20 de octubre de 18

 

ÀC—mo Escaparemos Nosotros?

Hebreos 2:1-3

 

Introducci—n

 

En este pa’s, es f‡cil adaptarse al ritmo r‡pido de la vida y casi siempre tener prisa de hacer mil cosas.  Muchos han venido aqu’ de otras culturas, en otras partes del mundo donde las cosas no eran tan frenŽticas.

 

Pero hay un gran peligro en todo esto.  Con todas las obligaciones, y las presiones de tener a veces mas de un trabajo, hay personas que antes conocieron a Dios, y participaron en alguna forma de la fe Cristiana, pero ahora, supuestamente, no tienen tiempo.

 

Pero en las santas escrituras, esto est‡ presentado como una situaci—n sumamente peligrosa, que puede provocar al Se–or, por nuestra falta de gratitud.

 

Hebreos 2:1-3  Por tanto, es necesario que con m‡s

diligencia atendamos a las cosas que hemos o’do, no sea que nos deslicemos.

 

Porque si la palabra dicha por medio de los ‡ngeles fue firme, y toda transgresi—n y desobediencia recibi— justa retribuci—n,

 

Àc—mo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvaci—n tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Se–or, nos fue confirmada por los que oyeron.

 

Cristo Jesœs ense–aba mucho en sus evangelios, de personas que eran, supuestamente muy ocupadas para cumplir sus obligaciones con Dios.

 

Cristo ha hecho tanto para nosotros, tomando la forma de hombre aunque era Dios, sufriendo las burlas de la gente del mundo, y finalmente muriendo en la cruz para el recate de muchos.  Y cuando haya hermanos que poco a poco abandonan su relaci—n con Cristo por su mucho trabajo, o para sus entretenimientos mundanos es una gran provocaci—n.

 

Lucas 14:16-24 Entonces Jesœs le dijo: Un hombre hizo una

gran cena, y convid— a muchos.  Y a la hora de la cena envi— a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo est‡ preparado.

 

Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.

 

Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.

 

Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.

 

Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su se–or. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: VŽ pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae ac‡ a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.

 

Y dijo el siervo: Se–or, se ha hecho como mandaste, y aœn hay lugar.

 

Dijo el se–or al siervo: VŽ por los caminos y por los vallados, y fuŽrzalos a entrar, para que se llene mi casa.  Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustar‡ mi cena.

 

Si sigues provocando al Se–or con tu mucho trabajo, con tu amor por la vanidad de este mundo, descuidando mas y mas la salvaci—n, a que Dios te ha llamado, amigo, esto puede terminar muy mal para ti.

 

Hebreos 2:2-3  Porque si la palabra dicha por medio de los

‡ngeles fue firme, y toda transgresi—n y desobediencia recibi— justa retribuci—n,  Àc—mo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvaci—n tan grande?

 

Amigo, hermano, San Pedro dijo que tu puedes estar seguro de tu relaci—n con el Se–or, pero esto va a implicar la diligencia.

 

2 Pedro 1:3-10 Como todas las cosas que pertenecen a la

vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llam— por su gloria y excelencia,

 

por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grand’simas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupci—n que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;

 

vosotros tambiŽn, poniendo toda diligencia por esto mismo, a–adid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;

 

al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;

 

a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

 

Porque si estas cosas est‡n en vosotros, y abundan, no os dejar‡n estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Se–or Jesucristo.

 

Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificaci—n de sus antiguos pecados.

 

Por lo cual, hermanos, tanto m‡s procurad hacer firme vuestra vocaci—n y elecci—n; porque haciendo estas cosas, no caerŽis jam‡s.

 

Si has empezado en la fe Cristiana, sea lo que sea la tradici—n o denominaci—n, es importante que seas firme y que no caigas en las trampas sat‡nicas de este mundo que vienen como distracciones atractivas.

 

ÀUno puede preguntar, porque vienes a las calles predicando un mensaje semejante?  pausa Es que trabajando en las calles encontramos muchos, que han venido de familias Cristianas de San Salvador, o de Guatemala, o de diferentes partes de MŽxico.  Pero ahora, con el ritmo de este pa’s loquito, han empezado a apartar se de la fe.

 

Y en muchos de estos casos, hay una madre desesperada en CentroamŽrica, orando, rogando por su hijo, por su hija que creci— en un ambiente Cristiano, pero ahora es, supuestamente muy ocupada para continuar en su llamada a la salvaci—n.

 

Hebreos 2:2-3  Porque si la palabra dicha por medio de los

‡ngeles fue firme, y toda transgresi—n y desobediencia recibi— justa retribuci—n,  Àc—mo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvaci—n tan grande?

 

Y si tu sabes algo, amigo de la santa palabra, tu sabes que es tu obligaci—n continuar en la santa fe a que Dios te ha llamado.

 

Hebreos 10:24-25     Y considerŽmonos unos a otros para

estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhort‡ndonos; y tanto m‡s, cuanto veis que aquel d’a se acerca.

 

ÀPorque estoy aqu’ proclamando este mensaje sobre los peligros de apartar se del Se–or?  Seguramente es la respuesta a las largas oraciones de una abuela, una t’a, un padre en otra parte del mundo, que sabe que su hijo, su hija, su nieto que crec’a en el Se–or, ahora anda muy ocupado, y cada vez mas lejos, del Se–or de la gloria.

 

Yo se, que algunos han apartado porque han sido maltratados en diferentes iglesias de prepotentes, o unas de las iglesias mal’simas que no pidan nada mas que ofrendas y diezmos, constantemente.

 

Concedo que esto puede pasar, y es una lastima.  Pero no es raz—n de dejar a Cristo, siempre hay otras iglesias saludables que ense–an bien la palabra.  Pero quedando se lejos, siempre est‡s en peligroÉ

 

Hebreos 2:2-3  Porque si la palabra dicha por medio de los

‡ngeles fue firme, y toda transgresi—n y desobediencia recibi— justa retribuci—n,  Àc—mo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvaci—n tan grande?

 

O mi querido amigo, tu sabes que solamente hay dos puertas y dos caminos, adem‡s Cristo ahora te est‡ llamando a recapacitar.

Mateo 7:13-14  Entrad por la puerta estrecha; porque ancha

es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdici—n, y muchos son los que entran por ella;  porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

 

Amigo, la salvaci—n en Cristo es un regalo, por la gracia por la muerte y la resurrecci—n de Cristo.  Pero no te enga–es, esto no quiere decir que tu no tienes obligaciones en el asunto.

 

Cuando muchos estaban siguiendo a Cristo, y la mayor’a solamente por la curiosidad, o sea no segu’an al Se–or en serio, uno preguntaba si son pocos los que se salvan.

 

Lucas 13:22-28 Pasaba Jesœs por ciudades y aldeas,

ense–ando, y encamin‡ndose a JerusalŽn.  Y alguien le dijo: Se–or, Àson pocos los que se salvan? Y Žl les dijo:

 

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurar‡n entrar, y no podr‡n.

 

DespuŽs que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecŽis a llamar a la puerta, diciendo: Se–or, Se–or, ‡brenos, Žl respondiendo os dir‡: No sŽ de d—nde sois.

 

Entonces comenzarŽis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas ense–aste.

 

Pero os dir‡: Os digo que no sŽ de d—nde sois; apartaos de m’ todos vosotros, hacedores de maldad.

 

All’ ser‡ el llanto y el crujir de dientes, cuando ve‡is a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estŽis excluidos.

 

Amigo querido, joven, no juegues con esto, porque jugando con estas cosas, andas jugando con fuego.  Pero si has entendido este breve mensaje, y est‡s listo a responder, estamos aqu’ para orar contigo.

Amen y Amen.