23 de noviembre de 18
La Ira Gloriosa
Nahum 1:1-15
Estamos viviendo en tiempos oscuros y hasta
espantosos. Hemos tenidos fuegos
aqu’ en California mas poderosos, mas destructivos que nada antes en nuestra
historia.
Ahora hay una gran cantidad de personas
desamparadas, sin hogar, algunos ya en las calles, como resultado de los fuegos
en el norte del estado, y aun hay mas de quinientas personas que no se pueden
encontrar.
Los diluvios, los huracanes œltimamente han sido
extremamente destructivos. Con un
gran incremento en los gastos normales de recuperar y de reconstruir, las
compa–’as de seguro normalmente tienen que subir los pecios de todos sus
servicios
Y como muchos saben mas que cinco mil inmigrantes de
centro America, ya han llegado a Tijuana, y los gastos de mantener los all’
est‡ llevando la cuidad de Tijuana a la bancarrota, segœn el alcalde que hoy
d’a empezaba a pedir la ayuda del ONU, porque simplemente, no se puede mas.
Los juicios de Dios ya est‡n empezando a caer, como
podemos ver, justamente ahora cuando los mercados de inversiones est‡n
mostrando tiempos de una gran correcci—n.
Estamos viendo la ira, el juicio de Dios cayendo mas y mas, y esa ira santa, es el tema del nuevo libro
que estamos empezando hoy.
1)
Profec’a sobre N’nive. Libro de la visi—n de Nahum de Elcos.
Muchos, hasta los ni–os han escuchado de la cuidad
de N’nive, porque esto fue la cuidad en que el profeta Jon‡s predicaba.
El pueblo respond’a bien a las predicaciones del
profeta cuando Jon‡s finalmente llegaba all’ para predicar.
Jon‡s 3:3-6 Y
se levant— Jon‡s, y fue a N’nive conforme a
la palabra de Jehov‡. Y
era N’nive ciudad grande en extremo, de tres d’as de camino.
Y comenz— Jon‡s a entrar
por la ciudad, camino de un d’a, y predicaba diciendo: De aqu’ a cuarenta d’as N’nive ser‡ destruida.
Y los hombres de N’nive
creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor
hasta el menor de ellos.
Y lleg— la noticia hasta
el rey de N’nive, y se levant— de su silla, se despoj— de su vestido, y se
cubri— de cilicio y se sent— sobre ceniza.
El mensaje de Jon‡s realmente no conten’a ninguna
invitaci—n de reconciliaci—n con
Dios, pausa, pero cada ser humano,
sabe algo de Dios, y que es misericordioso, y que sus amenazas normalmente son
condicional, y que la promesa de la destrucci—n es solamente si no se arrepiente. pausa
Y as’ era en los tiempos de Jon‡s, pero ahora en el
tiempo de Nahum, ha pasado ciento quince a–o, y esa ciudad de asiria ha
regresado a su crueldad, a su idolatr’a y a todas sus abominaciones de antes.
Las atrocidades de Asiria eran como las practicas del
estado isl‡mico, con torturas y asesinos muy b‡rbaros, como cuando se quemaban
personas vivas.
Y vino Nahum, para traer otra forma de amonestaci—n,
y amenaza.
2)
Jehov‡ es Dios celoso y vengador; Jehov‡ es vengador y lleno de indignaci—n; se
venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.
El tema de la ira
de Dios, no es muy popular en nuestros tiempos. Mucha gente, hasta muchos hermanos, prefieren no pensar de
su Dios en estos tŽrminos.
Prefieren inventar en sus mentes, un Dios un poco
diferente del Dios de la Biblia.
Pero la ira
de dios no es como la ira de un ser humano. Todo lo que Dios hace es santo, es puro, y es glorioso.
La ira de
Dios es una de sus perfecciones, no es un defecto.
La ira
incontrolable de un hombre puede ser un defecto, pero la ira de Dios est‡ muy controlada, y normalmente viene despuŽs de un
tiempo extendido de la paciencia del Se–or.
3)
Jehov‡ es tardo para la ira y grande en poder, y no tendr‡ por inocente al
culpable. Jehov‡ marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el
polvo de sus pies.
Para algunos, esto parece una contradicci—n. ÀSi Dios va a perdonar, porque dice que
no tendr‡ por inocente al culpable?
Pero no hay nada de inconsistencia aqu’. Solamente tenemos que reconocer que la
justicia de Dios es muy estricta, y que la impunidad no existe en su plan
divino.
Cada pecado recibir‡ un juicio justo, e
infinito. Ningœn pecado puede
escapar de su sentencia.
En la cruz de calvario, Cristo pagaba completamente
por los pecados de los que vino a salvar.
La justicia de Dios estaba completamente satisfecha. Por esto Cristo dijo al fin, Òconsumado
esÓ, y por esto vivimos en la gratitud eterna.
Pero para los que no se encuentren el perd—n en
Cristo, se pueden sufrir algo de las consecuencias del pecado aqu’, pero
despuŽs por una eternidad de sufrimientos, se van a pagar el hasta el ultimo
cuadrante.
Sus deudas siendo infinitas, tendr‡n que pasar la
eternidad pagando. Pero fuera de
Cristo, esto es la œnica manera en que se pueden satisfacer la justicia,
estricta de Dios.
3)
Jehov‡ es tardo para la ira y grande en poder, y no tendr‡ por inocente al
culpable. Jehov‡ marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el
polvo de sus pies.
La ira de
Dios es tan insoportable, que Dios es tarde para responder en ira. No es su placer.
Es como un juez en las cortes de Santa Ana.
Si un joven viene a la corte una y otra vez por su
delincuencia, no es la preferencia del juez mandar lo a la prisi—n por una
sentencia larga, pero si el joven se insiste, es el deber del juez, responder
en justicia.
Ezequiel 33:11 Vivo
yo, dice Jehov‡ el Se–or, que no
quiero la muerte del imp’o,
sino que se vuelva el imp’o de su camino, y que viva.
Volveos, volveos de
vuestros malos caminos; Àpor quŽ morirŽis, oh casa de Israel?
4) El
amenaza al mar, y lo hace secar, y agosta todos los r’os; Bas‡n fue destruido,
y el Carmelo, y la flor del L’bano fue destruida.
Dios tiene un control total sobre el clima, el mar
con sus maremotos, los r’os con sus diluvios o sus sequ’as.
Hoy d’a muchos quieren creer y ense–ar que los
desastres son las consecuencias de un cambio clim‡tico, y as’ pueden creer que
el pecado no tiene nada que ver con los desastres, aparte de la dureza de los
que rehœsan ceder inmediatamente a las demandas del socialismo.
4) El
amenaza al mar, y lo hace secar, y agosta todos los r’os; Bas‡n fue destruido,
y el Carmelo, y la flor del L’bano fue destruida.
Dios secaba el mar rojo, para el gran Žxodo.
ƒxodo 14:22 Entonces
los hijos de Israel entraron por en
medio del mar, en seco,
teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda.
Y la cuidad de N’nive estaba protegida por un r’o,
que Dios pudo secar para avanzar su ruina.
5)
Los montes tiemblan delante de Žl, y los collados se derriten; la tierra se
conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en Žl habitan.
Dios puede mandar un terremoto, como lo ha hecho
muchas veces aqu’ in California, en MŽxico, y en Centro America.
Dios tiene mil manera de derramar su ira, cuando su paciencia ha llegado a
su limite.
6)
ÀQuiŽn permanecer‡ delante de su ira? Ày quiŽn quedar‡ en pie en el ardor de su
enojo? Su ira se derrama como fuego, y por Žl se hienden las pe–as.
Una vez Dios acababa con las ciudades de Sodoma y
Gomorra con fuego, y ahorra estamos superando estas ciudades en la intensidad
de la maldad en todos lados.
Los terremotos, los diluvios, los fuegos salvajes,
los tiroteos y la delincuencia que estamos viendo, realmente son solamente una advertencia,
y son mucho menos de lo que actualmente hemos merecido, como cultura moderna
que rechaza a Dios y mata as sus bebes en el vientre de las madres por medio de
los abortos.
7)
Jehov‡ es bueno, fortaleza en el d’a de la angustia; y conoce a los que en Žl
conf’an.
Cuando los profetas hablan claramente de la ira santa de Dios, tienen que tomar una
pausa para asegurar a los fieles, que nosotros seremos protegidos, viviendo
debajo de sus alas.
8)
Mas con inundaci—n impetuosa consumir‡ a sus adversarios, y tinieblas
perseguir‡n a sus enemigos.
La ira de
Dios, los castigos de Dios, no son defectos de su car‡cter. Al contrario, son manifestaciones de su
gloria.
Acabando con la maldad con un gran diluvio, Dios
preservaba a Noe, y su familia, y una colecci—n de los animales.
Tan violento era el mundo, que Dios tenia que acabar
con gran parte de sus habitantes, para restaurar el orden.
Hemos visto muchas veces que la salvaci—n y la destrucci—n
vienen juntamente.
Y el ejemplo mas grafico de esto era Cristo
fuertemente castigado en la Cruz, pagando el juicio de tus pecados, para
producir una vida en ti, que si vale la pena, y si va a durar para siempre.
La ira, y
la gracia, la ira gloriosa y la
misericordia abundante, ten’an que llagar juntas.
9)
ÀQuŽ pens‡is contra Jehov‡? El har‡ consumaci—n; no tomar‡ venganza dos veces
de sus enemigos.
Muchos hacen sus planes en contra de Dios y su
justicia. Pero todo esto es
completamente absurdo.
Proverbios 21:30 No
hay sabidur’a, ni inteligencia,
Ni consejo, contra Jehov‡.
Unos ejemplos.
Hay gente que piensan, Òbueno, voy a dar a Dios una ofrenda grande
cuando finalmente alcanzo mi fortuna, aunque lo hago rompiendo las leyes y
robando a otrosÓ.
Absurdo.
Otros piensan, ÒEs cierto que estoy viviendo en
pecados groseros, vicios, pero en el ultimo momento, voy a arrepentir me como
el malhechor en la cruz al lado de CristoÓ
ÒY Žl dir‡ a mi tambiŽn, hoy estar‡s conmigo en el
para’soÓ.
Estos son sue–os demoniacos. Cuando uno empieza a escuchar la voz
del Se–or, es su obligaci—n arrepentirse y no seguir jugando, con fuego.
10)
Aunque sean como espinos entretejidos, y estŽn empapados en su embriaguez,
ser‡n consumidos como hojarasca completamente seca.
Tal vez hermano, no has escuchado mucho sobre el
libro de Nahum. Pues, ya sabes
porque.
En este libro se enfocan mucho en esa perfecci—n de
Dios, su santa ira.
Y ese teme jam‡s ha sido muy popular, pero en
nuestros tiempos es casi un tabœ hablar de esa caracter’stica gloriosa de nuestro Dios.
11)
De ti sali— el que imagin— mal contra Jehov‡, un consejero perverso.
Ahora est‡ hablando de una historia que vimos en
Isa’as, de uno que vino con insultos tremendos en contra de nuestro Dios. Y voy a leer unos segmentos y tal vez
algunos van a recordar.
2 Cr—nicas 32:10-15 As’
ha dicho Senaquerib rey de los
asirios: ÀEn quiŽn
confi‡is vosotros, al resistir el sitio en JerusalŽn?
ÀNo os enga–a Ezequ’as
para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir: Jehov‡ nuestro Dios nos
librar‡ de la mano del rey de Asiria?
ÀNo es Ezequ’as el mismo
que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Jud‡ y a
JerusalŽn: Delante de este solo altar adorarŽis, y sobre Žl quemarŽis incienso?
ÀNo habŽis sabido lo que
yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra? ÀPudieron los
dioses de las naciones de esas tierras librar su tierra de mi mano?
ÀQuŽ dios hubo de entre
todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese
salvar a su pueblo de mis manos? ÀC—mo
podr‡ vuestro Dios libraros de mi mano?
Ahora, pues, no os enga–e
Ezequ’as, ni os persuada de ese modo, ni le cre‡is; que si ningœn dios de todas
aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de las manos
de mis padres, Àcu‡nto menos vuestro Dios os podr‡ librar de mi mano?
Esto fue el mal consejero, que puso nuestro Dios en
su santa furia. Primero Dios
destru’a el ejercito de este rey, y mas tarde el rey mismo estaba matado por
sus dos hijos.
Y mas tarde, toda la cuidad de N’nive estaba
destruida conforme a las profec’as de Nahum.
12)
As’ ha dicho Jehov‡: Aunque reposo tengan, y sean tantos, aun as’ ser‡n
talados, y Žl pasar‡. Bastante te he afligido; no te afligirŽ ya m‡s.
Asiria era un pa’s poderoso, ellos ten’an paz y
reposo aunque andaban infligiendo terror a otros.
Pero Dios estaba preparado a terminar con ellos,
porque ellos molestaban mucho a su pueblo.
Porque como dice en muchos de los profetas, los que
molestan al pueblo de Dios, molestan lo que es, Òla ni–a de su ojoÓ.
13)
Porque ahora quebrarŽ su yugo de sobre ti, y romperŽ tus coyundas.
La libertad del pueblo de Dios iba a venir como en
un momento, de repente, y el pueblo de Dios estar’a otra vez en paz.
14)
Mas acerca de ti mandar‡ Jehov‡, que no quede ni memoria de tu nombre; de la
casa de tu dios destruirŽ escultura y estatua de fundici—n; all’ pondrŽ tu
sepulcro, porque fuiste vil.
Otra vez est‡ hablando de Senaquerib, el rey de
asiria, que vino amenazando, y vomitando insultos al Dios omnipotente. Pero se terminaba como simplemente otro perdedor de la historia.
15)
He aqu’ sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia
la paz. Celebra, oh Jud‡, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca m‡s
volver‡ a pasar por ti el malvado; pereci— del todo.
Esto es semejante a un verso de Isa’as que
estudiamos hace poco.
Isa’as 52:7 !!Cu‡n
hermosos son sobre los montes los pies
del que trae alegres
nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica
salvaci—n, del que dice a Si—n: !!Tu Dios reina!
Y San Pablo cit— este verso en el libro de
Romanos. El hecho de que nuestro
Dios reina, es el fundamento de la buena nueva.
Senaquerib vino burlando de nuestro Dios, y terminaba
destruido para siempre como dice en el Salmo 2.
Salmos 2:1-5 ÀPor
quŽ se amotinan las gentes,
Y
los pueblos piensan cosas vanas?
Se levantar‡n los reyes de
la tierra,
Y pr’ncipes consultar‡n
unidos
Contra Jehov‡ y
contra su ungido, diciendo:
Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus
cuerdas.
ÀAcaso Dios est‡ preocupado?
El que mora en los cielos
se reir‡;
El Se–or se burlar‡ de
ellos.
Luego hablar‡ a ellos en
su furor,
Y los turbar‡ con su
ira.
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Conclusi—n -----------------------
La ira de
Dios jam‡s ha sido un tema popular, y especialmente en nuestros tiempos de la
apostas’a creciente. Pero Cristo
hablaba mucho de esto. Es que
Cristo, convencido de la realidad de la
santa ira de Dios, deseaba despertar a todos a huir de la ira venidera, encontrando su seguridad
en Žl, Žl que dio su vida en rescate de muchos, recatando les, de la ira,
santa, justa, gloriosa e inevitable.
Vamos
a Orar