2 de noviembre de 18

ŔPorque Los Tiempos Duros?

Miqueas 5:1-15

 

Con la navidad llegando, muchos van a escuchar la historia de los reyes magos, que vinieron preguntando a donde el gran rey iba a nacer.

 

Mateo 2:1-6    Cuando Jesśs naci— en BelŽn de Judea en d’as

Del rey Herodes, vinieron del oriente a JerusalŽn unos magos, diciendo: ŔD—nde est‡ el rey de los jud’os, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.

 

Oyendo esto, el rey Herodes se turb—, y toda JerusalŽn con Žl.

 

Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les pregunt— d—nde hab’a de nacer el Cristo.

 

Ese rey malvado deseaba saber algo de la palabra de Dios, pero no con prop—sitos buenos.

 

Ellos le dijeron: En BelŽn de Judea; porque as’ est‡ escrito por el profeta:

 

Y tś, BelŽn, de la tierra de Jud‡,

No eres la m‡s peque–a entre los pr’ncipes de Jud‡; Porque de ti saldr‡ un guiador, Que apacentar‡ a mi pueblo Israel.

 

Todos conocieron las palabras del profeta.  ŔPero que profeta?

 

Estaban citando nuestro profeta de hoy, Miqueas, y de este mismo capitulo.

 

Pero primero el vers’culo uno.

 

1) RodŽate ahora de muros, hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herir‡n en la mejilla al juez de Israel.

 

El capitulo empieza con un anuncio amenazador.  Los jueces y otro lideres de un pueblo son muy importantes, aun si quejamos de ellos a veces. 

Pero aqu’ se anunciaba que sus lideres iban a estar maltratados.  Dios estaba mandando una crisis. 

 

Y desde aqu’ temprano, podemos hacer la pregunta del mensaje de hoy, ŇSi Dios me ama, porque tantos tiempos duros, para mi?Ó

 

2) Pero tś, BelŽn Efrata, peque–a para estar entre las familias de Jud‡, de ti me saldr‡ el que ser‡ Se–or en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los d’as de la eternidad.

 

Dios no ha abandonado su pueblo, al contrario, Dios aun amaba  su pueblo.

 

BelŽn era un pueblo muy peque–o.  Pero desde all’ iba a venir un rey que poco a poco iba a reinar sobre el mundo entero.

 

La cuidad de BelŽn siempre ha sido peque–a y es peque–a hoy en d’a, pero muchos siglos antes de Cristo, David tambiŽn naci— en BelŽn.

 

2) Pero tś, BelŽn Efrata, peque–a para estar entre las familias de Jud‡, de ti me saldr‡ el que ser‡ Se–or en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los d’as de la eternidad.

 

Un pueblo peque–o, iba a estar, pasando los siglos, un pueblo mundialmente conocido por el nacimiento de Cristo.

 

Y este verso contiene una paradoja.  Dice que uno iba a nacer, pero que sus d’as eran desde la eternidad.

 

ŔDe que forma de persona estaba hablando?  Y esto no era la primera vez que se escucharon algo semejante sobre esa persona misteriosa.

 

Isa’as 9:6-7   Porque un ni–o nos es nacido, hijo nos es

dado, y el principado sobre su hombro; y se llamar‡ su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Pr’ncipe de Paz.

 

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendr‡n l’mite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiŽndolo y confirm‡ndolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehov‡ de los ejŽrcitos har‡ esto.

 

ŔComo es posible que uno seria nacido, que llevaba el nombre Dios fuerte, y Padre eterno?

 

Estos son los misterios eternos del nacimiento de Cristo.

 

3) Pero los dejar‡ hasta el tiempo que dŽ a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se volver‡ con los hijos de Israel.

Esto no iba a pasar inmediatamente.  Dios no tiene prisa, su plan cubrir‡ todos los siglos de la historia del mundo, todo viene en su tiempo.

 

Los santos del testamento antiguo viv’an por fe, mirando al futuro, y nosotros, milenios mas tarde, vivimos por fe, mirando al pasado, cuando todo esto actualmente pas—.

 

Pero en el tiempo de los reyes magos, no era ninguna sorpresa, el hecho de que un redentor iba a venir, todos sab’an que esto fue anunciado aqu’ en el libre de Miqueas, y tambiŽn en muchas otras partes.  De hecho es el tema de toda la Biblia.

 

Y cuando vino, muchos otros hermanos, de muchas partes, iban a unirse a la fe, escapando de la oscuridad y de la ignorancia espiritual.

 

4) Y Žl estar‡, y apacentar‡ con poder de Jehov‡, con grandeza del nombre de Jehov‡ su Dios; y morar‡n seguros, porque ahora ser‡ engrandecido hasta los fines de la tierra.

 

Este verso muestra que Dios aun amaba su pueblo.  Ese gran rey, mejor de David, mejor que Solomon, mejor hasta que MoisŽs, este gran rey no iba a tener los defectos de ellos.

 

TambiŽn ese rey no iba dominar sobre ellos con la tiran’a, sino que iba a gobernar como un pastor del pueblo, dando le instrucci—n y alimentaci—n espiritual.

 

Y el dominio de este rey iba a alcanzar los fines de la tierra.  Y esto tambiŽn era el tema de mucha profec’a.

 

En Daniel, por ejemplo, interpretando el sue–o de Nabucodonosor, dice.

 

Daniel 2:44-45 Y en los d’as de estos reyes el Dios del cielo

levantar‡ un reino que no ser‡ jam‡s destruido, ni ser‡ el reino dejado a otro pueblo;

desmenuzar‡ y consumir‡ a todos estos reinos, pero Žl permanecer‡ para siempre,

 

de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuz— el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sue–o es verdadero, y fiel su interpretaci—n.

 

5) Y Žste ser‡ nuestra paz. Cuando el asirio viniere a nuestra tierra, y cuando hollare nuestros palacios, entonces levantaremos contra Žl siete pastores, y ocho hombres principales;

 

Dios amaba al pueblo, sin embargo el pueblo iba a sufrir, y trataremos explicar por quŽ, en el mensaje de hoy.

 

Estaban bajo ataques fuertes de asiria, pero estaban aun en aquel tempo, estaban invitados a poner su fe en Cristo.

 

Hermanos, tenemos que entender que aun en el testamento antiguo, los salvados, estaban salvados por su fe en Cristo.

 

Hebreos 11:24-26     Por la fe MoisŽs, hecho ya grande, rehus—

llamarse hijo de la hija de Fara—n,  escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque ten’a puesta la mirada en el galard—n.

 

MoisŽs entend’a el vituperio de Cristo, o sea como sufrir para Cristo, y sabia que esto val’a la pena.

 

Hasta Abraham tenia la fe en Cristo.

 

Juan 8:56-57   Abraham vuestro padre se goz— de que hab’a de

ver mi d’a; y lo vio, y se goz—.  Entonces le dijeron los jud’os: Aśn no tienes cincuenta a–os, Ŕy has visto a Abraham?

 

Estos se confundieron porque ni se prestaban atenci—n a las profec’as de Isa’as ni las de Miqueas.   Ojala no hay nadie aqu’ esta noche haciendo el mismo error.

 

5) Y Žste ser‡ nuestra paz. Cuando el asirio viniere a nuestra tierra, y cuando hollare nuestros palacios, entonces levantaremos contra Žl siete pastores, y ocho hombres principales;

 

Los que confiaban en Cristo, alimentando se por la santa palabra iban a tener confianza, aun en medio de los ataques.

 

Y sobre todo iban a triunfar.  DespuŽs de todo, los creyentes verdaderos son mas que vencedores.  ŔAmen?

 

6) y devastar‡n la tierra de Asiria a espada, y con sus espadas la tierra de Nimrod; y nos librar‡ del asirio, cuando viniere contra nuestra tierra y hollare nuestros confines.

 

El pueblo iba a sufrir sus ataques, esto hemos visto en el libro de Jerem’as y tambiŽn en Isa’as.

 

Pero esto no quiere decir que Dios no amaba su pueblo.  Su pueblo siempre tenia un remanente fiel que puso toda su confianza en la palabra de Dios y en el Dios de la palabra.

 

Isa’as 1:9 Si Jehov‡ de los ejŽrcitos no nos hubiese

dejado un resto peque–o, como Sodoma fuŽramos, y semejantes a Gomorra.

 

Hab’an juicios, juicios terribles, pero no eran completamente destruidos como Sodoma y Gomorra, porque entre ellos hab’a un resto, un remanente santo.   Y es siempre as’.

 

Y Cristo tambiŽn ense–aba conforme a esto cuando dijo muchas veces.

 

Mateo 22:14    Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

 

7) El remanente de Jacob ser‡ en medio de muchos pueblos como el roc’o de Jehov‡, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a var—n, ni aguardan a hijos de hombres.

 

Aqu’ habla de la iglesia hasta de ahora, que est‡ en todas partes, y no espere a ningśn var—n, porque tiene su confianza puesta completamente en el Se–or.

 

Estamos como el roc’o, que aparece, trayendo la influencia a todas partes, quitando la oscuridad, y brillando la luz.

 

 

 

Deuteronomio 32:1-2  Escuchad, cielos, y hablarŽ;

Y oiga la tierra los dichos de mi boca.

 

Gotear‡ como la lluvia mi ense–anza;

Destilar‡ como el roc’o mi razonamiento;

Como la llovizna sobre la grama,

Y como las gotas sobre la hierba.

 

Es como la ense–anza de Cristo, de que nosotros somos la sal, y la luz de la tierra.  Nada de esto era nuevo, sino que eran doctrinas b‡sicas que aparecieron en los primeros libros de la Biblia.

 

8) Asimismo el remanente de Jacob ser‡ entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el le—n entre las bestias de la selva, como el cachorro del le—n entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape.

 

Esto no est‡ diciendo que seremos violentos como la bestia, sino que, quiere decir que seremos, fuertes, con una sabidur’a que nadie podr‡ resistir.

 

Como Cristo dijoÉ

 

Lucas 21:14-15 Proponed en vuestros corazones no pensar antes

c—mo habŽis de responder en vuestra defensa;  porque yo os darŽ palabra y sabidur’a, la cual no podr‡n resistir ni contradecir todos los que se opongan.

 

Y tambiŽn tenemos armas, poderos’simas, que no son carnales.

 

2 Corintios 10:3-5   Pues aunque andamos en la carne, no

militamos segśn la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucci—n de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

 

Y los que han vendido a nuestra clase de la apologŽtica, han visto c—mo podemos desmantelar, y hasta aplastar la

cosmovisi—n de los incrŽdulos.  Dios no nos ha llamado a la derrota, sino a la victoria.

 

9) Tu mano se alzar‡ sobre tus enemigos, y todos tus adversarios ser‡n destruidos.

 

Esto tampoco est‡ llamando nos a la violencia.  Pero cuando la influencia de la fe es grande, en la cultura, hasta los gobiernos van a honrar la palabra de Dios.

 

Y estos gobiernos no van a permitir que los enemigos de la iglesia de Cristo sean prosperados.  Esto tambiŽn vimos en Isa’as.

 

Isa’as 49:23   Reyes ser‡n tus ayos, y sus reinas tus

nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorar‡n, y lamer‡n el polvo de tus pies; y conocer‡s que yo soy Jehov‡, que no se avergonzar‡n los que esperan en m’.

 

10) Acontecer‡ en aquel d’a, dice Jehov‡, que harŽ matar tus caballos de en medio de ti, y harŽ destruir tus carros.

 

Ahora, despuŽs de tantos anuncios de la bendici—n, viene los tiempos duros, Ŕpero por quŽ?

 

Y ahora podemos ver la respuesta.  El pueblo, estaba confiando mucho en sus armas f’sicas, y esto siempre hizo mas dŽbil su fe en Dios.

 

Salmos 20:7    Estos conf’an en carros, y aquŽllos en

caballos; Mas nosotros del nombre de Jehov‡ nuestro Dios tendremos memoria.

 

Es f‡cil para el pueblo de Dios, cuando se empieza a crecer y tener influencia, es f‡cil confiar en otras cosas.

 

Algunos conf’an en su fama, en su dinero, en el tama–o de su congregaci—n.  Y todo esto puede convertir se en diferentes formas de idolatr’a.

 

Y en tu proceso de santificaci—n, hermano, Dios va a quitar todo esto, si sea necesario.  Los caballos, los negocios, el dinero no es malo en si.

 

Pero cualquier cosa que tome el lugar de Dios en tu coraz—n, en tus pasiones y en tus deseos mas fueres, puede intentar tomar el lugar de Dios en tu vida.

 

Y en muchos casos esto es la respuesta a la pregunta ŇŔSi Dios me ama, porque los tiempos duros

11) HarŽ tambiŽn destruir las ciudades de tu tierra, y arruinarŽ todas tus fortalezas.

 

El pueblo tenia ciudades fortalecidas, en que se confiaba mas que se confiaba en su Dios.

 

Hermanos, tu santificaci—n es muy importante para Dios.  Y si tu tienes ‡reas, de tu vida, obsesiones que poco a poco tomen el lugar principal de tu coraz—n, es razonable que Dios viene, aplastando todo esto.

 

Y posiblemente tu vas a responder preguntando, ŇŔporque tantos tiempos duros  Pero siempre hay razones.

 

Nada pasa por accidente.

 

Romanos 8:28   Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las

cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su prop—sito son llamados.

 

A veces, para convertir te en vencedor, y mas que vencedor, tienes que pasar por estos tiempos duros, para avanzar te en tu santificaron, y sacar la escoria de tu persona.

 

12) Asimismo destruirŽ de tu mano las hechicer’as, y no se hallar‡n en ti agoreros.

 

Esto es ojala mas obvio.  Pero es algo que pasa en nuestra comunidad.  Los hechiceros son una gran invitaci—n a los tempos duros.

 

Si tu estas aun involucrado en la astrolog’a u otra forma de practica negra, quiero orar para ti, porque Dios no puede bendecirte plenamente cuando esto est‡ en tu vida.  ŔAmen?

 

Lev’tico 20:27 Y el hombre o la mujer que evocare esp’ritus

de muertos o se entregare a la adivinaci—n, ha de morir; ser‡n apedreados; su sangre ser‡ sobre ellos.

 

A veces los tiempos duros vienen a nuestras vidas porque los hemos buscado, de una forma u otra.

 

13) Y harŽ destruir tus esculturas y tus im‡genes de en medio de ti, y nunca m‡s te inclinar‡s a la obra de tus manos.

 

Esto es otro que ojala es obvio, pero es otra plaga que aun existe en nuestra cultura. 

Y esto es un buen texto para llevar a tu familiares o tus amigos si aun tienen im‡genes a quienes se inclinan.

 

Te puedes ense–ar que practicando todo esto, no es ninguna sorpresa, que vivan, constantemente en medio de los tiempos duros.

 

14) ArrancarŽ tus im‡genes de Asera de en medio de ti, y destruirŽ tus ciudades;

 

Diles que si quieren caminar en la paz de Cristo, es tiempo de limpiar sus casas, sus vidas de todas estas remanentes de la oscuridad.

 

Deuteronomio 7:25-26 Las esculturas de sus dioses

quemar‡s en el fuego; no codiciar‡s plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominaci—n a Jehov‡ tu Dios; y no traer‡s cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecer‡s y la abominar‡s, porque es anatema.

 

Y esto te puedes aplicar a todos los objetos sucios de este mundo, que desean un lugar en tu coraz—n, un lugar de competencia con tu Dios infinito.

 

15) y con ira y con furor harŽ venganza en las naciones que no obedecieron.

 

Hermano, si Dios te ha llamado a su santa familia, da gracia que has escapado de la ira venidera.

 

------------------------- Conclusi—n -----------------------

 

Los tiempos duros pueden venir a las vidas de los que son los amados de Dios.  Pero no vienen por accidente, sino que vienen con el poder de refinar y de purificar.

 

Y lastimosamente, hemos visto que a veces podemos buscar estos tiempos dif’ciles, no caminando fielmente en pacto con Dios.  pausa La Santa Cena viene ya en dos d’as, y si tu quieres reconciliarte con tu Dios, y limpiar tu vida de las competencias que han entrado, puedes pasar en unos momentos y oraremos contigo.

Vamos a Orar