y dentro
de m’ me estremec’;
Si bien estarŽ quieto en el d’a de la
angustia,
Cuando suba al pueblo el que lo
invadir‡ con sus tropas.
Habacuc pudo ver por visiones, lo que iba a pasar, la manera en que su
pueblo ser’a derrotado. Y esto
ten’a un impacto sobre su cuerpo, estaba temblando como una hoja en el viento,
y no era para menos.
Pero con todas las promesas de Dios, con toda la historia de Dios
revistada en su canci—n, se iba a aguantar, y hasta alegar se, en medio de un gran tiempo de sufrimiento.
Y ahora la parte muy conocidaÉ
17) Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la
majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Hay que recordar que el pueblo no tenia inversiones modernos como
cuentas bancarias, sino que sus riquezas en aquel tiempo eran medidas por sus
productos de agricultura, o sus reba–os de animales.
Cuando Job perdi— todo, la gran mayor’a de su riqueza estaba medida en
animales.
Job 1:3 Su hacienda
era siete mil ovejas, tres mil
camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y much’simos
criados; y era aquel var—n m‡s grande que todos los orientales.
Y perdiendo todo esto en un golpe, era casi insoportable, con la
perdida de sus hijos tambiŽn ser’a f‡cil para cualquiera persona dudar del amor
de Dios. ŔPero que dijo Job?
Job 1:20-22 Entonces
Job se levant—, y rasg— su manto, y
rasur— su cabeza, y se postr— en tierra y ador—, y dijo: Desnudo sal’
del vientre de mi madre, y desnudo volverŽ all‡. Jehov‡ dio, y Jehov‡ quit—;
sea el nombre de Jehov‡ bendito.
En todo esto no pec— Job, ni atribuy— a Dios desprop—sito alguno.
Job no pec— diciendo que Dios quit— todo esto, aunque el diablo era el
que atacaba, en realidad. Pero nada
puede pasar sin el permiso de Dios.
Pero nuestro profeta Habacuc estaba preparando se por algo semejante para
los justos en el pueblo del Dios, que iban a sufrir algo, en los castigos de
los malvados.
17-18) Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la
majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegrarŽ en Jehov‡,
Y me gozarŽ en el Dios de mi
salvaci—n.
Esta es la alegr’a
inquebrantable, porque su alegr’a
estaba en su Dios, y no en sus posesiones.
En unas de las partes mas memorables del libro de Job, el gran ejemplo
de la fe dijoÉ
Job 13:15 He aqu’, aunque Žl me
matare, en Žl esperarŽ.
Esa es una fe que Dios siempre va a honrar.
Y esa era la fe que Habacuc estaba plantando en los corazones de los
fieles.
19) Jehov‡ el Se–or es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.
Al jefe de los cantores, sobre mis
instrumentos de cuerdas.
Con los juicios terribles llegando, los fieles estaban dispuestos a
seguir sirviendo a su Dios, con la
alegr’a inquebrantable.
========================= Aplicaci—n ======================
Bueno, se puede preguntar, ŇŔQue tiene que
ver todo esto con nosotros?Ó pausa
Y terminarŽ con dos puntos de aplicaci—n.
1) Cuando los hermanos se enferman, oramos
por su sanidad y en muchos casos Dios es misericordioso. Pero hermanos, no vamos a vivir por
siempre antes de la resurrecci—n.
Y hay hermanos, hermanas fieles que mueren
finalmente con las enfermedades, y en algunos casos hay hermanos que mueren por
desastres naturales o hasta por accidentes.
En aquellos momentos, tenemos que recordar
de las doctrinas de Habacuc, y no perder ni nuestra fe, ni nuestro gozo en el
Se–or.
Y creo que acabamos de ver un gran ejemplo
de esto en la muerte del hermano Beto, y el amor que todos sus amigos y
familiares mostraban por Žl en su servicio memorial.
Era triste, pero el hermano no muri— sin
esperanza, y se sent’a algo de la alegr’a inquebrantable en su muerte.
En otros casos he observado hermanos
maduros, sufrir sus enfermedades con gran valor y fe, como el hermano Toni, que
muchos recuerdan, que honraba a Dios, con valor hasta el ultimo momento.
Estas cosas pasan, y son parte de la vida.
2) En la ultima gran crisis econ—mica varios
hermanos que eran due–os de casas perdieron estas casas y una gran cantidad de
dinero con ellas.
El juicio de Dios vino sobre los malvados, y
hasta muchos justos tambiŽn sintieron su efecto.
Pero la gran mayor’a de estos hermanos aun
est‡n caminando con el Se–or y en muchos casos prosperando en su bendici—n.
Y el punto final es que, si vienen los
tiempos turbulentos a tu vida, sean lo que sean, tienes que estar preparado
de quedar te en la fe inquebrantable y sobre todo en la alegr’a
inquebrantable en tu Se–or, que ser‡ a tu lado en todo momento.
Vamos a orar!